Hay quienes le llaman «monster city». Es el espectáculo desde el aire es uno de los más impresionantes que he visto en mi vida. Sobre todo si se aterriza de noche. Las luces de la ciudad se extienden infinitamente. La mirada eclipsada sin remedio a través de la ventanilla del avión. Serán muchos minutos de pasar ese salpicón de luces y más luces de nunca acabar.
Esta vez llegamos de día. El espectáculo es igual llamativo y vale la pena no perdérselo.
México es una ciudad cuya nombre y fama asustan. Sin embargo es una ciudad grande, sí, enorme, monstruosa, pero en la que, al menos yo, siempre me he sentido segura.
Es como una seguidilla de barrios en realidad. Cada barrio, llamado Colonia, conforma como un pequeño poblado, con su propia identidad, callejones coloridos, mercados típicos y atracciones arquitectónicas y delicias lugareñas.
A mí me encanta andar por México, a pesar de las avenidas ruidosas, del movimiento constante y de la dificultad respiratoria que puede causar la contaminación del aire y la altura. Me encanta porque apenas se dejan una cuadra atrás las avenidas, uno se puede encontrar en barrios tranquilos, de calles empedradas, llenos de parque y fachadas coloniales, art déco, art noveau.
Me encanta porque todo se consigue, porque hay millones de lugares donde parar a comer rico y barato y porque la gente es amable y sonríe.
No siento stress en esta ciudad monstruo. Ni cuando la visito como ahora, para pasear, dejarme llevar por mis pasos y encontrarme con amigos, ni cuando he estado viviendo allí y trabajando aunque tuviera que viajar horas en transporte público para llegar de un lugar a otro. No me da dolor de cabeza como otras ciudades grandes y movidas, y el tiempo me alcanza siempre para todo y nada de lo que quiera ver o necesite no lo encuentro en el camino. Todo está ahí.
En México me muevo en metro o en trolebús. También hay pequeñas combis, los «peceros», pero como no conozco tanto las paradas y los recorridos, me sigo manejando bien en el metro, en el trole o de a pie. El metro puede ir tranquilo o atiborrado dependiendo de las horas pico. Nunca he tenido más precaución que en otros lugares del mundo. Viajar en metro en México DF está bien, es muy barato, 5 pesos hoy día. El trolebus es más lindo todavía, están bien equipados, un poco más lentos pero muy agradables para cruzar toda la ciudad en un extenso paseo turístico por el módico precio de 4 pesos mexicanos. Digno de ser aprovechado.
En ciudad de México hay muchísimo para ver y visitar. Se requieren varios días para llevarse una postal completa.
Recorrer los barrios y colonias y calles de Coyoacán, uno de mis barrios favoritos del mundo, más de una vez. Ir a la Casa Azul de Frida Kahlo, al museo Trotski, y pasear por todos los parques y jardines de Coyoacán sin olvidar la encantadora y breve Plaza de la Conchita.
También hay que ir al Zócalo y pasear un buen rato por allí. Visitar el Palacio Nacional con los murales de Diego Rivera y dar muchas vueltas por ese barrio donde confluyen el pasado y la actualidad con danzas típicas, mercados, y restaurantes y comercios de todo tipo, para todos los precios y todos los gustos.
Cerca del Zócalo hay que ir a Bellas Artes. También hay que ir a la Alameda, a la Plaza del Ángel. Otro día caminar por el barrio La Condesa, con sus típicos ventanales art nouveau, darse una vuelta por la Roma también está bien y alejándonos un poco del centro, ir a Xochimilco un día y otro día ir a las ruinas de Teotihuacán en transporte público desde Observatorio o también desde la Central del Norte.
El DF por supuesto es inagotable. Cada barrio vale la pena, cada museo también. El Museo de Antroplogía merece ser visitado una vez en la vida y el Castillo y los Bosques de Chapultepec, también.
Lo mejor es ir con tiempo. Dejarnos llevar un por nuestros pasos. Viajar en transporte público y, definitivamente, probar todos los sabores de la calle. Nada peor que la tradicional maldición de Moctezuma nos pasará. En ese caso, las vendedoras de hierbas de los mercados saben mejor que nadie con qué hacer un hervido sanador.
Para terminar este post, recomendar que los vuelos internos en México de Volaris y Vivaaerobus, están económicos y que, desde el aeropuerto, se puede salir en metro hacia cualquier punto de la ciudad. Una cosilla más, el transporte terrestre en México es de los mejores del mundo. Con todas las comodidades y lujos que superan las expectativas.