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Día 10 (30 de marzo) – de Santiago de Tuxtla a Catemaco

La virgen de la Soledad los curaba con milagros pero Santiago Tuxtla quedó más solo porque el cólera mató a la mitad de sus habitantes.

Nos toca subir. Dejar el valle atrás y ver cómo se recorta, como el marco de un cuadro chanfleado colgando de una colina. Damos vueltas por los recovecos de las laderas escarpadas, la caída es ancatilada sobre la ruta. Hay sol y poca sombra. El campo huele a tabaco y por eso pienso en Don Agustín. Alguna que otra nube se desgaja lánguidamente de la frenética luz de un mediodía limpio. Sería uno de ellos, pienso, Don Agustín y las almas mezcladas con el pueblo alrededor del quiosco; sería uno de ellos desvelado de la muerte para no callar su historia. Subida subida y más subida, de vez en cuando una bajadita imperceptible que te deja en ascuas. Uno se suelta, suspira, al fin, sanseacabó la subida, pero el relieve volcánico es cortante. Te frena en seco. Se acabó lo que se daba hacia abajo y la fuerza no te lleva hacia arriba. Quedás estaqueado. Entre curva y curva uno remonta vuelo otra vez. Dejándose llevar por el plácido planear de un águila blanca transita la ruta sinuosa entre el recuerdo y la promesa del destino. Llegamos a San Andrés Tuxtla. Las campanas repican. Dicen que no cesan desde 1914 cuando la enorme iglesia de San Andrés fue trinchera de los rebeldes zapatistas.

“-viejita, viejita, suenan las campanas, alístame ropa e itacate que me voy a la lucha, cuida a los chamacos, dame tu bendición, viejita.”

Hicimos un alto en el camino y seguimos faldeando los cerros, las cornisas donde antaño se posicionarían los rebeldes al acecho de la libertad.

Entramos a Catemaco. Catemaco es famoso por sus magos y chamanes y gente de todo el mundo se acerca a hacer rituales y peticiones. Nos alojamos en el tráiler park Tepetapan cerca de la entrada o salida del pueblo. El camping cuesta 60 pesos y tiene alberca, lavadora, baños e internet.

El pueblo se congrega junto a la laguna del mismo nombre. En el malecón abundan los carritos de venta de tegogolos, caracoles del lugar, y lancheros que ofrecen paseos hacia la isla del chamán. El lugar es mágico por si solo, pero además tiene su historia. Fue en un cerro, el cerro del Mono Blanco, donde asesinaron al único mono blanco del lugar. Este mono era un hechicero que acuñaba la sabiduría herbolaria de toda la región de exuberante flora salvaje. Ante su inminente muerte el Mono Blanco decidió traspasar su sabiduría a un mago de Catemaco. Desde entonces cada Mago Mayor transmite estas enseñanzas a un discípulo principal. Desde la muerte del mono empezaron a celebarse en el cerro, convenciones de brujos y misas negras. El primer viernes de marzo es el más importante. La gente de Catemaco, gente humilde, en una región de México que no produce más que tegogolos y hechiceros, está segura que sus pesares económicos se deben a no pactar con el diablo. Las citas son en el cerro pero también en el manantial Arroyo Agrio, en el rancho Amayaga o junto a un árbol de amate. Felipe, el sereno del tráile park, nos contó historias macabras. Nos contó que la mayoría se acercan a pedir daños y que los daños de los magos de Catemaco son casi irreversibles. Que ni ellos mismos pueden sacarlos. Dijo que los brujos conocen por tradición los efectos de las hierbas que abundan en la zona y con los que preparan brebajes para diversos males pero que la mayoría de los rituales son sangrientos, sacrifican gallinas y gatos. Nos contó que él no aguantó las pruebas para ser aprendiz de mago. Familias que han empezado a sufrir una pérdida tras otra provocadas por las fuerzas del mal. Cuando entrada la madrugada Felipe nos decía cómo habían aniquilado a una generación entera, desde el primero al último de una estirpe, y ya no nos íbamos a dormir porque no podríamos pegar un ojo, nos confesó que la mayoría de los brujos son puros charlatanes, pero que los hay, los hay.

Datos técnicos:

De Santiago de Tuxtla a Catemaco27.49 km4.03.29 hsTotal: 627.73 km.