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La casa con ruedas (México-Argentina en auto ) Ecuador

Ibarra-ECUADOR!! 24 de enero de 2010

RReQueteBien TODO. Estoy en Ecuador. Como estaba ilegal en Colombia me hice la boluda y no paré. No me detuve. Miraba la nada y seguí y seguí hasta que vi un cartel que decía BIENVENIDOS A ECUADOR. JOYA!!!

Del lado de Ecuador, yo en el autito, día tranquilo domingo y la poli me dijo pase… pase… pero yo le dije que necesitaba un permiso de aduana para entrar el coche, entonces me indicó dónde era la oficina. Primero fui a la de migraciones, me sellaron entrada a Ecuador, me preguntó el oficial si ya había sellado salida de Colombia, sí, le dije con una sonrisita; entre tantos sellos raros en el pasaporte no se tomó la molestia de buscarlo, ni le incumbre, total ya estábamos en Ecuador y de Colombia ya salí hace raaato, antes de ir Venezuela. Ahora estoy, oficialmente, en Ecuador y sigo estando en Venezuela y todos esos días que estuve en Pamplona, San Gil, Valle de Leyva, Manizales, Popayán, no sé cómo, pero no estaba en Colombia -según consta en actas- aunque dichas ciudades queden en Colombia. Es todo muy cuántico, la física de las infinitas posibilidades.

Aconsejo, a cruzar fronteras y transitar rutas que se dirigen hacia las fronteras los domingos. Yo no pensaba llegar hasta Ecuador hoy, me habían dicho que ponía más de 5 horas hasta Pasto, que es aún Colombia, más dos horas más hasta la frontera, más después llegar a una ciudad de Ecuador, dos horas más a Ibarra. Hoy, pienso que por ser domingo, me llevó mucho menos. Solamente hubo un lugar en la ruta con cola de camiones, el resto ma garuó finito.

En la aduana de Ecuador estaba esperando a los jefes que se habían ido a comer, mientras me degusté unos mates. Como después de los mates seguían comiendo tranquilamente, fui a buscarlos. Me disculpé. Fueron geniales. Hasta nos hicimos amigos. Duval y Carlos, dos tipos muy gauchitos, nada de escalafón, sencillos. Charlamos, me pasé un rato tomando mates con ellos, hablando de otro argentino que se dejó ahí olvidado el pasaporte, así que anoté los datos por si lo encuentro en el camino y el celular de Duval para que en todo caso se lo envíe por paqutería. Gente que me cayó re piola la verdad.

Estoy feliz. Un suspiro salir de Colombia, no porque sea feo, tiene mucho para ver, disfrutar, apreciar y aprender, pero uno se siente amenazado con tanta presencia militar camuflada o semi camuflada en todas partes, o será que una tiene cola de paja, vio? Y estrella roja. Encima andaba sin papeles.

Esta mañana saliendo de Popayán me pararon una sola vez, me pidieron los papeles, le di la mescolanza que cargo desde antes, desde Cartagena, y el tipo estaba re dormido, me dijo en joda, argentinaaa boludaaa, así que desde ahí, en todos los retenes yo no percibí ninguna seña de «deténgase», iba como una boludaaa mirando la nadaaa.

Otro dato a tener en cuenta es que la gasolina -acá hay extra y súper- y la súper cuesta 2.10 dólar el galón, o sea que es mucho más barata que en Colombia que costaba 9000 pesos, 4.5 dólar el galón, digamos que la mitad, no? De este lado pagué un peaje, 1 dólar. Ahora voy a ver el tema morfi, que en todo el día estuve a mate, galletitas venezolanas y mangostinos.

Las fotos que acompañan el presente relato son de ayer, de Popayán y algunas de la ruta de hoy. Aún no hago una salida fotográfica por Ibarra, pero acá estoy, libre como el viento, de brazos abiertos a los Andes, de corazón abierto al pueblo de Ecuador. Ya contaré más.

Otavalo, 25 de enero de 2010

Otavalo. La Plaza de los Ponchos. Los mercados. Los hombres de pelo largo, no porque sean hippies sino porque asì lo llevan desde hace mucho màs que quinientos años. Azabaches melenas lacias, ojos de mirada profunda, inquisidora o intuitiva, esas miradas que saben màs allà de lo que simplemente se ve. Me gusta esta gente. Las mujeres vestidas de falda larga, faldas dobles, claras por debajo, oscuras por arriba. Un hombro cubiero de un paño tejido, o un poncho. Elegantes. Los hombres, los sombreros de franela, muchos usan una trenza larga y delgada. Todos calazan una especie de sandalia semi abierta o semi cerrada que parece ser comodìsima y todos son amables y lindos.

Las montañas rodean la ciudad y la bruma baja con la tarde.

Otavalo està a pocos kilòmetros de Ibarra donde dormì anoche. Allà hablè bastante con Hugo, el chico del hotel. Tomamos mates. Comimos bandeja paisa, arroz, frijoles, plàtano frito, ensalada, huevo frito, carne de chivo, aguacate, todo junto. Abundante. Hoy comì tamales en la calle. Riquìsimos. Baratos tambièn. Un tamal cuesta 35 centavos de dòlar. Facturas, 20 centavos de dòlar. Ecuador es barato. Las artesanìas del mercado son preciosas todas y accesibles. Hay mucho tejido de alpaca, tan suave… La gente aparece tranquila, muy afable, simpática, agradable y hay turismo, pero no parecen alterados por eso, ni cargosos, ni careros, hasta ahora la vida en Ecuador es maravillosa. Veremos què pasa en la capital. Necesito ir a Quito, aunque no me guste detenerme en las grandes urbes, esta vez, Quito, me detengo. Tengo que visitar a Rafael.

En Otavalo paro en un hostal que cuesta 5 dòlares. Tengo cocina arriba, al lado de la terraza, para calentar el agua, està bueno. Hay otros viajeros. Nos vamos cruzando. El otro dìa, en Popayàn encontrè a dos chicos de Australia con los que habìa estado en la hosterìa Wunderbar de Puerto Lindo. Compañeros del camino. Porque nos seguimos moviendo nos seguimos encontrando, y es una experiencia rica, divertida, muy agradable. Feliz.

Quito, 26 de enero de 2010

Nadie deberìa morirse sin conocer Quito y, si alguien en sus cabales y con posibilidades de viajar a Quito no lo hace, entonces deberìa considerarse un pecado. Tanta magnificencia. Estoy soprendida. Me paro en las esquinas, me apoyo en un poste o en una fachada a ver la vereda de enfrente, la cuadra en diagonal, giro sobre mi eje, la otra cuadra, no puedo dejar de fotografiar 360 grados. Anonadad.

Estoy en la mitad del mundo. Hoy traspuse el paralelo 0 e ingresè al hemisferio meridional, ya podrè dejarme guiar por la cuz del sur.

Esta ciudad es bellìsima, al igual que en Caracas florecen los centros culturales, no se puede creer!!! En el Centro Cultural Metropolitano, GRATIS, una exposiciòn de Goya!!! GOYA!! Por otras salas una exposiciòn de fotos de los diferentes estados de Brasil que no recorrerè en este viaje, junto a ls fotos, la historia de los quilombos reductos de libertad. En el mismo centro cultural, al igual que los infocentros venezolanos, bibliotecas, internet gratis, salas de conferencias. La abundancia y gratuidad con que se puede acceder a la informaciòn, ahì està todo!

El entorno, el paquetito -como yo lo llamo- es precioso, pero ademàs està el contenido y està le GENTE. Esta GENTE, debe ser escrita con mayùscula. He entrado en diàlogo con un puñado de quiteños esta mañana, en la calle, hablamos y hay de que hablar. Gente buena y ademàs interesante, gente que sonrìe, gente conversadora.

Creo que mi relaciòn con Quito fue amor a primera vista.

Entrè a la ciudad, la ruta entre Otavalo y Quito tampoco tiene desperdicio. Buena ruta, peaje 1 dòlar, gasolina no he vuelto a cargar, todavìa no baja la agujita, rinde. Lleguè a la metrópoli, ya habìa estudiado el recorrido de entrada y todo bien a no ser por el trànsito embarullado del casco viejo, autos que se entrometen por todos los wines, policías de trànsito tratando de encarrilar la cosa y dos lìneas de trolebus que van de punta a punta sin contaminar el ambiente.

Al final la caguè porque me metì en un estacionamiento para buscar el hostal de a pie y al salir me mandè por unos tùneles y bueno fui a dar quièn sabe adònde, pero me reencontrè tras preguntar a un par de estas personas que se enganchaban a charlar conmigo y entonces paralizàbamos màs el tráfico que venìa atràs, por suerte no son jodidos, tienen paciencia. Pobres… ellos ahì y yo dàndole a la lengua ma sí pichi la mia nana era siciliana…

Estoy en la Posada Colonial, la autita adentro, ocupó el lugar de dos viajeros que venìan de Chile en una trooper que no arrancaba y echaba humo a rolete. En la Posada hay dos argentinos màs, mate que va, y el vidriero de enfrente, Gustavo, me va a tratar de conseguir yerba porque queda poca. En la Posada Colonial hay cocina para calentar el agua, mi habitaciòn es privada, enorme, con una ventana inmensa cubierta con una esterilla, adelante hay una sala comedor que da a otro ventanal bordeado de plantas, cuesta 6 dòlares. Recièn me comí un almuerzo completo por 1.50 dòlar, incluye sopa de arroz con carne, papa y choclo; pechuga de pollo con frijoles y ensalada y plàtano frito y un jugo natural de piña. Espectacular.

Anduve por el centro, quiero dedicar mañana a Guayasamin, sì Guayasamìn y la Capilla del Hombre!! No puedo creer estar viviendo todo esto este dìa con tremenda alegrìa. Faltò que saliera Rafael al balcòn, estuve en el Palacio de Gobierno, charlando con màs gente. Estuve en las iglesias que fueron construidas desde el año 1500 en adelante, destruidas por sucesivos terremotos y reconstruidas una y otra vez. La Compañìa de Jesùs, un espamo por el abuso, SIETE TONELADAS DE ORO fueron usadas en su decoraciòn. Estuve en los teatros, y en las plazas, y en las calles, y me gusta. Me gusta mucho Quito.

Quito, 27 de enero de 2010-Guayasamín a prueba de lágrimas

Cuando entré a la Capilla del Hombre y al primer paso me encontré con los rostros de América, automáticamente, sentí que algo se rompía debajo de la garganta. En un lugar del pecho que puedo precisar porque ahí está, pero con inexactitud podría explicar. Si me toco es por acá, pero es adentro, ahí algo se desencajó. Me quedé muda. y lloré.

Me detuve en cada obra, volví sobre ellas, intenté transportarme al alma de Oswaldo Guayasamín, tratar de llegar a entender la magnitud de su sentimiento de dolor, de su comprensión y su comunión con el dolor de los otros, que termina siendo el de uno mismo, para ser capaz de encontrar la verdad en los contrastes y las formas acuareladas.

Es una obra sublime. Un mensaje eterno. Una misión que concluye en cada uno de los que llegamos ante sus imágenes y quedamos encadenados a la ternura y con esa ternura seguimos caminando pero no somos los mismos, algo cambió ahí adentro y ahora hay algo más por hacer.

De pie ante esas obras que hablaban mientras yo me quedaba muda, pensé en Fernando García Curten, en Jorge López, en ellos, nacidos con almas parecidas a la de Oswaldo Guayasamín, dueños de un secreto que no pueden revelar en voz alta o con palabras concretas pero que nos traen a nuestras almas a través de su trazos, de sus pinceladas, de su locura, en su desesperación tienen algo que decir, pero que no es decir con una explicación, una secuencia de palabras ordenadas en su sano juicio sintáctico, porque también está en nosotros, los que vemos desde el otro lado, la tarea de descifrar ese enigma y entenderlo cabalmente. Dispersos en diferntes lugares físicos del planeta, hay algo que nos mantiene en un mismo lugar, el mensaje, la intención, la misión, cada uno tratando de de ser fiel a sí mismo y al universo, hebras tan delgadas, delgadísimas, invisbles y presentes.

Hoy es un día conmovedor.

Anoche llovió. Llovió desde la tarde, y yo, con esa ventana enorme mirando al Panecillo sacudirse el aguacero desde la loma. Tomando mates. Leyendo. Escribiendo.

Esta mañana temprano, después de los mates y de charlar con Jaime , dueño de la posada, hice un recorrido por sitios de interés histórico, por plazas, por la Alameda con su observatorio astronómico, el Parque del Ejido, por edificios que arquitectónicamente merecen una visita, no dejo de hablar con la gente, ni de comer, todo es tan rico y accesible y la GENTE!

Y como si fuera poco, sucede que no voy a pagar el hospedaje. Cuando llegué, antes de ayer, Jaime estaba apurado y no podía atenderme. Su esposa, médica, lo llamaba para decirle que fuera a recoger a Michael, el niño, en la escuela. Jaime me atendía a mí y a los viajeros que se iban. Yo le ofrecí que si querçia yo iba a la escuela a buscar a Jaime, y él, viendo mi buena disposición o que le inspiré confianza, me dejó ese rato a cargo del hostal miesntras iba a buscar a Michael. Ahora, cuando Jaime sale, yo me quedo a cargo de la Casa Colonial y de Michael que es divino. Esto hace que me dé alojamiento y comida gratos. Igual no es cara en la calle, pero estoy acá, como en mi casa. Y qué casa!

Hoy tomé el trolebús hasta Bellavista y de ahí a caminar, en subida, hasta la Capilla del Hombre. Como broche de oro, pararme debajo de las ramas del árbol acogedor de la vida del jardín de la casa del propio Guayasamín. Cerrar los ojos. El árbol habla, me habla, y yo, que sigo muda, lloro otra vez.

Tengo más fotos. No puedo subirlas, está lento. Tienen que verlo, tienen que verlo ustedes mismos; decirlo, contarles, las fotos, no es lo mismo, es ESTAR AHÍ. IMPRESIONANTE.

El cielo plomizo. Iré a mi casa en la posada Colonial, hay dos chicos argentinos, Pilar y Marco.

Guayasamín, Guayasamín, ay, ay, ay, ser capaz de pintar, qué poder, qué chiquitita soy en esta tardecita ecuatorial.

Baños, 28 de enero de 2010

Me tuve que pellizcar más de una vez y no, definitivamente no estoy soñando.

Estoy en Baños, Baños de Agua Santa, así se llama este lugar. Esta mañana di una vueltita de adiós y hasta pronto por Quito. Después de varios días en que lo cotidiano se me hizo familiar conviviendo con Jaime y Michael a quien cuidé durante unos días, cuesta más soltar amarras. Además, Qué lindo es Quito, qué lindos los quiteños, QUÉ BELLO ES ECUADOR!

En esta ciudad que fue evacuada varias veces por erupciones volcánicas, yo floto, giro sobre mis pies, sigo flotando, rodeada de volcanes que se pierden entre las nubes y las nubes que se mezclan y se funden con el humo, fumatta blanca, fumatta y fuga, cerros, cascadas que se vuelcan por los recovecos de la roca, se escucha el agua, se huele.

Como si fuera poco, no digo más, vean las fotos… cha cha chaaaaaaannnnnn…

No se puede creerrrrrrr Taragüííííííííííííí

Estoy en una posada preciosa, llena de plantas, tan cálida, tan acogedora y cuesta 5.50. Comparto dormitorio comunitario, todos hombres, unos chilenos re simpáticos que se van para Iquitos aunque no saben cómo, me invitaron a comer y yo los invité a tomar mates, lo que abunda no daña. Voy a hacerles una reseña de Iquitos, y a escribir una carta a Olsen, Mecha… Gastón, Jaime… nuestra familia amazónica.

Riobamba, 29 de enero de 2010

Amaneció con llovizna y bruma espesa en el Tungurahua, el volcán tronó varias veces desde la tarde de ayer, gruñía como si tuviera dinamita en las tripas, la tierra se sacudía y las cascadas lloraban de la risa.

Tomé unos mates en la cálida cafetería de la posada mientras escuchaba la discusión de las empleadas acerca de una nueva ley que otorga más días de vacaciones a los trabajadores. Se ve que no estaban acostumbrados a estas medidas porque decían que creían haber escuhado mal, que les parecía muuchoo, ja ja QUÉ BUENO!

Con rumbo al sur me adelanté a Riobamba, acá tengo al Chimborazo, el volcán que por estar de pie en la panza del planeta se eleva en la estratósfera más que ningún otro. Riobamba es una ciudad movida, con casas coloniales que se mezclan con lo moderno, hay un mercado donde venden «horneado» cerdo asado, mmm, estaba para chuparse los dedos, hay varios parques y una fiesta en la plaza de la catedral donde tocaba la banda sinfónica del estado de Pichichincha.

Mucha gente linda. Aires coyas, voces quechuas, gente tranquila, simpática, afable.

Ruta con múltiples ingredientes la de Riobamba hasta aquì, de entrada, en la altura y temprano en el alba, la niebla se acentuaba, no se veìa ni lo que se hablaba. Hacía un frío húmedo y helado. La ruta hasta ahì estaba en buen estado, afotunadamente no se registraban pozos ni superficies rugosos, un billar como le dicen. Después, con el descenso de la montaña, cedió la niebla, pero -siempre hay un pero- empezaron los desvìos. Estàn construyendo rutas nuevas, reconstruyendo caminos dañados y habìa un desvìo a cada rato, para cualquier lado y no siempre indicado, sòlo para entendidos, asì que tuve que preguntar mil y una vez para ir reencontrándome a medida que me tocaba pasar por terrenos sospechosos, de piedra, barro, suelo resbaladizo. Choto. La autita està toda roñosa. Después venìan los tramos buenos de la ruta, los peajes de 1 dòlar y despuèszona de pzos, caì en dos, la puta. Me revienta ir atenta a los huecos para esquivarlos y que se me cuelen esos dos.

Llegamos a Machala, es una ciudad calurosa, ruidosa, caótica, la capital internacional de la banana. Se regalan bananas.