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Vivir viajando y que además, te paguen por hacerlo

A veces suena a quimera, pero que se puede vivir viajando, doy fe.

Durante algunas semanas estaré acompañando una Ruta didáctica por la Rioja y el País Vasco. Mi puesto en este equipo de excursionistas lo he conseguido por ser maestra, por saber inglés y sobre todo por tener cultura viajera.

Viajo con grupos de niños de 11 a 13 años, también algunos profesores y monitoras. Todos los gastos durante los viajes, todos, están pagos, y los servicios, hoteles, restaurantes, transportes, son de primera. Además, obtengo un buen salario, tengo contrato y seguro por si acaso, ya que, al poder compartir días enteros con chicos en estas edades no me privo de hacer con ellos carreras de medialunas o seguidillas de pino-puente. tal como le dicen a la vertical, puente. Clases de inglés pero también de murga. campeonatos de preguntas y respuestas, pero también de payana; el intercambio es mutuo, aprendo juegos y canciones de rondas y palmas, aprendo de los idiomas que hablan los estudiantes ya que hay valencianos, españoles, catalanes, pero también hay griegos, búlgaros, ingleses, árabes, rumanos.

Esta ruta, durante una semana, recorre Préjano donde visitamos una quesería artesanal, con consecuente degustación de quesos deliciosos. Fuimos a las aguas termales del río Cidakos, en Arnedillo y tras las huellas de los dinosaurios, llamadas icnitas en Enciso. Visitamos los viñedos y aprendimos muchísimo acerca de las cepas de la zona, y del ecosistema, de los animales que conviven con la viña y hacen posible la biodiversidad, luego recorrimos la bodega con consecuente cata de mosto y vino.

Visitamos los Monasterios de Yuso y Suso, pasamos por Logroño y, en el País Vasco, practicamos deportes rurales en Sopuerta. Recuperamos energías en la escuela de cocineros de Bilbao y para hacer la digestión de estas delicias, caminamos por el Casco Viejo; entramos al Guggenheim y reflexionamos acerca de la cuestión del tiempo, además de aprender un poco lo que significan las representaciones del arte moderno y el nombre de muchos artistas y sus obras. Estuvimos en Gernika conociendo su dolorosa historia y su digna realidad vasca. Visitamos los Museos, hablamos con la gente. debatimos debajo de un roble. Por Zumaia, fuimos  al Flysch,  una radiografía de la dramática historia de nuestro planeta, una caminata por el interior de la corteza terrestre, y por Zarautz, salimos a la playa; luego a Pasaia donde visitamos la construcción del ballenero San Juan que intenta rehacer una travesía tal como hace 500 años hacia Canadá, y después a Donostia y Eureka! el Museo interactivo de ciencias. Subimos al Monte Igeldo y bajamos a la Playa de la Concha hasta el Peine del Viento.

Mucho de  los lugares que visité esta semana con este grupo, ya los conocía, en algunos he estado varias veces, en otros, fue la primera vez. Vivir viajando siempre enriquece de alguna manera, aunque se repitan los escenarios, porque el panorama de la naturaleza alrededor nunca es estático, el entorno cambia según el clima, los vientos, las estaciones, las épocas y sus celebraciones o rituales. Y, más allá de este exterior, cambiante, suma el conocer personas que comparten en mayor o menor medida nuestro camino.