Esta vez sí se puede! Nos lanzaremos con el equipo a caminar las afamadas etapas que la mayoría de los pocos caminantes que se acercan a Lycia, no hacen. Iremos a través de las montañas y adentrándonos en la incivilización total, hacia Alkilise cruzando por el paso de la cumbre de Papaz dag para luego bajar por Beloren con rumbo a Finike. Normalmente se necesitan tres días. Dos noches de acampe en medio de la naturaleza. Cerca solamente de los espectros de antiguos habitantes, hordas de ángeles ya que por aquí estuvo el ángel Gabriel, de santos ya que también pasó San Nicolás, o de guerreros, ya que los lycios fueron ejemplo de resistencia a los más poderosos imperios y sus invasiones que arrasaban las latitudes de las tierras conocidas.
Este día, además de abastecernos para la feroz caminata, tuvimos que hacer una parada táctica en el zapatero. La dura corteza de piedra turca, tan abundante como cortante, atenta contra nuestras poderosas Fronlimpit. Alguna puntera resiste a despegarse y a las costuras le aprietan las ganas de zafarse del hilo. Un buen zapatero del centro de Demre, en pocos minutos, de manera eficiente, y con toda la maquinaria necesaria, nos dejó como nuevos por 5 liras. Salimos contentos como pibe con zapatos nuevos, de estreno, a comprar vituallas para la travesía y a visitar las ruinas de Myra.
Primero visitamos las tumbas que no son visitadas turísticamente y a las que se accede pasando entre invernáculos de tomates y luego cruzando un pequeño montecito de naranjos. Estas tumbas están excavadas en la misma montaña que las otras pero en otra de sus caras. Luego fuimos a las conocidas, las que el turismo convencional visita. Allí hay que pagar 20 liras. Están las tumbas y un teatro. Las vistas de estas tumbas es más clara, están limpias de maleza, y se ven más cantidad pero de una manera limitada ya que hay una barda que las circunscribe y no se permite pasar y acceder hasta la boca misma de las tumbas. Ir a las otras es mucho mejor desde este punto de vista, no hay límites, se puede llegar hasta donde quieras o puedas e incluso entrar a las tumbas. Hay maleza, hay ruda, arbustos espinosos, y hay que trepar un poco pero vale la pena darse la vuelta por allí.
También aprovechamos la caminata para subir hasta una fortaleza a la que se llega siguiendo las marcas lycias que vienen desde Sura y cuya bifurcación ayer vimos antes de decidir salir por la costa hacia Andriake.
La ciudad de Demre no es bonita. Está plagada de invernáculos. Es polvosa, bastante urbana y sin más encanto que la ladera de Myra. Hay una iglesia de San Nicolás muy visitada por el turismo que fue importante en su tiempo, luego saqueadas sus riquezas, y luego reconstruida.