De Dzhongla a Pangboche

El camino más fácil. O será que con nuestra ganada experiencia esto resulta una papa.  Salimos de Dhzongla no muy temprano, ya subía
el sol. Fue una mañana espléndida. Nos sacamos fotos con Pepe a modo de darle
un sentido -aunque no lo necesite porque es protagonista por sí solo- al
majestuoso Ama Dablan, por otra de sus caras, y, además, para sellar con Pepe de
Murcia un abrazo para la posteridad, ya que, a partir de hoy, él sigue su
rumbo, escalará el Island Peak, y nosotros comenzamos el descenso, que no
siempre significa bajar y solamente bajar. Vimos perderse a Pepe por encima de
la colina mientras nuestro camino avanzaba recto y por un valle rodeado de
monstruosas montañas, pero descampado en sí. Anoche habíamos dormido a 4800
metros, y hoy en Pangboche estamos a 3900. Casi casi la misma altura de Namche
Bazaar donde preveemos llegar mañana. Paramos en un albergue pintoresco, uno de
los más lindos que nos han tocado hasta el momento, aunque todos están bastante
bien, sin embargo en alguno que otro nos han tocado un par de ratas traviesas
comiéndose nuestras almendras, o las escuchamos correr por entre las maderas, o
bueno, excusados muy muy sucios, y paredes de madera muy delgadas donde uno se
despierta asustado porque escucha roncar a alguien demasiado pegado a su oreja.
Pangboche es además uno de los pueblos de los Himalayas más pintorescos por los
que hemos pasado. Tiene un encanto propio y especial. Las casitas con sus
huertos delimitados por paredes desparejas de piedra, visto desde arriba se ven
esos muros bajos que podemos saltar sin permiso, serpentear entre los terrenos recién
sembrados o arados a fuerza de bueyes. Los vimos porque Pangbche tiene un
monasterio antiguo, del siglo XVI, al que subimos. Erramos el camino un par de
veces y justamente tuvimos que saltar la cerca de una vecina que no nos sacó
carpiendo sino que nos explicó cómo llegar al monasterio. Víctima de
terremotos, varias veces reconstruido en partes, y actualmente en restauración.
Muy bello. Para llegar a Pangboche, retomando el camino de hoy, pasamos por el
collado de Pheriche, un área muy ventosa y fría, como suelen ser los collados,
el momento ese donde se arrodillan las montñas para sacarse el sombrero o darse
las manos, unas a otras, esos puentes entre ellas y nosotros, los collados.
Hacía frío a esa altura, viento.  Por
aquí fue el trayecto más desparejo del camino, ya que hay que subir, bajar,
comimos en Pheriche, y después subir
hasta el collado, para más tarde volver a bajar y volver a subir. Pero
bastante tranquilo todo. Mucho camino recto, plano, sin altibajos. Todavía no
aparece mucha vegetación, todavía estamos altos, empiezan a aparecer algunos
arbusto, bajos, pero árboles sólo al ir ya llegando a Pangboche.

Desde Dzhonla
hasta Pangboche tardamos 6 horas, una de las cuales fue de almuerzo.
El albergue,
aunque es más lindo cuesta igual 100 rupias, menos de 1 dólar. Los platos de
comida van de 300 a 500. La ducha se paga así que por ahora seguimos sin
ducharnos, mañana se cumple una semana. Una semana sin bañarnos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *