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Pedaleando alrededores de Errigoiti, ruta ideal para bici de carretera

Los caminos rurales del interior de Bizkaia esconden un sinfín de rincones encantadores para descubrir. Todos ellos, al igual que en la mayoría del País Vasco, son de un verde intenso, fruto de tanta lluvia. En las laderas onduladas y verdes se dibujan siempre caseríos con flores, corrales con cabras, rebaños de ovejas. Los bosques de pinos, eucaliptus y encinares bordean los caminos.
Los caminos por los que podemos pedalear en Bizkaia están asfaltados en su mayoría. Son cómodos, con la sombra y el oxígeno que nos regalan las amplias arboledas y la simpatía constante y sonriente de los escasos pobladores.
En cada poblado, ermita, o punto emblemático, no faltará una fuente de agua. La mejor agua de la península ibérica está aquí.
Esta ruta que comparto e invito a realizar arranca desde el poblado de Errigoiti ubicado a 5 kilómetros de Gernika y donde vivo actualmente.
Errigoiti significa «pueblo alto» o «pueblo o tierra de arriba». Esto significa que, para llegar hasta aquí desde Gernika hay que subir indefectiblemente. Tiene su encanto. Sin embargo hay un minibus de Bizkaibus, el 3534, que nos puede salvar esta subida varias veces por día, excepto en fines de semana y festivos.
Comenzaremos la ruta en bici desde Elizalde Auzoa -barrio Elizalde- donde se encuentra una antigua iglesia del medioevo con un reloj que hasta el momento funciona bien. Allí, en Elizalde, hay además un merendero, amplio y con varias mesas de pic-nic y paneles informativos acerca de varias rutas para hacer en bici o a pie. También se encuentra el Errigoiti hotel.‎omamos la calle en dirección Katalina Auzoa y pasaremos sucesivamente por otros barrios: Orkondas, Mendi Auzoa, tomamos una gran bajada con curvas entre un bosque tupido, Etxano Auzoa y, al llegar a la carretera principal doblamos a la derecha hasta Olabarri donde encontraremos un parque infantil con una fuente de agua y enfrente un bar.

Es un buen punto para reponer agua y descansar un momento ya que luego, de regreso, deberemos enfrentarnos a un fuerte repecho. Si bien el desnivel que acusa todo el recorrido no supera los 200 metros negativos y positivos, los descensos y ascensos no están repartidos de forma proporcional, sobre todo en la bajada. La subida es más paulatina.
Tomamos la carretera principal durante unos cuantos metros y antes de acercarnos a la Ermita de San José Obrero desviamos a la derecha y regresamos con destino Ayuntamiento de Errigoiti siempre siguiendo el curso del arroyo Madalen que discurre a nuestra derecha.

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 23: Cesino (Pontedecimo)-Paso della Bocchetta (Alta Via Liguria)

La travesía va tocando su fin. Avanzamos un poco más este último día de nuestro periplo en bici desde Bilbao y hasta la Alta Via Liguria. Superando los Pirineos del lado frncés y llegando a los Apeninos en Italia.

De regreso pararemos aún a pedalear la Côte d’Azur, Niza, Altibes, Cannes.

Este último día de ir más allá, más hacia el oriente, desde Cesino, el caserío donde acampamos en los escarpados prados de Claudio y Sonia, salimos por la Alta Via Liguria hacia el afamado Paso della Bochetta.

El camino es arduo para pedalear por lo que hemos subido caminando buena parte del camino.

Ibamos en las nubes. El día era brumoso y no pudimos apreciar las vistas que en días despejados serán fantásticas. Sí pudimos hinchar nuestros pulmones y purificar nuestra sangre respirando con voracidad un oxígeno  único.

Arriba hay espacio para acampar, hay fuente de agua y merendero. También hay algunos refugios de piedra, abiertos, donde se puede descansar o pernoctar. Uno de estos refugio se encuentra en Pierta Lavezara, se ve muy confortable. Junto al merendero hay también una casita de piedra con un hogar que se nota ha estado encendido.

Nosotros escogimos llegar a nuestra meta. Regocijarnos del camino y la altura de la Bocchetta con toda su bruma y bajar al albergue familiar en Cesino.

Para acceder a la Via Liguria desde Cesino se toma la Via Paese la iglesia de Notre Dame de la Vigne. Desde allí sale un sendero angosto. La marca para esta ruta son tres círculos rojos.

Durante el trayecto apreciamos que hay algunas flechas amarillas que nos señalan la Via Postumia que habíamos creído perdida. Hay pocas marcas, pero allí. Al final, todos los caminos nos condujeron a nuestro destino sin tanto pensar. Como en otras oportunidades. Llegamos perdidas adonde teníamos que llegar.

La Alta Via Liguria tiene más bifurcaciones y más trazado apto para seguir a pie. Parece ser una bonita e interesante ruta de trekking. Otra que se apunta para una próxima vez.

Una travesía más con abundantes cosechas. De principio a fin nos llenamos de experiencia, aprendizaje. Descubrimos nuevas sensaciones que colmaron todos nuestros sentidos y nuestra alma además de los sabores locales que tan generosamente nos han acompañado todo este viaje. Hasta este último día de andar en el que, a cada paso, saboreamos los dulces frutos  rojos del camino, moras, frambuesas, ciruelas y a punto los higos de todas las higueras.

 

 

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 22: Spotorno-Pontedecimo

Seguimos desde Spotorno rodeando la ruta costera para llegar a Génova. El encanto del mar se diluye entre un tráfico muy concurrido y los puertos comerciales e industriales. Las ciudades, del mismo modo, no son pintorescas. Son barrios habitacionales de las periferias de los lugares turísticos y de una ciudad tan grande como Génova.

Pasamos Savona y recorrimos su casco histórico. Luego retomamos la carretera transitada y, llegando a Génova, nos desviamos hacia el interior.

Tuvimos la idea de meternos a hacer otra ruta debido a que la Eurovelo brilla por su ausencia hacia Torino. Encontramos una Vía del Camino de Santiago que se llama Via Postumia. Sin embargo al ser poco conocida y poco transitada, hay pocas señales de ella.

Al llegar a Pontedecimo, un simpático poblad0 de la Liguria por donde pasa la Via Postuma, el albergue de peregrinos estaba convertido en pensión de trabajadores.

Gracias a la gentil ayuda de algunos lugareños, Isabelletta, Ciro y algunos parroquianos más, nos dirigimos hacia una casa en el campo.

Llegamos así a  lo de una familia muy simpática y amable: Claudio, Sonia, Michelle y Giulia. Viven subiendo de Pontedecimo, en un paraje rural llamado Ceriso. Bastante cuesta arriba. Así que tras un día complicado y largo de pedaleada nos tocó subir una gran cuesta.

Valió la pena como siempre lo vale el subir. Las vistas desde donde acampamos fueron preciosas y compartir un par de jornadas con la familia italiana, también.

Practicamos nuestro rudimentario italiano y anduvimos de cosecha de verduras. Zuchinnis al por mayor comimos. Estuvo muy bien parar allí. Nos quedaba a mano para transitar la Alta Vía Liguria, un camino montañero de senderismo, trekking, bicicleta, duro pero nada que nuestras piernas ya entrenadas pudieran arremeter. Así que arremetimos.

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 21: Impera-Spotorno

Desde Impera hemos tomado la ruta SS1. La carretera sigue la sinuosa línea de la costa. Tiene desniveles ya que va sorteando bahías y las elevaciones que separan una de otra.

Las playas están llenas de gente. Apiñados. Las vistas desde la ruta son muy bonitas. Vamos entre el azul del mar y luego las ciudades costeras enclavadas en las laderas verdes con muchos árboles. Entramos en algunas ciudades a visitar.

Hay ciudades modernas y coquetas y otras antiquísimas como Albenga. Una ciudadela medieval, llena de edificios de piedra, callejones, pasadizos, arcos y callejuelas empedradas. Allí volvimos a encontrarnos con la pareja vasca de Tolosaldea, Marisol y Deivid. Compartimos una breve charla con ellos y continuamos nuestro periplo hasta Spotorno.

En Spotorno, tras unos 70 kilómetros pedaleados por una carretera con mucho movimiento, decimos descansar. Encontramos un camping cerca del centro de la ciudad.

El camping cuesta 13 euros y no es de los más bonitos que hemos estado pero está bien. Cuenta con todos los servicios y las duchas calientes funcionan con un token.

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 20: Menton-Impera

Entramos a Italia. Un lío bárbaro la circulación. Típico.

Desde Menton, Francia a Ventimiglia seguimos la ruta de la costa, en medio de un tránsito vehicular intenso y concurrido. Las vistas de las playas son espectaculares. Muy veraniegas y vacacionales. Repletas de sombrillas de colores y gente sobre la arena o bañándose.

La ruta discurre de bahía en bahía subiendo y bajando las laderas de las penínsulas que separan flanquean dichas bahías. De un lado el mar y, del otro, los barrios con sus casitas encaramándose en las laderas.

Llegamos a San Remo y el quilombo de autos es apabullante. Las motos que se cruzan desde cualquier parte, suben a las aceras. Embotellamientos. Coches tratando de zafar. Un desastre aunque bastante gracioso.

Al mismo tiempo, el mar está azul turquesa. Mucha gente camina con sus bolsos playeros y su parsimonia turística.

En San Remo tomamos el bidegorri. Una ciclovía que nos ayudará a llegar de manera más holgada y tranquila hasta Impera. Esta pista ciclable recorre 24 kilómetros entre el mar y las ciudades costeras. Se ingresa a la pista poco antes de Ospedilatta. Vale la pena escoger alguna de las playas durante el recorrido y hacer una pausa de mar. Relajarse en la arena si hay hueco y darse un chapuzón.

La ciclovía acaba en un pueblo llamado San Lorenzo. Está trazada sobre las antiguas vías del ferrocarril como muchas otras ciclovías de Europa. Pasamos por las antiguas estaciones renovadas ahora como estaciones de paso y descanso de los ciclistas. También se atraviesan túneles larguísimos a través de las montañas de la costa italiana. Es un recorrido ameno y agradable.

En Impera encontramos el camping Los Eucaliptus. Allí conocimos a una pareja de vascos, Marisol y Deivid, a quienes después, durante el camino, volveremos a cruzar casualmente. Son de Dima Arratia.

El camping está bien. Fuimos al super y a distendernos en las playas. Lindo lugar.

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 19: Parque Verdon-Menton

Tomamos el camino a Draguignan por carretera de coches. Pasamos por Flayosc donde quisimos consultar por dónde tomar la Eurovelo o alguna otra pista ciclable, pero la empleada de turismo de Flayosc no sabía nada. Continuamos pedaleando con un tráfico bastante concurrido hasta Draguignan donde, en este caso, la chica de Turismo sí era muy solícita e informada y nos indicó cómo tomar la Vía de Vignes.

Esta Via de Vignes, ciclable, puede tomarse desde el centro de Draguignan donde es fácil perderse… Tomamos una arteria hacia la izquierda y cruzamos el centro de la ciudad buscando las señales con ese nombre «Via de Vignes». Cerca de la Oficina de Turismo puede encontrarse una de estas señales. La Vía nos llevará sin problemas hasta cerca de Les Arcs. Allí, al final de la Via de Vignes, hacia la derecha, se toma la carretera a Les Arcs.

Recorrimos un poco las ciudades de Flayosc y Les Arcs que tiene mucho encanto.

En Les Arcs tomamos el tren hacia Menton, a un paso de Ventimiglia, Italia. Se pueden subir las bicicletas en el tren y ubicarlas en el pasillo que no molesten. El tren pasa por Cannes, Niza, Mónaco y otros puntos que pedalearemos de regreso.

En Menton acampamos en el Camping Municipal en Saint Michel. ¡A preparase! La subida hasta el camping es pronunciada pero las vistas valen la pena. El camping está bien. Son simpáticos, amables, y el precio es de 15 euros. Allí conocimos a Iñaki de Pamplona que anda caminando un GR -Gran Recorrido- el GR5 que nos ha dicho que está bien señalizado y arranca desde el Lago Leman en Suiza. Se trata de la Grande Traversée des Alpes y queda agendada para próximos eventos.

El centro de Menton es movidito. Hay una Oficina de Turismo concurrida y donde son muy amables y nos explicarán cómo llegar al Camping.

Italia ya se respira. Estamos a apenas 12 kilómetros de Ventimiglia.

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 18: Rians-Parque Verdon

La ruta de este día es bien rutera. Salimos por la carretera 561 y después tomamos la 560. El pedalear es placentero. El trazado de la ruta presenta deliciosos desniveles, largas subidas y consecuentes bajadas.

Se pasa por una cascada que no es muy llamativa pero que amerita un breve parate. Disfrutar del rumor del agua y respirar el aroma del lugar. El agua que cae, se escurre por el terreno desparejo formando pozones de agua azul.

Esta es la región de Var, al sur de las Gargantas de Verdon y se destaca, además de por su naturaleza, por su tradicional y delicada porcelana artesanal.

Desde la cascada seguimos hacia Salernes donde no hay camping por lo tanto continuamos unos 5 o 6 kilómetros más hasta el Parque Verdón donde acampamos.  El camping nos costó 10 euros. Los baños son lindos y limpios. Es un predio enorme en medio del bosque. Se respira pino.

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 17: Apt-Rians

Desde Forcalquier salimos a Manosque. Manosque es una ciudad poco agradable, con mucho tráfico, ruidosa, mucho smog. En la carretera también, muchos coches, mucho tránsito, y mucho smog.  Difícil respirar al ritmo del pedaleo.

Se puede tomar un tren para abreviar un tramo más poco agradable hasta Meyregules y desde allí seguir a Jouques y finalmente a Rians.

Nosotras pedaleamos y el camino, además del smog, nos regaló algunas lindas sorpresas. Pasamos por una bodega romana del siglo II y por un castillo de la Ravellette. Allí, cerca del castillo, nos perdimos. Los caminos hacen una T y nosotras escogimos el de la derecha. Mala elección. Siempre es mejor por la izquierda.

Sin embargo el error nos llevó a descubrir otros parajes repletos de viñedos en colinas onduladas, luego bosques de pinos, y entre la espesura oasis de pradera recortada donde se yerguen castillos. Muy mágico.

En Rians no hay campings por lo que acudimos a dormir a un albergue pipícucú. Su dueño, Marc Antoine, nos hizo un precio especial y fue muy amable y cordial.

El lugar es un departamento con estilo y una terraza con vistas alucinantes. No pudimos despegar los ojos ni de día ni a la caída de la tarde, ni a la puesta de sol, ni a la noche. No nos perdimos nada.

El pueblo tiene su encanto. El almacén es caro. Todo muy exclusivo, pero los habitantes son simpáticos.

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 16: Apt-Forcalquier

Entramos en los Alpes y las colinas se hacen notar de buen grado y agrado. La ruta sigue estando muy bien señalizada por el símbolo de la silueta del niño en bicicleta.

Atravesamos muchos pueblos viejos y llenos de encanto como Raillane, pueblos encaramados en las laderas de lomas empinadas.

Hubo buena cosecha, lechuga de campo y un melón increíble que saboreamos a la sombra del camino.

El camino cruza infinitos campos de lavanda. Son enormes extensiones lilas y durante buena parte del recorrido nos inundamos de ese aroma refrescante impregnado en todo el espacio. Luego en lugar de los campos violáceos hay bosques de pino. Es un placer para los sentidos, uno tras otro.

El recorrido nos lleva también a pequeñas ermitas de oración y monasterios. Algunos tramos son carreteras angostas, con muchas curvas y abrupto desnivel.

Pasamos el Observatoire Saint Michel, un sitio enclavado en lo más profundo de un bosque sombrío con una energía muy especial.

En Folcalquier acampamos en el único camping de la ciudad. Cuesta 13 euros con una linda piscina y show de magia para los veraneantes.

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 15: Saint Gilles-Apt

El bidegorri sale directamente del camping municipal. Luego se pierde alguna veces, sobre todo al cruzar por ciudades más pobladas y con más movimiento.  No se encuentra fácilmente la señalización, pero una vez hallada la buena senda, el camino de esta jornada es hermoso. Casi todo discurre por una buena Vía Verde. La cartelería se basa en un dibujo de una silueta infantil de niño en bicicleta. Hay de este tipo de carteles azules y rojos. Los azules son los que van en nuestra dirección. Los rojos serían para regresar en la dirección contraria.

La pista sale de Cavaillon, donde se complica un poco el tema de la señalización. En breve pasaremos al pueblo de Roubion, muy pintoresco y, más adelante, una antigua estación de trenes: Goult. Allí podemos descansar. Hay una fuente de agua, mesitas y toilet.

Retomando la ruta llegaremos a un enorme crómlech (dólmen), muy bien conservado. Es del neolítico y su establecimiento data de 3900 años antes de Cristo.

 

Siguiendo siempre por la formidable pista ciclable nos encontraremos con otra área de descanso muy agradable y provista con una «boîte aux livres», mesas y bancas bajo una arboleda.

Todo el camino hay frutales cargados de frutos maduros y deliciosos en verano. Buena cosecha de ciruelas muy dulces, de varios tipos y colores.

Llegamos a Apt y acampamos en el camping Los Cedros,  inmersas en el parque Luberon.