Agua Blanca es más apacible en la mañana y sin el mundanal barullo de la gente. En el silencio, el canto de los pájaros y el agua que corre. La caída de lágrimas de la atribulada princesa maya. Salimos en bajada por el mismo camino. El ejido Las Palomas apenas desempolvaba las ventanas del sueño. En la ruta principal tomamos hacia la derecha, dirección Escárcega. La carretera es recta pero con algunas lomadas, sube y baja y alterna entre los estados de Tabasco y Chiapas. Son 58 kilómetros hasta Catazajá donde se toma el desvío hacia Palenque. En esta intersección hay algunos lugares con servicios, algo para comer y agua.
-Aguas en la ruta a Palenque, -nos advierte un camionero en la estación de servicios- no tiene acostamiento.
La sola idea de pedalear sin acostamiento, banquina, o como se llame, ya me pone los pelos de punta.
-Hay un proyecto de autopista desde Villahermosa hasta San Cristóbal, por Palenque -sigue contando el muchacho- vinieron a empezar los trabajos y todo, pero no sabían que en esas tierras viven un montón de gentes, hay pueblos enteros. Son tan pendejos que dibujaron el mapa por arriba de las casas. Los quisieron correr y a algunos los corrieron, los compraron con trago o con los planes de ‘Oportunidades’, a otros los mataron o los desaparecieron.
La brisa en contra me devuelve como un búmeran, a cada pedaleada, las palabras de ese muchacho, ‘a algunos los corrieron, a otros los mataron o los desaparecieron’. La brisa leve ameniza el calor y los pensamientos, quizás nos aletarga pero no nos detiene. Los 30 kilómetros hasta la ciudad de Palenque los hacemos por esta ruta, en buen estado pero demasiado angosta y definitivamente sin acostamiento. No está pensada para bicicletas o peatones, entran solamente dos filas de autos, una de ida, otra de vuelta. Tenemos que pedalear hiperpegados a la orilla. El tráfico es abundante aunque tranquilo, sin embargo uno que otro me depila la pantorrilla con la cálida bocanada del caño de escape. En esta etapa, además, hay curvas.
Chiapas, territorio zapatista.
Llegamos a la ciudad de Palenque y seguimos hacia la zona arqueológica. Ya conocemos el lugar. Con Martín habíamos estado ahí en el año 1997 cuando a través de los vestigios ya descubiertos y de los recovecos imposibles, auscultábamos la huella de los zapatistas. Desenterrar de la jungla los murales de piedra y el murmullo de sus voces concensuando en una junta. De los itinerarios comunes a los caminos inciertos. En combi, a caballo, a pie, en bicicleta. De día. De noche. En madrugada. Fui, volví, volví, me quedé para siempre. Aún en movimiento, zapatista en todas partes, hasta el fi n del mundo, hasta la victoria siempre, hasta morir si es preciso.
Cerca de Palenque está el Caracol Zapatista ‘Roberto Barrios’. Ahí mismo se encuentra una cascada en estado salvaje. Es fácil de llegar. La ruta está pavimentada y en buen estado. Se sigue hacia el sur y se toma el desvío por la ruta que va hacia Yaxchilán y Bonampak. Son menos de 20 kilómetros desde la ciudad de Palenque. “Está usted en territorio zapatista en rebeldía”, rezan los carteles. Puede pasar. La gente de la comunidad es muy amable y estarán contentos de recibir a los visitantes. Muchos de estos lugares de Chiapas, maravillas naturales, son lugares sagrados. En Chiapas viven millones de indígenas de diferentes etnias, en miles de comunidades, hablan más de cincuenta lenguas distintas. Sin embargo, al igual que con el proyecto de la autopista, son barridos por emprendimientos modernos como si ni ellos ni su cultura existieran o tuvieran algún valor. Ni siquiera el valor de su vida, ni siquiera el valor de la sabiduría ancestral de la cultura maya, tan perfecta que ninguna civilización ni tecnología moderna la ha podido igualar.
Sobre el camino hacia el sitio arqueológico de Palenque hay hoteles y campings. Nosotros nos quedamos en “Elementos Naturales”, bueno bonito y barato; cuesta 35 pesos. También hay cabañas, vegetación selvática, frondosa, y un arroyito.
Datos técnicos:
Agua Blanca-Palenque 87.51 km6.03.56 hsTotal: 1116.61 km.