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Noche, día, tarde de amigos. Anoche en el patio del hotel se empezó a sumar gente. Una alemana que vivió en Argentina, encantada con volver a tomar mates, un italiano que vive en Alemania, un venezolano, un siciliano. Hoy apareció Julia, la alemana de Santa Fe. Está en el mismo dormitorio, también Sandro, el tano siciliano. Alí, venezolano, que admira la política exterior del gobierno de Chavez y habla de la recuperación venezolana pero critica muchas facetas del pueblo que se deja caer en la corrupción y ante la distribución del ingreso no lo derivan correctamente a las áreas de destino o se quedan con una tajadita, es difícil de controlar y dice que hay que insistir en la educación del pueblo para que adquiera esos valores morales. Bien.
En la mañana fui al supermercado que me recomendaron los chicos argentinos de Valle, que estuvieron antes acá, y fui a comprar yerba. Tengo dos paquetes más de abastaecimiento. Taraguí. Si hay mate no desespero y siento que tengo todo el tiempo del mundo y en cualquier lugar del mundo, porque total, puedo tomar mate. Adicta. Y como dijo Moroca, el mate cada vez más chupeteado, es un mate hippie, comunitario y muy internacional, ese sí que si hablara… en este momento, justamente, Zoraida, colombiana artesana se está degustando un matecito.
Además del mandado, esta mañana anduve en varios barrios de la metrópoli. Caminé mucho. Desde el Casco Viejo a Caledonia, desde Caledonia a Bella Vista y desde ahí hasta Cangrejo que es una zona nueva, comercial. Vi de todo. Variado. Cosas que me gustaron y otras que me parecieron horribles. Lugares donde me sentí tranquila y lugares donde me sentí insegura
Ahora tengo muchos amigos en este hostal. No puedo hilar el blog. Vienen los viajeros. Quieren charlar. Ahora es Bruce, un señor mayor, gringo, pero se disculpoa. Pobre. Me da pena.
En fin. Más tarde saqué a los chicos a pasear porque Alí tenía antojo de shisha y Sandro necesitaba comprarse unos pantalones, así que como en un día me conocí buena parte de la ciudad y me muevo con autoridad en las calles les anduve haciendo de guía.
Tea, de la naviera, me escribió. Tengo un barco con disponibilidad para el día 15. Si no consigo nada para antes, buscaré cómo entretenerme en los alrededores mientras, con calma, saco fotocopias y hago el papeleo. Tengo información de otra naviera. Y hoy unos mexicanos me vinieron a buscar para que les cuente de cómo es mi viaje porque les gustaría hacer algo parecido. Me hice un poquitito popular.
Panamá está bien, pero no es tan, tan… El Casco Viejo es bonito, pero yendo más allá de la iglesia de La Merced se acaba el encanto. Esta zona, reducida, es como estar en un paquetito, custodiado por muchos pares de policías, en todas las esquinas. Hay una consigna que te exigen respetar y es no transitar de La Merced hacia el sudeste. El barrio de El Chorrillo es impenetrable. Está cerca. Parece que hay invitación a la pasta bolgnesa. Otro venezolano llegó a nuestro cuarto. En mi cucheta, arriba, duerme el siciliano. Buena onda.
Todas las entradas de: Maria Taurizano
Panamá-Panamá – 6 de diciembre
Y hubo guitarreada y un gran batifondo… y empanadas y vino en jarra… y una guitarra… y tres argentinos y un brasilero!El Valle de Anton-Panama – 5 de diciembre
(No enies, no acentos)
Santa Fe-Panamá – 4 de diciembre
Día de picnic, mate, descanso y charlas super interesantes en el amable pueblo de Santa Fe de Veraguas, Panamá. Santa Fe-Panamá – 3 de diciembre

Imágenes que intentan balbucear la inverosimilitud de verdes, traducir el sabor de la aventura. Más de cinco horas de caminata entre cerros y jungla, ríos y pantanos. Mis humildes borcegos pesados de arcilla. Fueron varios ríos, tres quebradas pantanosas, sendero angosto de piedras, selva. Van varias imágenes. Santa Fe me sigue pareciendo un lugar fantástico por sus maravillas naturales y por su gente congregada en la cooperativa, la cooperativa del café Tute los reúne y a partir de ahi se multiplican las actividades que hacen al quehacer social cotidiano. La naturaleza no deja nada, aboslutamente nada que desear. Esto se tiene que parecer al paraíso, para qué más, si uno anda y cuando tiene sed bebe de una vertiente que aflora entre las rocas y cuando la sed es algo más aparace ante los ojos un monte de naranjos mandarinos o bananos. Como si fuera poco, vivo, como y duermo en un lugar acogedor, donde me acabo de preparar una pasta a la bolgnesa envidiable y que sobró para la cena. Anoche di una clase de tango básico, Stephanie nos invitó con tarta de verduras y recién tomaba mates con Horacio. El agua de la canilla es potable. El lugar cuesta 10 dólares y para la comida diaria gasto casi 2!! Puede ser mejor??
Santa Fe-Panamá – 2 de diciembre
Santa Fe-Panamá – 1 de diciembre
Boquete-Panamá – 30 de noviembre




























(Novedad importante: Irene de Italian Motors de León ya me envió los documentos que extravié escaneados.)
Las palabras no alcanzan. Cómo manifestar a través de un vocablo la infinidad de diferentes verdes que superpueblan el cinturón andino, los valles y las costas de toda la América tropical.
Hace rato GuateBonita era verde, pero el verde de Guate no es como el de Honduras, Nicaragua, como el de Costa Rica o el de Panamá, aunque a veces se efuminan, se parecen, y después se tornasolan y uno deviene en otro.
En las pinturerías tienen nombres para unos cuantos verdes, quizás sea cosa de conseguir un catálogo, o mejor aún, para resumir a cada uno de la mayor cantidad de ellos en una palabra utilizar el recurso del ingenio, como Martín y su gama de «violelilatafu».
La naturaleza nos desborda, es superior a nuestra habilidad de verbalizar. Puedo decir que Boquete está entre las montañas y las flores y que las hojas son de color verde, verde brillante. Entonces me pregunto cómo lo interpreta el que lee esto, cómo interpretaría yo que alguien me dijera «verde brillante». Cierro los ojos, veo verde brillante y me doy cuenta que no es cierto. No es eso. Es mentira. Es otro verde, mezclado de amarillo, rebajado con blanco pero blanco hecho de luz y no blanco mate, trae un poco de celeste, unas líneas de azul… es… es… indescriptible.
Esta mañana despedimos David, nos despedimos con Matra, por un rato, algo me dice que pronto nos volveremos a ver, no es casual que ayer nos encontramos en un cruce de caminos y yo haya caído en el mismo hotel en el que él estaba, menos casual que su padre, enigmático, haya sido pintor y su mujer escritora y la llamen gitana. Hay cierta conexión, la red de luz, la antimateria, la sinfonía de cuerdas que conforman el entretejido eMe donde nos movemos.
Las rutas de Panamá están en buen estado, sin carteles. Si quiere andar a la deriva, venga a Panamá y adivine o use el famoso GPS que yo no tengo. Está bueno, encarás un camino y no sabés adónde te lleva, siempre se descubre algo, como un jardín enorme, la finca de Marta, un cartel de bienvenidos y «mi jardín es tu jardín».
Ayer contaba de los niños que se presentaron hablando en otro idioma. Son de la comunidad ngöbe buglé. Los tres chicos, Carlos, Alberto y Nicolás, me preguntaban moqui me dende? Tiqui México, tenía que responderles yo. Me enseñaron una lista de frases, tan simpáticos y tranquilos. Acá en boquete hay varias personas de ese grupo originario. También hay noticias. Vengo de un restaurante de comerme un platazo de arroz frito con puerco por 2 dólares. En el restaurante, muy local, había Tv. Había una movilización por el mercado público de David que quieren cerrar, otra marcha y plantón en la ruta de Panamá por un problema con las empresas que están costruyendo un cruce, otra de la comunidad Ngöbe porque necesitan más escuelas. Me gusta cuando la gente se entera y está ahí participando. Hablaron también de las elecciones -ilegítimas- de Honduras que parece ser el gobierno de Panamá junto con Costa Rica, USA y Colombia reconocerán. El hecho de hablar de lo social, me trae a colación, que Matra, el hombre este de Sevilla, se lleva la misma impresión del pueblo de Costa Rica, una sociedad superficial, sin trasfondo ni intimidad que la identifique, como ellos dicen «pura vida» y eso es todo. Alpedismo. Siento que en Panamá hay algo que se mueve, es un pueblo auténtico y a mí eso es lo que me atrae, lo que me llama, que haya un proceso, que esté pasando algo entre la gente y con la gente misma. Eso es lo que se me hace interesante. Sin desmerecer a las riquezas naturales ni de este ni de ningún otro sitio, que siempre nos sorprenden con su paleta explosiva de verdes y contrastes, aguas inquietas y cielos violelilatafu y una anónima extensión de azules y celestes, del índigo al gris, del gris al rosa, del rosa al blanco.
En esta zona hay varios senderos para recorrer a pie, entres bosques escarpados y a la orilla del río Caldera que bordea la ciudad. La ciudad es breve, es encantadora, justamente por lo anterior, por su autenticidad, no por la decoración pintorezca híbrida de orden municipal, sino por todo lo contrario, porque tiene una personalidad propia que le otorga la gente que vive detrás de cada una de sus puertas. Ahora llovizna. Es región alta y de brumas, pero es de distinto verde que las laderas cafeteras de Jinotega en Nicaragua, aunque también hay café, debe ser y saber diferente. Yo sigo a mate. Estoy en un hostal sencillo y colorido. Hay otros extranjeros, podemos usar la cocina, hay un corredor y un patio con hamacas y sillones donde Michael, guía de rafting, toca la guitarra. Los hotelitos en Panamá, hasta ahora, cuestan entre 7 y 8 dólares. Va bien.
David-Panamá – 29 de noviembre

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Feliz en Panamá. Ni la ruta de Cahuita a la frontera era tan jodida, ni hubo ningún contratiempo de parte de las autoridades migratorias o de aduana. El poli que revisó medio por arriba el auto, vestido de fagina y con su sombrerito de Piluso verde oliva era tan simpático que hasta me pareció lindo. Además como estuvo destinado en la zona fronteriza me dio una charla en detalle acerca de los peligros del Darién y me dijo que aunque nadie dé un duro por mí, los paramilitares colombianos están infiltrados en toda la región y me secuestrarían, según él, sin margen de error. Dice que para las fuerzas panameñas se ha vuelto sumamente difícil erradicarlos, y que son estos seudos militares, adheridos como chuncaco a los narcos, los que controlan la zona, más que las FARC. Palabras de un milico que estuvo destinado varios años en la conflictiva región del Darién, que para mí, envuelve una de las selvas más misteriosas del planeta, por demás de tentadora…
Anoche dormí entrecortado. El chino que cuidaba las cabañas donde estaba, se encargó de advertirme tanto que no saliera de noche, que le diera doble vuelta a la llave y encima leo en la Lonely que hay que revisar que el cuarto sea seguro… Revisé, todo tenía reja amurada así que me acomodé medio lejos de la ventana, no fuera cosa que mano de desconocido intentara despeinarme y hasta soñé.
Sali temprano rumbo a Bribri y después a Sixaola para cruzar el puente que tiembla.
Antes le saqué una foto a los últimos milicos costarricenses que me esperaban para pararme y cundo paré sin que ellos me lo señalaran, el poli me preguntó, «cómo anda mi amor» y no me pidió nada. Yo ya tenía todo desparramado en la falda y el bombo murguero que hace los fines de mesita. Ahí me di cuenta que perdí un papel. Tiene que haber sido en Costa Rica, con tanto revoleo, es la factura del auto. Nunca me la pidieron, pero voy a necesitarla para embarcar el coche en Panamá, asi que contactaré a la gente de Italian Motors de León para ver si me pueden escanear una copia duplicado o comprobante que certifique que la burbuja es mía y está pagada. Sobre todo esto último porque lo que es más importante, tarjeta de circulación lo tengo y eso es lo que siempre, hasta ahora, me han pedido, además de pasaporte y licencia de conducir que uso la expedida por la dirección de tránsito del estado de Guanajuato.
Después de cruzar la frontera, bienvenidos a Panamá, la ruta está bien pero en todo el camino de hoy, unos 300 km… calculo… en Panamá, no vi ni un solo cartel. Mapa sobre el bombo murguero, múltiples usos, intuición, dirección del viento, posición del sol y dos o tres perdidas. «Usted sabe dónde…» Joya! La gente sabe dónde está parada y hacia dónde ir. Así que a partir de ahí, sin bajarme del coche preguntaba «esta, aquella o la otra es la carretera a Chiriquí??»
Llegando… llegaste… a Chiriquí Grande me encontré a Marisa y Gery, los ciclos viajeros, ahí nomás compartimos un matecito, a la vera de la loma montañosa, carretera de cuestas y a la izquierda el mar Caribe. Quedamos de encontranos en el cruce de Chiriquí Grande donde sale la ruta a David, donde estoy ahora, ruta ésta que empalma con la Panamericana. Mientras esperaba a los ciclistas conocí a tres chicos que se me acercaron hablando en otro idioma, nebo… de una. Me preguntaron «mocoñó»? María, les dije antes de preguntar qué significaba, tico María. Me llamo María.
Después del encuentro en el cruce de Chiriquí la ruta a David, «esta es la ruta a David??»
Paré en una finca «La suiza» que mencionaba Lonely Planet, pero no permitían acampar y las habitaciones eran muy caras.
El tema del dinero en Panamá es el Balboa, 1 Balboa es igual a 1 dólar y manejan los dos todo mezclado. La gasolina súper cuesta 3.21 balboas o dólares el galón que es alrededor de 4 litros y por ahora el rinde es normal, ni muy muy, ni tan tan.
La gente local por lo que he conocido desde el cruce de frontera es amable y muy linda. Todos petisitos. La gente de aduana hasta me hizo pasar a la oficina con aire acondicionado y olor a azahares y tomar asiento, simpáticos y ni un problema, chochos de charlar con la viajera argentina y contarme de su tierra que por lo visto conocen bastante.
Ahora estoy en el hotel Purple House, escribiendo en la laptop de Matra, un chico español con el que había estado conversando en la gasolinera de Chiriquí Grande y del que no sabía ni su nombre ni adónde se dirigía y acá lo encuentro que me abre la puerta del mismo hotel Purple House donde yo vine a parar. El pibe éste quiere hacer el viaje por las Américas también, es de Sevilla, monitor de deportes, nadador y buzo y de eso y otras movidas seguimos charlando mientras yo escribo y él come sus spaguettis a la bolognesa.
Desde Panamá, abrazos!
Cahuita-Costa Rica – 28 de noviembre
A las 5.30 era de día en Alajuela. La luz inundó el cuarto decorado de mosaicos. Preparé el mate en esa cocina que le da la espalda a un jardín. En Alajuela hace frío. Mate calentito y abrigo del fondo de la mochila.
Emprendimos el regreso por la ruta del Volcán Barva con la idea de llegar a Heredia y encarar la ruta al Caribe sin pasar por San José, capital.












