Día 24 (13 de abril) – de Calakmul a Xpujil

Dejamos Calakmul a través de esa cicatriz de cemento abierta en la silueta de la biósfera. La ruta es una brecha de material con suficiente espacio para circular. La delgadez del camino, en este caso, mantiene el encanto del lugar en armonía con la irrupción del progreso. Una ruta más ancha sería un crimen contra la naturaleza. Entramos a la autopista Villahermosa-Chetumal. Aún no hemos conseguido agua con gusto a agua y se nos hace agua la boca por una gaseosa bien fría llena de gas. Por el momento no nos queda otra que hidratarnos con el agua caliente y marrón almacenada en el campamento desde hace seis meses.

Vamos hacia Xpujil, en dirección a Belice por donde hemos decidido cruzar fronteras para llegar a Guatemala. Pedaleamos 20 kilómetros y antes de llegar al caserío Rosario, cruzamos la ruta hacia un restaurante. El paraje se llama Km 120, nada más. El restaurante lo atiende una señora, Rita. No tiene gran variedad pero comemos y nos sacamos las ganas de bebidas frescas, sabrosas, y de agua con gusto a agua. Comemos biftec o pollo con ensalada y frijoles por 40 pesos y la gaseosa grande, 30 pesos. Charlamos un buen rato con Rita. Su esposo ha ido a Xpujil a comprar mercadería. Nos cuenta que ella es de Ciudad del Carmen, una ciudad grande, pero que su esposo compró tierras ahí y se vino con él. El restaurante y la casita, todo junto, están en la entrada de las tierras. Tienen 900 hectáreas para trabajar.

-Mucho trabajo -nos confiesa- trabajamos un pedacito nada más.

Le contamos que venimos de las pirámides y largamos un discurso de calificativos exaltando la belleza y magnificencia de la monumental Calakmul. Ella asiente como si conociera todo eso de memoria. Nos mira como si ya estuviera de vuelta de todas las pirámides mayas, como si eso que vimos fuera nomás una esculturita de vitrina.

-Pirámides, -se jacta- acá en el patio de mi casa está lleno de esas. Puf, si hay, ni yo he llegado a todas.

Nos guía a la puerta trasera y nos señala más allá de la milpa que trabajan, al fondo, a la izquierda, a la derecha, más atrás, metidas en la maraña impenetrable de plantas se adivinan elevados montículos de matas. Obviamente en un terreno prácticamente llano, donde no hay serranía, esas barrancas no son barrancas, además los bordes regulares, las diagonales y el vértice equidistantes, son parámetros geométricos. Son pirámides. Sin descubrir. Sin explorar. Es muy tentador. Invitarse a quedarse. Pero decidimos seguir. Retomamos el camino con el ansia de la conquista en la mira. Con el deseo de volver al kilómetro 120 alguna vez y explorar con dedicación y tiempo ese patio de 900 hectáreas. La ruta tiene laderas constantes y el viento sopla en contra, como siempre. Sube y baja, pero esto ya es común y las piernas y la fuerza del cuerpo se acostumbran a arremeter y resistir sin quejarse, tan constantes como el mismo viento. Durante toda esa ruta hasta Xpujil y después, pasamos formaciones más evidentes que sospechosas debajo de las matas de jungla. Hay sitios que ya han sidos destapados, como Chicaná, 10 kilómetros antes de Xpujil, y Becán, 8 kilómetros antes; pero toda esa superficie, a lo largo y a lo ancho de Campeche, es ciudad maya latente templo maya máscara de jade dormida.

Xpujil es un pueblo que crece turísticamente a ambos lados de la carretera. Hay varios hoteles con nombres y guardas de inspiración maya. Nos quedamos en el Hotel Gran Garra de Jaguar. Barato. Son cabañas precarias. Tienen ventilador, internet con baja señal. Baño sin lavabo pero con ducha caliente. El lugar es ruidoso. Durante toda la noche se escuchan ruidos desde la recepción, habitaciones contiguas, y calle.

“Calakmul Reino de la Serpiente, ciudad y potencia Maya, contrincante de varios enfrentamientos con Tikal y Palenque. Y para variar, me subí a todas las ruinas que se me pusieron enfrente y me salí del circuito turístico para descubrir lo que no te muestran. Es impresionante ver todo lo que falta por descubrir y la inmensidad de las antiguas ciudades, como nos dijo la señora de la tienda -en nuestro terreno… hay variaaas de esas ruinas como las de Calakmul. Da felicidad ver la selva que sobrevive aún a la desesperación humana y todos los seres que alberga, tucanes, ozelotes, tapires, faisanes, pavos, y cantidad de criaturas que ni sabía que existían.” (Martín Murzone)

Datos técnicos:


Calakmul-Xpujil 79 km
5.49.80 hs
Total: 1694.81 km.

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