¡Seguimos en Transilvania! Desde Bran, a dedo, llegamos a Braşov, una de las ciudades más pintorescas de Rumania. Envuelta en los Cárpatos, con plazas coloridas y callejuelas desparejas .
Entre lo más característico de esta ciudad está la iglesia negra, Biserica Neagra, es una de las catedrales góticas más grandes del mundo. Fue construida en el siglo XIV y ha recibido el nombre de iglesia negra tras un incendio acontecido en 1689 que arrasó casi todo el centro de Braşov y oscureció sus paredes. En el interior hay tapices y alfombras orientales que los comerciantes regalaron a la ciudad.
En el centro de Braşov da gusto sentarse en la plaza Sfatului, plaza principal de Braşov y el lugar dónde históricamente se celebraba el mercado. Es una plaza de grandes dimensiones en la que siempre hay mucho ambiente. Es el centro neurálgico del casco antiguo. Allí mismo veremos la Casa del Consejo, del siglo XIII (1420), hoy es un museo y antes fue la sede del ayuntamiento. Hay una torre de la edad media llamada la torre vigía, se dice que es la torre del flautista de Hamelin. Muy cerca de este casco están las murallas que protegían Braşov.
La plaza está rodeada por un bonito conjunto de edificios de colores pastel (siglos XVIII y XIX). Edificios preciosos entre los que se destacan la Casa Negustorilor, sede de los mercaderes, y la casa Muresenilr, donde funcionó el primer periódico publicado en rumano, la Gazeta Transilvaneiei, en 1838. Entre otros edificios hay una sinagoga, un par de museos y, en el otro extremo, la iglesia Negra. Todo bajo la atenta mirada del monte Tampa de 960 metros de altura. Si elevas la vista verás un cartel en la colina. Hasta allí se puede subir en funicular o caminando por un sendero. Desde arriba las vistas son impresionantes sobre todo a la luz del atardecer. En los senderos del monte Tampa podrás toparte con osos y zorros o, minimamente, verás sus huellas.
En Braşov da gusto caminar entre sus calles con el frondoso bosque de las laderas de Tampa como telón de fondo. La strada Sfori es una callejuela llamativa, con poco más de un metro de estrechez. Entre pasadizo y callejuela y dejéndote llevar de torre en torre, llegarás seguramente al barrio Schei, del lado opuesto al monte Tampa. Verás la Poarta Encaterinei, una antigua puerta con cuatro torrecillas. Esta puerta, conocida como «la puerta de los valacos», era la antigua entrada a Braşov. Pasando por delante de ella, siguiendo de frente y girando un poco a la izquierda, ya junto al monte, te encuentras con un riachuelo y la continuación de la muralla. Puedes subir a una de las torres que veías desde el otro lado, la Negra y la Blanca, que están un poco encaramadas en esa colina.