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En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 7: Boulogne sur Gesse-Rieux Volvestre

En Boulogne sur Gesse que es una población un poquito más populosa, un pueblo, pero algo más comercial, hicimos acopio de vituallas. Salimos tranquilas, casi a mediodía con las alforjas repletas.

Fue una ruta de subidas leves y bajadas pronunciadas, largas y delicios. Atravesamos enormes extensiones desoladas de campos de girasoles, muchos ya cosechados, y pasto dorado enfardado. Los pueblos también, desolados. Pueblos enteros dormidos. El silencio total. Radiante. Mucho sol, mucho calor. El ambiente es rural, y a esta hora, la siesta.

Pasamos por los pueblos de Ciadoux, Casagnabère Tournas, Esparron -siguiendo una vía verde-, Benque, Montoussin y seguimos los letreros hacia Le Fousseret. Luego entramos a una ruta angosta hacia Saint Elix le Chateau pero la dejamos pronto para ir en dirección Saint Julien Garonne. Cruzamos el río Garonne que atraviesa toda Francia y acampamos en Rieux Volvestre, junto al río, en Plan de l’eau.

 

En Bicicleta de los Pirineos a los Apeninos-Día 3: Saint Palais-Oleron Sainte Marie (Iparralde)

Desde hace años quería conocer Maule o Mauleon Licharre, capital de la provincia de Zuberoa o Xiberua. Al fin llegué hasta allí, en bicicleta.

Me encantó con su castillo y sus amplias plazas rodeadas de otros edificios como la Mairie y plazas o simpáticos bares y restaurantes con gente cordial disfrutando el mediodía y los sabores vascos.

Seguimos por los caminos angostos, rurales, cruzando los pueblos pequeños y encantadores de Iparralde por su calle principal, de entrada a salida. Este día atravesamos Etcharry, Charrite de Bas, luego entramos a Maule. Cruzamos al otro lado del río por un antiguo puente y seguimos por más pueblos pequeños y rutas angostas hasta L’Hôpital Sainte Blaise y cerca de la autopista principal pero sin poner ni una rueda sobre ella, seguimos la agradable secuencia de Gueüs d’Oloron, Saint Goin y Orin hasta Oloron Sainte Marie.

En Oloron Sainte Marie acampamos en el camping municipal. Todos los campings están bien, tienen ducha de agua caliente, garantizado; internet en casi todos. En algunos campings hay lavadoras de ropa, y en la mayoría hay piletas para el lavado de vajilla con agua caliente. El precio ronda hasta ahora entre 9 y 12 euros el más caro.

En este camping de Oloron Sainte Marie encontramos a una pareja de Bélgica que viajan en bici con su pequeños de menos de dos años. Lo llevan en un carrito extra conectado detrás de la bici del papá.

Llovió durante la madrugada y parte de la mañana. El camping está provisto con quinchos techados con mesa, bancas, electricidad, pileta y microondas, así que desayunamos al cobijo de este lugar y luego bajo nubes espesas retomamos la ruta.

Continúa en Francia…

Día 41 (30 de Abril) – de los Naranjos (Peña Blanca-Lago de Yojoa) a Siguatepeque

Llovió toda la noche y siguió lloviendo en la mañana. El Lago de Yojoa, rodeado de bosques nubosos, es la zona más húmeda de Honduras, eso favorece la diversidad de reptiles y anfibios y la exclusividad de la flora. Esperamos a que amaine. Habíamos puesto sobre las carpas unos plásticos que llevamos para estos casos. Las carpas no son muy buenas y si cae mucha agua es necesario tener un sobretecho extra. No se nos mojó nada. Al mediodía sólo se escuchaban intermitentes las gotas que habían quedado atrapadas en las hojas de los árboles. Aprontamos los bártulos y arrancamos. Decidimos retomar el rumbo volviendo hacia Peña Blanca y desde allí, los 14 kilómetros que bordean la laguna hasta La Guama. El espectáculo fue inmejorable. En la orilla de enfrente la cadena de montañas era un collar de zafiros azules que atemperaba los grises del cielo y se miraba en el espejo de agua. Una belleza única pintada en un momento único. No nos pesó la hora porque el clima estaba agradable para pedalear. A lo largo de la costa hay vendedores de pescado crudo. Los cuelgan de caballetes hechos de ramas y troncos. Parecen móviles de arte efímero. Más adelante hay restaurantes donde ofrecen platos de filetes y mariscos, uno al lado del otro y con vistas magníficas a la laguna. Cuando se termina el lago, la ruta empieza a subir.

Son 22 kilómetros de subida constante en los que hay que superar un desnivel de 650 metros. Aunque no es una subida empinada tampoco da tregua hasta el final. La venta ambulante cambia por completo, aquí se venden piedras y cal. Piedra caliza para construcción en bloques, en trozos, en cascotes rosados o esculpida, y médanos de cal. La superficie del pavimento está condimentada de polvos rosados y, entre la dureza y la sequedad de la roca, hay puestos de venta de miel. Se pasa por la entrada a las cuevas de Taulabe un entretejido de grutas subterráneas de dimensiones inexploradas.

Llegamos a Siguatepeque con llovizna. La subida se ha convertido en una serie de vaivenes como para relajarse y regular el pulso cardíaco. Unas cuadras antes del centro está el Hotel Plaza la Fuente. Nos costó 350 lempiras. Tiene internet, el cuarto es limpio, luminoso, agradable, con ventilador, tv, baño, enchufes. Hay estacionamiento y Josué, el chico que trabaja, es atento y servicial. Comimos al lado del mismo del hotel y fue fabuloso. Porciones enormes y muy ricas. Un platazo de pollo con papas cuesta 85 lempiras, un taco gigante de pollo con tajada que es plátano guineo cocido, 50 lempiras y las tortillas de quesillo, 15 lempiras cada una. Hacía muchos días que no comíamos tan bien.

Datos técnicos: Los Naranjos-Siguatepeque 69.7 km

5.28.32 hs

Total: 2846.95 km

Día 38 (26 de abril) – Puerto Cortés a San Pedro Sula

A toda esta carretera que sale de Puerto Cortés hasta San Pedro Sula le llaman el Bulevar. Tiene un camellón en el medio con pasto y algunas plantas. Es la ruta principal, una autopista sencilla, una calle ancha con poca demarcación. Sobre el lado derecho nos acompaña un barranco con áboles que apaciguan un poco el intenso calor y el smog de los camiones. Cada vez que vamos llegando a un pueblo el bullicio del tráfico aumenta paulatinamente hasta volverse apabullante y fastidioso. Se atraviesan varios pueblos por el medio y entonces se aglomeran vehículos, motos, combis de pasajeros que van gritando destino y estacionándose en las garitas o en las esquinas. Hay gente que camina, que se cruza, y gente que espera y nos habla…

-vamos a San Pedro Sula

-es muy peligroso

-ayer encontraron tres muertos sin cabeza y dos nenes envueltos en una sábana blanca todos macheteados

-la mara y los del barrio 18 te cobran el impuesto de guerra y si no pagás te matan

Las advertencias se han repetido y se repiten durante todo el viaje. San Pedro Sula resultó ser el único lugar de los quince mil kilómetros pedaleados del que podríamos decir que sí, que es peligroso.

A pesar de que este será el día más caluroso de todo el viaje, sensación térmica 46 grados, llegamos enteros a San Pedro Sula. En el centro visitamos como diez hoteles distintos hasta decidir quedarnos en el Caribbean Hotel, el que mejor relación calidad precio nos ofreció. Cuesta 470 lempiras la habitación doble con dos camas grandes, aire acondicionado, tv, baño, garrafones de agua, es cómodo y bastante lindo. No tiene wi-fi pero nos pasaron la clave de otro negocio que funciona en la planta baja. Los empleados son muy buena onda. Comimos en un comedor, comida corrida. El plato 35 lempiras, es un platito frugal, por lo que quizás es necesario manducar doble. En la esquina del hotel hay un puesto de frutas, compramos una piña por 25 lempiras, en otro negocio nos habían pedido 50. Bananas, 10 lempiras el kilo.

Ya había oscurecido cuando pensamos en dar una vuelta y comprar algún otro alimento para cenar. Eran poco menos de las 8 de la noche. San Pedro Sula se había transformado. No era la misma ciudad de la siesta. La calle era fantasmal. Todos los negocios estaban cerrados con persianas metálicas y cadenas con candados. Mujeres, travestis, y niños, chicas y chicos, se ofrecían en cada cuadra de manera grotesca. Algunas personas deambulaban como zombis poseídos por la droga. Otros estaban tirados en mitad de la vereda con los ojos desorbitados. Se aglutinaban oscuras bandas en las esquinas y ofertaban sin disimulo todo tipo de mercancía narcótica.

-Métanse adentro, por dios- nos ordenó la recepcionista del hotel cerrando antes que abriendo la puerta -ya no hay pulpería abierta y es muy peligroso. Todo el mundo anda armado en esta ciudad.

San Pedro Sula es la ciudad más peligrosa del mundo según las estadísticas. Suma la mayor cantidad de asesinatos por cantidad de habitantes. Las pandillas mandan en los barrios y en el centro de la ciudad donde además hay una cárcel superpoblada desde cuyo interior se digitan acciones criminales afuera. Debajo de los bordos de contención del río crecen villas más populosas que cualquier municipio hondureño. Las mafias controlan todo el flujo de dinero del que exigen un porcentaje a cambio de la vida.

Datos técnicos: Puerto Cortés-San Pedro Sula 56.6 km

3.30.33 hs

Total: 2696.95 km

Revista Biciclub(diciembre 2019)-De los Pirineos a los Apeninos

https://drive.google.com/file/d/184Y0J-XE6jsbrQjBVY_zzu3FQ74XWL1q/view?fbclid=IwAR2QK5-QX0FeVdvyTvLds2FXKdPckKLns88jqPtEogctXv9EhbnvU6wMn1Y