A toda esta carretera que sale de Puerto Cortés hasta San Pedro Sula le llaman el Bulevar. Tiene un camellón en el medio con pasto y algunas plantas. Es la ruta principal, una autopista sencilla, una calle ancha con poca demarcación. Sobre el lado derecho nos acompaña un barranco con áboles que apaciguan un poco el intenso calor y el smog de los camiones. Cada vez que vamos llegando a un pueblo el bullicio del tráfico aumenta paulatinamente hasta volverse apabullante y fastidioso. Se atraviesan varios pueblos por el medio y entonces se aglomeran vehículos, motos, combis de pasajeros que van gritando destino y estacionándose en las garitas o en las esquinas. Hay gente que camina, que se cruza, y gente que espera y nos habla…
-vamos a San Pedro Sula
-es muy peligroso
-ayer encontraron tres muertos sin cabeza y dos nenes envueltos en una sábana blanca todos macheteados
-la mara y los del barrio 18 te cobran el impuesto de guerra y si no pagás te matan
Las advertencias se han repetido y se repiten durante todo el viaje. San Pedro Sula resultó ser el único lugar de los quince mil kilómetros pedaleados del que podríamos decir que sí, que es peligroso.
A pesar de que este será el día más caluroso de todo el viaje, sensación térmica 46 grados, llegamos enteros a San Pedro Sula. En el centro visitamos como diez hoteles distintos hasta decidir quedarnos en el Caribbean Hotel, el que mejor relación calidad precio nos ofreció. Cuesta 470 lempiras la habitación doble con dos camas grandes, aire acondicionado, tv, baño, garrafones de agua, es cómodo y bastante lindo. No tiene wi-fi pero nos pasaron la clave de otro negocio que funciona en la planta baja. Los empleados son muy buena onda. Comimos en un comedor, comida corrida. El plato 35 lempiras, es un platito frugal, por lo que quizás es necesario manducar doble. En la esquina del hotel hay un puesto de frutas, compramos una piña por 25 lempiras, en otro negocio nos habían pedido 50. Bananas, 10 lempiras el kilo.
Ya había oscurecido cuando pensamos en dar una vuelta y comprar algún otro alimento para cenar. Eran poco menos de las 8 de la noche. San Pedro Sula se había transformado. No era la misma ciudad de la siesta. La calle era fantasmal. Todos los negocios estaban cerrados con persianas metálicas y cadenas con candados. Mujeres, travestis, y niños, chicas y chicos, se ofrecían en cada cuadra de manera grotesca. Algunas personas deambulaban como zombis poseídos por la droga. Otros estaban tirados en mitad de la vereda con los ojos desorbitados. Se aglutinaban oscuras bandas en las esquinas y ofertaban sin disimulo todo tipo de mercancía narcótica.
-Métanse adentro, por dios- nos ordenó la recepcionista del hotel cerrando antes que abriendo la puerta -ya no hay pulpería abierta y es muy peligroso. Todo el mundo anda armado en esta ciudad.
San Pedro Sula es la ciudad más peligrosa del mundo según las estadísticas. Suma la mayor cantidad de asesinatos por cantidad de habitantes. Las pandillas mandan en los barrios y en el centro de la ciudad donde además hay una cárcel superpoblada desde cuyo interior se digitan acciones criminales afuera. Debajo de los bordos de contención del río crecen villas más populosas que cualquier municipio hondureño. Las mafias controlan todo el flujo de dinero del que exigen un porcentaje a cambio de la vida.
Datos técnicos: Puerto Cortés-San Pedro Sula 56.6 km
3.30.33 hs
Total: 2696.95 km