Un día largo. Según el libro de Kate Clow, este tramo desde Karaoz hasta Adrasan, debe hacerse en 9 horas. Nosotros arrancamos desde la Bahía de los Piratas donde dormimos. No es tranquilo durante la noche, y eso que es invierno, pero entran lanchas, trailers; como se puede acceder por ruta de tierra y el lugar es tan lindo, también entran y salen autos. Si se quiere descansar es mejor llegar hasta Lighthouse, Fener, allí ya no se puede llegar en coche y seguramente el sueño será más tranquilo. En Bahía de los Piratas, hasta ahí, hay fuentes con canillas con agua potable. Luego en Lighthouse hay una cisterna. El agua está buena, hay una soga, pero no vimos la cubeta o balde para extraer el agua. Igual con cualquier termo o botella se puede sacar. Desde la Bahía hasta Lighthouse tardamos una hora. Se sube bastante, en zigzag, las vistas desde Fener y un poco más arriba también, son impresionantes. Se ve una guirnalda de cinco isletas pequeñas, separadas por estrechos canales. En los alrededores de Fener hay mesitas y tapancos da para un tranquilo acampe. Descansamos un rato allí, tomamos fotos y apreciamos el paisaje hacia todos los puntos cardinales. Luego seguimos subiendo un poco más.
El sendero está en toda su extensión bien señalizado. Agua no hay más. Después de la subida desde Lighthouse accedemos a un bosque de pinos, amable siempre a nuestros pies y luego al bosque que se recupera con esperanza pero lentamente de un incendio de 2014. Hay que ir esquivando los árboles quebrados por las llamas, pero se van buscando las marcas a medida que pasamos este sector de troncos desordenados. Luego hay otra subidita, un cerrito de no más de 400 metros, la subida a este es más paulatina que hasta Fener. Hay marcas y carteles con la cuenta regresiva de kilómetros. A la marca de 3 kilómetros a Adrasan -creemos que en realidad falta bastante menos- hay una fuente de agua.
Adrasan es un pueblo pequeño sobre una bahía de arena. Todas son pensiones o restaurantes de verano y en invierno casi todo está cerrado. Nos habilitaron un bungalow en la pensión Merhaba, con desayuno 50 liras. La comida es frugal, pero la esposa del dueño, alemana, nos convidó con su tarta de manzanas casera y nos preparó un pic-nic para seguir camino.
En el bungalow hay todo, la ducha caliente fue de primera.