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Pirenaica 8-Otsagabia-Isaba-Refugio de Belagua

Desde Otsagabia tomamos el GR 11 directo a Isaba.

El camino por el GR 11 es muy sencillo. Transcurre por una pista ancha de ripio. Bastante incómoda para caminar y monótona.

Los árboles constantes ayudan con su sombra. Se pasa por un estanque de agua estancada marrón, como para remojarse los pies.

Después de este estanque el camino se transforma al fin en un sendero más acogedor. Con menos sombra pero donde corre un aire muy agradable. La bajada final al encantador pueblo de Isaba es empinadísima.

Son 600 metros de desnivel en 3 kilómetros. Por suerte por un lecho de hojas secas y a través de un bosque denso con sombra.

Al llegar a Isaba enseguida se destaca la iglesia del año 1500 con forma de fortificación y las construcciones medievales.

Damos unas vueltas por las callejuelas del pueblo y subimos al refugio de Belagua donde vamos a dormir en el camping que nos costó 5.50 euros. El personal es amable y la ducha de calentador eléctrico así que si hay mucha gente en el camping se recomienda no papar moscas e ir a bañarse cuanto antes.

Enlace de Quillén a Junín de los Andes y de ahí a Puerto Canoa (2017)

Día 8 – desde Quillén a Junín de los Andes

Viajamos a dedo y no fue sencillo. Primero caminar desde el camping hasta el área de uso diurno y la casa de piedra.

 
A hacer dedo, Lago Quillén

Quienes están a cargo de esta área, información y guardaparques, no supieron brindar la información  ni hicieron ningún esfuerzo por ayudar a solucionar el problema de salir a dedo. Hay opciones como llamar a un taxi y ellos tienen la información pero no nos la dieron.

 
Saliendo de Quillén a pata

Caminamos desde la zona de uso diurno 2 km más hasta donde hay alguna chacrita y más adelante unas viviendas y una señora de la comunidad Currumil fue extremadamente solidaria l subirnos a todos con nuestros bártulos en un auto que aunque no tendría capacidad para tantos ocupantes se hizo lugar y todos y todo entramos. La señora fue tan amable que nos llevó hasta Rahue donde se cruzan las rutas 23 y 46 y donde estuvimos buena parte del día haciendo dedo.

 
Dedo a Junín de los Andes

Sólo tres de nosotros llegamos a Junín: Mercedes, Joel, y yo; Nelson y Fanny, después de varias horas de intentarlo, antes de la caída de la tarde, desistieron y acamparon hasta el día siguiente sobre el río Aluminé. El transporte entre este cruce y Junín de los Andes pasa solamente a las 7 de la mañana y es carísimo. Sería mucho mejor si se arregla con un taxi.

El ripio entre Quillén y Junín de los Andes es una ruta escabrosa y en mal estado. Se tardan un par de horas en llegar.

En Junín de los Andes paramos en el camping Laura Vicuña, lindo pero muy caro. Tiene calefacción en los baños, ducha de agua caliente las 24 hs, un wi-fi que no funciona. Cuesta 265 pesos, carísimo. Lleno de gente pero igual tranquilo. Está bien organizado, hay electricidad, mesitas y bancos, fogones, pero el wi-fi no funciona y el precio es excesivo.

Día 9 – desde Junín de los Andes a Puerto Canoa

Actualmente hay dos autobuses en temporada, 9.45 y 16.25. El precio del bus está en 105 pesos y la entrada de pesos para nacionales es 90, para Mercosur 130 y para extranjeros 150.

A las referencias de este tramo ya escritas en post anterior cabe agregar que actualmente hay una requisa de gendarmería en la que hacen bajar a algunos pasajeros del micro y les revisan sus mochilas, las mochilas que llevan consigo arriba del bondi.

Cruzamos al camping Pichí Cullín como lo hago yo habitualmente, moviendo el banderín.

 
Moviendo el banderín para que venga el bote a buscarnos
Moviendo el banderín para que venga el bote a buscarnos
 
Nico llega a buscarnos en el bote

La familia de Ester y Nico tienen un bote nuevo, más grande. No cobran costo por el camping pero sí el cruce del lago a 35 pesos.

Sigo sosteniendo que es el lugar ideal para acampar porque tiene las mejores vistas del volcán Lanín, a cada hora sus colores cambian de acuerdo a la luz del día, y cambia su reflejo en el lago.

 
Las mejores vistas del Lanín desde el Pichí Cullín
Las mejores vistas del Lanín desde el Pichí Cullín
 
Las mejores vistas del Lanín desde el Pichí Cullín

Tiene las mejores playas, y, además, está del lado que nos corresponderá para salir de una hacia la senda a Aila.

Mi pierna está hecha mierda. Ando con una caña de bastón.

 
Fogón en Pichí Cullín y yo con bastón
 
Fogón en Pichí Cullín y yo con bastón

Etapa 7 -Malalco Chico – Quillén (2017)

Día 7 – desde Malalco Chico a Lago Quillén

 
Bajando al Lago Quillén

El camino a Quillén es en bajada y la bajada, con el peso en la espalda y el dolor, es insoportable. Milagrosamente llega un punto en el que el dolor ha sido tanto que me deja de doler por completo. Eso creo, que es un milagro, y así les cuento a Joel y Mercedes que me esperan tras vadear el río llegando a la comunidad Lefiman, pero el milagro dura poco.

 
Descampado donde pastan ovejas, cerca de la llegada al Malalco Grande

La senda está marcada, hay un par de partes, nada más, donde puede ser confuso, pero dando un par de vueltas en derredor se verán las marcas y se podrá continuar.  Esto sucede por ejemplo al principio, cuando subimos una ladera rocosa, en una parte se enrarece el sendero pero hay una sola opción viable por donde se puede caminar sin grandes obstáculos ni dificultad y bien, es por ahí, después se camina por el bosque, todo en bajada, hay sombra y el suelo es blando; llegando casi al río de Lefimán, pasa también que hay un descampado donde suelen pastar ovejas y no se alcanza  a ver desde un borde del descampado la embocadura de la senda al otro lado, es en diagonal, si caminamos ese descampado en diagonal, estará la marca enseguida en un árbol.
A continuación nos toca sortear un mallín traicionero, imposible no meter la pata, y después se vadea el río Malalco Grande. Hay que mirar bien el lecho, cuidado por donde se camina para vadear ya que hay pozones profundos.

 
Tras vadear el Malalco, momento de un milagro
 
Arroyo Malalco Grande

Durante esta senda las marcas son las banderitas de Huella Andina pero también hay estacas con rayas amarillas o rojas, o circulitos amarillos de lata. A veces en esta última parte pueden confundirnos huellas de animales, pero hay prestar atención y se encontrará la buena senda.

Junto a ese río, Malalco Grande, en la comunidad Lefimán, se puede acampar y está bonito y es libre. Quizás es mejor que llegar hasta Quillén aunque el lago Quillén es maravilloso pero es lejos tener que llegar hasta el camping y de todos modos al día siguiente tendremos que caminar hasta el área de uso diurno del lago para buscar la salida, a dedo, hacia Junín de los Andes donde retomar la Huella.

A 3 kilómetros de esta área de acampe en Lefimán está la cabecera del Lago Quillén, la casa de piedra donde se efectúa el registro de llegada y el área de uso diurno del lago. A 1 km y medio más está el camping.

 
Camino al camping de Quillén
 
Fogón y cena junto al Lago Quillén

El camping cuesta 120 y nos hicieron 100 por caminantes. La ducha caliente fue espectacular. Hay fogones en el piso pero no hay mesas ni bancos.
El lago Quillén es hermoso.

 
Lago Quillén

Este día, a la tardecita, armando la cena al fogón, tuve el placer de encontrarme a Lucrecia, una amiga a quien no conocía personalmente pero con quien había hablado bastante a partir de la Huella Andina 2013.

Etapa 6 – Ruca Choroi – Malalco Chico (2017)

Día 6 – de Ruca Choroi a Malalco Chico

Esta senda, un tanto exigente, es de una magnificencia riquísima. Tiende a subir, y, a medida que subimos, el paisaje va mutando. Entramos a un bosque tupido de pehuenes, subimos y llegamos a ver el lago Ruca Choroi en todo su esplendor. Una postal.

 
Lago Ruca Choroi visto desde la Huella
 
Lago Ruca Choroi visto desde la Huella

También se ven, en dirección opuesta al lago, laderas escamosas de lava volcánica seca. Hay marcas que nos van determinando claramente la senda. Imposible perderse, en todo caso hay que buscar alguna, pero hay botellas pintadas en cañas altísimas que son como señales ferroviarias marcando el rumbo de la senda. Se cruza el bosque, ñires, algo de caña, mallines pequeños y después se suben los cerros, las lomas.

 
Lomas que hay que sortear durante el sendero
 
Lomas que hay que sortear durante el sendero

Superamos la altura de los 2000 metros. Una vez que se acaba el verde y el paisaje se vuelve piedra suele aumentar también el viento y aglomerarse las nubles. La visión es extraordinaria. Montañas imponentes y raras. Vírgenes poco visitadas. Tras dejar el verde atrás y rodear un cerro hacia nuestra derecha, vamos a tener que atravesar tres lomas de piedras. Entre la bruma vamos a divisar hacia abajo y a la izquierda, volviendo al verde de un bosquecito de ñires, el domo.

El domo es una carpa resistente puesta ahí por Parques Nacionales especialmente por la Huella Andina, las 5 personas que realizamos esta etapa dormimos dentro del domo en nuestras bolsas de dormir. Fue el mejor refugio posible en esta noche de lluvia y viento.

 
Bruma y tormenta llegando al Domo

Allí dentro con el calentador nos hicimos una regia cena. El domo nos protegió y nos mantuvo a salvo de la intemperie.

 
Domo, refugio de Huella Andina, en Malalco Chico
 
Domo, refugio de Huella Andina, en Malalco Chico



 
Domo, refugio de Huella Andina, en Malalco Chico

Etapa 5 – Pampa de Castro – Ruca Choroi (2017)

Día 5 – de Pampa de Castro a Ruca Choroi

Día 5 -15 de enero de 2017 – Desde Pampa de Castro a Ruca Choroi

Una senda sencilla. Hay un camino ancho que nos va marcando el rumbo aunque la senda peatonal no siempre va por este camino ancho. Hay que cruzar varias veces arroyos pero se han construido en casi todas las oportunidades puentes rústicos de palo. Sólo una vez nos quitamos el calzado para vadear.

El camino es prácticamente plano con tendencia a bajada. Hay bastante sol, no hay sombra todo el tiempo porque se van cruzando campos de veranda, descampados. Hay solazo.

 
Lago Ruca Choroi

Tardamos 4 horas desde Pampa de Castro hasta la entrada de Ruca Choroi donde se encuentra el primer camping y continuamos media hora más hasta el Camping Trepain cerca de la casa del guardaparques. En el camping nos recibieron súper amables Carlos y Fabiana. Tienen precio de caminante, 80 pesos y la ducha es híper caliente. Hay además de una proveeduría con precios aceptables, un restaurante.

 
Camping en Ruca Choroi

El guardaparques Adrián vino a darnos la bienvenida y a reiterar la invitación para comer un chivo asado en su casa.

Fue genial. Una velada perfecta y hermosa. No sólo por el chivo que estaba delicioso. Además llegaron Nelson y Fanny desde el Paraguay y la familia completa de Adrián resultó ser una joya. Julia, la esposa, también guardaparques, dinámica, activa, amable, toda energía pura y con unas manos mágicas que amasaron todas cosas tan ricas, tarta de verduras, pan casero, tortas fritas. Tuareg y Aimara, y el tío Toto. Todos tan linda gente de la que después cuesta un lagrimón desprenderse. Dan tanto que es increíble que la vida de cada día les alcance para tanto.

El trabajo que han hecho ellos en toda esta área del parque y de la Huella Andina no lo he visto en ninguna de mis caminatas previas por la Huella en ninguna parte.

 
Adrián Daros, guardaparques, y el chivo asado
 
Julia, guardparques, el tío Toto y el Chivo

Etapa 4 – Ñorquinco – Pampa de Castro (2017)

Día 4 – desde Ñorquinco a Pampa de Castro

Un sendero IMPECABLE.
Saliendo del camping y cruzando el puente sobre la ruta de ripio, está la entrada hacia la casa del guardaparques. Olga, la guardaparque, fue solícita, amable, conversó con nosotros y nos hizo el registro además de darnos nuestros pasaportes de Huella Andina y sellar las etapas transitadas. La troup de caminantes se achicó. Solamente dos de ellos me esperaban en el sitio acordado, Mercedes y Joel. Los demás han tenido algunos problemas de articulaciones, lesiones varias, o sobrepeso insoportable en la carga. Algunos de los que quedaron en el camping Kimei Mapu, tras una simpática noche de joda y asadito, se reincorporarán luego recauchutados de ampollas y pieses, otros decidirán regresar a sus casas y andar, seguramente en el futuro, este u otros caminos.

Lago Ñorquinco
Lago Ñorquinco
Lago Ñorquinco

Este sendero es precioso. Arranca bordeando el lago Ñorquinco. Las vistas son única de tan bellas. Me quedaba extasiado mirando y mirando. Caminamos como dos horas bordeando el lago, pasamos por una cascada y vamos encontrando a nuestro paso tantísimas frutillas, frambuesas, grosellas. Probamos todo. Después el sendero empieza a subir y a despegar de las orillas del Ñorquinco, sube y sube, y pasa por un bosque quemado, ralo. Todavía sobreviven los retoños de las exóticas cerezas. Durante el trayecto el bosque intercala con algunas cañas, después con algunos ñires, despùés vuelve el bosque.

Lago Ñorquinco
Vistas del Lago Ñorquinco
Vistas del Lago Ñorquinco

Hay varios arroyitos que cruzan la senda.
En un punto, las vistas del la omnipresente cascada Coloco, a la que vemos allá abajo cayendo en un pozo profundo y azul, nos detiene un largo momento. Un buen descanso ante ese espectáculo incansable de la naturaleza. El ruido de las aguas truena desde lejos. La caída es impresionante. Caudalosa y alta.

Vistas del Lago Ñorquinco a medida que subimos por la Huella

Viene una subida sostenida pero amena. Esta subida nos va trasladando a la parte más alta del camino. No es agotador, el aire acompaña. Tras la parte más alta del camino debemos cruzar dos mallines. Son una amplia extensión pero está perfectamente señalizado, al igual que todo este tramo, por dónde es conveniente hacer el cruce del mallín. Después de los mallines la huella se ensancha y es clara y obvia. Este camino desemboca en Pampa de Castro, el sitio de pernocte. Hay un bosquecito donde se puede acampar y cruzando la tranquera hay un descampado, un sitio de veranada, donde también se puede y donde el personal de Parques, especialmente Adrián Daros y su familia, han construido un refugio. En el refugio hay mucho espacio y un fogón, y puede ser utilizado o bien acampar afuera, ya sea en el descampado o en el bosquecito.. Este sitio de pernocte está junto a un arroyito.
Nosotros acampamos del lado del bosquecito, cerca del arroyo. Hicimos nuestro prudente fogón y unas lentejas suculentas y sabrosas.
Adrián Daros, guardaparques, se acercó con su hija Aymará, ad arnos la bienvenida. Compartimos unos mates y nos resultó super buena onda, él y su buena voluntad de acercarse hasta Pampa de Castro a recibir a los caminantes.

 

Vistas del Lago Ñorquinco a medida que subimos por la Huella

 

 

Campamento en el bosque de Pampa de Castro

Etapa 3 – en busca de Puesto Viejo, regreso a Moquehue – Ñorquinco (2017)

Día 3 – desde el Vivac en busca de Puesto Viejo, regreso a Moquehue y a Ñorquinco

Al tercer día de nuestra caminata, amanecimos descansados en un lugar desconocido. A casi 1950 metros de altura, cerca de un cerro que nunca sabremos pero sospechamos que no, era el Cerro Plomo. Estábamos ahí, cerca de un lindo arroyo de aguas caudalosas y piedras claras, rodeados de montañas y lengas, cerca de una colina de arenisca beige rosada con pequeñas matitas de flores de montaña.
Retomamos la marcha luego de un prudente fogón y un suculento desayuno por el mismo sendero serpenteante a través del lengal achaparrado, luego llegamos al bosque sombrío de hojarasca y más tarde al cauce seco. Desde allí intentamos, lado a lado de dicho cauce, trepar la colina en busca de una senda que nos llevara hacia arriba hacia un verdadero cerro Plomo. Yo subí por la margen derecha del cauce y Joel lo hizo por la izquierda. No encontramos nada tras trepar unos cuantos metros así que regresamos y retomamos la marcha hasta el cruce de los dos caminos anchos. Entonces obsecuentes con nuestra meta intentamos tomar por el otro camino ancho, el que habíamos descartado el día anterior, por ahí encontramos a un brioso caminante que haría la Huella Andina completa de a tres etapas por día. Llevaba un equipo liviano y los track de varios senderos en su GPS. Quedamos en contacto con él. Finalmente. nuestro camino, tras un rodeo amplísimo nos llevó de regresó a Moquehue, cosa que ya sospechábamos por la pendiente en baja y la dirección, y desembocamos exactamente otra vez en la tranquera que decía «Pulamri» prohibido el paso.
Decidimos entonces intentar salir hacia Ñorquinco y retomar desde allí las sendas de la Huella Andina.
Nos llevó un buen rato lograr que el «dedo» surta efecto. Pero surtió y tan bien que los jóvenes super amables que nos trasladaron hicieron dos viajes para buscar al resto de los caminantes.
Ellos estaban acampando en Kimei Mapu, un camping que está en la Lagunita Verde antes del Lago y antes del Ñorquinco. La mayoría de los jóvenes caminantes, o sea todos menos yo, decidió acampar con ellos ahí y comer un asado, divertirse, distenderse, y retomar al día siguiente desde ese lugar. Yo opté por seguir y acercarme al punto desde dónde partiría la senda al día siguiente. Era a 13 km desde donde estaban ellos y no me parecía quedarme a dormir ahí y encarar al día siguiente un ripio duro de tal longitud.

Lago Ñorquinco
Lago Ñorquinco
Camping Las 3 Araucarias

Quedamos de encontrarnos a las 8.30 a 9 de la mañana en la caseta del guardaparques en la otra punta del lago Ñorquinco. Me llevó tres horas caminar por el ripio desde el camping Kimei Mapu hasta Las 3 Araucarias y, después de hacerme unos mates a un regio fogón y ducharme, me percaté de un dolor bastante insoportable e insostenible en mi rodilla derecha. No le di bola porque a mí nunca me pasa nada y me siento fuerte y bien preparada para este tipo de actividad.

Camping Las 3 Araucarias

El camping las 3 Araucarias se encuentra junto al camping Fortín entrando cerca de la escuelita que hace poco se incendió. Hay poca señalización. Sólo un cartel. Primero está el Fortín y un poco más adentro las 3 Araucarias. El Fortín cuesta 100 pesos y las 3 Araucarias 50. Me quedé en este último. Cándido el poblador a cargo es muy amable. El lugar es sumamente tranquilo, junto a un río de aguas mansas y la ducha es de agua bien calentita.

Etapa 2 – Moquehue a Puesto Viejo (2017)

Día 2 – desde Moquehue a Puesto Viejo

Arrancamos con todos nuestros petates prontos y bien desayunados, a las 9 de la mañana. A las 12 de mediodía no lográbamos aún dejar la diminuta pero lujosa vecindad de Moquehue, atrás. Seguíamos las referencias de la Guía de Campo 2014 ya que esta etapa de Huella Andina nunca fue habilitada ni señalizada. El camino ancho que sale a la derecha del puente sobre el río Quillahue y llega a un claro, ese camino nunca lo encontramos. Sí encontramos el puente, obvio, y si bien hay un camino ancho que sale a la derecha, a menos de 300 metros este camino vuelve sobre la ruta principal que conecta Aluminé-Ñorquinco.

 Intuimos que algo en la explicación estaba mal. Quizás era el camino a la izquierda, el que dice hacia Altos de Moquehue. Un par de nosotras salimos a averiguar. Una de las personas que contactamos resultó ser un guía, amable pero que por todos los medios trató de convencernos de que no saliéramos hacia Puesto Viejo. Lo primero que hizo fue preguntarnos: -ustedes saben lo que es Pulmari? Nos dio una cátedra y nos advirtió que no podíamos entrar ahí, que alguien monitoreaba esa región. Que nos iban a sacar. Que no nos obstinemos con eso. Que la Huella Andina no existe. Que algún inconsciente con un GPS dibujó esos mapas. Los mapas de la Guía son muy malos, es verdad. Sirven más de estorbo que de ayuda. Este guía nos quería mandar a una cascada a 8 km. Nos mandó en una dirección que dijo que se bifurcaba y nos podía conectar con ese sendero inexistente que nosotros queríamos tomar.  Intentamos salir por ahí pero seguíamos en medio de ese laberinto entre lujoso y polvoso. Por ahí estaba gendarmería, así que me acerqué a preguntar y la reacción fue horrible, casi violenta y de una ofuscación temible. Que no. Que no se podía. Que si entrábamos a Pulmari nos iban a tener que sacar. Intenté con la historia de la «promesa» y casi se me caían las lágrimas. -Por lo menos decime por dónde, le supliqué; el verdolaga, cruzado de brazos, asomó su mano larga por debajo del sobaco y saludó hacia el sur-sudoeste.

-y no seas tan mala onda de mandarnos a sacar -me despedí yo.

Al rato vadeamos un río por donde los autos también vadean, pasamos por un pequeño caserío, y llegamos a una tranquera que decía “Pulmari”, PROHIBIDO EL PASO; por supuesto pasamos.

 
Caminos de Pulmari

Es un camino ancho, un bosque cada vez más agradable de pehuenes. Sube. A la mediahora hay una bifurcación o unión de dos caminos similares. Algo así figura en la Guía. Leímos y releímos y llegamos a la conclusión de que habíamos entrado por la boca errónea pero que estábamos bien y que debíamos seguir por el de nuestra derecha, el que sube hacia el sur. Era ese camino ya que, más adelante se encuentra con el cauce seco de piedras rosadas, pero aquí fue nuestra confusión. Seguimos caminando, tras cruzar ese cauce seco. Seguimos y seguimos en dirección oeste y luego subiendo y subiendo más al sur. Entramos a un bosque sombrío donde una huella se vislumbraba apenas sobre la hojarasca seca y opaca. Después llegamos a un lengal achaparrado y lo encaramos por nuestra derecha. Había una picada bien marcada y que había sido limpiada hacía un mínimo de dos días. Los machetazos estaban frescos en las ramas de los arbustos y los brotes caídos todavía verdes. Había huellas de un solo tipo de botas. Huellas grandes con suela de borcego pesado. Entre los ñires iba contorneando el sendero, siempre hacia el sur sudoeste. Bastante al oeste y con tendencia a subir. Cruzamos un arroyo caudaloso y de piedras grandes y luego varios mallines pequeñitos y un arroyo más tranquilo y angosto que se podía cruzar de un salto. Llegamos a una montaña pelada, con arenisca y algunas flores. El filo no estaba lejos.

 
Buscando el filo de un cerro Plomo

No estábamos seguros de que ese fuera el cerro Plomo a cuyo filo, según dice la Guía, debemos subir. El GPS de una compañera nos marcaba 1950 metros de altura, y el filo del Plomo decía estar a 1850 metros. Además, este GPS nos señalaba una distancia ya caminada de 20 km y la distancia de Moquehue a Puesto Viejo era mucho menor (según la Guía) de 13 a 14 km.

Subí al filo y estando arriba, con mi mochila y todo, no veía más que cerros grises y rosados con manchones salteados verdes; parte de la tropa me gritó desde abajo que preferían descansar por ahí abajo así que regresamos hasta el arroyo caudaloso de piedras grandes e improvisamos un vivac en una campito pequeño pero suficiente y bastante plano para desplegar nuestra toldería.

Organizamos un fogón prudente cerca de la corriente de agua, cenamos rico como siempre y descansamos tranquilos y contentos a pesar de no haber alcanzado nuestro destino del día.

 
Improvisamos campamento y vivac en lugar desconocido
 
Improvisamos campamento y vivac en lugar desconocido

Todavía no sabemos adónde estuvimos, pero estuvo bueno. Como dice un amigo en inglés «if there is no way, leave a trail.»

Será por ahí el Cerro Plomo???

Etapa 1 – Villa Pehuenia a Moquehue (2017)

Día 1 – desde Villa Pehuenia a Moquehue

La idea de esta nueva Huella, 2017, fue hacer todo el recorrido soñado por sus creadores, Estefanía y Walter. Si bien antes de empezar recibimos innumerables advertencias de que sería imposible atravesar las primeras etapas, sobre todo, nos decían, porque las comunidades mapuches no nos dejarían transitar por su territorio. A pesar de la reiteración de advertencias no dimos ni un paso atrás y tal como nos fuimos organizando a través de Facebook, Gmail, y un grupo de wasap, quienes decidimos arriesgar la partida desde Villa Pehuenia, punto inicial de la travesía, nos congregamos el día 11 de enero en el camping El Puente en la Angostura de Villa Pehuenia.

A las 9 de la mañana estábamos ahí Joel, Johana, Jessica y Jesica, Mercedes, Huilen, yo y dos franceses, Marine y Pierre quienes no habían tenido contacto anterior con nuestro grupo pero que venían a Argentina a hacer la Huella Andina con la Guía de Campo 2014 impresa y sin tener ni idea ni advertencia de lo que estaba pasando o alguna vez pasó o nunca pasó con la Huella Andina.
Estos franceses, a quienes seguimos encontrando después en varios puntos del camino, se mostraron consternados y perdidos en esta primera etapa y decidieron no caminar ni la segunda ni la tercera y re-arrancar luego desde Ñorquinco.
Pero allá estábamos y allá íbamos el 11 de enero. Nos hicimos una foto enorme que yo no tengo y espero que alguien aporte al relato. Una foto larga entre cuyos marcos fue difícil hacer entrar a NUEVE caminantes con sus obesas mochilas.

La troup lista para la largada (foto gentileza Jess Garcia)

Largamos, en media hora llegamos al puesto mapuche de control de la comunidad Puel. Un joven salió de la casilla de madera a preguntar hacia dónde íbamos, le dijimos que queríamos ir hasta Moquehue. Nos preguntó si llevábamos guía a lo que yo expliqué que no, pero que hacía mucho tiempo había caminado ese sendero y quería regresar porque había “hecho una promesa” y que esos, mis amigos de toda la vida (a quienes conocía desde hacía media hora), estaban ahí para acompañarme. La conversación fue bastante breve y muy amable. El muchacho nos dejó pasar tranquilamente, sin ningún problema, sin advertirnos de nada, sin objeciones. Simplemente sonrió y dijo “pueden pasar”, y pasamos.
El camino es fácil. Es un camino ancho, vehicular. Más adelante hay un cartel de advertencia de no ir sin guía, hicimos caso omiso y seguimos caminando. Al llegar a la laguna de Matuthue, justo antes, el camino ancho vira a la izquierda, y no a la derecha como dice la guía de campo; si fuéramos hacia la derecha, estaríamos bordeando la laguna e iríamos hacia la casa de la pobladora Rosalía. Si no desviamos a la izquierda y seguimos recto unos 400 metros, llegamos a casa de un poblador con el que me acerqué a charlar. Muy amable. Este poblador me explicó que también se podía atravesar la loma frente a su casa. El grupo nuestro se dividió en dos. Unos fueron por el camino ancho desde donde comienza Matuthue, a la izquierda, y otros fuimos por una senda con huellas de animales, a través de la loma. Ambos grupos llegamos al mismo lugar donde hay que cruzar un arroyito de aguas mansas y claras, por otro camino ancho, justo donde hay una tranquera blanca que se puede cruzar por el costado.
Al poco de andar desde aquí, ya se vislumbra el lago Moquehue. Allí, en sus orillas, y luego de vadear el arroyo Blanco, encontramos a los franceses, desconcertados y perdidos, enojados también un poco por la falta de señalización de esta etapa 1 de la Huella.
Esta etapa 1 de la Huella nunca fue habilitada ni señalizada. Sin embargo no es difícil encontrar el rumbo y tanto el camino como las picadas y la dirección hacia el lago, son obvias y claras.
Llegamos a Moquehue. Pasamos de largo el camping Trenel donde antes de mencionarlo ya nos advirtieron que seguir hacia Puesto Viejo, segunda etapa, era imposible, impensable, que no nos darían permiso y que no se puede pasar por ¿Pulmari?
Acampamos en pleno Moquehue, exclusivo enclave. Sólo para elegidos.

Luna llena en Moquehue

Nuestro campamento y equipo de lujo en Moquehue

Acampamos gratis junto al lago. Allí hicimos un fogón responsable, una buena cena, y disfrutamos de inmejorables vistas y compañía y charla y nos sentimos triunfantes por haber dado nuestro primer paso de manera exitosa. Estábamos felices y muy entusiasmados.

Vista desde la puerta de mi casa

En la Huella Andina-Diario Río Negro

De Aila al refugio Auquinco, otras cuatro etapas del gran sendero patagónico narradas por María Taurizano. Una travesía inolvidable en primera persona.

Leer aquí:

http://www.rionegro.com.ar/voy/en-la-huella-andina-JRRN_1168498