No logramos llegar a Belos…
Hoy cruzamos el Papaz, la cumbre de 1771 metros. Desde Alakilise donde dormimos maravillosamente hermoso entre las ruinas, salimos casi recto enfilando hacia la montaña, alejándonos de los arcos, dejándolos a nuestras espaldas. Las marcas son esporádicas, no son muy visibles, perdemos el sendero cada tres por dos, a cada rato y liego, peor. Cuando empezamos a subir a veces hay marcas, a veces hay pircas, pero después hay pircas que van como para otro rumbo o por otro sendero, es un desastre!! Nos perdemos un montón y está hiper nublado así que no podemos tomar el paisaje, las vistas, las ruinas o las montañas como referenecia porque no se ve nada. Subimos al cuete y volemos bajar y luego otra vez a subir. Al final, sí, logramos atravesar el paso del Papaz y aparecemos en un camino dinamitado, lleno de piedras grandes sin marcas. Luego de seguir un poco por esta nueva ruta de tierra, investigamos y al trepar sobre la ruta vemos que la marca sigue por allí arriba. Va por un bosque y se pierde a cada ratitito. Perdemos otra vez mucho tiempo buscando las marcas. Hay nieve!! me encanta pero la nieve, mucha, bastante, una gran cantidad, dificulta ver las marcas, claro! las marcas las pocas que hay desaparecen debajo de la nieve Hay un buen espesor. Sabroso!!!
Salimos a una ruta y vemos en el mapa que la Lycia transcurre paralela a esa ruta principal así que nos dejamos de joder y vamos por la ruta para ganarle distancia al tiempo, pero nada, nada peor que dejar la marca. Aparece una bifurcación que en el mapa no está. Justo en una esquina donde hay una construcción, una casa quizás, pero sin gente, y una cisterna. Tomamos a nuestra izquierda y está bien, al rato largo rato, aparece una marquita escueta.
Llegamos a un pequeño poblado, pero no es Belos. Desde aquí vemos unas antenas en una cumbre, nos dicen que Belos está pasando esa cumbrecita. Seguimos andando y volvemos a perder las marquitas a cada ratito otra vez. Nos metemos por un sendero, hay piedra, ríos, sombras, bosques, va variando, pero no hay gente, no tenemos a quién preguntar. Se nos va haciendo tarde y ya con la noche encima decidimos buscar un lugar para acampar y justo encontramos quizás el único pozo de agua de todo el día. Un milagro en medio de la nada. Hay una planicie de pastito y acampamos ahí. El agua no huele mal aunque tiene bastante residuo terroso. La filtramos con la gaza, hervimos y por si las moscas o las larvas y agregamos media pastilita de cloro. Esta buena par e mate y para la sopa. Antes de que anochezca descubrimos muy cerca de nuestro campamento y también en el pozo que hay algunas marcas diluidas rojas y blancas. Vamos por buen camino. Pero la noche cerrada exige un buen fogón y descanso.