Llovió toda la noche y siguió lloviendo en la mañana. El Lago de Yojoa, rodeado de bosques nubosos, es la zona más húmeda de Honduras, eso favorece la diversidad de reptiles y anfibios y la exclusividad de la flora. Esperamos a que amaine. Habíamos puesto sobre las carpas unos plásticos que llevamos para estos casos. Las carpas no son muy buenas y si cae mucha agua es necesario tener un sobretecho extra. No se nos mojó nada. Al mediodía sólo se escuchaban intermitentes las gotas que habían quedado atrapadas en las hojas de los árboles. Aprontamos los bártulos y arrancamos. Decidimos retomar el rumbo volviendo hacia Peña Blanca y desde allí, los 14 kilómetros que bordean la laguna hasta La Guama. El espectáculo fue inmejorable. En la orilla de enfrente la cadena de montañas era un collar de zafiros azules que atemperaba los grises del cielo y se miraba en el espejo de agua. Una belleza única pintada en un momento único. No nos pesó la hora porque el clima estaba agradable para pedalear. A lo largo de la costa hay vendedores de pescado crudo. Los cuelgan de caballetes hechos de ramas y troncos. Parecen móviles de arte efímero. Más adelante hay restaurantes donde ofrecen platos de filetes y mariscos, uno al lado del otro y con vistas magníficas a la laguna. Cuando se termina el lago, la ruta empieza a subir.
Son 22 kilómetros de subida constante en los que hay que superar un desnivel de 650 metros. Aunque no es una subida empinada tampoco da tregua hasta el final. La venta ambulante cambia por completo, aquí se venden piedras y cal. Piedra caliza para construcción en bloques, en trozos, en cascotes rosados o esculpida, y médanos de cal. La superficie del pavimento está condimentada de polvos rosados y, entre la dureza y la sequedad de la roca, hay puestos de venta de miel. Se pasa por la entrada a las cuevas de Taulabe un entretejido de grutas subterráneas de dimensiones inexploradas.
Llegamos a Siguatepeque con llovizna. La subida se ha convertido en una serie de vaivenes como para relajarse y regular el pulso cardíaco. Unas cuadras antes del centro está el Hotel Plaza la Fuente. Nos costó 350 lempiras. Tiene internet, el cuarto es limpio, luminoso, agradable, con ventilador, tv, baño, enchufes. Hay estacionamiento y Josué, el chico que trabaja, es atento y servicial. Comimos al lado del mismo del hotel y fue fabuloso. Porciones enormes y muy ricas. Un platazo de pollo con papas cuesta 85 lempiras, un taco gigante de pollo con tajada que es plátano guineo cocido, 50 lempiras y las tortillas de quesillo, 15 lempiras cada una. Hacía muchos días que no comíamos tan bien.
Datos técnicos: Los Naranjos-Siguatepeque 69.7 km
5.28.32 hs
Total: 2846.95 km