Día 5 (25 de Marzo) – de Ciudad Mendoza al km 24 de la autopista Córdoba-Veracruz, Cuitlahuac

Con la ropa casi seca y otra vez por el acotamiento de la autopista seguimos descubriendo Veracruz. El verde es cada vez más uniforme e intenso. La temperatura tropical se instala sobre la humedad de la tierra y el calor acentúa los olores del campo impregnados de melaza. Los pómulos salientes, la tez bronceada, testigos mansos y eternos de la esclavitud. El olor a caña quemada se fijará en nosotros como en la historia misma de los pueblos engrillados a la zafra.

El borde de la autopista está sucio. Hay basura, piedras, vidrios rotos, restos de caña y, sobre todo, llantas de camión reventadas. Estas llantas tienen una red de alambrecitos entre el caucho. Cuando la llanta revienta y se despedaza, esos alambrecitos microscópicos, quedan desperdigados y son la causa de que empecemos a pinchar o ponchar, como se dice en México. Martín y Alex ponchan una tras otra, dos veces cada uno en menos de 50 kilómetros y, cuando todo parece resuelto y nos paramos sobre un puente alto para observar el paso de un tren, nos damos cuenta de que yo también estoy ponchada. No ha llovido durante el día y el calor nos ha dado una mano para que se sequen los resabios de la lluvia de ayer. Las pinchaduras nos demoran más allá de las vistas o los descansos en las garitas. Nunca salimos de preferencia temprano y aunque pedaleamos muchas horas, el ritmo de la bicicleta requiere tiempo para avanzar y paciencia para emparchar. En ese ritmo nuevo y que se impone, vamos descubriendo que al viajar en bicicleta no nos perdemos nada. Ya sea porque tenemos que parar a pedir agua o cambiar una cubierta, ya sea porque no podemos acelerar más allá del esfuerzo posible de nuestras piernas y saltearnos los campos con ruedas de siete leguas, la bicicleta nos obliga a conocerlo todo. Cada árbol cada pájaro cada bicho cada sinuosidad cada hombre en la extensión del paisaje.

La pesadez del clima se espesa en el cielo plomizo. Caen las primeras gotas gordas. Desde proa no vemos tierra de acampe a la vista. Martín pincha otra vez y avanzamos caminando en busca de un techo donde hacer la reparación. En eso, vislumbramos una casita.

La casita resulta ser un restaurante de paso. Se llama Las Palmas y está en el Km 24 de la autopista Córdoba-Veracruz en el distrito de Cuitlahuac. Nos presentamos.

-Somos tres viajeros que… y la lluvia y si nos agarra la noche…

Clara, la dueña del restaurante, está sola con sus tres hijas, Alexa, Charis e Ivette, y dos amiguitas de ellas, Rosario y Lupita. Las nenas tienen entre 3 y 9 años y juegan a la maestra. Las tres hijas de Clara les dan clases a las dos amiguitas que no van a la escuela. Clara, a pesar de estar sola con las niñas en esa ermita de la autopista, no desconfía de nosotros. Nos hace pasar y despeja un espacio techado del fondo del local debajo del cual podremos armar nuestras carpas. Desarma en dos movimientos la escuela de juguete de las nenas quienes movidas por la curiosidad giran alrededor nuestro y de las bicicletas haciendo preguntas. De qué país vienen, a qué país van. En qué idioma hablan. Sacan un manual y marcamos la ruta y el destino en un mapa. Les explicamos cuán largas son en la realidad esas líneas de menos de 20 centímetros en la foto. Es como si viajaran más de quinientas veces a Córdoba. (Córdoba a 27 kilómetros de Cuitláhuac).

-Quinientas veces, la mitad de mil -calcula Charis.

-¡Pero yo no voy ni una sola vez a Córdoba en bicicleta! -alega Rosario-¿y qué idioma hablan?

-Castellano, igual que ustedes.

Sin embargo quieren saber más. Ávidas de saber qué es lo que hay más allá de la autopista Córdoba-Veracruz. Clara se suma, atiende a los clientes y entre plato y plato se recrea participando de la algarabía y la historieta en el fondo. Nos ofrecemos a colaborar, Martín lava los platos que se amontonan en una palangana junto a la pileta. La velada se alarga. Toman nota. Escriben. Cantamos ‘Frère Jacques’ en francés, la aprenden en un santiamén y la copian junto con otros versos en inglés y todos sus nombres en árabe y en griego. Está garuando fi nito detrás de las cortinas de plástico.

-A lo mejor se tienen que quedar un día más -dice Lupita con evidente ilusiónporque está lloviendo.

Clara sonríe y acuna a Ivette que se ha quedado dormida en sus brazos.

Datos técnicos:


Ciudad Mendoza-Km 24, Cuitlahuac 77 km
5.03.45 hs
Total: 370.27 km.

6 comentarios sobre “Día 5 (25 de Marzo) – de Ciudad Mendoza al km 24 de la autopista Córdoba-Veracruz, Cuitlahuac”

  1. Ola! Sou biciviajero do Brasil. Estuve em Mexico de bici em 2016. Fui de Ciudade de Mexico hacia Guatemala. Percorri muitas cidades Mayas Como Antigua, Ruinas de Copan, Tiikal, El Remate, Bonampac, Palenc, Tulun e finalmente em Cancun. Tuve uma experiencia muito boa em México. Personas muito acolledoras e simpáticas. Eu li parte do seu livro aqui. Gostaria de leer elle todo. Como hago para compralo? Qual o nome do livro? Se viene a Brasil um dia, me contacta,

  2. Saludos, que relato, me encantaria leer acerca de su viaje, aunque no soy viajero ciclista, soy ciclista recreactivo y esto de los viajes me esta llamando la atención.
    Me gustaria mucho leer sus memorias, ojalá pueda adquirirlas.
    Un saludos cordial desde Oaxaca, México

  3. Nunca he tenido el suficiente valor para emprender una travesía de este tipo. Admiro la determinación de cada uno de los que sí se atreven.
    Felicidades!
    Muchos más logros por delante.
    Saludos desde la Bella Antequera, Oaxaca de Juárez

  4. Muito obrigada Alves!!! México es un país muy hermoso y su gente, maravillosa. Y los sabores, únicos!!! Brasil me encanta!! Cruzamos Brasil de bicicleta cuando bajamos desde México hacia Argentina. Pasamos desde la Gran Sabana Venezolana por Santa Elena de Uairen y nos quedamos en Tres Coraçoes, Boa Vista, İracema, Petrolina, Rorainopolis, Colina Nova, Vila Jundiá, Nova Jerusalem, Presidente Figueiredo, Manaos. Allí pegamos barco até Belem y seguimos de bicicleta por Castanhal, Mãe do rio, İpixuna do Para, Novo Progresso, Dom Eliseu, Açailandia y bom!!! muitas cidades mais!! Brasil o mais grande do mundo. İmagínate que para Brasil fueron como 60 días de un viaje de 235. Aquí en este blog puedes encontrar el PDF para leer todo el viaje. No tenemos más libros.
    Gracias de nuevo por escribir!

  5. Gracias por escribir David!! Vale mucho la pena viajar en bici. Es la mejor manera de disfrutar el mundo y la naturaleza en su estado más puro y sin perderte ni un detalle. También es la mejor manera de llegar a todos lados y conocer a cada una de las personas que viven por allí. El ritmo de la bici es el mejor. Ojalá te animes!! No tenemos más libros! Aquí en mi blog puedes encontrar el PDF. Espero que te sirva y que lo disfrutes!
    Gracias!!

  6. Rafael querido, el día que emprendas un viaje en bici, si con ese deseo te ha latido el corazón, no te arrepentirás jamás. Si en algún momento de tu vida, sientes este impulso de recorrer los caminos del mundo, no esperes más para hacerlo. En bicicleta, a pie, a caballo, en coche (aunque en bici es lo mejor) Lo que que te da una travesía larga a través de culturas, montañas, pueblos, gente diferente y amaneceres y atardeceres en plena naturaleza y en pleno viaje, esa felicidad, difícil conseguir de otra manera.
    Gracias por tu mensaje!
    Y algo más que siempre digo: si yo lo hago, cualquiera puede hacerlo; soy la persona más común y sencilla del planeta.
    Abrazo!

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