Nosotros y la inmensidad, a través del lago Koman hacia más montañas y más allá
Se prevé un día largo. Aún no lo sabemos aún pero la belleza será deslumbrante y el desafío casi nos deja sin aliento. Hacer trekking en Albania es un deber. Dónde hacer trekking, en los Alpes albaneses, las montañas malditas o «Prokletije».
Aunque hemos leído que hacer la caminata de Valbona a Teth o viceversa, es la travesía más popular donde hacer trekking en Albania, en nuestro andar no nos cruzaremos tantos caminantes.
Encarar este sendero implica varios movimientos previos. Ir a Shkodër y desde allí tomar un minibús hasta el Lago Koman, luego cruzar este lago enorme que fluye entre las escarpadas montañas y sinuosas costas y, a continuación, tomar otro transporte hasta Valbona. Se precisan varias horas para hacer todo esto y aunque no estaría mal pasar una noche en Valbona, hemos decidido caminar el mismo día.
Nos levantamos antes del amanecer. El muhazir de las 5 de la mañana nos despierta con su seductor llamado. A las 6.30 salen los furgones hacia Koman donde tomaremos el ferry. Los furgones tardan 2 horas y cuestan 6 euros. El camino no es de un buen pavimento pero es de una terracería estable y se pasa bien. Al llegar a Koman hay un par de ferries esperando. Cuesta entre 5 a 6 euros el viaje. Son 3 horas de navegación entre montañas. El lago es inmenso y las vistas sorprenden y nos maravillan por todos los costados. El paisaje no da tregua durante las tres horas que dura el viaje. Tan sólo hacer la navegación por el Lago Koman, vale la pena.
Cuando llegamos a Fierze, final de recorrido por el lago, desembarcamos y nos tomamos un taxi colectivo a Valbona. Los taxis colectivos estarán esperando allí. Son otros 6 euros.
Ya en Valbona y siete horas después de haber arrancado de Shkodër, buscamos el sendero de trek para cruzar las montañas, altas, hacia Teth.
La caminata es otra parte alucinante de la jornada. No tiene desperdicio. El sendero arranca a un kilómetro de la Oficina de Turismo de Valbona. Caminamos por la carretera buscando el sendero y esa puede ser la única parte densa de la caminata, porque va por el asfalto; sin embargo, las vistas de las Prokletije en todo su esplendor nos seducen a cada paso. Avanzamos de frente hacia ellas con una mezcla de emoción, alegría y temor. ¿Llegaremos? ¡Son tan altas! ¡Tanta roca!
Malditas, ¡allá vamos!
A las 14.15 estamos junto al primer cartel del camino: Teth, 12 km. Estimamos por lo tanto llegar ya entrado el anochecer.
Los primeros 4 kilómetros son por el lecho pedregoso de un río seco. No podemos avanzar ágilmente por la pesada viscosidad de tanta piedra amontonada y floja. Piedras blancas que se extienden hacia los costados. Poca vegetación alrededor, mucha piedra blanca y las siluetas impresionantes de los Alpes albaneses. Empinados y escarpados. Verticales, grises, salpicados de manchones de bosque verde. Sorteamos estos primeros y engorrosos 4 kilómetros mientras yo me quejo con Martín que no doy más. Y aún no hemos comenzado.
A las 15.15, una hora después, llegamos al segundo cartel a las 15.15: Thet, 9 km, 6hs 40. Enfrente se elevan las montañas. Son un muro compacto. Tratamos de adivinar por dónde será el paso. Imposible descifrarlo. ¿Habrá que subir todo eso? ¿Tanto y tan empinado? La única respuesta es seguir el camino. Siempre subiendo pasamos por algunas casas y una casa de té. La dueña nos invita a quedarnos y nos señala en el reloj que es muy tarde para caminar a Teth pero no titubeamos. ¡Allá vamos!
El sendero no deja de subir. No tiene mucho sombra de este lado pero ayuda que esté nublado. Hacemos una sola parada de 10 minutos durante la subida en punto que resulta un buen mirador natural. Pasamos por una casa de té donde cargamos agua riquísima y sin detenernos más, a las 17 hs alcanzamos el paso.
Es el momento espectacular. La conquista del collado. El sabor de la gloria. El encuentro de los vientos donde sucumben las alturas. Está fresco, sopla ese aire gélido y familiar que tienen los aires puros y vírgenes de las cumbres. Nos quedamos un poco disfrutando del paso de Valbona, y comenzamos el descenso que para mí es siempre lo más duro.
Al principio ayuda que sea por un hermoso bosque de hayas. Tras una hora de descenso por el bosque el camino se vuelve más pedregoso y menos amable pero no nos podemos detener porque la noche se nos vendrá encima. A las 19 ya estamos llegando a Thet pero aún falta un buen tirón hasta la «guesthouse» donde descansaremos. Seguimos caminando en dirección al centro de Teth.
Antes de la travesía, buscando dónde hacer trekking en Albania, intenté mirar cuáles eran las posadas más cercanas a la llegada del sendero, sin embargo no es fácil preverlo antes de estar ahí. Nuestra posada está en el mero centro y para llegar faltan aún un par de kilómetros. Se hace de noche y antes de llegar al centro le hago señas a una camioneta y nos para y nos lleva. Son un chico y una chica que tienen una casa de té, creo que la última del camino. Los vimos al pasar. La casa está justo en una curva y junto a un arroyo donde nosotros paramos a tomar agua. Más adelante ese mismo chico y la chica bajaron con una mula y pasaron delante nuestro. Luego fueron los que venían en la camioneta.
Ya en el centro de Teth, sin alumbrado público, dimos varias vueltas hasta dar con la entrada de la guesthouse donde nos quedamos. Llegamos de noche. Mama Rosa, la anfitriona de la posada, nos obligó a comer algo y me dio un calentador para el agua para el mate. Nos duchamos y ya estábamos reconstituidos al 100 cien por ciento tras una jornada intensamente bella.
Valbona y Teth son los dos enclaves donde hacer trekking en Albania, se puede comenzar desde ambos y, los dos lugares están rodeados de otros rincones paradisíacos adonde se puede caminar. Nosotros, desde Teth, visitaremos la laguna y cascada Ojo Azul.