¡Se puede viajar a Chechenia! Mezquitas y montañas: visitas indispensables

A pesar de haber estado sumida en una guerra civil tras la cual quedó prácticamente devastada, se puede viajar a Chechenia y encontrarse con una república resplandeciente. Todo es nuevo y aún más está en construcción.

Desde el ingreso a esta república de la Federación Rusa, uno se sorprenderá de las amplias avenidas jalonadas de edificios modernos y esculturas gigantes. Una muy llamativa muestra un reloj de arena en cuya parte superior están las ruinas dejadas por la guerra y, en la inferior, la Chechenia que renace, renovada y en tiempo récord.

Además de los brillos del progreso, durante el recorrido por Chechenia, estarán muy presentes la figura del líder muy querido por todos, Ramzan Kadirov, y de su padre, Ajmat-Jadzhi Kadirov, quien fue asesinado en un atentado terrorista en 2007. Los retratos de Kadirov padre, a menudo junto a los de Ramzan Kadirov y el presidente ruso, Vladímir Putin, se verán en los edificios administrativos y en las paredes de las universidades y colegios.

Las mezquitas más llamativas de Chechenia y del mundo

Si habitualmente todo es enorme en Rusia, en Chechenia lo es aún más. Aquí, a pocos kilómetros de Grozni, en Shali, se encuentra la mezquita más grande de Europa.

La mezquita de Shali lleva el nombre de «Orgullo de los musulmanes». Además de ser la más grande, con capacidad para 20000 personas y una superficie de 9700 metros cuadrados, está catalogada entre las más bellas del mundo. Se puede viajar a Chechenia y es obligatorio entrar a este templo. El lujo y la opulencia nos dejarán atónitos y con la boca abierta, en una seguidilla espontánea de expresiones de admiración.

Visitar las mezquitas de la región constituye una ruta turística en sí misma, interesante arquitectónicamente y de apreciación artística. Cerca del centro de la capital, Grozni, se encuentra la Mezquita Azul, el templo más importante para los chechenos. Tiene capacidad para 10000 personas y, a pesar de su envergadura y su delicada ornamentación, se construyó en tan sólo dos años. La mezquita Azul está en medio de un enorme parque a orillas del río Sunzha. También está rodeada por el llamado «complejo islámico» que incluye la Universidad Islámica Rusa que lleva el nombre de Kunta-Jadji.

Desde allí es muy agradable caminar tanto por la Avenida conocida con el nombre de Vladimir Putin como adentrarse en el increíble «Parque de las Flores» con estructuras, pérgolas, y galerías, cercadas de enredaderas florecidas.

En este Parque de las Flores, encontraremos tanta belleza como en un cuento de hadas. Al mismo tiempo percibiremos que, la gente que pasea por allí, los chechenos, lucen elegantes y se mueven tranquilamente con sus familias, disfrutan con los niños en juegos infantiles o degustan los famosos y variados helados rusos. Todo el año, verano e invierno.

Asimismo se puede viajar a Chechenia y dejarse llevar por el bullicioso y agradable andar de la peatonal. A ambos lados, en las veredas, surgen las mesas de los bares y restaurantes, la entrada majestuosa de los teatros y más parques.

Es importante, tanto en Chechenia como en Daguestán y en el Cáucaso en general, cuidar la forma de vestir. Los hombres deben llevar pantalón por debajo de la rodilla, la mujer pantalón largo y, aún mejor, falda larga y, tanto el hombre como la mujer, deben tener los hombros cubiertos.

Otra de las mezquitas que merece visitarse está en Argun. Su estilo es moderno. Es una mezquita diferente y novedosa que no escatima en formas y arabescos dorados. Muy llamativa. Esta mezquita lleva el nombre de Corazón de Madre y está dedicada a la madre de Ramzán Kadirov.

Entre lagos y montañas, se puede viajar a Chechenia a través del tiempo

Algunas guías de viaje todavía desaconsejan viajar a esta zona. Sin embargo tras haber estado aquí y en Daguestán con una mano en el corazón y la otra sobre la biblia y el corán, damos fe de que son dos repúblicas seguras además de hermosas y, sobre todo, habitadas por pueblos amables y muy respetuosos.

Uno de los paraísos naturales de la república de Chechenia está en el Lago Kazenoi-am. Es un lago de altura, ubicado a 1870 metros sobre el nivel del mar, con una transparencia increíble y visibilidad hasta los 74 metros de profundidad. Es el lago más profundo del Cáucaso. En invierno se congela aunque su plancton sobrevive y oxigena permanentemente las aguas.

Llegar hasta el lago nos trasladará además por una ruta de viaje en el tiempo. El camino serpentea entre las montañas que empiezan a envolvernos hasta no ver más que laderas y picos a nuestro alrededor. A medida que la carretera da vueltas, damos vueltas las páginas de la historia. Veremos algunas fortalezas y torres y huellas en la piedra de asentamientos humanos que se remitan a más de 40000 años. Algunas pinturas rupestres certifican una habitabilidad en la región durante 8000 años consecutivos.

Las torres de piedra, que además podemos encontrar a lo largo de todo el Cañón y el Valle de Argun, se llaman «teip». También se les dice «torres de clan» ya que, en tiempos inmemoriales, ofrecían refugio a los hombres de un clan en caso de que se vieran expuestos al peligro de las luchas de sangre. De pronto surgen, como de la nada misma, y nos asombran por su poder en soledad en medio de la vastedad infinita de la cordillera.

Esparcidas en Chechenia y en los pueblos cercanos de la región, entre ávaros, cumucos, georgianos, rusos, turcos, se cuentan hasta 300 teip. Cada uno de ellos, en cuanto a clan, se rige estrictamente por el honor. La pertenencia a un teip o clan define la posición social de un checheno.

Actualmente el valle de Argun, con una considerable inversión, se está convirtiendo en uno de los centros de deportes invernales más importantes del mundo. El resort de Veduchi ofrece la pista de esquí más larga a una altura de 1476 metros.

A pesar del progreso, internarse en la cordillera del Cáucaso, nos obliga sin remedio a transitar sobre las huellas imborrables del pasado. Nos desplazamos por el mismo terreno de las calzadas antiguas. Sobre la impronta del deambular de las tribus montañesas y de las caravanas de mercaderes y guerreros.

Más allá de las impresionantes vistas panorámicas apocalípticas. Más allá de una naturaleza que, a no ser por los vestigios de su historia, podría presumirse virgen. Más allá, nos encontraremos con el abrazo cálido de la parca pero generosa gente de las montañas del Cáucaso. Será allí, sin ninguna duda, donde recogeremos en palabras sabias, la mejor anécdota del camino.

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