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Día 9: Kalkan-Bezirgan (2011)/Kalkan-Saribelen (2018)

Experiencia mayo-junio 2011.-

Como decimos por allá, un calorón! Pero ya estoy en la montaña. El aire es fresco. No sé si habrá mosquitos. Por las dudas cerré los mosquiteros de la carpa. Acampo frente al café Dervish del señor Dervish. Caí acá, como peludo de regalo. En Bezirgan, un pueblo de menos de diez de casas de paredes blancas y techos de tejas rojas, pintorezco, acampo en el campito que rodea al café Dervish, hay agua y baños.
Esta región es de siembra de trigales y hay muchas chozas típicas, como casas de enanitos, donde se almacena el trigo para hacer harina para hacer pan.
La caminata de Kalkan a Bezirgan no es muy dura, pero el sol me mataba. La montaña es peladísima. Yo cada vez que veía un perejil me ponía a la sombra. Hay arbustos espinosos, plantas tipos calafates, pinchudos, abrojos, ortigas y cada tanto algún olivo que se las rebusca para seguir enredándose en la vida. Bebí litros de agua! No sé cuántos, por suerte hay varios pozos durante el camino. Por primera vez desde que empecé esta ruta, no crucé a nadie, sólo a las cabras y al sol. La mayor parte del tiempo el camino es en zigzag y pedregoso. A medida que se va subiendo la colina que cubre las espaldas de Kalkan la vista del mar con los cabos y las islas es más amplia y más alucinante. Cuando llegué al final de la primera colina pensé que ya estaba, que era hasta ahí, pero no. Terminada esa ladera, detrás esperaba otra. Igual, sendero de piedras que continúa por el lecho seco de un arroyo, lecho también de piedras.
Llegué a Bezirgan y seguí las indicaciones que decían Pansiyon 500 m. Se trataba de la pensiyon Owaland que ya había visto por internet, un B&B de 100 liras, a mí me duran tres días o más. La casa es preciosa, y el jardín increíble, lujurioso. Tantas flores de tantos colores, eso sí que es un vergel! Esperé un rato para preguntar. No veía que hubiera mucha onda familia o de lugares para acampar. Le pregunté a una vecina a 300 m de ahí y me dijo que no había más que una pensiyon y que era ese B&B, así que esperé un rato más y de paso descansé. Al rato aparecieron los dueños y me dijeron que no había lugar. No les creí, sobre todo porque el tipo, turco, no habló; habló la mina, una inglesa respingada. Me alegro mucho que no haya habido lugar aunque más no sea porque no les gustó mi olor a chivo.
Gracias a eso caí en el café Dervish. Primero pensaba esperar un dolmus que me llevara hasta Saribelen donde había leído que hay una pansiyon. Esperé, pero el Sr Dervish me decía problema yok, que podía acampar acá, que él cocina para la cena. Al final como se hizo tarde y el pastito era tentador, le dije que sí, que me quedaba.
La cena del Sr Devirsh fue Soberbia. Creo que es la mejor que he comido durante la ruta y eso que las del Flower Pansiyon son buenas, pero con Dervish hubo churrasco asado a la parrillita! Y me dio dos veces, pero le tuve que decir que no, que ya era mucho. Una ensalada gigante. Y de postre yugur con miel natural, un plato lleno, y melón. Me costó 20 liras y 5 el camping.
Me preguntó si quería el desayuno, pero le dije que no, porque así me levanto apenas amanezca y salgo antes de que el sol me pele el turbante.

Actualización enero-febrero 2018.-

Una pena no haber podido quedarnos en Dervicsh café. Todo estaba cerrado y mi amigo estaba en Kalkan. Por eso, este día, tuvimos que seguir a Saribel. Opción nada recomendable ya que por la construcción de carreteras y caminos nuevos, los senderos están destruidos. Las marcas desaparecen de golpe, se pierden y tuvimos que trepar casi en vertical, dos veces, para acceder a los caminos y tratar de adivinar por dónde seguir. Muy mal. Además en Saribeln caímos a dormir en lo de Kekan, kekagada; mucha comida casera, calor del fuego, música y baile, pero después nos quiso re fajar con el precio. Nos quería cobrar 80 liras!! Finalmente arreglamos a 60, con cena y desayuno. Hay otras opciones para dormir en el lugar pero no estaban disponibles en este momento y definitivamente lo mejor es quedarse en Bezirgan en Dervisch café.

Salimos de Kalkan por la ruta de asfalto. Hay dos caminos, el otro va por dentro, en la ladera de enfrente de la ruta. Nos enteramos después.

Esta parte de Ruta Lycia, desde Kalkan tomar el sendero, también es confuso. Nosotros arrancamos por la ruta hasta Ulugol, y desde ahí, cruzamos la ruta y empezamos a subir. Hay una parte de zigzag que está bien marcada, después es trepar a la que te criaste entre rocas enormes y algunos olivos. Las marcas se pierden y de vez en cuando, muy a las perdidas, hay alguna que otra pirquita. Subiendo y trepando llegamos a un descampampado amplio, aquí les dicen «ova».  Hacia la derecha había una cruz roja, marca de por ahí no. Así que giramos sobre nuestra izquierda y muy pronto vinos marcas. Las seguimos, error!! después de ma´s de una hora, después de haber pasado una cancha de tenis en medio de la nada, nos dimos cuenta que estaban caminando en reversa hacia Kalkan por la otra alternativa de la Ruta Lycia. Conclusión: faltan carteles con flechas que indiquen. Muy mal. Perdimos tiempo y desgaste de nuestras energías. Preguntamos a unas personas que estaban cosechando olivas y nos indicaron. Subimos por unos caminos anchos, también confusos y en parte de asfalto nuevo y llegamos a la carretera de arriba, donde se veía desde abajo la mezquita que nos señalaron, y donde está la antigua cisterna otomana que es un hito en esta etapa.  Costó. La última parte de la ruta en subida, por el asfalto, sin sombra, al rayo del sol y recontra empinada, es agotadora.

Después de la cisterna, enfrente, sigue el sendero. Aquí ya está bien marcado, todo el trecho hasta Bezirgan. Llegando a Bezirgan había nieve, bastante nieve. Es más alto, frío, pintoresco, apacible. Casitas esparcidas por el campo. Un llano sobre las alturas, álamos y algunos frutales. Un señor se acercó a regalarnos muchas naranjas. Ricas, pero siempre demasiadas para cargar. Luego, como no encontramos al señor Dervisch, descansamos un poco en el mercado cerca de la mezquita y proseguimos el camino. Aquí es donde llegó la peor aret y la que no recomendamos hasta tanto se aclare la Ruta Lycia y sus marcas.

Parece que hay marcas, pero de golpe y porrazo desaparecen, hay canto rodado o derrumbes de piedras enormes, uno va por donde le parece. Llegamos a un depósito de agua que parecía una casita amarilla, pero está en el medio de pilas de tierra movida por bulldozers, luego caminamos hasta el asfalto. Dese allí ya se veía Saribelen, allá abajo y a lo lejos. Llegamos casi de noche. Hacía muchísimo frío y había bastante nieve.

Si no es posible quedarse en Bezirgan y es necesario pernoctar en Saribele, también, si hay tiempo, es posible caminar una hora más hasta un lugar ideal para acampar que vimos al día siguiente, en un pastito mullido y junto a un pozo de agua en buen estado.