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DíA 2 (22 de Marzo de 2015) – de San Pedro a Cholula

Continúa la subida constante hacia el Paso de Cortés. Es terrible. Muy difícil de poder remontar con bicicleta de montaña y carga. Miraba el manillar de cambios de velocidades y deseaba que la cuenta regresiva tuviera más numeritos, más para eliminar resistencia y subir más rápido. O subir, simplemente subir pedaleando. No hubo caso. Tuvimos que bajarnos de las bicis en buena parte de la subida y empujar. En mi caso y hasta ese momento, segundo día de viaje sin entrenamiento ciclista, caminar empujando resultaba más fácil y más rápido que tratar de pedalear. El camino es precioso. Puro bosque de pinos y ese olor fresco de la resina. El bosque nos alivia con su sombra y nos da respiro. Paramos a descansar y a tomar agua muchas veces. La altura también se hace sentir. Estamos por encima de los 3000 metros, tirando pa’elante y empujando. Nos llevan nuestras piernas pero también el deseo y la curiosidad de pasar entre los dos volcanes. Hay otras rutas para viajar desde México a Cholula, pero quién podría desistir de esta oportunidad cuando ya vio que existe. Quién puede bordear la osadía e irse por la tangente casi con disimulo. Xalepa ta kalá, la antigua sentencia griega, lo bueno cuesta, lo bello es difícil, por eso, y porque nos corroe la adrenalina de la aventura, el sabor de la conquista, vamos por la montaña. Fue durísimo pero hermoso. Y llegamos. Llegamos andando por nuestros propios medios. La tenacidad y la fuerza interior pudieron más que el cansancio, lento pero avanza, como el caracol avanza, avanza y llegamos, Paso de Cortés. Y luego de unas quesadillas, tacos y tlacollos, vino el sabor más delicioso, la bajada. Fue gratificante. Placentero. Alucinante. Primero es un camino de tierra, un poco arenoso, una bajada imparable e impagable. Los bultos volvían a desmoronarse aunque intentáramos esquivar los pozos y las piedras. Paramos a acomodar; por lo demás, no necesitábamos parar, la bajada de la tarde fue la devolución al sacrificio de la mañana.

Al cabo de 18 kilómetros desde el Paso, acaba la ruta de tierra y empieza un liso pavimento, super confortable y con poco tráfico pero igualmente en saludable bajada. Fue lo más. Una hermosura. Alcanzamos velocidades de 50 a 70 kilómetros por hora. Una sensación única la de llevarse al viento por delante, escabullirse de sus lengüetazos de viento. Así, aunque más adelante con algunas subiditas pero tranquilas y que remontábamos con el envión de la bajada, fuimos llegando a Cholula. Y llegamos. Cholula, la ciudad milenaria de América que siempre estuvo habitada y albergó desde el confín de los siglos prehispánicos a pueblos originarios de México. Empezaba a oscurecer, la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios resplandece desde la pirámide ante la caída tenue de la tarde. Dimos muchas vueltas para encontrar el camping Las Américas de Moisés Méndez. Que si estaba en San Pedro -otra vez San Pedro- o estaba en San Andrés; una vía de tren divide los dos poblados cholulenses. Cruzamos el centro de San Andrés tan colorido como mexicano y colonial. Por todas partes, la gente a la que preguntábamos era amable, aunque pocos sabían dónde estaba el tráiler park Las Américas. Tras dar muchas vueltas fuimos llegando, y llegamos. Baños grandes, limpios, agua caliente super bienvenida. Pastito mullido sobre el que armar las carpas. Tienen también habitaciones, e internet.

“En dos días recorrí tantos pueblos y municipios que no podría recordar el nombre ni de la mitad.” (Martín Murzone)

Datos técnicos:

San Pedro-Cholula 68.40 km8.30.52 hsTotal: 138.83 km.