León, Masaya, Granada-Nicaragua – 17 de noviembre






Y anoche encontré la fritanga en las inmediaciones del Mercado de León. Una buena dósis de queso y banana frita y unos choricitos con ensalada. Después hubo cerveza Toña y mate en la sala de la Casa Ivana con Alessandro, Severine, Janis y Laura (letonios), parece que Katia, la tana, se había puesto brava que mamma mia y va fangulo.
Esta mañana partí con rumbo a Masaya, esquivando Managua. Anduve cerca de la metrópoli, pero en cuanto arreciaba el quilombo de autos, colectivos de colores y bocinazos yo como quien dice esquivaba el bulto y me iba por la tangente. Llegué bien. Entré en Masaya departamento al que pertenece el pueblito de Niconohomo donde nació Augusto César Sandino. En la galería de héroes y mártires de Masaya está la partida de nacimiento del llamado general de hombres libres. Sandino, ídolo. Cada pueblo, cada ciudad, abre las puertas de su galería en conmemoración de los que dieron su vida en esta lucha. En la de Masaya, esta mañana, me detuve en las cartas, esos mensajes de puño y letra que los milicianos enviaban a sus mamás o a sus hijos o testimonios de la gente que vio cómo mutilaban y asesinaban a sus vecinos, tantos niños… Hay muchos objetos que utilizaban en la guerra, además de su ropa sencilla, restos de caite, sandalias hechas de una tira de cuero con las que se adentraban en las Segovias, las granadas rudimentarias, fabricadas con latas de sardinas, ingenio artesanal que con más voluntad que fuerza enfrentaba a los tanques de los yanquis invasores. Me di una vuelta por el Parque Central de Masaya y partí hacia Granada. Granada es la otra joyita colonial de Nicaragua. Está impecable. Es una ciudad bella. Con sus farolas y sus colores contrastantes y estridentes. En un extremo hace guardia fumando su pipa el volcán Mombacho y en otro de los extremos sacude el Lago de Nicaragua su oleaje esfervescente. Está picado. Anduve caminando y buscando un estacionamiento para que la autita colorada pasara la noche. Ya está, a una cuadra del hotel Esfinge. En el hotel Esfinge podemos usar la cocina y hay un patio concurrido de viajeros con mesas y hamacas; el hostal está frente al Mercado, así que es un barrio concurrido y hay panes, güirilas (tortilla de maiz con cuajada), fritanga, frutanga, y a un par de cuadras está el centro histórico.
(Como está lento para el tema «fotos» paso a un cuarto intermedio y si en un rato encuentro otro ciber seguimos. Abrazos!)
DESPUÉS DE DOS HORAS DE ESPERA PUDE SUBIR CINCO FOTOSSSS!! PEOR ES NADA!!!

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