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Moscú – Día 10

Rematamos nuestro viaje en la Plaza Roja.

Vamos primero a despedirnos de Lenin, gracias por tanto. Imprescindible y permanente su presencia en la grandilocuencia que hemos encontrado a nuestro paso.

El Mausoleo de Lenin está junto al Kremlin. Entrada gratis. Hay cola y está controlado por jóvenes oficiales, amables y respetuosos. Vamos entrando por grupos. Lenin está embalsamado en una cripta de vidrio iluminada. El recinto es oscuro, una penumbra, sólo él brilla en el centro. Le doy la vuelta, hago una pausa para hacerle el saludo del puño en alto. Cómo no emocionarse! estar tan cerca de alguien tan grande para la historia de la humanidad. Impresiona. Haber leído, escuchado, hablado de él tantas veces y verlo ahí, de cuerpo presente, vivo siempre Vladimir Illich.

Es un pasaje breve pero impactante. Saliendo del recinto pasamos por las tumbas de otros seres que hicieron posible la grandeza y la utopía de la URSS, Koroliov, Kruzhov, Gagarin, Belayev, Stalin.

Luego visitaremos los interiores de San Basilio. San Basilio no es la Catedral Central de Moscú Es tan bonita que circula la leyenda de que Iván el Terrible cegó a sus arquitectos para que no pudieran volver a crear nada similar, la leyenda es falsa ya que, los maestros Barma y Postnik, siguieron construyendo catedrales por le territorio ruso. San Basilio no es una catedral de un solo cuerpo sino nueve espacios de varias capillas diferentes a las que se accede por angostos pasillos y escalinatas a través de dos niveles.

Una vuelta más por los amplios jardines que rodean la Plaza Roja y tomamos el metro a Richnoy Ploshchad desde cuya salida, junto a un centro comercial de color verde donde es posible comprar comida antes de partir, justo ahí cerca de la puerta del centro comercial, tomamos el 851 para ir al aeropuerto Sheremetyevo.

Los autobuses se desplazan tranquilamente, no van a la velocidad del metro. Es una buena manera de retirarse, poco a poco, de esta gran ciudad y este gran país, volviendo la mirada a los carteles en cirílico que ya resulta familiar, leyendo por casualidad, como un estandarte, como una promesa o como un designio, la frase «вернёмся осенью», volveremos en otoño. вернёмся… volveremos.