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Cabo Pulmo, Baja California, paraíso paisajístico y santuario marino

Este sí que es un lugar para descubrir. No es sencillo llegar en transporte público. Lo mejor es alquilar un coche. Igual en transporte público se puede. Nosotros lo hicimos así.

Desde La Paz se toma un autobús hasta Las Cuevas. Poco antes de este paraje hay un cruce, frente al Campamento, desde donde sale la ruta para ir a Pulmo. Hicimos dedo, «de raid» le dicen en México, y nos levantaron enseguida. Nos llevaron hasta un cruce, en Ribera y desde allí, a la sombra de un árbol escuálido pero suficiente, que nos protegía del atosigante calor, volvimos a hacer dedo y pasó Ubaldo.

Ubaldo nos midió con la mirada, pasó dos veces por delante nuestro y se acercó para llevarnos. A mí en principio se me hizo sospechoso, pero al final los sospechosos éramos nosotros para él. Nos dijo que él se da cuenta cuando se trata de buena gente. No iba para Pulmo, así que nos cobró algo por la gasolina y nos llevó.

Buena parte del camino es de tierra. Está alejado del mundo. Es un rincón realmente sagrado. Un tesoro que se hizo popular cuando Jacques Coustou lo catalogó como uno de los paraísos submarinos más sublimes, espectaculares y únicos que subsisten en el planeta.

En Cabo Pulmo alquilamos una de las cabañas de Pedro, yerno de Alicia. Cabañas de Pedro o Alicia es lo mismo. Están muy bien equipadas. Son seguras, la nuestra ni siquiera tenía llave… la cama muy cómoda, el porch ideal para descansar a la sombra del techo de palma. Todo muy bien.

Y tratándose como se trata de un santuario del universo submarino, valía la pena bucear, así que Martín tuvo ese privilegio y la suerte de nadar a quince metros de profundidad con tiburones toros, cardúmenes impresionantes de jureles y mantarrayas móbulas. Dicen que fue una jornada especial y muy rica en el fondo. No siempre se ve tanto. Valió la pena, re valió la re pena.

Nos quedamos dos noches en Cabo Pulmo. La belleza del paisaje está para donde se mire. Los atardeceres son espectaculares.

Además de mar, arena blanca, dunas, disfrutamos de un trekking dándole la vuelta a todo el cabo por la serranía desértica que lo rodea. Andrea, una amiga residente en el lugar, nos guio amistosamente en este recorrido. Está muy bueno. El sendero está bien marcado. Recomendable hacerlo a partir de las 18 con la caída del sol.

También es recomendable llevarse la comida ya que en Pulmo hay sólo un par de tiendas y todo es más caro. En la tienda comprar un botellón de agua, hará falta. Y para regresar hasta Las Cuevas, salir de raid otra vez, esperando abajo del pino. Es clásico. Ahí paran los que te llevan para salir del Cabo de regreso a la civilización.