Las cucarachas estuvieron de huelga o salieron a tomar la fresca al balcón. Dormimos a pata revoleada, yo, protegida por los mosquiteros de mi carpita minúscula y casta. Ni un protozoo entra por ahí.
Dejamos Macuspana por el mismo camino de acceso de 4 km y retomamos la carretera principal hacia el sur. A los bordes de la ruta florecen los algarrobos y, en degradé, lapachos de amarillo más débil. Son 30 kilómetros más hasta el desvío a Agua Blanca. En la entrada del desvío hay restaurantes, venta de comidas al paso y pollos asados. Nos dimos cuenta de que era el domingo de pascua y que debido al fin de semana largo, el lugar estaría lleno. No nos equivocamos. Un fin de semana largo o feriado, no es el día más recomendable para visitar este lugar paradisíaco, pero estábamos ahí y nos mandamos igual. Hay que subir pero sin agitarse mucho, son 7 kilómetros de laderas, sube pero también baja y vuelve a subir. No es muy complicado y es corto. Se pasan algunos caseríos ejidales, el más conocido, ya casi llegando a la cascada es La Paloma. Ahí también venden comida hecha, al paso, y víveres. El parque era un mundo de gente. Los quioscos, asadores, áreas verdes; estaba llenísimo. Gente bebiendo por todos lados, un restaurante cerrado con menú a la carta y gorditas y empanadas de yuca que comimos a 5 y 10 pesos. La entrada cuesta 25 pesos y se puede acampar.
El lugar es muy bello. Es un río de cascadas entre las piedras. Un río de origen impreciso ya que brota de una fuente subterránea. Las grutas de este lugar despertaron el interés de espeleólogos de todo el mundo. Dicen que se puede llegar hasta Palenque, a más de 20 kilómetros, a través de túneles y grutas sin salir a la superficie. En estas grutas funcionaron centros ceremoniales entre los años 600 y 700. Se han encontrado vasijas de borde recortado, enormes incensarios. La gruta principal está iluminada por dentro y permite ser recorrida por senderos señalizados. Salas amplísimas, a una de ellas la llaman la Sala de los Conciertos porque tiene una acústica inigualable, sigue el Túnel del Viento por donde se fi ltra el aire de manera misteriosa. Otras habitaciones tienen fi guras colosales, chorros de agua petrifi cados, estalagmitas y estalagtitas de calcita blanca y aragonita provocan la sensación de estar en un lugar encantado. Son como los dominios de Gollum, el personaje de Tolkien, o como las Minas de Moria. Fantasía en el mundo real. Te traslada.
La leyenda cuenta que este río se formó por las lágrimas de la princesa maya Iztac Ha, lágrimas de una herida de amor tan profunda que erosionó la piedra, tantas lágrimas y tan esquivas que lograron escapar por el cauce de este río de Agua Blanca. Iztac Ha sigue buscando a su amor por el lecho pedregoso, a la sombra de la frondosa vegetación tropical y debajo de la tierra. El frenesí de sus lágrimas provoca las corrientes y los remansos que gratifi can nuestros cuerpos y estimulan nuestros músculos mucho mejor que un jacuzzi cinco estrellas.
Cuando la gente se empezó a ir y el lugar se despejó, armamos las carpas y el fogón. Había quedado comida abandonada por todos lados, una bandeja de tortillas sin abrir, plátanos, queso, salsas, yucas, limón, cubiertos descartables, así que de lo que los demás dejaron para el basurero, nos armamos un menú suculento y de lujo. Brindamos con mate por el mate mismo, por las lágrimas de Iztac Ha, por la belleza del mundo y el dolor compartido de la humanidad y porque en este día, decimosexto del viaje, sobrepasamos los primeros mil kilómetros pedaleados. Después haremos muchos más miles sin prestar atención, pero estos primeros fueron un logro del que ni nosotros nos creíamos cabalmente capaces.
Datos técnicos
Macuspana-Agua Blanca 30.87 km1.53.50 hsTotal: 1029.1 km.