Coro-Venezuela – 9 de enero


































Salgo a caminar por los empedrados de Zamora.
Recorro los museos. Son gratis. Para el pueblo lo que es del pueblo. Además están bien conservados, limpios, nutridos de obras de artistas locales sobre todo y extranjeros.
Fui a la casa de la poesía, donde se reúnen los lectores y por supuesto los poetas. Fui al Mercal, el sitio donde el gobierno bolivariano reunió a los vendedores ambulantes, construyendo edificios para que allí se abastezca la gente a precio razonable. Ahí se vende de todo lo que uno necesite. La gente compra ahí, puede comprar. Está lleno.
Vuelvo al hostel con mi bolsa de melones y lechosas (papayas), tomates y ajos para que no me piquen los mosquitos. Me invitan con pequeños, hoy no muchachos, hoy pequeños, bocaditos de queso. Qué rico. Qué linda es esta gente. escribir el blog me lleva el doble de tiempo, o el triple, todo me lleva más tiempo, la gente quiere hablar. Anoche, hasta más de la una de la madrugada, arreglamos los inconenientes de Venezuela, de América Latina y buena parte del mundo, discutiendo con Roberto. Hay criterio para la charla profunda y comprometida. Se discute con fundamento, con hechos, con ejemplos concretos, con memoria histórica. Estoy feliz. No importa si el auto no está reparado hasta el lunes, acá hay bastante que hacer, bastante para caminar, para ver y seguir charlando.

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