Toda la noche retumbaron los cimientos de Tikal. Desde la espesura, brotaban los alaridos feroces de los monos insomnes. Tikal, la ciudad de las voces. Dormimos con los mayas, en su propia casa. No viajamos solamente de un lugar a otro, también viajamos en el tiempo. Despertar en este lugar y poder llegar en pocos minutos a la Gran Plaza de Tikal, nos traslada a lo primigenio. En medio de la Gran Plaza, delante de la imponente verticalidad del Gran Jaguar, el Templo I, el más importante en la celebración de rituales, abrazando con la mirada su devenir del inframundo a lo celestial. En la altura del dintel las luces del amanecer revelan las reminiscencias de un jaguar tallado en la piedra. Ya no se permite subir a este Templo I ni al Templo II o de las Máscaras que fl anquea el campo de juego de pelota. No porque alberguen el misterio de una lápida dilapidaria de la historia de la humanidad, sino por el desgaste de la piedra en su pendiente temeraria. Sin embargo el sólo hecho de encontrarnos minúsculos en en el centro de la Gran Plaza es sobrecogedor.
En otros templos se han construido escaleras aledañas de madera para poder ver desde arriba la inmensidad de la selva y presentir la extensión de Tikal en las cúpulas que espían al cielo. Por estas escaleras accesorias subimos al Templo de las Serpiente bicéfala o Templo IV. Es el más alto de Tikal y uno de los más altos de Mesoamérica. Es el mejor momento. El privilegio es completo y la vista es espeluznante. La alfombra verde de las copas de los árboles agujereada por las cúspides de otras pirámides altísimas. Tikal es tan infinito que los arqueológos dejaron de explorarla porque era interminable, cada vez que destapaban una pirámide llegaban a otra y se veían en la obligación de seguir la exploración. Calculan que hay cuatro mil construcciones. Lo que fascina de Tikal es la altura de los templos ceremoniales, los capiteles que se pierden en la niebla y afrontan las distancias hacia el más allá, hacia arriba hacia lo divino y hacia Calakmul ciudad rival. Tikal es capaz de vigilar por encima sus dominios y fronteras, pero Calakmul es un coloso. Monumental e inamovible. El Templo V de Tikal nos remite a su recuerdo. Sólido, de base voluminosa y escaleras anchas.
Tikal ha sido escenario natural de películas holliwoodenses, Star Wars y James Bond, y ha sido incluida en el video juego Age of Empires.
Vagamos todo el día en otro tiempo. Compartiendo las calzadas con los pizotes y el descanso con las guacamayas azules. Adivinando prominencias que aún duermen debajo de la jungla. Perdiéndonos en los senderos y encontrándonos en el Mundo Perdido de los mayas, la pirámide más antigua de Tikal dedicada a la observación astronómica. Sentados en las acrópolis, rodeando el palacio de las ventanas o de los murciélagos, las pirámides gemelas, los temazcales. Desentrañar los enigmas de Tikal y de la civilización maya. ¿Dónde están los millones de personas que habitaron estas tierras y vivieron de manera gloriosa entre estos edificios cuyos esplendores han sido desgastados por los siglos y la selva? Volvimos al campamento con más interrogantes que certitud. Siempre ocurre así cuando uno se inmiscuye con los mayas. Nos fuimos sin apuro. Sin desaprovechar ni el pájaro carpintero en un tronco ni la danza de los monos araña. Reverenciamos a la ceiba sagrada y seguimos una de las direcciones cardinales de sus raíces. Sur. De bajada en reversa hacia El Remate, saludamos a la señora de la tienda del Caoba. La bajada fue gloriosa.
En El Remate dormimos en el camping de Juan. Juan es tan humilde como amable y sabio. El camping es sencillo, se llama Paraíso. El pasto del suelo es un colchón confortable. Los baños son precarios pero suficientes, además, ahí arriba donde están los baños, hay una palapa con hamacas, una vista inigualable del lago Petén, y una cueva fresca cavada por él mismo en la roca. Juan y su familia valen todo lo que le falte a las instalaciones. Juan está entusiasmado con el emprendimiento y es un buen guía y conocedor de la zona, además tiene una cultura general amplia, colecciona monedas y billetes extranjeros y le gusta charlar de historias del mundo. Hablamos de Argentina de la dictadura de Guatemala de la dictadura…
-acá cuando el obispo Gerardi sacó el libro “Guatemala Nunca Más”, a los dos días lo asesinaron a golpes en la cabeza. Por todas las partes de Guatemala habían andado y hablaron con la gente, juntaron muchos testimonios, en el libro dice que mataron a doscientos mil, y otros cincuenta mil desaparecidos. Un millón se fueron exiliados, refugiados; quedaron doscientos mil huérfanos y cuarenta mil viudas. Todos eran civiles, sin armas, y la mayoría indígenas. Y no hubo justicia. El ejército los mató; y los paramilitares que andaban con ellos.
Hablar con Juan me trae a la memoria un párrafo de “Las Venas abiertas de América Latina” que de tan aberrante parece ficción:
“La aldea Cajón del Río quedó sin hombres, y a los de la aldea Tituque les revolvieron las tripas a cuchillo y a los de Piedra Parada los desollaron vivos y quemaron vivos a los de Agua Blanca de Ipala, previamente baleados en las piernas; en el centro de la plaza de San Jorge clavaron en una pica la cabeza de un campesino rebelde. En Cerro Gordo, llenaron de alfi leres las pupilas de Jaime Velásquez, el cuerpo de Ricardo Miranda fue encontrado con treinta y ocho perforaciones y la cabeza de Haroldo Silva, sin el cuerpo de Haroldo Silva, al borde de la carretera a San Salvador; en Los Mixcos cortaron la lengua de Ernesto Chinchilla; en la fuente del Ojo de Agua, los hermanos Oliva Aldana fueron cosidos a tiros con las manos atadas a la espalda y los ojos vendados; el cráneo de José Guzmán se convirtió en un rompecabezas de piezas minúsculas arrojadas al camino; de los pozos de San Lucas Sacatepequez emergían muertos en vez de agua; los hombres amanecían sin manos ni pies en la finca Miraflores. A las amenazas sucedían las ejecuciones o la muerte acometía, sin aviso, por la nuca; en las ciudades se señalaban con cruces negras las puertas de los sentenciados. Se los ametrallaba al salir, se arrojaban los cadáveres a los barrancos.” (Eduardo Galeano)
Datos técnicos:
Tikal-Remate 37.4 km2.14.23 hsTotal: 2256.25 km