Arduo, y no fue de a pie, quizás por eso. Apenas es llegar al inicio de la
senda en vehículos. El trayecto, primero en combi y después en jeep, primero
rodeando curvas en una ruta angosta pero pavimentada; el segundo, rodeando
curvas también, pero a través de un camino de tierra deslavada, al borde del
precipicio, vadeando ríos, salteando piedras y pozos de altos decibeles. En
ambos transportes, abarrotados a más no poder. Imposible mover un músculo o
estirar una pierna. Doce personas en un jeep más el chofer, y en la combi, infinitos.
No terminaban de salir nunca. Algunos iban en el techo. Se levantó mucho viento
y consiguiente, mucho polvo. La combi nos llevó a Besi Sahar tras seis horas de
viaje; el jeep, a Syange, después de tres horas más de traqueteo. Paramos en un
albergue donde comemos el típico Dhal Baat. Afuera está lloviendo.
senda en vehículos. El trayecto, primero en combi y después en jeep, primero
rodeando curvas en una ruta angosta pero pavimentada; el segundo, rodeando
curvas también, pero a través de un camino de tierra deslavada, al borde del
precipicio, vadeando ríos, salteando piedras y pozos de altos decibeles. En
ambos transportes, abarrotados a más no poder. Imposible mover un músculo o
estirar una pierna. Doce personas en un jeep más el chofer, y en la combi, infinitos.
No terminaban de salir nunca. Algunos iban en el techo. Se levantó mucho viento
y consiguiente, mucho polvo. La combi nos llevó a Besi Sahar tras seis horas de
viaje; el jeep, a Syange, después de tres horas más de traqueteo. Paramos en un
albergue donde comemos el típico Dhal Baat. Afuera está lloviendo.