Archivo de la categoría: Huella Andina

Etapa 8-De Puerto Arturo a San Martín de los Andes y de San Martín de los Andes a Villa Traful

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al llegar a Puerto Arturo hay que buscarse la vida para llegar hasta San Martín de los Andes. No hay transporte público desde Puerto Arturo, pero sí desde Villa Lolog. Son 12 km desde Puerto Arturo a Villa Lolog, y 12 km más desde Villa Lolog a San Martín de los Andes. Desde Villa Lolog hay micros a San Martín, dos por día, uno a las 14.10 y el otro a eso de las 19. Se puede hacer dedo.
Como la Huella Andina aún no está completa, hoy por hoy el tramo siguiente, inicia en Villa Traful. Por lo tanto hay que ir desde San Martín de los Andes a Villa Traful. Hay dos micros por día, uno a las 9 de la mañana y otro a las 15.30. Cuesta 50 pesos hasta Villa Traful. Recomiendo avisar que uno va a bajar en el Arroyo Cataratas porque queda 8 km antes de llegar a la Villa.
En Arroyo Cataratas hay un camping agreste, a orillas del lago Traful. Un lugar muy bonito. Este camping, cuesta 30 pesos. La chica que atiende se llama Lucía, su hermano Fidel, y hay un señor muy simpático, muy gaucho, muy amable, que se llama Evaristo. Él me advirtió acerca de la presencia de pumas en la zona, y de jabalíes. Espero que se escondan de mí. También me recordó que hay que avisar al guardaparques, el de esta zona se llama Joaquín, yo ya le había dejado un papelito por la puerta de su casa.
Lo más probable es que debamos o deseemos perder un día y una noche en San Martín de los Andes. Para aquellos que les guste la urbe, estará bien. Yo me sentí como sapo de otro charco y no veía la hora de rajar. En San Martín se puede parar en hostel y también está el camping del ACA, al lado de la calle de acceso a San Martín, un poco ruidoso, pero es conveniente y no está lejos del centro, son unas 15 cuadras. Cuesta 65 pesos, hay duchas, baños, fogones, un tanque de agua caliente para sacar para el mate, proveduría, y reitero, no está lejos del centro. En el centro hay wifi en la Plaza, un poco lento, y si no recomiendo conectarse en la heladería Mamusia o en Abolengo donde hacen unas tortas deliciosas y unos sánguches también muy completos y originales. También se pueden acopiar algunos víveres en el supermercado La Anónima, o simplemente reponer algunas frutas y verduras al organismo.
Hay que avisar de alguna manera al guardaparque de Villa Traful que uno retomará la senda aquí en Arroyo Cataratas hacia Tapera de Lagos. Yo fui con el micro hasta allá, y después el chofer que iba hacia Villa la Angostura, me trajo hasta el camping.
Mi menú de esta noche estuvo espectacularísimo. Hice unas lentejas, hervidas un buen rato con un sobre de saborizador para carnes y un caldo de tuco. Le agregué algunos tallarines que me quedaban, requechos, y  quedó sustancioso y riquísimo.

Etapa 7-De Rincón de Auquinco a Puerto Arturo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoy fue un día total de trepping, trepping and trepping. Una subida, subidass que mamma mia. Impresionante. No tenía nada de información de este tramo que son unos 12 km. Solamente sabía que hay que bordear el Lolog, pero no es así nomás, como caminar por la orilla bordeando el Lolog. Como la costa es acantilada hay que subir y bajar las colinas que bordean al Lolog, ellas lo bordean. Uno tiene que subir y subir, y bajar y bajar, para volver a subir. Duro. Empinado. Agotador y a su vez, HERMOSO. Me encantó, y el tiempo acompañó porque estuvo nublado, fresco, y lloviznoso. Menos mal porque así no mataba el calor. Hay senda, huella, pero no hay marcas, ni una. La senda arranca en una bifurcación de la vieja chimenea que se encuentra poco antes de llegar al Rincón de Auquinco. No está marcado, pero hay que investigar antes en un mapa, o hay que adivinar. Después de cruzar unas pampas hay que vadear un río bastante ancho y bastante profundo. Hay que vadearlo haciendo diagonal hacia la derecha que hacia donde se pone más playo. Se busca la senda para retomar, se camina por el bosque y se pasa otro tramo del bosque quemado. Al cabo de unas dos horas se llega a una playa muy hermoso que se llama Playa Bonita. Un lugar soñado. Y de ahí comienza la tortura de una pendiente muy pronunciada, primero por suelo de tierra, después por piedras, y después, más arriba, tiene escalones de troncos. Al final se desciende por un cajón de hojas secas hasta Puerto Arturo que es también un lugar muy lindo con un camping bastante equipado. No con internet pero sí con comidas, pizzas, milanesas, baños, lugar para lavar vajilla, un lugar muy acogedor.
Desde allí, para llegar a San Martín de los Andes y retomar la Huella Andina, hay que salir a dedo, o caminando, 12 km hasta Villa Lolog y desde Villa Lolog hay autobús u otra vez dedo hasta San Martín, otro 12 km.

Etapa 6-De Refugio de Pinos a Refugio Auquinco

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Buena caminata, bastante monótona. Mucho valle, pampa extensa de matas de yuyos duros y pocos árboles en los valles. Son metros y metros de pampa. Parece que no se va a acabar, pero tranquilos, porque se acaba, y subimos a un bosquecito medio ralo pero florido. Hay que vadear tres veces, dos veces el Auquinco que es bastante ancho y profundo, y una vez un afluente. El Auquinco a mí, me daba arriba de las rodillas, llegando a la cola. Vadear el río significa que uno llega a una orilla y debe desenganchar y bajar la mochila, la cámara, sacarse el sombre. Buscar los zapatitos de vadeo -siempre a mano-, sacarse las botas, ponerse los zapatitos, cargar todo de nuevo, mochila y cámara, ponerse el sombrero, y sin olvidar las botas, cruzar haciendo equilibrio contra la corriente y entre las piedras y tratando de que el peso de la mochila no nos traicione y no se nos moje nada. Al llegar al otro lado hay que descargar todo, buscar el trapito para secarse los pies, ponerse las botas, guardar o colgar los zapatitos de vadeo. Cargar todo otro vez, ajustar la mochila, y retomar la ruta. Hoy no fue nada, solamente fueron tres. Hay un día, que vendrá próximamente que son más de doce, y los once primeros, a lo largo de tres horas. Durante todo el trayecto de hoy, me fui encontrando con los tres muchachos montañistas, Guillermo, Chacho, y Jorge. Acampamos en el mismo lugar, frente al refugio que está bastante roñoso, así que todos armamos carpa. Ellos pescaron una trucha enorme. Estamos junto a lago Lolog, a pocos pasos, en un lugar que es paradisíaco. Hay playas de piedra y lecho de arena en el lago, el agua está hermosa para bañarse. Aprovechamos a lavar ropa, aunque es algo de todos los días, y yo me busqué una playa un poco alejeidinha y topless a full. Es un lugar que vale la pena. Se puede venir en bote, hay gente que viene a playas cercanas en bote, los vemos pasar. Un día fantástico.
Volviendo a la caminata, además de las pampas duras y monótonas, se cruza un bosque quemado, tristísimo ver esos troncos y esa ramas desnudas y calcinadas, como esqueletos raquíticos. Triste. Después hay varios barriales, mallines, así que sin más remedio, metiendo la pata, y también hay cañaverales.
El lugar donde está el refugio, si bien el refugio está roñoso, el rincón está buenísimo, araucarias y pinos enormes, bancos de tronco, fogón, y abajo el lago. Qué más se puede pedir. Una barbaridad. Alucinante.

Etapa 5-De Laguna Verde a Refugio Rincón de Pinos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hasta hace menos de tres minutos estaba en un lugar donde no había ni nada ni nadie a siete horas a la redonda. Ahora acaban de llegar los tres montañistas que había encontrado en Termas, Guillermo, Oscar, y Jorge. Son de un club de andinismo, trekking, algo por el estilo. No saben lo que es este lugar. Acá hay un cuchitril como Dios manda. Hermoso. No lo usé porque me gusta más armar la carpa, sobre todo porque en el cuchitril refugio, es el lugar donde duermen todos los que tienen que hacer noche acá. Este es un paso de parada obligada. No hay nada, pero hay todo. Todo lo necesario. Un río a pocos metros, y leña para el fogón. Es precioso. Hoy me sentí mejor durante el andar. El sendero es muy variado, muy interesante. Al comienzo bordeando la costa de la laguna donde estuve ayer, después sube una colina y pasa entre volcanes y escoria volcánica, y sube por la arena volcánica hasta una catarata enorme, el portezuelo del río Auquinco, y después otro poco de camino de arena, pesado, después baja, cruza arroyos, un montón, no sé cuántos, y después un bosque de pinos que huele tan delicioso. Tuve que cruzar un río bastante correntoso y profundo, además de todos los arroyitos, y metí las dos patas en el barro, y no sólo eso, sino que además terminé de culo en un pantano, uno nunca sabe hasta dónde se hundirán los pies en el barro, y cuando quise acordar la mochila me pudo, y me tiró, quedé colgada de una cañas, con medio culo en el barrial. Muchos barriales. Cañaverales, bosques, y después una pampa espinosa y confusa hasta el refugio.
Cuando llegué al refugio había dos guardaparques, Clemente y Claudio, y el hijo de Claudio. Se fueron y yo me quedé sola, con todo este paraje en medio de las montañas y a pocos metros de un río. Lavé la ropa, aproveché el topless en la soledad plena y la mansedumbre de esta tarde, mientras, se secaba la ropa; después preparé el fogón y me cociné una polenta. Cocí la mochila que no se si bancará toda esta travesía. Dos costuras venían hechas jirones. La llaga de la espalda está mucho mejor, la domino con las ancas, cargando la mochila con otra parte del cuerpo. Hay que arreglarse, y voy muy bien, muy entera, todavía con todas las uñas en los pies y sin dolores musculares.
Lo de hoy fueron 15,5 km. Son entre 7 y 8 horas. Yo me tomo los descansos que se me antojan, y si me tengo que sentar, me siento.  Hubo vistas espectaculares del Lanín por las espaldas y el Achen Niyeu y otros volcanes por delante y a los costados. Genial este día. Me anima.
Nada de electricidad por acá, pero el refugio es lindo, aunque no lo use, está bueno.
La única parte más densa del camino es una pampa espinosa que hay sobre el final, después de los cañaverales y barriales, y antes del refugio. En esa pampa espinosa, además, no hay ni una marca, así que hay que ir a cuatro ojos, y yo sin los anteojos, pero hasta ahora, en la Huella Andina, no me he perdido.

Etapa 4-De Termas a Laguna Verde

 

Hoy no salí temprano. Había mucha humedad. Estaba más bien fresco aunque estaba dentro de mi super bolsa de dormir. Esperé a que se secara un poco todo y mientras tanto tomé mates con Emilio -un pesado pero con buena onda- que decidió quedarse porque después de ayer, no podía ni enderezarse. También estuvimos con Daniela que es alemana y Tomás, su pareja, que es cordobés. Ellos salieron, como yo, caminando hacia Laguna Verde. 12 km. Salí tranquila porque el sendero es inconfundible ya que coincide con la ruta de ripio 62. Normalmente no me gustan los caminos para autos, para caminar; pero este tiene varios puntos interesantes. Pasa por una cascada, después por un lugar llamado Puerto Encuentro, aunque no encontré a nadie, y me hoy me hubiera gustado mucho. Después pasa frente al Escorial y está toda la aglomeración de escoria volcánica, y después pasa por una laguna encantadora, o encantada, llamada Laguna del Toro. Finalmente, Laguna Verde, pegadita al Currué Grande, antes de llegar, 400 metros. Laguna Verde es muy lindo, hasta parece un lugar del Caribe. La arena es negra, por ser volcánica, como de piedritas, no se pega, y el agua del lago no está fría. Me metí, lavé la ropa, y aproveché a relajar las piernas y la espalda. La llaga que tengo en la espalda después de 5 días de trekking con el peso, es horrible. Tengo que empezar a morfar y acabarme los fideos y la polenta, para que pese menos. El tema es que hacer después. No hay muchas provedurías. No hay nada en el camino. A veces pan casero y tortas fritas. En este camping venden algunas cosas, me compré un litro de leche, 10 pesos,  y me lo tomé con cereales. El cuerpo me pedía leche. Raro, porque nunca jamás tomo leche. El camping es caro, más que el de ayer, 45 pesos. Tiene baños, sencillos. La ducha está en Currué. No hay luz. Hay fogones.
Hace muchísimo calor ahora, realmente es como estar en el Caribe.
Una de las vistas más bellas de este camino, al menos para mí, fueron las del lago Carilafquen y, en la mañana, las montañas y el Lanín reflejados en sus aguas. Bello, muy bello. Inspirador. Pero el camino de autos, a mí, me cansa más que la senda. Puede ser porque en la senda corre más adrenalina, o uno va con la preocupación de no perderse o no caerse en río, o meter la pata en el barro, y entonces, sin querer, el camino se hace solo.
Mañana empiezo la senda que va desde aquí, por el curso del río Auquinco, hasta el lago Lolog, son tres días alejada de la civilización. Más alejada. Porque para que vayan teniendo una idea, desde el inicio de la travesía, no hay internet, tampoco señal de celulares en casi ningún lado. Escribo todo esto en Word, y pido por favor en algunos lugares donde tienen grupo electrógeno, que encienden sólo por las noches, que me carguen las baterías.
Este lugar me gusta. Y me siento cómoda. Ya hice el fueguito, ya me preparé unos mates.

Etapa 3-De Aila a Termas de Epulafquen

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El camino arranca desde unos álamos que son muy visibles hacia arriba de la zona de acampe. El camino, de 12 km, es tranquilo. No tiene muchos desniveles pronunciados. Toda la primera parte puede llevarse a muy buen ritmo. Hay que cruzar varias tranqueras. Abrirlas y volver a cerrarlas. Transcurre por bosques, hay buena sombra, buen oxígeno. El sendero es claro. Hay que cruzar siempre muchos ríos, y hoy, muchos tramos encharcados, con mucho barro donde el pie se hunde completamente, y hay pocas maderas o piedras para hacer base. Metí la pata muchas veces. Hay dos pendientes, casi llegando al final de la senda. Son dos pendientes bastante largas. Ya ahí no hay tanto bosque, sino más cañaverales, y muchos cachos de caña en el suelo que hacen trastabillar un poco. Antes de llegar a la ruta 62, hay un río bastante ancho, que se puede cruzar por un tronco, pero ojo, el tronco está alto, y uno no siempre puede controlar su equilibrio con el peso de la mochila en la espalda. Yo lo vadeé. Lo crucé por el agua.
Llegamos a la ruta. El camping libre no está señalizado, así que todo el mundo, también yo, llegamos hasta el camping pago. Es el más caro hasta ahora, 40 pesos. Tiene baños y ducha caliente! Hay fogones, pero no hay luz y no está al lado del río o del lago, pero sí donde empieza un sendero temático, justamente inaugurado hoy y ese sendero va pasando por pozones de barro con agua termal natural que va desde los 30 hasta los 90 grados. Al final hay unos piletones construidos. Un baño reconstituyente.
Acá encontré un grupo de tres montañistas. El señor más mayor, que debe tener casi 60 años, hizo base dos veces en el Aconcagua. Estuve charlando con ellos. Llegó Emilio también, el señor mayor, 62, que estaba ayer en el otro camping. Llegó cansadísimo, lo invité con mis fideos ensopados.
Durante la inauguración del sendero, me llamaron, me invitaron con choripán, proteínas! Porque hasta ahora no hay nadie que se haya planteado hacer la Huella Andina completa. Había autoridades, gente de Parques Nacionales, y periodistas, y voy a salir en el diario Río Negro, con foto y todo. Además, Horacio Pelozo (el oso), uno de los diseñadores de la Huella Andina, me invitó a ir con ellos a pintar una de las partes que falta completar en el Lácar. De caminante, termino laburando en hacer el camino, como dice el poeta, caminante no hay caminos, se hace camino al andar.

Etapa 2- De Puerto Canoa a Aila

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde el camping, se camina bordeando el lago pero campo más arriba. Desde Pichicuyín, o Pici Cullín, durante dos kilómetros, se atraviesan varias tranqueras. Hay que ir abriendo y cerrando las tranqueras. Hasta el siguiente camping no hay marcas, pero la senda es clara. Esto se repite hasta el momento en lo poco caminado. No hay muchas marcas, no abundan, pero como hay mucha vegetación, la senda no se confunde con el resto del ambiente, y además no hay muchos caminos, sino ninguno, que salgan al cruce. A partir del segundo camping, hay que virar abruptamente a la izquierda y empezar a subir. Mi mochila, como de costumbre, pesa más de lo que debería, y, además, hoy estaba mal acomodada. Luego descubrí que era la olla, daba contra un borde y ese borde contra mi espalda, refregándome a lo largo de cuatro horas de subidas y bajadas. Hay que cruzar áreas encharcadas, equilibrando sobre troncos o piedras, y también hay que cruzar varios ríos. Casi todos están playos, en uno, utilicé los zapatitos de vadeo, también se puede cruzar descalzo, al menos en el de hoy.
Aila es muy lindo. Puse mi carpa en un lugar bastante privado. Tengo un fogón, pero casi no lo usé porque dos chicos de Mendoza y un hombre de Buenos Aires, me invitaron a comer y a tomar mates con ellos, así que usamos su fogón. Igual a mi me gusta tener mi rinconcito aparte. Bajé a la playa. Hizo calor, y no llovió, por suerte, y que no llueva mañana, sino cierran la senda. Lavé la ropa en el lago, me bañé, y tomé sol mientras se secaba la ropa. Bajo al lago detrás de la carpa, detrás de unos arbustos, es un espacio pequeño, encerrado entre piedras, para mí sola, topless a pleno.
El camino de hoy, después del segundo camping, sube y sube, zigzagueando, durante unas dos horas, trepping; se pierde de vista el lago. Después se calma la subida y cruza en medio de un bosque de pinos. Tranquilo, con algunos desniveles y varios mallines y áreas ahogadas o barrosas. Después se llega al camping, hay que registrarse, y la bajada abrupta, cruzando el río hasta los sitios de acampe. Cuesta 15 pesos. Los fogones son agrestes. No hay electricidad, ni baños, ni proveduría. La señora, Gladys, hace un pan casero muy rico. El señor que está con los chicos -Yamil y Tomi-, Emilio, compró pan, tomamos mate un buen rato.
Fueron 7 km, según el programa, 4 horas.

Etapa 1 – De Puerto Canoa a Base del Volcán Lanín

Esta es una caminata sencilla de alrededor de 4 horas para subir y 3 horas y media para bajar. No se puede acampar en la Base del majestuoso volcán Lanín, cara sur. Tampoco se están permitiendo ascensos desde esta cara ya que es el sector más nevado y hay desprendimientos de piedras enormes y aludes de nieve. Se puede llegar hasta ahí, hasta la base, y allá fuimos.
Hay que registrarse de 8 a 11 de la mañana en la Intendencia del Parque. Me levanté temprano,  fogón, mates y galletas, y despertar a Emanuel para que me cruce el estrecho del lago en la canoa. Fui la primera en registrarme. El camino me pareció sencillo. Es casi todo bosque, con suelo de tierra, blando, salvo algunos sectores pedregosos. Está señalizado medio al despelote. Se encuentra la marca de la Huella Andina, celeste y blanca, pero también redondeles rojos, otros amarillos, flechas de madera, flechas blancas o amarillas pintadas en las piedras, y algunas pircas de piedritas. Así y todo, por distraída, por supuesto, me perdí una vez. Por tonta. La senda es bastante clara y despejada. Después de unas 3 horas de caminata fácil, con pocos desniveles, subiendo de manera paulatina, se presenta una subida de 45 minutos que es bastante empinada, sobre todo al comienzo, pero no es para alarmarse, es posible para cualquiera. Terminada la pendiente, la vegetación empieza a ser más petisa y escasa, se convierte en arbustos espinosos, y finalmente son sólo rocas. Allí aparece el cartel de prohibido continuar. Son 12 km de ida y luego 12 más, la vuelta.
De regreso pedí que me cargaran la cámara en la Intendencia, ya que parece ser uno de los pocos lugares, además de Gendarmería, a algunos km de acá, donde hay electricidad. Por suerte pude cargarla un poco, sino, nos quedábamos sin fotos. Tampoco hay teléfono, salvo en Gendarmería. En la Intendencia tienen sólo radio UHF. Frecuencia 155675.
Ha hecho bastante calor y el lago es una belleza, así que me di una ducha aguas mansas y jabón blanco mientras tomaba unos mates, agua calentada previamente al fogón, y me comí unos panes caseros elaborados por Ester.
Para seguir la Huella, hay que registrarse también. La próxima caminata necesita dos días. Dicen que anuncian lluvias, espero que no, porque si llueve, cierran las sendas y no puedo continuar.

La previa-De Junín de los Andes al Parque Nacional Lanín

Primera recorrida de la Huella Andina Patagónica. Las primeras etapas reales aún no estaban marcadas, ver en los POSTS Argentina-Patagonia-Huella Andina

Primera vez!

Este es el lugar más bello de la Tierra. Seguramente será la frase más repetida en este blog. O quizás, este es un lugar alucinante. Se llama Pichicuyín. Está sobre donde el lago Huechulafquen se enangosta, antes de dar a luz al lago Paimún. Justo enfrente tengo al solemne Lanín.
Para llegar hasta aquí, arranqué desde Junín de los Andes. Hay colectivos que salen varias veces por día desde Junín hacia el Parque. Salen esporádicamente y se recomienda apenas uno llega a Junín, comprar el pasaje porque viene, francamente, hasta las manos. Todos mochileros. Las mochilas no entran en los portaequipajes. El pasillo lleno de gente que no ha conseguido asiento, más, más y más mochilas. Hasta adentro del parque, desde Junín, son más o menos 60 km. El viaje es lento porque enseguida de salir de la ciudad y cruzar el río Chimuin, se agarra camino de ripio y de montaña. El colectivo se detiene a la entrada del Parque Nacional donde todos tenemos que bajar a pagar el acceso. Hoy día cuesta 10 para los riongerinos, 20 para los argentinos, y 50 para los extranjeros. Hay un descuento para estudiantes. El colectivo cuesta 31 pesos y un suplemento de 2 por mochila.
Acá dentro del Parque ya no hay conexión internet, así que si hay tiempo y algo por chusmear o contar, es mejor ir a la estación de servicio, muy cerca de la terminal, y ahí hay un barcito y wifi.
A la entrada del Parque, donde se paga, también se pueden pedir informaciones. Cuando está todo finiquitado, subimos al bus otra vez y partimos. Bordeando el Hechu empiezan a aparecer los lugares para acampar, camping agreste u organizado. Hay varios, primero está La Tapera, después, Bahía Cañicul, organizado, Bahía II, agreste, RRR agreste, y después está la Intendencia del Parque, en Puerto Canoa; allí enfrente arranca el sendero para subir la ladera sur del imponente vecino que me mira desde enfrente, el Lanín.
Hay más campings más adelante, llegando al Paimún, y en el Paimún. El mismo colectivo llega hasta allí y por el mismo precio todo.
Para subir al Lanín hay que registrarse en la Intendencia, de 8 a 11. Recomiendan hacerlo a primera hora, ya que no se puede dormir en el refugio y hay que subir y bajar el mismo día.
Para aquellos que desean cumplir con las 24 etapas ya definidas de esta travesía –hay fracciones que aún no están abiertas- que suman 560 km -luego serán 600- recomiendan cruzar el lago y dormir aquí, donde estoy yo, en el lugar más bello y alucinante de la Tierra, Pichicuyín.
Desde la Intendencia del Parque, Puerto Canoa, hay que caminar 500 metros y entrar a la izquierda en dirección al lago siguiendo un sendero de más o menos otros 500 metros. Al final se llega a la costa del lago y hay un baderín atado a una caña con un cartel que dice: si quiere cruzar al otro lado del lago, haga flamear el banderín, lo atenderemos a la brevedad.
Saqué la caña con el banderín y me puse a bailar una especie de danza india. Iba de un lado a otro de la costa, como bastonera de banderían y no veía a nadie del otro lado. De repente me pareció ver una bandada de pájaros y en efecto, era una bandada de bandurrias que me venían a buscar.
En realidad desde el otro lado me respondían otros banderines blancos, pero no tenía los anteojos puestos. Al cabo de unos minutos una canoa con dos niños, Emanuel y Ale, cruzaron remando el estrecho del lago para irme a buscar.
El camping es agreste. Hay fogones armados por lo que ni tuve que tiznar la pavita de pies a cabeza, ni tampoco la olla. Hay mesitas de madera. Dicen que por ahí hay un baño precario, pero habiendo  tanta naturaleza ni me molesté en buscar el baño. Cuesta 30 pesos con los cruces en canoa incluidos. La abuela de los nenes que es la responsable del camping se llama Ester. Junto a mi carpa corre un arroyo de agua de montaña. Hay abundante leña alrededor. Luz no hay, internet, menos, aunque tienen un sitio en Facebook que visitan cuando van a la ciudad.
Es un espacio amplísimo. Con el lago y el volcán enfrente. La costa del lago es plácida, y el agua no es demasiado fría. Hay poca gente de este lado. Para mí, que amo este silencio y esta paz, es perfecto.

Poema de Liliana Ancalao

«…yo presiento que he de andar más todavía
quién sabe cuánto
hasta vencer el miedo de acercarme hasta ellos
para medirme en sus ojos tan profundos de espacio
y aceptar el milagro de un silencio de nieve
que desprenda la costra   los últimos abrojos

si resisto es posible que me permitan ellos
sumergirme en sus ojos   ingenuos infinitos
estaquearme un instante
en el centro del tiempo

ser la libertad ser la ternura
galopando con ellos
sueltos
por la tierra»

(Liliana Ancalao, poeta de la comunidad mapuche-tehuelche Ñankulawen)