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¡Palestina Inshallah! Ser voluntario en Palestina, un grano de arena vale oro.

¿Por qué Palestina?

Entre el año 2008 y 2009 hicimos un periplo con mis hijos que iba desde Egipto hacia Jordania, Siria y Turquía. Ida y vuelta. Los tres vivíamos en diferentes partes del mundo y el encuentro se efectuó en el Cairo.
Cuando cruzamos el golfo desde Nuweibaa hacia Áqaba y tomamos un taxi desde el puerto hacia el centro de la ciudad, el taxista frenó un momento y nos señaló una escena escalofriante. En la margen de enfrente, donde se ubica la ciudad de Eilat, los israelíes festejaban con vítores, brindis, aplausos, cada bomba de fósforo blanco que cual un ornamental fuego de artificio caía sobre el pueblo palestino.
Los aviones sobrevolaban Gaza cerca de Eilat y las bombas destellaban en el cielo. A cada explosión una ovación. Debajo de la colina, los palestinos de Gaza, correrían de un lado a otro. Heridos o llevando en andas a otros heridos o muertos. Esa masacre se conoció con el nombre de la Operación Plomo Fundido.
El taxista, al igual que la mayor parte de la población de Jordania, era palestino. Él nos contó lo que estaba sucediendo. Nosotros, si bien sabíamos de la existencia de un conflicto en la región, desconocíamos los detalles. A partir de ese momento nuestro periplo viajero cambió un poco de tenor. Además del recorrido cultural y geográfico, se sumó a nuestro andar el involucrarnos con la causa palestina. Buscar información, transmitir por los medios a nuestro alcance lo que estaba sucediendo y participar de las marchas sumándonos en la medida de lo posible a la resistencia palestina.
Además abrimos un blog: palestinainshallah y allí metíamos notas del día a día en castellano, inglés y francés. Estando en Siria incluso nos entrevistaron para un programa de televisión mientras acompañábamos una marcha pro-Palestina.
El viaje continuó y al regresar a casa cada uno siguió divulgando lo que sucedía en la Palestina ocupada.
Me interioricé e involucré más, contacté personas a través de internet y sin sentirme satisfecha, con la necesidad de hacer algo más, busqué una organización donde ir a trabajar como voluntaria. Hay muchas y la primera que me respondió favorablemente fue el Palestine Solidarity Project, de raíces comunitarias y con sede en Beit Ummar. Luego fui conectando y trabajé con otras organizaciones.

El viaje a Palestina

Palestina no tiene control de sus propias fronteras por lo que, para llegar hasta allí sí o sí hay que cruzar algún borde israelí, jordano o bien ir desde Egipto a Gaza.
La primera vez entré por Israel. El boleto era a Tel Aviv y ya sabía que había unas combis que iban desde Tel Aviv a Jerusalem y que para estar cerca del sector oriental, donde viven los palestinos y cada vez menos porque los van empujando poco a poco, tenía que bajarme en la Puerta de Damasco.
La entrada a Palestina por Israel es sencilla. Preguntan mucho. Sobre todo si uno va con un pasaje de tres meses, lo que ya hace sospechar de algo raro. El territorio que ocupa Israel constituye un país que no es demasiado grande y tres meses sobran para recorrer lo más turístico si uno fuera realmente a hacer turismo. Hay que inventar. Que voy a hacer trekking alrededor del Mar de Galilea… que tengo un novio o un amigo… En lo posible llevar el número telefónico de algún israelí ayudará bastante.
El interrogatorio de un oficial israelí es siempre intimidatorio; para eso está preparado. Sin embargo lo peor es la salida.
La primera noche me quedé en un hostal de unos palestinos cerca de la Puerta de Damasco y me dediqué a recorrer Jerusalem o, en árabe Al Quds, la capital histórica y legítima de Palestina.

Palestine Solidarity Project, Beit Ummar

Al día siguiente, muy cerca del hostal, tomé una combi a Ramallah y, desde allí, otra combi a Beit Ummar. Las combis con palestinos salen todo el tiempo. Son reconocibles, aparcadas cerca de la Puerta de Damasco con sus carteles escritos en árabe.
Durante el trayecto la gente con la que viajé en las combis fue muy amable. Están acostumbrados a ver extranjeros que nos acercamos a las distintas poblaciones palestinas de Cisjordania a hacer trabajo voluntario. Me comunicaba en un árabe básico que había estudiado previamente y que había tenido oportunidad de practicar durante el viaje con mis hijos por Oriente Medio.
Llegué a Beit Ummar y ubiqué enseguida la casa de Mousa Abu Maria que es uno de los fundadores del Palestine Solidarity Project.
Una vez en la casa y cuando aún no había apoyado la mochila en el suelo, ya urgió salir a cubrir un hecho de violencia de Israel contra Palestina. Estaban talando un monte de olivos en plena producción del campo de una familia palestina.
La dueña de la finca se abrazaba a un tronco mutilado y lloraba desconsoladamente.
Filmé, hablamos con la gente, tratamos de hacer una barricada contra los taladores que avanzaban con la motosierra. Éramos pocos. Mousa, su hermano, un vecino, yo y algunos palestinos más que se acercaron.
A partir de ese primer día todos los días fueron igual. Un llamado o varios y salir corriendo a cubrir un evento de abuso contra palestinos de la zona.
Además, el Palestine Solidarity Project cuenta con un espacio que se llama Center for Freedom and Justice y allí yo di clases de castellano a un grupo de jóvenes interesados. También asistí al jardín de infantes donde hacía manualidades y enseñaba canciones y bailes a los chicos.
Vivía en la casa de Mousa. Cuando uno va de voluntario a estas organizaciones se suele proveer el alojamiento y la comida. Las casas están bien construidas, son fuertes y muy bonitas por dentro y con todos los servicios.
Conocí y compartí la vida con todo el barrio y los vecinos de Beit Ummar. Me hice habitué del mercado, ya me conocían en los negocios y hablaba con mucha gente de todas las edades. Todos los fines de semana marchábamos hasta la colonia ocupante y todos los fines de semana éramos reprimidos con dureza.
Algunas noches también invadieron las casas y en cuanto a otras agresiones hubo de todo, negocios y carreteras destruidas, demoliciones, detenciones arbitrarias en cualquier momento, destrucción de los pozos de agua o de los generadores de energía solar o eólica. Y mucho más. Cada día durante un mes y medio se cometió al menos un acto de violencia de Israel contra los palestinos.
Al cabo de un mes y medio fui a Jerusalem para quedarme unos días junto a las personas que hacen el Alternative Information Center.

Alternative Information Center, Al Quds (Jerusalem) y Beit Sahour

Alternative Information Center es un medio alternativo organizado, dirigido y donde trabajan israelíes que están en contra de la ocupación ilegal de Palestina. En este medio se hacen programas de radio en distintos idiomas y se elaboran ediciones graficas. Allí conocí gente muy valiosa, entre ellos argentinos, Sergio, Germán, Meir Margalit, que me ayudaron a volver en posteriores viajes a Palestinas y con los que compartí experiencias, trabajo y momentos maravillosos.
Estuve colaborando en el Alternative Information Center en los intermedios de mis viajes. La sede está en Jerusalem, Al Quds y tienen también un sede en Beit Sahour, cerca de de Belem. Visitando estos lugares conocí más acerca de la colonización de los territorios palestinos y pude compartir el día a día con palestinos de todas las edades y convivir con sus familias.

Jordan Valley Solidarity, Tubas y Valle del Jordán

Jordan Valley Solidarity tiene sus raíces en Tubas y trabaja en toda la zona del Valle del Jordán que corresponde a Zona C según los acuerdos de Oslo. Esto significa que es un territorio, habitado por palestinos y palestino por derecho propio pero bajo la ocupación y el control administrativo y militar de Israel.
El Valle del Jordán es el lugar donde elegí regresar en siguientes viajes de voluntariado a Palestina. Fue así porque esta organización además de reportar los hechos de violencia, trata de crear inmediatamente las condiciones mínimas necesarias para que no se produzcan los desplazamientos. Para que, tras perderlo todo, o a pesar de no tener nada, los palestinos resistan y se queden en su tierra.
En el Jordan Valley Solidarity donde regresé varias veces, conviví y conocí tanta gente que sería imposible nombrarlos a todos, especialmente a la familia de Sirene, a sus padres, hermanos, sobrinos; a Fathi y Amané, a todas las familias del Valle como Abu Seqer y Rabiha, y a todos los chicos que fueron mis alumnos en las escuelas beduinas y sus familias, o al maestro Ibrahim dueño de tanta mansedumbre y nobleza.
El lema allí es «Existir es Resistir». Resistir es la única manera que tienen de existir. Sólo pueden hacerlo con la fuerza de la paciencia y la resignación. Pacíficamente pero sin transigir ni darse por vencidos. Lo importante es continuar, repite Sirene. No importa morir, sino continuar.
Ellos tienen que pasar innumerables check points todos los días para dirigirse de un lado a otro. Es inevitable. Viven en ghetos controlados por Israel. La destrucción de sus casas, escuelas, pozos de agua, recursos naturales, la imposibilidad de hacer mejoras, la humillación constante, las detenciones y asesinatos indiscriminados por parte de Israel, son sucesos de todos los días.

La presencia de activistas internacionales es indispensable para hacer visible lo que ocurre allí y para que, con nuestra presencia, pongamos un mínimo freno a la caradurez de los israelitas que violan los derechos humanos de los palestinos, y les roban y destruyen todo los días. No es mucho lo que podemos hacer pero es algo y si somos más, haremos mucho más.
Convivir con los palestinos es una vivencia enriquecedora. Se aprende mucho de ellos, pero no sólo de su cultura sino que se aprende a vivir y a aceptar y luchar en las peores circunstancias. Se aprende además a ser mejor persona. La generosidad de los palestinos no tiene límites.

Si quieres ir a Palestina puedes contactar las organizaciones antes mencionadas. En internet encontrarás muchas más. Si no quieres ir pero apoyas la causa palestina, puedes enterarte de lo que allí sucede y multiplicar. Cada granito de arena vale oro.
Cualquier duda o inquietud puedes escribirme tus dudas y en cuanto pueda te responderé.
¡Viva Palestina Libre!