Panamá-Panamá – 11 de diciembre

Fotos de algunos viajeros: Delia argentina, John gringou, Javier venezolano, Menduri italiano, Zoe alemana, el gitano Rafa, Eugenio ladrón de almohadas colombiano que trabaja en el hotel.

Ciudad de Panamá no está hecha para caminar. Excepto el pintoresco Casco Viejo, andar a pie por Panamá es desolador. El sol te come la cabeza. Las ideas se evaporan antes de convertirse en palabras. Esta mañana anduve de recorrida por la ciudad. Busqué el hospital para la vacunación de la fiebre amarilla que aconsejan desde acá al sur y sobre todo en la región de Darién. Hay que ir a la región Metropolitana de Salud que está en el barrio Clayton. Es fácil. Se puede caminar aunque es un poquito cansador, sobre todo por el calor, o bien se puede ir en los colectivos que van a la terminal de Albrooght. La vacuna dura diez años, para aquellos que la necesiten.
Sigo en las gestiones, contactos y comunicaciones para embarcar el día 27. Tea me enviará los formatos para completar y me hará las averiguaciones previas. Si todo marcha según mis proyectos, dejo todo más o menos acordado y entre el domingo y el lunes nos acercaremos a la selva. Iremos Gerardo y Emiliano, los dos argentinos, y yo, en la burbuja, hasta donde nos permita la carretera pavimentada que es mucho antes de lo que se conoce como el temible Tapón de Darién. Será sólo asomar la nariz como por un resquicio de la puerta de la selva misteriosa. Conoceremos un poco más de este país y un atisbo de algo único en el mundo, donde anticipo, creo… que no hay internet…
Siguiendo con el plan, podemos estar de regreso alrededor del próximo jueves. Hacer el bendito bill of landing y volver a control vehicular a calibrar el mal humor del Sr.Pinilla. Todo esto, con el acompañamiento de Tea, adopta un tenor cuasi tragicómico, da para teatralizar a este personaje -me refiero al viejo Pinilla-. Luego, el día 23 llevo el barco a Colón y me paso un día cerca del Caribe, o dos días… ya para eso falta mucho así que no hago más pronósticos.
La vida social, apabullante, de bochinche, mate y folklore pampeano invade el patio del hostal. El mate y la pava ya pertenecen a la comunidad. Todo chupeteado. Llegó Delia, una antropóloga rosarina que está pensando ser copiloto de la burbuja a partir de enero. Es re macanuda y además interesante. Está leyendo un libro que de sólo ojearlo y ver las marcas que ella señala como ayudante de la cáyedra de historia en la Universidad de Rosario, la delatan. Y eso me gusta.
Tengo también que comprar mi billete para acercarme a Cartagena de Indias donde debo recibir a la auta. Estoy deliberando entre el vuelo a Obaldía desde donde se deben hacer varios transbordos en bote y promete una aventura que puede ser o interesante, o frustrante, y un vuelo directo a Cartagena. Encontré una compañía, «Aires», muy barata, desde Panamá a Cartagena 160 dólares. Necesito hacer bien las cuentas y ver cómo se ajusta el presupuesto, nada grave. Y como dijo Ana, la chica de Uruguay que se fue hace un par días, hay que dejar que fluya… Así que siguiendo el precepto heraclitiano permitamos que todo siga fluyendo que el cause parece ser amable a nuestras intenciones viajeras.
Tengo todos los contactos de Tea Kalmbach para que futuros viajeros que necesiten embarcar vehículo la contraten. Pueden contactar con ella por e.mail a sus correos personales:
tea.kalmbach@gmail.com
YA ME SOLUCIONÓ LO DEL EMBARQUE: NO TENGO QUE VOLVER A VERLE LA CARA AL MUGROSO SR.PINILLA porque ya Tea hablo con la aduana de Colon y ahí haré todo, directamente en Colón. Manana nos juntamos a tomar unos mates. Chupate esa mandarina.
Otra novedad es que viene Zulema. Zulema es una viajera argentina de 61 años que se vino solita con su perro en camioneta. Admirable. Ahora está en Costa Rica, y con el tema del embarque también se hizo amiga de Tea así que la conoceré en unos días para intercambiar experincias, compartir nuestra riqueza adquirida, multiplicar y seguir chupeteando la bombilla.
Tea hoy me invitó a comer chipas pero estoy medio molida de andar caminando y creo que mejor voy a revolear las patas al patio concurrido y de rato en rato, cuando el silencio y la calma invitan me sumerjo en El Universo Elegante. Ahí nos encontramos todo el tiempo compañeros. Los quiero! Gracias por acompañarme, GRACIAS!

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