Ilha do Mel, sur do Brasil. Tão idílica quanto o seu nome.

Dicen que el mundo es un pañuelo y sin embargo está repleto de rincones desconocidos. Si se trata de hacer el Viaje con mayúsculas y hacemos rodar el globo terráqueo como una pirinola para que caiga nuestro a dedo a ciegas y elegir el rumbo, sería casi una señal del destino caer en la Ilha do Mel. Desde su idílico y seductor nombre hasta sus contornos con forma de ballena o cuerpo de mujer, nos motivarán sin dudarlo a emprender el vuelo hacia esta isla paradisíaca. La Ilha do Mel, ubicada frente a las costas meridionales de Brasil, a la altura de Pontal do Sul, es una invitación irresistible no sólo al viaje en sí, sino también a la aventura y al amor.

Para llegar allí podemos iniciar nuestra travesía en la ciudad de Curitiba, y si quisiéramos hacer un tour variado y completo, tomar el tren da Serra Verde Express.

El tren da Serra Verde Express bordea temerariamente las cornisas de la Serra do Mar, se introduce en ella a través de túneles y la desafía de puente en puente que penden por el aire, recorriendo además la región de mata atlântica más densa y exuberante de todo el gigante Brasil. Esta maravillosa realización de la ingeniería de hace más de un siglo, estuvo cerca de no existir ya que, el desafío de arremeter contra la montaña y la selva para instalar los rieles, parecía imposible.

El tren arranca tradicionalmente a las 8.15 desde Curitiba y demora 3 horas hasta Morretes; si bien la última estación es Paranaguá, desde donde salen las lanchas a la Ilha do Mel, el tren sólo llega a hasta allí los domingos, y es un buen empujón para  bajarnos en Morretes, volver a poner los pies en tierra firme, caminar por la templanza de sus calles empedradas y sus fachadas coloniales, recuperar la compostura al vértigo y degustar el famoso barreado, delicia local elaborada con carne.

Desde Morretes tomaremos un autobús hasta Paranaguá y desde Paranaguá, la lancha al broche de oro de nuestra travesía: Ilha do Mel.

Como tip viajero podemos agregar que, al convertirse el Tren da Serra Verde Express en un destino turístico por sí solo, el precio de ida, desde Curitiba, suele ser bastante más caro que el de regreso,   por lo que también podemos elegir ir hasta Morretes por otro medio, y regresar en el tren de bajada si resistimos el chirrido de los frenos.

Aquí está el enlace para más información acerca del tren https://www.serraverdeexpress.com.br/

y el enlace a autobuses entre Curitiba y Morretes/Paranaguá http://www.viacaograciosa.com.br/

Hasta hace un par de décadas, la Ilha do Mel era sólo refugio de pescadores, una isla que se jactaba de no tener ley ya que no había ni puesto policial ni autoridades. Sólo se llegaba hasta sus costas alquilando canoa y remero desde Pontal do Sol donde a su vez había que llegar a pie caminando por la playa. Hoy día abundan las posadas que conservan el típico estilo rústico y encantador de verandas de madera con abundantes hamacas a la fresca de palmeras y framboyanes.

En la Ilha do Mel no hay calles, sólo trilhas, senderos angostos por los que, caminando, se puede recorrer la isla de punta a punta y de un lado a otro y tener el privilegio de, cruzando en pocos pasos su delgada cintura, esperar el amanecer en una costa  y retirarse  hacia la otra para contemplar el atardecer.

La isla se puede rodear bordeando sus costas, disfrutando de la amplitud de sus playas de arena clara, sortear rocas y pasar de una a otra cala o bahía donde retozar en playas desiertas. A pesar de su diámetro de modestos kilómetros, alberga más de veinte playas exclusivas. Al emprender una caminata alrededor de la Isla, es importante tener en cuenta las subidas y bajadas de las mareas, a no ser que nos entreguemos a vivir una aventura de supervivencia hasta el día siguiente. Los más avezados e intrépidos pueden trepar a los dos morros ubicados en sendos extremos de la isla, en este caso con calzado cerrado y seguro y prestando atención al sendero para evitar pisar alguna serpiente.

Ilha do Mel es un rincón diminuto de nuestro planeta que nos ofrece una variedad increíble. En pocos días, además de descansar en reductos únicos que nos colmarán de paz, nos enriqueceremos de historia, geografía, variedades exóticas de un ecosistema protegido.

Los puntos tradicionales a visitar no tienen desperdicio.  En el norte está la Fortaleza de Nossa Senhora dos Prazeres, único monumento militar del siglo XVIII existente en el estado de Paraná, cuyos muros tienen un metro y medio de espesor. En el sur, la praia de Encantadas,  desde donde con la corriente baja, además de tener acceso a una gruta, es posible llegar a la playa de Nova Brasilia, y al Farol das Conchas. Todo esto se puede hacer de a pie y hasta descalzos intercalando baños marinos, también es posible acceder a algunos de ellos en bicicletas que facilitan en las posadas. Si se quiere andar de noche por las trilhas, es imprescindible llevar linternas, ya que la única luz posible son las farolas tenues de las posadas titilando entre las ramas.

En el pasado la isla fue habitada por una tribu de indios llamados Carijós, acérrimos apícolas, quizás de ahí viene su nombre, o quizás del Almirante Mehl, cuya familia era asidua visitante de la isla;  provenga de donde provenga, el entorno y la mansedumbre en la Ilha do Mel hacen honor a la dulzura de la miel libada de lo más salvaje de la flora.

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