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Lycia, geografía, literatura y una historia de resistencia a los imperios

La Ruta Lycia, un recorrido que originalmente unía 509 km entre Fethiye y Antalya y al que, actualmente, año 2018, se han agregado dos etapas que le suman 40 km más. La Ruta Lycia discurre a través de los Montes Taurus, serpenteando por la escarpada costa del Mediterráneo turco, prolífero en penínsulas y bahías. A medida que avanzamos, subiendo y bajando laderas de piedra y bosque, vamos encontrando a nuestro paso los vestigios fantasmagóricos de la historia sin desentrañar y pequeñas comunidades herederas de la tradición lycia.

Entre mayo y junio de 2011 caminé en solitario la Ruta Lycia. Me impactó. Siempre había querido regresar y poder compartir la belleza inabarcable con otras personas.

En las siguientes entradas del blog, etapa tras etapa, describo mi primera experiencia (2011), estival y en solitario, y luego la actualización de lo vivido entre enero y febrero de 2018, invierno, en compañía de un equipo de caminantes fluctuantes.

Geografía
El nombre de Lycia (Lykia) evoca una zona geográfica del suroeste de Anatolia. Esta región, la más accidentada de toda Turquía, está situada al sur de una línea hipotética que podríamos trazar desde Antalya, al este, y Fethiye, al oeste. Región actualmente conocida como península de Teka. Resulta difícil determinar el territorio original habitado por el pueblo conocido como tremili o termili, lukka, por los hititas, y lycios, según las fuentes griegas. Las mejores referencias nos las proporcionan sus impresionantes restos arqueológicos, correspondientes al variado abanico de ciudades que salpican un paisaje frondoso y accidentado, entre Antalya, Fethiye y las azuladas aguas del Mediterráneo.
La cadena del Tauro que, geológicamente, es contemporánea de los Alpes, Andes, Cáucasos y del Himalaya, es la principal nota identificadora de este territorio que albergó a los lycios a lo largo de su existencia. El aspecto fluvial también es importante: los ríos son cortos, de curso rápido a consecuencia de los desniveles que tienen que salvar, formando, a veces, cascadas sorprendentes (Varsak Çöküntüsü, Düden Şelalesi). Muchas ciudades lycias fueron trazadas sobre las orillas, incluso Olympos resultó dividida en dos por el curso del Yanartaş, dominando terrazas estratégicas junto a los cauces. Algunos ríos tienen el don de esconderse y, kilómetros más abajo, volver a aparecer en superficie. El árbol más abundante es el pino, que llega a colonizar incluso las orillas marinas; en Kaş, al sur de las accidentadas montañas del Parque Nacional de Bey Dağı, a partir de los 1.200 metros de altitud, dominan los bosques de cedros, especie protegida actualmente.

Historia
Las excavaciones efectuadas en Karataş Semahöyük y alrededores, a partir de 1960, pusieron de manifiesto que la región de Lycia ya se encontraba habitada durante el tercer milenio antes de nuestra era. En el segundo milenio, la Lycia era mencionada en las fuentes orientales bajo el nombre de “Luqqu”, “Luqqa”, “Lukka”, y también como “Rwka”. Sin embargo, las escasas campañas de excavaciones arqueológicas realizadas hasta la fecha en algunas ciudades -porque la mayoría de ellas se conservan intactas- no ha proporcionado suficiente información de ese período. Solamente en Tíos (Düver), uno de los históricos centros de población, situado en la zona occidental del país lycio, un fortuito hallazgo puso al descubierto un hacha de bronce del segundo milenio a.C, una prueba que corrobora que la región fue habitada de forma ininterrumpida.
En las fuentes occidentales, la Lycia y los lycios son mencionados por primera vez en ocasión de la guerra de Troya (siglo XII a. C). Homero, en su “Ilíada”, describe de forma encomiable a los lycios, mencionándolos en reiterados versos, en los relatos de cómo llegaron bajo el mando del general Sarpedon y combatieron valientemente al lado de los troyanos contra los aqueos.

Es por lo tanto gracias a Homero, a quien debemos la primera referencia occidental sobre la existencia del pueblo lycio, que constituía un núcleo de población distinto de los sardos y solayrnosienses.
Las excavaciones arqueológicas que se han desarrollado en todo el país lycio, especialmente en los yacimientos de Xanthos (mencionado por Homero en la página 110) y de Letoon, no han proporcionado información anterior al siglo VIII a.C. Esto hace que resulte difícil imaginar la forma de vida de los lycios entre el segundo milenio -período al que pertenecía el hacha, encontrada en Tíos (Düver), anteriomente citada- y finales del siglo VIII a.C.
En el siglo VII a.C., se siente ligeramente la influencia griega, concretamente en las afueras de la ciudad de Phaselis, en el extremo oriental de Lycia, donde en el año 696 a.C., se asentó la primera colonia helenística. Durante el mismo siglo la civilización lydia, cuyo territorio se hallaba al norte de Carias, entre Capadocia, al este, y el mar Egeo, al oeste, alcanzó su esplendor socio-cultural.

Dominio Persa
En el año 499 a.C, tras la victoria de Darío I sobre las ciudades griegas de Asia Menor (Mileto, Priene, Éfeso, Dídíma), los persas fijaron su atención en Lycia, y su general, Haspagos, tras violentos combates, entró victorioso en Xanthos. La ocupación persa del territorio lycio, paradójicamente, abrió a Lycia hacia el helenismo. El pueblo lycio se relacionaba por un lado con ciudades afines al helenismo, radicalmente opuestas al dominio persa y por otro lado se impregnaba del exotismo del arte persa, según se ha podido comprobar en las manifestaciones escultóricas excelentemente conservadas en algunas ciudades: en Xanthos, el monumento de las Harpías y el de las Nereidas; en Trysade, el Heroon, sin olvidar los impresionantes túmulos de los alrededores de Eimali, testimonios, todos ellos, de una incuestionable inspiración oriental.
Lycia gozó de cierta autonomía dentro del imperio persa como consecuencia de la derrota que el monarca lycio Cirnon, inflingió al general persa Eurymédon en el año 468 a.C, por esto mismo, Phaselis, la ciudad natal de Cimon, se impuso sobre el resto de Lycia.
En el curso de la hegemonía de los persas, se produjeron dos acontecimientos de gran interés para el país lycio: el primero de ellos, fue la unión interior de todas las ciudades lycias, gracias a la iniciativa de Feríeles, rey de Limyra. Feríeles dotó a los lycios de un verdadero contingente militar, tanto terrestre como marítimo -no debemos olvidar que Lycia, fue siempre un país volcado al mar, aunque la mayoría de sus ciudades estuviese escondida en tierras quebradas y montañosas-, y resultado de su potente ejército, la ciudad de Telmessos (hoy, Fethiye) pasó a formar parte de Lycia; el segundo acontecimiento, fue el descubrimiento, en Letoon (hoy, Bozoluk o Bolsulu), en el curso de las excavaciones llevadas a cabo en los años 70, de una inscripción trilingüe, relacionada con este período histórico, en la cual se menciona a Arbinas y Pixodaros, monarcas influyentes de la zona occidental del país lycio. El aspecto más importante de esta inscripción (persa, lycio y griego) es, ciertamente, el hecho que nos proporciona la posibilidad de acercarnos a la lengua lycia.

Alejandro Magno
Después de los informes aportados por Arriano, Alejandro Magno decidió conquistar Lycia, penetrando por el oeste, desde Halicarnaso. La primera ciudad que tomó fue Telmessos (334 a.C.), en donde el macedonio fue recibido, más que como invasor, como libertador; el resto de ciudades lycias siguió el ejemplo de Telmessos y, en sólo un mes, se puso fin a la hegemonía persa en esta histórica región del suroeste de Anatolia. El Gran Alejandro no introdujo cambios apreciables en cuanto a la administración y al resto de poderes establecidos, nombrando a Nearkhos como su intermediario válido en Lycia. En cuanto al plano cultural, el hecho más notable que se produjo tras la llegada de Alejandro Magno fue la desaparición radical del alfabeto lycio, que fue sustituido por el griego.

Macedonios y romanos
Tras la muerte de Alejandro, toda Lycia queda sujeta al dominio macedonio, bajo la directa administración de Antigonos Monophtalmos. En el año 310 a.C, la dinastía ptolomea gobierna el país, y nueve años después, la tutela de la región cae en manos de Lysimaco. En el año 296 a.C, los Ptolomeos reconquistan Lycia y se mantienen durante todo un siglo, atraídos fundamentalmente por la extraordinaria ubicación estratégica, la frondosidad de su suelo y la bondad de su clima. En el año 197 a.C, el rey seleúcida Antíoco III emprende la conquista de toda Asia Menor, un esfuerzo militar que le costaría al mítico monarca de Nemrud grandes pérdidas humanas hasta culminar con la estrepitosa “debacle” de Magnesia (Manisa), del año 190 a.C.
Roma, que observaba con el mayor interés tales acontecimientos, comenzó a interesarse por la zona oriental de su imperio y decide poner a Lycia, bajo el control de la ciudad de Rodas con el Tratado del Apamea, del año 188 a.C. El manifiesto malestar lycio contra Rodas, contribuyó a la realización rápida y ordenada de la unidad del país. Lysanias y Eumedes fueron sus principales artífices, posteriormente, los lycios eligieron para su administración un sistema federativo. Las ciudades más influyentes durante los primeros años del siglo II a.C eran Xanthos, Tíos, Finara, Myra y Olympus, las cuales disponían de un estatuto diferente al del resto, teniendo, incluso, derecho a emitir tres voces en las asambleas generales.
Se sabe que la antipatía manifiesta al control de Rodas fue hecha saber al mismo Senado romano en el año 177 a.C. y que tanto Lycia como Caria, no tardaron en obtener la libertad. Durante un siglo de plena independencia y bajo el sistema federalista, Lycia alcanzó un alto nivel de prosperidad. Pero a comienzos del siglo I a.C., una nueva amenaza se cierne sobre Lycia: Mitrídates I, rey del Ponto -territorio del norte de Anatolia, que limita con el mar Negro, cuya capital era Trebizonda-, ocupa la mayoría de las ciudades del Asia Menor, en el año 88 a.C, entre ellas, también las lycias. Sin embargo, Sila (Lucius Cornelius Sulla; 138-78 a.C) logró derrotar a Mitrídates I y aseguró de nuevo la autonomía de la Lycia, reorganizando administrativamente el territorio; fue entonces cuando algunas ciudades de Kibyratis o de Muyas pasaron a incorporarse al país lycio. Mientras tanto, en la zona oriental, el corsario Zenekites (Zenicetes), que había tomado las ciudades de Phaselis y de Olympos, sembraba el terror en la región lycia, así como en todo el resto del litoral mediterráneo de Anatolia. La victoria obtenida por el cónsul romano Servilio sobre Zenekites, precisamente en las afueras de la ciudad de Olympus -la cual era utilizada como refugio y base estratégica de operaciones, dada su privilegiada posición-, puso fin al peligroso corsario.
Para asegurar la estabilidad en la región, Roma delimitó una nueva provincia -al este de Pamphylia: Cilicia, cuya capital se fijó en Tarsos, actualmente, Tarsus, al este de Mersin. Las rivalidades que perturbaron el seno del imperio romano se dejaron sentir también en las provincias orientales, entre ellas, la abierta oposición a Bruto (M. Junius Brutus), por parte de numerosas ciudades lycias. En el siglo II, los ricos ciudadanos lycios prestaron importantes ayudas a las ciudades extranjeras -Pamphylia y Caria, especialmente– demostración inequívoca de la prosperidad económica del país lycio, precisamente de ese período son los testimonios monumentales más impresionantes y mejor conservados de Lycia.

Movimientos Telúricos
En el año 141 un violento temblor de tierra, arruinó todo el país lycio. Muchas ciudades costeras fueron inundadas por el mar, al hundirse el litoral costero (Sümela, Dolichiste, ambas en la paisajística bahía de Kekova entre Demre y Kaş-, las tumbas están semisumergidas, y las viviendas y palacios escalonados en los acantilados costeros aparecen sobre las azuladas aguas del Mediterráneo. Lycia fue levantada con ayuda de sus ciudadanos, prósperos e influyentes comerciantes. El siglo III se inició con un periodo de relativo desarrollo para Lycia, pero el 5 de agosto de 240 se produjo un nuevo terremoto aunque de mucha menor intensidad que el anterior. Sin embargo, la confusión generada por el sismo, fue aprovechada por nuevas bandas de corsarios que asolaron los principales puertos lycios, lo que, unido al progresivo aflojamiento de la administración, provocó la lenta extinción de algunas ciudades lycias. Por otro lado, los constantes enfrentamientos religiosos callejeros, con la expansión continuada del cristianismo, provocó un cambio de concepción socio-cultural en gran número de centros urbanos. La ciudad de Myra (Demre Kale) -famosa por su espectacular teatro y necrópolis rupestres, dejó de ser metrópolis para convertirse en ciudad provinciana.
Los siglos V y VI significaron periodos históricos oscuros que poco o nada aportaron a la vida cultural lycia, salvo en las cuestiones religiosas. A raíz de la dominación del imperio bizantino la región se salpicó de templos y basílicas cristianos construidos en el seno de las grandes obras antiguas que eran dañadas para los nuevos propósitos y de las que se aprovechaban los valiosos materiales líticos. A partir del siglo VII los árabes volvieron a la región. Desde entonces, durante 1500 años, las luces del país Lycio titilan en la memoria de pequeñas comunidades, en secretos tesoros y 53 ciudades escondidas entre la cadena del Tauro y el Mediterráneo.