Zlatoust y Miass, dos paraísos del Óblast de Cheliábinsk

Por qué visitar el Óblast de Cheliábinsk

Probablemente en un viaje organizado a un país tan vasto y repleto de atracciones interesantes como lo es Rusia, muy pocos incluyan al Óblast de Cheliábinsk en el itinerario.

En Rusia hay mucho para ver. Hay ciudades plagadas de historia milenaria donde confluyen razas y religiones del mundo. Hay naturaleza única desde el Polo norte hasta el Trópico y desde el Pacífico hasta las estribaciones del Mediterráneo. La cantidad de lagos que hay en Rusia no se cuentan ni en miles ni en millones sino en Ilones. ¡Son demasiados!

Tan sólo en el Óblast de Cheliábinsk se desparraman como un racimo nada menos que 3500 de esos lagos. 3500, poca cosa y, entre esos 3500, se encuentran los lagos más inexplorados y transparentes del mundo.

Sin embargo, Martín y yo, en este viaje de reconocimiento por varias repúblicas de la Federación Rusa, no llegamos al Óblast de Cheliábinsk presumiendo de ir a la «pequeña Suiza», tal como llaman a esta región. De eso nos enteramos después. Tampoco llegamos a Cheliábinsk, para ver al meteorito que cayó a 70 km de Zlatoust y a tan sólo 20 km de Miass y que le dio al óblast un lugar en la prensa internacional en febrero de 2013.

Zlatoust, capital internacional del acero

Una de las mejores formas de viajar y de conocer el mundo verdadero, el que habita la verdadera humanidad, o donde se esconden bellezas naturales con todavía poca publicidad, es dejarse llevar por lo que indican los lugareños. Así llegamos a Cheliábinsk.

Martín tiene un amigo ruso en Torrelavega, Kolya. Conoce a su familia y ha compartido con ellos algunos momentos en su hogar en Cantabria. Cuando Martín les preguntó qué recomendaban visitar en la gran Rusia, Kolya sin dudar respondió: mi pueblo. Y allá fuimos a Zlatoust.

Junto al famoso acero de Damasco, Zlatoust se destaca históricamente por un material idóneo y de dureza única para la construcción de armas, espadas y cuchillos. Se le conoce como acero bulat y su aleación especial con material natural de la zona, se efectúa desde la Edad Media.

Sin embargo el secreto de manufactura de este acero antiguo tan especial se perdió en el tiempo. Varios siglos después, en el XIX, algunas de sus propiedades lograron ser copiadas por el ingeniero Anosov, un entusiasta estudioso y explorador metalúrgico.

Anosov, estudió la calidad del acero y verificó que no era de tanta calidad como el que originariamente provenía de Oriente Medio y decidió duplicar el templado del acero de Damasco incrementando notablemente su dureza.

En Zlatoust se han fabricado desde los primeros cañones hasta las espadas y cuchillos más infalibles y hermosos por sus grabados únicos. Coleccionistas de todo el mundo y, en su tiempo guerreros, han acudido y acuden a las fábricas de acero de Zlatoust en busca de estas piezas exclusivas.

Parque Nacional Taganay, paraíso natural del óblast de Cheliábinsk

 Zlatoust es también la puerta natural a uno de los parques nacionales más populares de los Urales del Sur. El parque es famoso por sus zonas rocosas. Hay piedras tremendas con formas extrañas y origen incierto.

A la entrada del Parque se puede obtener un mapa con todos los senderos balizados disponibles y demás servicios dentro del parque. Hay lugares para acampar, áreas para descansar, y agua.

Las rutas de senderismo pueden realizarse a lo largo de varios días. Una ruta popular es caminar el sendero de Nizhny Taganai hasta Dalny Taganai, o viceversa. Un recorrido de 65 km.

Otras rutas discurren por los tramos bajos del río Serga y ascienden para tener vistas bonitas desde los acantilados. En el parque también hay abundantes cuevas.

Las rocas más visitadas son las Crestas de dos cabezas, la Gran Cresta, Kruglitsa, Itszil, Mont Blanc, Jurma y varias más. Se recomienda también el Valle de las historias de Hadas (Valley of Fairy Tales) y los restos de Skalodrom, Three Brothers y Kialimsky Rocks. Y si se desea aún más, se puede llegar hasta la Puerta del Demonio (Devil’s Gate), Mitkina Rocks y Big Stone y Kurumnaya.

¡Taganay es enorme! Sólo estuvimos un día y medio en Zlatoust y ni siquiera un mes alcanzaría para poder recorrer todo esto.

Zlatoust y los maravillosos zlatoústovtsy

Zlatoust es una de las montañas más altas de los Urales y está incluida en la lista de ciudades históricas de Rusia. Aunque más allá de sus récrods geográficos o históricos, el premio mayor es la amabilidad y el cariño de los zlatoústovtsy, la gente de Zlatoust.

La prima de Kolya, Liuva, se dedicó todo el día a recorrer la ciudad y sus alrededores con nosotros. Su mamá nos sorprendió con un almuerzo inesperado y delicioso. La abuela nos llevó en su coche hasta una de las entradas del Parque Natural. Entiéndase: dos perfectos desconocidos llegan a una ciudad y una familia de esa ciudad dispone todo su día, todo su tiempo, deja sus quehaceres (la abuela dejó hasta un tratamiento en el hospital), para pasar el día con los desconocidos. Eso es lo más de «lo más» en un país que ya de por sí puede jactarse sin temor a fraude de ser «lo más» en casi todo.

Recorrimos todas la ciudad pero lo más importante de ese día fue relacionarnos con la familia de Niko. Fue genial y hermoso. Y ahora podemos decir que tenemos amigos allí. Nunca nada será suficiente para agradecer los vínculos que surgen en el camino. Por más que intentemos dar algo, nunca será equiparable a lo que recibimos.

Liuva se reunió con nosotros esa mañana. Fue a nuestro hotel. Con ella caminamos por el centro de la ciudad, visitamos el Memorial a los combatientes contra el nazismo, en cuyo museo, mezclado con miles de nombres, figuran sus bisabuelos.

Después fuimos hasta el Museo de la Minería donde hay restos del meteorito. Todo este complejo está dentro de un agradable parque con esculturas de metal muy interesantes y bonitas.

No lejos de allí está la torre del campanario de San Juan Crisóstomo a la que subimos para contemplar vistas increíbles de la ciudad y los Urales. Seguimos caminando por toda la ciudad con la familia completa, pasamos a comer «cheburek», y luego la abuela abandonó su tratamiento en el hospital para llevarnos hasta el parque donde pasamos un par de horas trepando rocas por el bosque y contemplando las vistas.

De regreso a la casa de Liuva y su familia nos montamos en el tranvía de montaña más alto del mundo y, al llegar a la casa, nos esperaba un apetitoso y variado almuerzo-merienda con pelmenis de Zlatoust cuya buena fama pudimos comprobar.

Miass y el Lago Turgoyak en el óblast de Cheliábinsk

A unos 50 km de Zlataoust está Miass. Llegamos a Miass porque Mijail, el chofer del blablacar que nos llevó desde Ufá a Zlataoust, vive en Miass. Él nos comentó acerca de la mentada «pequeña Suiza», nos habló del Lago Turgoyak, nos enseñó fotos de un lugar soñado y como buen lugareño nos convenció de que Miass era más lindo que Zlatoust. Así que, tras un día y medio de hermosa convivencia con los zlatoústovtsy nos fuimos con Alexander, otro blablacar, a Miass.

Miass es una ciudad desparramada. Era difícil decidir a qué parte de la ciudad íbamos a ir. No teníamos reservado ningún alojamiento así que nos dejamos llevar un poco por la deriva y bastante por el chofer. Alexander se desvió entonces de su ruta normal a Miass y nos acercó al mejor lugar posible. Nos dejó en un punto medio de la costa del lago desde donde era posible caminar en una u otra dirección para encontrar el alojamiento. Tras el desvío y la buena onda, Alexander no nos quería cobrar el viaje.

Enseguida caminamos hasta la costa. Turgoyak es realmente maravilloso. El lago Turgoyak es uno de los más transparentes de Rusia y del mundo. Transparentísimo. Nos sentamos un rato en las reposeras que hay en la playa a admirar tal belleza de paisaje. Los reflejos increíbles en el agua. El plancton que habita las aguas del Turgoyak se conjuga con el agua hasta volverla un cristal mágico. Puede verse a simple vista qué ocurre allí abajo hasta los 15 metros de profundidad.

En el lago está la Isla de Vera. Allí, en el siglo XIX, vivió una ermitaña curandera que los lugareños llamaban santa. La isla de Vera está situada cerca de la orilla oeste del lago. En el verano se puede navegar hasta allí y en invierno se puede llegar esquiando o en trineo.

Cuando uno llega se presiente inmediatamente que Turgoyak es un lago propenso a los milagros. Rodeado de megalitos y dólmenes, cuya antigüedad supera los 5000 años.

Nuestro alojamiento fue ideal. Lo encontramos ya en medio de la noche. Unas pequeñas lucecitas que titilaban en la oscuridad. Al día siguiente rodeamos el lago por senderos y caminamos hasta el final de una península. Sin querer llegamos al mismo lugar recóndito que justamente Mijaíl había elegido para su foto de perfil. Juramos sobre esas piedras, que no nos había indicado nada al respecto. Sólo seguimos la onda. Toda una experiencia alucinante. Para entender, hay que ir.

El lago Turgoyak es una fuente de fenómenos paranormales: todos los que hemos estado allí lo hemos experimentado.

Alojamiento y transporte en el Óblast de Cheliábinsk

Como habrán leído, en esta zona, en cuanto a transporte nos hemos manejado mucho en blablacar. Fue la opción ideal. Mijail nos presentó a la familia y quiso sacarse fotos, Alexander finalmente aceptó el pago y se despidió calurosamente. Nos dieron consejos amigables, como si se tratara de personas cercanas y no apenas unos pasajeros de taxi. Fueron geniales.

Luego desde Miass tomamos el tren a Omsck. Este tren cruza por el norte de Kazajastán. Sin trámites. Uno va en su compartimento de tren y cuando amanece, sin querer, uno está pasando en tren por otro país. Al rato vuelve a entrar a Rusia.

Entre Zlatoust y Miass también hay minibuses. Funcionan hasta la tardecita.

En Miass, desde la costa del lago caminamos hasta un cruce donde se apelotonan un par de mercadillos y allí, tal como nos señaló Alexander, está la parada de autobús urbano que va hasta la estación Miass 1. El tren parará allí sólo 2 minutos.

El trayecto de Miass a Omsck es un viaje de toda la noche y parte de la mañana-mediodía. Los pasajes se pueden sacar previamente en la página de los ferrocarriles rusos.

Para alojarnos en Zlatoust elegimos el hotel Nikolskiy que está en la costa del lago. Está muy bien. La atención es excelente y el desayuno muy completo y nutritivo. El personal súper simpático.

En Miass caímos junto a las luciérnagas en unas cabañas maravillosas sobre el lago. Las mujeres que nos recibieron hicieron todo lo posible y más para que estuviéramos felices de estar allí.

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