Día 25: Puente Romano-Gedelme (2011)/Yayla Kuzdere-Göynük (2018)

Experiencia mayo-junio 2011.-

Recordemos que antes de llegar a Gedelme, un auto me trajo hasta la pensión y no caminé este trecho de camino ya que preferí dejar los bártulos y hacerlo sin mochila. Vino bien. Fue una buena idea porque en el camino, deslavado en varios tramos largos, hay que cruzar unas cuantas veces el río principal y algunos de sus afluentes. Calculo que las botas me las saqué y me las volví a poner unas diez veces. Otras veces fue posible cruzar con calzado a través de las piedras grandes que hay en medio del río. Por otro lado, el cauce debe ser mayor en plena primavera, cuando comienza el deshielo, pero en este tiempo, entrado ya el verano, el agua baja rápido y ya no hay tanta.
Los lugares complicados de este sendero son los que han sido invadidos por las piedras de derrumbes, del deslave. Se ve que desde las laderas de las montañas que hacen cajón al río, han habido derrumbes importantes y en muchos, muchos lugares, el sendero desaparece bajo las piedras o bajo algunos árboles caídos.
Siguiendo el mapa, veía que debía continuar bordeando el río principal, y aunque en tramos muy largos, digamos media hora, o más, no veía ninguna señal de que era el camino correcto, seguía el curso del río. Un poco confundida y bastante cansada, pero llegué.
Empecé el recorrido a las 7 de la mañana y llegué al hotel de regreso casi a las 4 de la tarde. Aclaro que lo hice por partida doble, ida y vuelta.
Hay varios senderos muy claros, entre pinares, caminitos de piedra, para variar. Y en algunas partes sube hasta caminos más anchos por donde me cruzaron algunos jeeps y aunque me hacían señas para llevarme, especialmente hoy, a pesar de que por ahí no había sombra y el sol me calaba el turbante, preferí caminar.
Tenía mucho de que hablar con los árboles. Y ellos me escucharon. Lo sentí en la piel. Escalofríos en medio del calor.
La verdad que fue un lindo día. A pesar de haber empezado triste luego de enterarme anoche que demolieron los hogares de Al Hadidiya en el Valle del Jordán, tercera comunidad beduina demolida en menos de una semana. En Al Hadidiya vive Abu Seqer, amigo de todos, amigo mío. Emblemático, respetado. Salí con un dolor tan grande que no me cabía en el cuerpo. Me preguntaba, cómo hace el cuerpo para meter todo esto que siento ganas de llorar en alguna parte. Volví mejor. Sé que algo bueno va a suceder.
Volviendo al camino. La Ruta Lycia es lo que está en juego en este blog. Y ya me queda poco. Mañana es el último día. Ya llego a Antalya. Casi. Inshallah.
Decía que el sendero se cruza brevemente con la carretera. En un tramo cerca del puente Romano.
Bajo el Puente Romano hay una casa de té, un restaurante de madera, muy simpático. Me tomé un çay de llegada y descansé un ratito antes de encarar la vuelta.
Este camino, Gedelme-Puente Romano o viceversa, coincide con el que va a Göynük Yaylasi -el que caminé ayer- hasta un punto donde hay un tanque de agua, un reservorio, ante posibles casos de incendio. Me gusta que cuiden al bosque.
Desde algunos puntos del camino, altos, se ve el mar, los pueblitos de Çamyuva y Kiris. Desde el río encajonado se aprecian las montañas que vistas desde abajo parecen aún más altas.
Los colores del agua cambian de un recodo a otro y eso, más las flores, las adelfas, y las mariposas, es mágico. Hay manchones de agua verde, otros blancos llenos de espuma y cascaditas rabiosas, otros se ven rosas según las sombras de las piedras. Los colores del agua entre las piedras, dan gusto, y me alegro mucho de haber tenido que mojarme los pies tantas veces. Fue un placer cada vez.

Actualización enero-febrero 2018.-

Desde Yayla Kuzdere a Gedelme dicen ser 8 km pero los hicimos en menos de una hora y media. Va en bajada. El camino es claro. Todo el tiempo es un camino ancho. Antes de llegar a Gedelme y antes de la fortaleza ya empezamos a ver casas. Por supuesto está más poblado que hace siete años, pero el hotel Çaner está cerrado y muchas casas están vacías. Seguimos hacia Göynük Yaylasi dond no había absolutamente nadie así que continuamos a Göynük y nos quedamos en la entrada del Parque del Cañón. Esta parte de Lycia está ahora dentro del parque o reserva nacional, hay que pagar un canon, no es mucho y los chicos que estaban en la entrada del parque, teniendo en cuenta que no hay hoteles ni pensiones por ahí, y que la única posible a algunos kilómetros, está cerrada fuera de temporada, nos permitieron acampar junto al parque. El lugar para el acampe está bueno. Hay algunas bancas y mesas improvisadas con tablones, un fogón preparado con leña y todo, podemos usar el baño, hay agua potable.

Fuimos a visitar la ciudad de Göynük pero no nos gustó. Una ciudad sin encanto. Si bien está sobre la playa, la playa no se ve porque está ocupada por resorts. El centro de la ciudad es una rotonda con calles de pavimento y algunos negocios. Nada que valga la pena, salvo estos pibes que están en la entrada del Parque y que fueron super amables y muy buena onda.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *