Día 23: Olympos-Tekirova (2011)/Cirali-Beycik (2018)

 

Experiencia mayo-junio 2011.-

Llegué molida, fundida, reventada. No es que el camino haya sido arduo, en sí no lo fue. Pero hizo tanto calor! Parte del camino tenía sombras esporádicas de algunos árboles salteados. Mucha piedra, como en general ha sido a lo largo de toda la ruta. Cambian los colores de las piedras, cambian los colores de las montañas. Hoy fueron montañas cobrizas. Piedras enormes, rojas, con destellos dorados en muchas partes. Por otros sitios, piedras negras. Estas montañas fueron minadas. Hay residuos y restos de antiguas minas que ya no trabajan.
Lo maravilloso y sorprendente del día de hoy, fue que el senderillo subía y bajaba todo el tiempo en curvas menguantes, y a cada curva, el mar, más o menos abajo, a veces más y a veces menos, según subiera o bajara, ofrecía una cara diferente. Los rasgos del mar eran distintos después de cada curva, cambiaba el paisaje. Esto hizo que el camino me resultara un camino rápido, y a no ser porque hizo mucho calor y en todo la ruta de siete horas de caminata no encontré agua, el cansancio hubiera sido mucho menor, porque el factor sorpresa lo puede todo.
Como acampé en Olympos, arranqué de acá. Otra vez. Otra vez es caminar hacia la costa, pero al revés que ayer con rumbo a Adrasán, hoy no cruzar ese río donde cantan las ranas, hacia la derecha, sino doblar en la playa, hacia la izquierda. Es en principio el mismo camino que había hecho para ir a Quimera. Se pasa nuevamente por el pueblito de Cirale, aunque por una calle distinta. Digamos que Cirali tiene dos calles. Al llegar a Cirale, después de caminar por la playa y cruzar un río angosto por un puentecito de madera, si uno quiere ir a las llamas de Quimera, toma la ruta que sale a la izquierda, y si uno quiere ir hacia Tekirova, toma el camino de la derecha que bordea la costa.
Entre Olympos y Cirali hay 3 kilómetros que ya me sé de memoria. Al llegar a Cirale se caminan 3 km más hasta acercarse a una ladera que hay que empezar a subir.
Los primeros kilómeros son un camino de autos, bordeados de pinos y eucaliptus, donde algunos turistas salen a andar en bicicletas que alquilan por ahí. Llegando a la ladera empieza el «trepping».
Las primeras colinas tienen árboles. El sendero es angosto y precipitoso en muchos lugares. Las vistas, repito, maravillosas.
Subiendo y bajando se pasa por las minas abandonadas, y se llega a una playa sucia donde hubo una granja de pescadores que está abandonada y llena de basura. Después no hay más sombra, y en esta estación caminar sin sombra y sin agua, cuando llega el mediodía es pesado.
Llegué casi hasta las veras de Tekirova donde nace un camino de autos que lleva hasta el pueblo que es netamente turístico, de dos calles, una con hoteles y otra con boutiques. Ni siquiera entré al pueblo, porque llegando al camino de autos, escuché que se acercaba un vehículo, y tras 7 horas de caminata, ni dudé en levantarle el pulgar y el buen musulmán me acercó hasta unas playas en Cirali donde me di un reconfortante baño de aguas marinas y luego volví a recorrer los ya consabidos 3 km que separan a Cirali de Olympos.
Sigo en el camping Cactus hasta el amanecer en que remontaré el vuelo para continuar la ruta Lycia, desde Tekirova, adonde me dirigiré en dolmus (minibus) hasta Phaselis y de ahí en más, se verá.
Cenamos riquísimo con las chicas alemanas, Andrea y Micki, y con Mohammed, un turco cansado de Estambul. Üçagin, un amable trabajador de aquí nos dio de postre ciruelas verdes y unos racimos de cerezas deliciosas. Las cerezas son únicas, pero estas eran más únicas que todas las únicas. El equilibrio perfecto entre lo dulce y el toque amargo, perfecta la pulpa. Se le hará agua la boca si el invierno está en la puerta, o en las baldosas frías de su patio. Qué cerezas! Algo bueno tenía que darnos el verano. Gracias!
Faltan pocas estaciones en esta ruta, y no me dan ganas de llegar. Es muy lindo esto de andar de pie. A pesar de todo. Es muy lindo.

Actualización enero-febrero 2018.-

En esta oportunidad tomamos el camino de las montañas. Quizás debió haber sido alrevés, lógicamente, en verano haber hecho esta parte y ahora, en invierno, lo que hice en verano. Pero ya había hecho la costa, así que ahora, a las montañas!!!

Salimos de Cirali que está cerca de Olympos. En Cirali dormimos en el camping y como anoche ya habíamos visitado los fuegos de Yanartas y habíamos hecho esta parte caminando, el dueño del camping nos acercó hasta el inicio de la ruta. Empieza subiendo el sendero a las llamas y continuúa, siempre subiendo hasta que se acaba el alcance de los exhalaciones de Chimarea. Se van atenuando las flamas pero no la subida. Se sube y se sube hasta Ulupinar y luego se cruza una ruta asfaltada bastante concurrida. A partir de aquí el sendero se lía. Hay muchos caminos forestales nuevos y pocas o muchas marcas pero cuando son muchas no son exactamente de Lycia, y en lugar de las líneas roja y blanca, aparecen uns marcas con línea amarilla y roja o amarilla roja y blanca, tres líneas pero sin ningún tipo de explicación. Luego también hay carteles amarillos como los de Lyca pero que son de otras rutas. Los nombres no coinciden pero a veces son similares. Es bueno saber un poco de turco para entender por ejemplo que es una yayla porque sino uno cree que yayla es el nombre de una aldea y hay muchas que son yayla y aunque debemos sí, ir a alguna de ellas, podemos aparecer en otra.

 

Por suerte encontramos un pastor que nos señaló hacia dónde estaba Beycik. Beycik tiene una parte baja y luego se sube un poco más y hay otra parte también llamada Beycik, de la misma aldea o pueblo, pero que está por encima de la montaña. Así que seguimos subiendo, confundiéndonos un poco a veces por esas líneas con amarillo pero al final llegamos al camping de Ali, Riviera restaurante. Tienen unos tapancos de madera, un criadero de truchas, muchos almendros y avellanos. Tiene su propia cosecha de naranjas y un terrenito plano con pasto para acampar. También hay baños con duchas calientes. Nos resultó un poco caro al final aunque la cena estuvo de primera. El camping cuesta 35 liras con desayuno y ducha caliente y la cena 25, pero ojo, no pedir bebida porque Ali te chuza la cabeza, o el bolsillo según se mire. La ruta Lycia pasa por aquí, por su establecimiento y luego por detrás de su casa.

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