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Pirenaica 12-Refugio Pombie-Refugio Arremoulit

Para esta etapa me preparé psicológicamente. Algo que no suelo hacer ya que, habitualmente, me mando sin más. Quizás me sobró tiempo en la previa logística como para preocuparme. El tema es el Paso de Orteig, un paso aéreo de unos 100 metros de largo a una altitud considerable sobre el precipicio.

El paso de Orteig es una cornisa angosta que abrió el montañista y cazador apellidado Orteig en 1883. Actualmente está equipado con un cable para sostenernos, pero su angostura contra la pared vertical, me hacía temer por nuestra seguridad debido a las mochilas cargadas que solemos llevar y que entorpecerían el margen de movimiento giratorio.

Salimos del refugio de Pombie. El tiempo estaba nublado, húmedo y frío.

El primer tramo es un descenso suave y agradable por bosque hasta una enorme campa donde se encuentran las cabañas dispersas del Caillou de Soques. Allí cruzaremos una carretera ancha, la D 934 que, desde el Portalet se interna en Francia.

La agradable bajada sigue el curso del arroyo Pombie que cruzamos un par de veces. Se camina por una u otra margen según vaya el sendero. Pasamos la cabaña Pucheoux y cruzamos el arroyo girando a la izquierda. Y una vez más, por una pasarela, cruzamos el río y caminamos por un placentero bosque de hayas. Precioso.

Finalmente tendremos que atravesar el río Brousset y subir hasta las cabañas de Soques que se dispersan desde un parking cerca de la carretera. Hasta aquí, hemos hecho 5 km y descendido 675 metros desde el refugio. Este primer panorama de esta etapa de trekking en Pirineos contrasta drásticamente con lo que nos espera.

Cruzamos la carretera y localizamos, unos metros hacia el norte, el sendero que sube por la ladera de enfrente. De entrada lo vemos, lo perfilamos con la mirada, y nos damos cuenta que no es joda. Es trepar y trepar por una dura pendiente.

El arroyo Arrious discurre por nuestra izquierda. Lo cruzaremos más adelante. Primero vamos por un bosque y luego dejamos el bosque para subir por prados donde pastan animales.

Debajo de una roca gigante veremos que aparece la cabaña La quèbe d’Arroius. Le hacemos una visita como de costumbre y aprovechamos a reponer energías.

La subida que retomamos hace zig-zags y caracoles intentando suavizar el esfuerzo de los pasos. Hay varios neveros por delante pero no nos presentan inconveniente.

A través de un falso llano avanzamos paulatinamente a un falso collado ya que, para alcanzar Arrious, a 2259 mestros, todavía falta un esfuerzo más.

Las vistas se disfrutan. Son cada vez más espectaculares. Cercado por cimas imponente de más de 2700 metros de altitud y de evidente origen glaciar, las aguas azul profundo del lago Artouste son como un ojo luminoso custodiando el valle.

Desde el collado seguimos el sendero en descenso durante algunos metros y llegamos a la temible intersección: el Passage o Paso de Orteig. La hora de enfrentarlo se ha cumplido. La suerte está echada. Allá vamos, Animal!

Desde el mismo collado d’Arrious y sin franquearlo, giramos a la derecha (sureste) y nos dirigimos hacia el picacho (Pic du Lac d’Arrious) que destaca delante de nosotros. En su falda oeste hay un precioso lago en deshielo, el Lac d’Arrious.

La senda se dirige hacia la enorme pared norte del pico. Allí, aunque parezca que no va a estar, súbitamente aparece: el pasaje de Orteig. Abierto, excavado en la pared de la montaña, en 1883 por este montañista legendario Jacques Orteig.

Lo tomamos con precaución. Yo, más preparada piscológicamente, lo paso ateniéndome a la circunstancias previstas y con seguridad y confianza, mientras que, mi compañero de ruta, que no tiene miedo a nada, jamás, se da cuenta de que el paso representa un verdadero desafío a la ley de la gravedad, a nuestro equipamiento rústico y a nuestros pasos a menudo torpes.

Si nos atrevemos un segundo a las vistas, éstas son espeluznantes y hermosas. La adrenalina y la respiración agitada nos corretean por la médula y nos sostienen en vilo casi en el aire. Es temerario y siento una felicidad inmensa. Es algo superior a mí, pero puedo aferrarme a ello sin dudar. Sin trastabillar y sin miedo. Ser un miembro más de esa exageración de altura y vacío que constituye la pared de piedra de una montaña. Viendo a nuestro mundo con el corazón latiendo alto sobre un halo de nube. Me encanta. Soy adicta a esa sensación.

Cruzamos.
Lo demás deviene sencillo. Aún con la emoción en la piel, subimos y bajamos con algún nevero en el camino. Desde una colina, alcanzamos a ver, junto a su lago encantador el refugio de Arrémoulit.

Antes de bajar de hecho hacia él, pasamos un rato contemplando el majestuoso circo de cadenas que nos rodea. Los picos de Arriel, el Balaïtous, el Palas. Empieza a nevar. El espectáculo del que somos protagonistas es sencillamente soberbio y magistral.

Pirenaica 11-Candanchú-Refugio Pombie

Luego de un receso laboral, continuamos este caminar en Pirineos por la llamada Alta Ruta o Haute Randonnée Pyrénéenne. Si bien habíamos dejado en Arlet, del lado francés, por comodidad desde el punto de origen, vamos a encarar en dirección collado de Peyreget desde el lado español subiendo por Escalar y Moines.

Para retomar nos acercamos en vehículo (bus, blablacar y a dedo) hasta la estación de ski de Candanchú vía Jaca. Llegar hasta allí, desde Errigoiti, combinando transportes nos demora casi el día completo.

Sobre la caída de la tarde, desde Candanchú, caminamos por la carretera hasta la siguiente estación de ski, Astún. Pasando el hotel y debajo del cable de las telesillas, localizamos la huella para iniciar la subida al Ibón de las Truchas. Oscurece pronto y acampamos sobre una colina en una campa muy hermosa.

A la mañana siguiente, con los primeros resplandores del alba iniciamos la travesía. Seguimos un corto tramo el sendero inicial y nos desviamos hacia la derecha por otro que nos indica: Escalar.

Desde el İbon, en cuya orilla nos detenemos a contemplar un momento el paisaje, comenzamos a trepar el barranco de Escalar. Lo rodeamos por la derecha y subimos. Las vistas del ojo de agua que se empequeñece a medida que ascendemos, dan respiro a la sostenida pendiente.

Seguimos en ascenso hasta llegar al Collado des Moines o Puerto de Jaca a 2119 metros. En breve nos encontramos con un cartel que nos indica nuestro ingreso al Parc National des Pyrénées.

Las presencia del Midi d’Ossau, quien nos acompañará imponente durante un par de días, es impresionante. Todas las aristas y muros del coloso en contraste con el valle salpicado de lagos, nos impactan a cada paso.

Pasamos junto al lago Castérau dejándolo a la izquierda y bajamos hasta la Cabane de la Hosse, junto al torrente de Bious. Como me fascinan estas cabañas y refugios abiertos del Pirineo con su calor acogedor de hogar dulce hogar, nos acercamos a visitarla.

Cruzamos el Bious por un puente y vamos hasta la Cabane de Cap de Pount que también visitamos. Como hay una cocina con gas, aprovechamos a calentar agua para el mate. Junto a la cabaña arranca un sendero hacia el este por el que comenzamos a ascender.

Tenemos por delante una trepada larga y empinada hasta el Collado de Peyreget. Hay mucha roca y también algunos neveros. Nos orientamos siguiendo las pircas.

Estamos entre dos macizos emblemáticos, el Ossau, como un faro a nuestra izquierda y el Peyreget a la derecha. Antes de llegar al Collado de Peyreget, a 2300 metros, avanzamos por una campa con hierbas en falso llano.

Desde allí sólo resta la bajada al refugio de Pombie por un camino zigzagueante entre las rocas. A nuestra derecha quedará un precioso lago helado y, luego de despedirnos de su reflejo, comenzaremos a ver más abajo aún, nuestro destino de este día.

El bonito chalet de Pombie, guardado en temporada, mantiene un sector abierto y gratuito con cocina con mesada, mesas, bancas y un dormitorio con unas diez literas durante el otoño-invierno. Completamos esta etapa a fines de octubre y pasamos la noche allí.

El Camino del Cid-de Vivar del Cid (Burgos) a Valencia

Arranqué este camino desde Bilbao donde vivo. La ruta comienza en Vivar del Cid, antes de llegar a Burgos.
Yo hice un par de paradas antes de llegar allí. Desde Bercedo fui hacia el camping de Trespaderne, junto al río Nela y luego de dormir allí arranqué a Vivar. No es parte del camino del Cid, así que fui más o menos por las rutas que seguí en Google Maps.

Día 1-Vivar del Cid-Burgos

En Vivar del Cid estuve en todo los puntos emblemáticos de la pequeña villa. La Legua 0 donde se inicia oficialmente el camino, la estatua en la fuente, el Molino del Cid en cuyo centro alberga una especie de sala de museo muy interesante. Allí hay una espada réplica de la Tizona, la espada del Cid, que ciñó espada como bien repite varias veces el romance. Del antiguo molino salió un señor muy simpático y por demás de amable llamado Javier. Él me dio mi Salvoconducto con el sello de la Legua 0 e insistió en que debía hacerme varias fotos para documentar el legendario momento. Fue agradable y divertido. Javier me mostró varios documentos originales que hay ahí enmarcados, de puño y letra firmados por el Cid y su esposa cónyuge y resaltó en señalarme que siempre firmaba en nombre de los dos, algo que al parecer era inconcebible en la Edad Media. Desde Vivar del Cid fui a Burgos por la carretera Nacional, que no está muy bien pedalear porque hay mucho tráfico y los burgaleses son bastante estresados para conducir. Lo mismo al entrar a la ciudad, un quilombo. Era día de semana, y serían las 5 o 6 de la tarde, quizás era hora pico… no lo sé. Me costó llegar al camping.

Día 2-Burgos-Covarrubias

Buena ruta. Lo primero que hice al asalir de Burgos fue enfilar oir Cardeñajimeno hacia el Monasterio San Pedro Cardeña que es donde el Cid dejó a su esposa Jimena y a sus hijas Sol y Elvira, seudónimos de Cristina y María. Después me fui por Carcedo de Burgos a Modubar de San Cibrián y a Los Ausines. Todos los pueblos son encantadores. Paro en todos, a ver sus calles adoquinadas y las casas de piedra. La fuente en la plaza, y las iglesias con sus torres. Todo conservando el estilo medieval. Muros originales, antiguas construcciones, renovadas algunas pero manteniendo todo el estilo de la postal. Infinidad de rosales florecidos con rosas que perfuman el aire de colores. La rutas, tranquilísimas. Caminos rurales, asfaltados y en buen estado. En algunas anda algo de gente pero muy poca. En Revilla del Campo está la Fuente de la Salud donde es imprescindible beber y remojarse un poco por todos lados para mantener el buene estado físico. Y apenas saliendo de la aldea, hay un camino que lleva a las nacientes del río Ausines que fue donde el Cid acampó con todos sus seguidores ya que nadie le quería dar posada bajo amaneza del rey. A continuación pasé a los poblados de los Lara, Paúles de Lara, Campolara, Membrillas de Lara. Finalmente Hortigüela y por una carretera general pero muchísimo más tranquila que la que entra a Burgos, llegué al camping de Covarrubias con su piscina habilitada ideal para el chapuzón. Los chicos de este camping de Covarrubias son lo más. Muy amable todo el plantel, como costaba agarrar el wifi hasta me ofrecieron sus datos ilimitados. No acepté, pude con los míos. También me prestaron la gorra para entrar en la piscina ya que al parecer en España es obligatorio y yo no llevo gorra de nadar, pero ya estuve pensando para la próxima vez, me las ingeniaré con el calzón rojo que está tan estirado que podré hacerme una gorra de nadar con moño.

Día 3-Covarrubias-Quintanarraya

Este día me quedé en Quintanarraya porque sabía que allí existe una Casa del Peregrino. Buenísima decisión quedarse allí. La casa es muy cómoda y acogedora. El cuarto tiene cinco camas indivuales y un colchón, pero es un espacio amplio, y de juntarse más gente hasta podrían dormir en el suelo. El baño está impecable, hay agua caliente, dos mesas y algo de vajilla. Se pide un donativo de cinco euros. A cargo suele estar el dueño del Bar, sin embargo cuando llegué no estaba. El Bar, cerrado. Pregunté me indicaron que buscara a Gerasio. Encontré la casa de Gerasio y su esposa Manoli y ellos, muy lindos, solícitos, me dieron la llave de la casa. En Quintanarraya casi no hay señal móvil. Durante la pedaleada pasé por Santibañez del Val y Santo Domingo de Silos que me sorprendió por su muralla apenas entrar a la ciudad. Luego hay un monasterio monumental. La plaza central, elevada entre muraos de piedra, con una fuente, árboles, y coronada por edificios e iglesia de corte medieval. Saliendo de Santo Domingo me fui por el La Yecla, un parque natural muy lindo. Entre montañas, olor a pinos, y un desfiladero. El camino sube, obviamente, pero es sabroso pedalear y respirar ese aire perfumado y puro. Subí a Peñacoba y a Mamolar y luego fui a Quintanarraya.

Día 4-Quintanarraya-Berlanga de Duero

Fue un largo camino ya que, la etapa anterior no terminaba en Quintanarraya sino en Langa de Duero. Pero avancé. En la mañana pasé por los poblados de Hinojar del Rey de donde salen dos caminos que en principio son de piedra, sin asfaltar; sin embargo, el de la izquierda, luego de un repecho por piedrecitas grises, está más firme. Una especie de precario asfaltado pero se pedalea bien. En Langa de Duero, ya en tierras de Soria, paré a hacer una breve visita adonde se encuentra la enorme prensa vitivinícola. Luego, frente a la casa Constitucional observé el enorme nido de cigüeña. Langa de Duero es una ciudad regularmente grande. Más grande que las que venía pasando, con más movimiento de gente y coches. Desde Langa de Duero, toda zona de viñedos, llegué a San Esteban de Gormaz. Una ciudad más o menos grande también, con varias iglesias antiguas y un castillo. Allí, desde el puente sobre el río Duero, puente romano, de piedra, se encaramado en la colino un barrio de casas vacías. Parece una maqueta. Luego le metí pata y pasé por Burgo de Osma pero a mil. Quería llegar a Berlanga donde hay albergue y camping. En buenahora. Dormí en el albergue porque el cuarto está muy bien y acepté la cena que prepara la esposa senegalesa de Andrés, el encargado del camping y albergue municipal. Una cena que me vino al pelete ya que fue lo primero consistente que comí en estos días durante los que venía acabando con todas las pastas, sopas, y comida disecada que había quedado de los viajes del año pasado. La cena, económica, suculenta y muy sabrosa. Ellos muy simpáticos e interesantes.

Día 5-Berlanga de Duero-Medinaceli

Como llegué haciendo etapa y media el día anterior no había visitado la ciudadela así que este día, en el albergue, me levanté y me fui caminando, menos de dos kilómetros a visitar el casco medieval. Anduve por callejuelas y arcos y regresé al albergue. El camino hasta Medinaceli pasé por La Riba del Escalote donde había una invasión de golondrinas y peces de colores en la fuente. Luego hubo más golondrinas en
todos los pueblos. En Medinaceli dormí en el hotel Bavieca, un lujo a excelente precio y con una atención impagable. Hay una panadería con repostería muy bien elaborada. Caminar por Medinaceli es todo un placer y un viaje al pasado. La parte del Casco Antiguo es toda de piedra, con montones de parras que brotan desde un hueco junto a cada casona. Plazas de piedra también y arbolado. Abajo de la ciudadela, está el poblado más comercial. No es muy grande y está por la misma carretera, pero algunos kilómetros abajo. Quedarse en la parte antigua es altamente recomendable. Bello.

Día 6-Medinaceli-Molina de Aragón

Terminado el Camino del Destierro e iniciando el conjunto de etapas que se da en llamar Las Tres Taifas. Cambia la fisonomía de los edificios y el color de la piedra. Las montañas y sierras se vuelven más rojizas y las construcciones más mudejar. Se hace notar en pórticos, ventanas, y molduras, el sello árabe. Entré en Layna donde descansé junto a la fuente y tomé la carretera general para pasar por Maranchón, grande también y bastante peculiar. Distinto a lo visto hasta ahora. Colores diferentes, diferente disposición de las calles y casas. No todo es piedra y es más moderno aunque o digamos mejor, que ya no es medieval pero virreynal. Lo mismo en Molina de Aragón donde las construcciones del CAsco Histórico son en su mayoría del siglo XVI o XVII, salvo la judería y los edificios moros sobre la colina que son de la época del dominio árabe. Todo de piedra rojiza. Molina de Aragón es una ciudad un poco más movida. Aproveché a ir al supermercado a comprar algunas vituallas ya que me venía quedando sin sopas, ni galletitas ni nada. Me quedé en el Hotel San Francisco, buen precio con desayuno incluido, en la plaza de San Francisco.

Día 7-Molina de Aragón-Orea

Un paisaje espectacular todo el camino. Subir u cruzar collados. Bajar un poco y volver a subir más. Estoy transitando la ruta del Alto Tajo, paraje y reserva natural. Montañas, pinos, aire de las alturas y sobre el final el río que corre cerca de mi ruta. Entré en Terzaga y descansé junto a su fuente. Dicen que el camino es rompepiernas pero si uno lo toma con calam se sube mansamente y yo llegué entera.
Pasé por las salinas, por Pinilla de Molina, vi Chequilla desde abajo, tan coqueta sobre una ladera entre piedras enormes de un color marrón cobrizo muy raro y pasé por Checa donde volví a hacer un descanso. Una subida más y hasta Orea. Ahí paré otro poco porque quería llegar a domir al camping que está a seis kilómetros del poblado de Orea y hacia arriba otra vez. El camping está en un bosque de pinos. No hay señal de nada. Estoy inmersa en la naturaleza. Cerca hay un refugio de montaña.

Día 8-de Orea a Albarracín

Levanté campamento del bosque y la ruta de hoy, con un poco de lluvia y amenaza de tormentas va pasando pueblos de montaña. Pueblos encaramados en las laderas. Más frescos que lo visto anteriormente. Uno de los primeros es Orihuela del Tremedal. Es hermoso. Piedra sobre piedra. Las casas más encimadas una con la otra. Las calles más angostas. Aprovechando al máximo cualquier lasitud de las laderas. Llovía cuando pasé por allí. Seguí a Bronchales y Noguera de Albarracín. Es un día de pedaleada en el que hay que sortear varios pasos de montaña. El camino es tranquilo. Sin muchos vehículos. Casi nada. Y rodeado de mucha vegetación. Las bajadas son precipitosas. Pasé Tramacastilla y Torres de Albarracín y la entrada en Albarracín es de lo más alucinante. Va la pared de la montaña color naranja sobre nuestra izquierda. La ruta serpenteando. Angosta. Y a la derecha corre un río de aguas claras sobre piedras y con las márgenes tapizadas de helechos y flores. Es un espectáculo. Lo mismo Albarracín. Llegar y ver la ciudad arriba d ela colina. Con todas su construcciones naranjas, terracotas, rojas. Llovió de a ratos. De a ratos salió el sol. Y se levantó un viento terrible. Se volaba todo. Acampé en el camping municipal de Albarracín y salí a caminar por el pueblo con otra cicloviajera llamada también María.

Día 9-Albarracín a Teruel

Saliendo de Albarracín, repecho y con lluvia. Otra vez hay que remontar y sortear algún paso, pero es un camino alucinante a pesar de los repechos, la lluvias, los collados. Se transita bordeando el pinar de Rodeno y es algo maravilloso, por mí nunca visto antes. Entre enormes moles de piedra. Enormes, gigantes rocas, brotan esos pinares tan bellos. Deja sin palabras, además del sin aliento del camino. Es hermoso. Obliga a parar a varias veces, a detenerse a grabar en la memoria ese paisaje único, respirar. Y luego la bajada, precipitadamente. Después de pasar Gea de Albarracín y el poblado de Caudé tomá la Vía Verde Ojos Negros que en esta parte está bastante fea. Llena de desniveles, irregularidades, mal señalizada, sucia, abandona, con aguas estancadas que huelen mal y yuyales. Vale la pena llegando a Teruel la parte que pasa por los campos de lavanda. Por allí, si alguien no me dice que tengo que abandonar la Vía para salir a Teruel quién sabe hasta cuándo seguía. No hay buena señalización en absoluto. Salí a las autopistas, con lluvia, horrible llegar a Teruel, buscar el hotel, ni con GPS. Luego de alojarme salí a caminar y me volví aperder andando en la ciudad, con GPS y todo. Muy rebuscado todo. No le tomé el gusto a Teruel. Me cansé de buscar el camino. Después de una mañana tan bella a pesar de la lluvia. De tanto pino.

Día 10: Teruel a Barracas

Saliendo de Teruel busqué la vía Verde que supuestamente está por un parque llamadao Dinópolis pero no la encontré así que viajé todo por ruta. Tuve la intención de desviarme para ir a Montanejos adonde estaban otros cicloviajeros y donde hay unas aguas termales, pero no di con el desvío. Pasé por Sarrión, Abentosa. Llegue a Ventas del Aire que es donde hay cruces de caminos y no di con el que me llevaría a Montanejos así que seguí a Barracas. Un pueblo de una sola calle con vecinos muy simpáticos, sobre todo los niños. Hay un camping, pero no está señalizado y no sé si funciona, en lo que fue la estación Palancar. Por aquí va la vía Verde pero es toda de piedras aún, tierra, pozos. En Barracas me quedé en el hotel del pueblo. Muy bien. Barato y cómodo. Habitaciones grandes con gran baño y abajo un restaurante y mercado donde hay de todo. Mucho movimiento todo el tiempo de gente que pasa por la carretera y hace un alto en este punto del camino.

Día 11: Barracas a Altura (Navajas)

Todo el día por la Vía Verde Ojos Negros. Este tramo está bien. Menos la salida de Barracas que no existe nada de señalización. Imprescindible preguntar porque no hay ningún cartel que la señale. Sale cerca de la antigua estación de tren Barracas. Muy mal marcado. La vía verde en este caso es linda, el trazado cómodo. Un paseo. Pasa por algunos pueblos que merecen una parada como Caudiel y Jerica. Fui hasta Altura, pasando por antiguas estaciones. El camping de Altura estaba cerrado. La Vía Verde llega bien hasta Navajas, allí también hay un camping, así que regresé sobre mi rodada para alojarme en Navajas.

Día 12: Navajas/Altura a Valencia

La Vía Verde es un desastre. Llena de pozos, de tierra, sin marcar nada. Al llegar a Algimia de Alfara la vía verde se termina y nada indica para qué lado agarrar. Encontré las marcas del Camino del Cid peatonal, y con eso y el GPS salí por Torres Torres, pero de nada sirvió. Perdí todas las señales y fui por caminos rurales y carretera general hasta Sagunto y desde allí, por la ruta 315 hasta el centro de Valencia. El Camino del Cid, llamado en este tramo Las Tres Taifas -luego comenzaría la Conquista de Valencia- va por otros caminos pero yo no los encontré y llegué por acá y con lluvia. Luego de alojarme en una pensión salí a caminar entre cielo plomizo, sol y llovizna y un incipiente arco iris por los carrer valencianos. Camino del Cid concretado y, en general, superadas todas las expectativas y muy recomendable.

Video compilado con todas las etapas del Camino del Cid https://www.youtube.com/watch?v=Pr_2jHorIFk

Vivir viajando y que además, te paguen por hacerlo

A veces suena a quimera, pero que se puede vivir viajando, doy fe.

Durante algunas semanas estaré acompañando una Ruta didáctica por la Rioja y el País Vasco. Mi puesto en este equipo de excursionistas lo he conseguido por ser maestra, por saber inglés y sobre todo por tener cultura viajera.

Viajo con grupos de niños de 11 a 13 años, también algunos profesores y monitoras. Todos los gastos durante los viajes, todos, están pagos, y los servicios, hoteles, restaurantes, transportes, son de primera. Además, obtengo un buen salario, tengo contrato y seguro por si acaso, ya que, al poder compartir días enteros con chicos en estas edades no me privo de hacer con ellos carreras de medialunas o seguidillas de pino-puente. tal como le dicen a la vertical, puente. Clases de inglés pero también de murga. campeonatos de preguntas y respuestas, pero también de payana; el intercambio es mutuo, aprendo juegos y canciones de rondas y palmas, aprendo de los idiomas que hablan los estudiantes ya que hay valencianos, españoles, catalanes, pero también hay griegos, búlgaros, ingleses, árabes, rumanos.

Esta ruta, durante una semana, recorre Préjano donde visitamos una quesería artesanal, con consecuente degustación de quesos deliciosos. Fuimos a las aguas termales del río Cidakos, en Arnedillo y tras las huellas de los dinosaurios, llamadas icnitas en Enciso. Visitamos los viñedos y aprendimos muchísimo acerca de las cepas de la zona, y del ecosistema, de los animales que conviven con la viña y hacen posible la biodiversidad, luego recorrimos la bodega con consecuente cata de mosto y vino.

Visitamos los Monasterios de Yuso y Suso, pasamos por Logroño y, en el País Vasco, practicamos deportes rurales en Sopuerta. Recuperamos energías en la escuela de cocineros de Bilbao y para hacer la digestión de estas delicias, caminamos por el Casco Viejo; entramos al Guggenheim y reflexionamos acerca de la cuestión del tiempo, además de aprender un poco lo que significan las representaciones del arte moderno y el nombre de muchos artistas y sus obras. Estuvimos en Gernika conociendo su dolorosa historia y su digna realidad vasca. Visitamos los Museos, hablamos con la gente. debatimos debajo de un roble. Por Zumaia, fuimos  al Flysch,  una radiografía de la dramática historia de nuestro planeta, una caminata por el interior de la corteza terrestre, y por Zarautz, salimos a la playa; luego a Pasaia donde visitamos la construcción del ballenero San Juan que intenta rehacer una travesía tal como hace 500 años hacia Canadá, y después a Donostia y Eureka! el Museo interactivo de ciencias. Subimos al Monte Igeldo y bajamos a la Playa de la Concha hasta el Peine del Viento.

Mucho de  los lugares que visité esta semana con este grupo, ya los conocía, en algunos he estado varias veces, en otros, fue la primera vez. Vivir viajando siempre enriquece de alguna manera, aunque se repitan los escenarios, porque el panorama de la naturaleza alrededor nunca es estático, el entorno cambia según el clima, los vientos, las estaciones, las épocas y sus celebraciones o rituales. Y, más allá de este exterior, cambiante, suma el conocer personas que comparten en mayor o menor medida nuestro camino.

Picos de Europa, Macizo Central (2 a 3 días)

Los Picos de Europa están divididos en tres macizos: el macizo Occidental o Cornión, el macizo Central o de los Urrieles, y el macizo Oriental o de Ándara. Las mayores alturas se encuentran en el macizo de los Urrieles, el más agreste de los tres, pues catorce de sus cimas superan los 2600 m de altitud, con la Torre Cerredo de 2650 m​ como techo de estas montañas y tercer máximo de toda la península ibérica. Otra montaña que forma parte de este macizo es el Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu, emblemática en la historia del alpinismo.

Llegar hasta Picos desde Bilbao sin tener coche no es tarea sencilla. Hay salir rumbo a Santander, luego a Potes, luego a Espinama y allí tomar el funicular hasta Fuente Dé para iniciar las caminatas. Los transportes no son fluidos, hay que averiguar bien las conexiones, horarios, y saber si hay corrida ese día ya que, por ejemplo, de Potes a Espinama sólo funciona cuando hay clases.

Salí tempranísimo desde Bilbao a Santander, esperé una hora, hora y media el autobús a Potes, Potes y Espinama y toda esa zona es muy linda para andar, recorrer; son Pueblos de montaña, con mucho encanto.

Llegué después de mediodía a Espinama y me largué a caminar con al esperanza de llegar sólo a Cabaña Verónica, un duomo de metal, construido con la carcaza de un avión y que sirve para pernoctar, pero cuando llegué hasta allí era muy temprano así que continué mi camino.

Bajé Horcados Rojos, con cable, y sumo cuidado, mientras una pareja de franceses, cuyo masculino me aconsejaba no agarrarme del cable sino usarlo como guía, desbarrancó como 10 metros hacia abajo y no pudo seguir andando, debió ser rescatado por un helicóptero. Yo con mi armatoste mochila colorada segui agarrandome del cable, bajé y caminé a Urriellu. Avisé en el Refugio que iba acampar fuera. Fueron muy amables y no había ningún problema para acampar allá.

Ya era la tardecita, caían las sombras de la noche. Fue hermoso. Preparé mi comida con el calentador, mates. Y pasé una noche estupenda. El amanecer fue inmejorable.

Al día siguiente retome el rumbo haciendo un rodeo para ascender ala cumbre de  Luego bajé a Bulnes, otro pueblo de cuentos, hermosos, instalado en un rincón mágico de la montaña; y bajé a Poncebos. La bajada esta es fatal.

Quería dormir en Poncebos, pero por allí no hay prácticamente donde quedarse fuera de temporada. Hay dos hoteles con muy mala onda y cerrados fuera de temporada. Mejor es quedarse en Bulnes, aunque no pregunté pero tiene pinta de ser bastante exclusivo. Yo hice dedo y me fui hasta Arena de Cabrales, dormí en una pensión, de paso visité este pueblo, y al día siguiente retomé la caminata para hacer el circuito turístico y muy visitado del la Garganta del Cares. Justo encontré caminantes de Bilbao que habían ido en coche, así que me vino super para regresar con ellos a casa.