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En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 22: Spotorno-Pontedecimo

Seguimos desde Spotorno rodeando la ruta costera para llegar a Génova. El encanto del mar se diluye entre un tráfico muy concurrido y los puertos comerciales e industriales. Las ciudades, del mismo modo, no son pintorescas. Son barrios habitacionales de las periferias de los lugares turísticos y de una ciudad tan grande como Génova.

Pasamos Savona y recorrimos su casco histórico. Luego retomamos la carretera transitada y, llegando a Génova, nos desviamos hacia el interior.

Tuvimos la idea de meternos a hacer otra ruta debido a que la Eurovelo brilla por su ausencia hacia Torino. Encontramos una Vía del Camino de Santiago que se llama Via Postumia. Sin embargo al ser poco conocida y poco transitada, hay pocas señales de ella.

Al llegar a Pontedecimo, un simpático poblad0 de la Liguria por donde pasa la Via Postuma, el albergue de peregrinos estaba convertido en pensión de trabajadores.

Gracias a la gentil ayuda de algunos lugareños, Isabelletta, Ciro y algunos parroquianos más, nos dirigimos hacia una casa en el campo.

Llegamos así a  lo de una familia muy simpática y amable: Claudio, Sonia, Michelle y Giulia. Viven subiendo de Pontedecimo, en un paraje rural llamado Ceriso. Bastante cuesta arriba. Así que tras un día complicado y largo de pedaleada nos tocó subir una gran cuesta.

Valió la pena como siempre lo vale el subir. Las vistas desde donde acampamos fueron preciosas y compartir un par de jornadas con la familia italiana, también.

Practicamos nuestro rudimentario italiano y anduvimos de cosecha de verduras. Zuchinnis al por mayor comimos. Estuvo muy bien parar allí. Nos quedaba a mano para transitar la Alta Vía Liguria, un camino montañero de senderismo, trekking, bicicleta, duro pero nada que nuestras piernas ya entrenadas pudieran arremeter. Así que arremetimos.

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 21: Impera-Spotorno

Desde Impera hemos tomado la ruta SS1. La carretera sigue la sinuosa línea de la costa. Tiene desniveles ya que va sorteando bahías y las elevaciones que separan una de otra.

Las playas están llenas de gente. Apiñados. Las vistas desde la ruta son muy bonitas. Vamos entre el azul del mar y luego las ciudades costeras enclavadas en las laderas verdes con muchos árboles. Entramos en algunas ciudades a visitar.

Hay ciudades modernas y coquetas y otras antiquísimas como Albenga. Una ciudadela medieval, llena de edificios de piedra, callejones, pasadizos, arcos y callejuelas empedradas. Allí volvimos a encontrarnos con la pareja vasca de Tolosaldea, Marisol y Deivid. Compartimos una breve charla con ellos y continuamos nuestro periplo hasta Spotorno.

En Spotorno, tras unos 70 kilómetros pedaleados por una carretera con mucho movimiento, decimos descansar. Encontramos un camping cerca del centro de la ciudad.

El camping cuesta 13 euros y no es de los más bonitos que hemos estado pero está bien. Cuenta con todos los servicios y las duchas calientes funcionan con un token.

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 20: Menton-Impera

Entramos a Italia. Un lío bárbaro la circulación. Típico.

Desde Menton, Francia a Ventimiglia seguimos la ruta de la costa, en medio de un tránsito vehicular intenso y concurrido. Las vistas de las playas son espectaculares. Muy veraniegas y vacacionales. Repletas de sombrillas de colores y gente sobre la arena o bañándose.

La ruta discurre de bahía en bahía subiendo y bajando las laderas de las penínsulas que separan flanquean dichas bahías. De un lado el mar y, del otro, los barrios con sus casitas encaramándose en las laderas.

Llegamos a San Remo y el quilombo de autos es apabullante. Las motos que se cruzan desde cualquier parte, suben a las aceras. Embotellamientos. Coches tratando de zafar. Un desastre aunque bastante gracioso.

Al mismo tiempo, el mar está azul turquesa. Mucha gente camina con sus bolsos playeros y su parsimonia turística.

En San Remo tomamos el bidegorri. Una ciclovía que nos ayudará a llegar de manera más holgada y tranquila hasta Impera. Esta pista ciclable recorre 24 kilómetros entre el mar y las ciudades costeras. Se ingresa a la pista poco antes de Ospedilatta. Vale la pena escoger alguna de las playas durante el recorrido y hacer una pausa de mar. Relajarse en la arena si hay hueco y darse un chapuzón.

La ciclovía acaba en un pueblo llamado San Lorenzo. Está trazada sobre las antiguas vías del ferrocarril como muchas otras ciclovías de Europa. Pasamos por las antiguas estaciones renovadas ahora como estaciones de paso y descanso de los ciclistas. También se atraviesan túneles larguísimos a través de las montañas de la costa italiana. Es un recorrido ameno y agradable.

En Impera encontramos el camping Los Eucaliptus. Allí conocimos a una pareja de vascos, Marisol y Deivid, a quienes después, durante el camino, volveremos a cruzar casualmente. Son de Dima Arratia.

El camping está bien. Fuimos al super y a distendernos en las playas. Lindo lugar.

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 16: Apt-Forcalquier

Entramos en los Alpes y las colinas se hacen notar de buen grado y agrado. La ruta sigue estando muy bien señalizada por el símbolo de la silueta del niño en bicicleta.

Atravesamos muchos pueblos viejos y llenos de encanto como Raillane, pueblos encaramados en las laderas de lomas empinadas.

Hubo buena cosecha, lechuga de campo y un melón increíble que saboreamos a la sombra del camino.

El camino cruza infinitos campos de lavanda. Son enormes extensiones lilas y durante buena parte del recorrido nos inundamos de ese aroma refrescante impregnado en todo el espacio. Luego en lugar de los campos violáceos hay bosques de pino. Es un placer para los sentidos, uno tras otro.

El recorrido nos lleva también a pequeñas ermitas de oración y monasterios. Algunos tramos son carreteras angostas, con muchas curvas y abrupto desnivel.

Pasamos el Observatoire Saint Michel, un sitio enclavado en lo más profundo de un bosque sombrío con una energía muy especial.

En Folcalquier acampamos en el único camping de la ciudad. Cuesta 13 euros con una linda piscina y show de magia para los veraneantes.

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 11: Narbona-Serignan

La primera parte, desde Narbona, sale bordeando el Canal du Midi. Desde el mismo camping Le Floralys, hay una puerta que sale directo al camino. El Canal du Midi si bien es bonito por su naturaleza casi salvaje, no es apto para bicis de carretera.

Durante todo el trayecto de esta parte y lo mismo en la zona de Carcassone, es un sendero angosto entre raíces que sobresalen de la tierra y piedras. Es desparejo todo el tiempo. Un sangoloteo. Incómodo para la bici pesada con la carga y más aún si se las ruedas son finas que además se corre el riesgo de pinchar o romper.

De todas maneras hicimos un tramo pero en algún momento le erramos y agarramos para el otro lado. Nos dimos cuenta por el pueblo de Saint Nazaire Aude, cerca del castillo de Ventenac en Minervois. Allí pegamos la vuelta pasando por segunda vez por Salleles de Aude y Cuxac d’Aude y le dimos por ruta hasta Serignan.

La ruta tenía bastante tráfico. Pasa por Coursan, llegamos a Nissan les Enserune. Bastante feo por ahí.

Paramos en una casa a pedir agua y justo era una familia de rusos, así que aproveché a hablar con tres generaciones de mujeres muy amables.  Seguimos nuestro camino por Lespignan, Vendres y finalmente Serignan donde no había lugar en ningún camping y todos costaban más de 20 euros por persona!!!

Finalmente nos quedamos en Étoile de Mer porque fue el único que tenía hueco. Todos estos campings de zonas turísticas del Mediterráneo, en verano, son ruidosos. Con animadores gritando por altoparlantes, piscinas con toboganes e inflables. Horrible.

Las prestaciones de los campings son limitadas. Una parcela pelada. Sin mesas de picnic ni bancas, electricidad e internet pagando.

Pedaleamos mucho pero además, estuvimos dos horas buscando lugar dónde acampar. No es fácil porque está todo superpoblado y lleno de turistas. En fin que Serignan en el verano no es un lugar tranquilo.