

































Jóvenes gauchos argentinos trasnochados y en dope. Salgo sola. A ver adónde acampo. Tranquila.
De regreso me hospedaré en casa de Tea.
Adelantando gestiones para embarcar.
Si no fuera por Tea Kalmbach, no sé qué haría. Esta mina la verdad se pasa. Un minón. Tenía que ser argentina para pecar de tanta solidaridad y generosidad.
(Hoy puedo establecer este contraste con mayor claridad, desde Guanajuato llegan noticias impersonales que demuestran la falta de compromiso de personas con las que conviví casi 7 años y de las que movida por la esperanza en el género humano, me empecinaba en seguir intentando confiar. Mucha de esa fe no valió la pena. Pero no me rindo. Tal como indica el inicio del blog, debe haber algún lugar que se ilumine al atardecer.)
Esta mañana, Tea me llamó a primera hora. Me dio mucha tranquilidad. Me dijo que estaría haciendo averiguaciones, que seguramente conseguiriamos algo más económico y acorde a mi presupuesto estimado y sí. Ya lo tenemos.
Embarcaré en ro-ro. Ro-ro, es roll on roll off. El auto se sube y se baja de un barco y por lo que entiendo no va encerrado en un contenedor privado. Esto me sale 600 dólares más el 10% más 50 dóalres, a Cartagena, pero también hay posibilidad de embarcar a Venezuela, así que para mañana tendré esa cotización ya que mi intención es ir a Venezuela. El embarque será el día 27. Tengo que entregar el auto en Pto.Colón el día 23.
En la mañana fui a la oficina de control vehicular de aduanas, donde me sugirió Tea que fuera para autorizar la salida del vehículo y el tipo que me atendió me trató lisa y llanamente para el ojete.
Tengo que volver a ir cuando tenga el bill of landing, o sea, cuando la naviera, me expida un papel de que ya hice un contrato con ellos para sacar el auto de Panamá.
Tea me dijo que no me precupe por esa mala onda, que ese tipo de grosería es normal en esa gente que al fin y al cabo se amarga la vida. Dice que ella cuando empezó a trabajar en esto también se angustiaba pero que ya se acostumbró.
Ella me hará ese papel para que con tiempo tramite la salida con el antipático viejo de mierda Sr. Pinilla. La oficina es cerca del centro. Un taxi cuesta 1.7 dólar. No hay autobuses que vayan directo hasta ahí. Es fácil y barato ir en taxi y al menos no había que hacer cola para esperar ser maltratado.
Ya con esta noticia y a la espera de lo que nos digas acerca de la posibilidad de embarcar a Venezuela, eso será en menos de 10 días. Mientras tanto yo tengo que conseguir movilizarme adonde llegue el barco con el auto para recogerlo sin que me cobren días de almacenaje en el puerto de destino. Es todo un trabajo esto, pero se hará poco a poco y será una experiencia positiva para compartirla con todos y sobre todo con los que planifican travesías. No está demás de repetir que esta naviera y la ayuda de Tea es fenomenal y que aquellas personas que después que yo, deseen emprender algo similar, voy a ayudarlos a organizarse porque imagino que es realmente jodido estar solo entre las dos Américas, Central y del Sur y sin saber qué bondi hay que tomar. He tenido suerte. Sigo dando Gracias.
La comunidad en el Casco Viejo varía cada día. Convivir en el patio. Las charlas, discusiones entre mate y mate, las comidas compartidas, todo eso es genial.
En cuanto el auto esté montado viento en popa veré un poco más de Panamá y el rumbo sigue.
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Noche, día, tarde de amigos. Anoche en el patio del hotel se empezó a sumar gente. Una alemana que vivió en Argentina, encantada con volver a tomar mates, un italiano que vive en Alemania, un venezolano, un siciliano. Hoy apareció Julia, la alemana de Santa Fe. Está en el mismo dormitorio, también Sandro, el tano siciliano. Alí, venezolano, que admira la política exterior del gobierno de Chavez y habla de la recuperación venezolana pero critica muchas facetas del pueblo que se deja caer en la corrupción y ante la distribución del ingreso no lo derivan correctamente a las áreas de destino o se quedan con una tajadita, es difícil de controlar y dice que hay que insistir en la educación del pueblo para que adquiera esos valores morales. Bien.
En la mañana fui al supermercado que me recomendaron los chicos argentinos de Valle, que estuvieron antes acá, y fui a comprar yerba. Tengo dos paquetes más de abastaecimiento. Taraguí. Si hay mate no desespero y siento que tengo todo el tiempo del mundo y en cualquier lugar del mundo, porque total, puedo tomar mate. Adicta. Y como dijo Moroca, el mate cada vez más chupeteado, es un mate hippie, comunitario y muy internacional, ese sí que si hablara… en este momento, justamente, Zoraida, colombiana artesana se está degustando un matecito.
Además del mandado, esta mañana anduve en varios barrios de la metrópoli. Caminé mucho. Desde el Casco Viejo a Caledonia, desde Caledonia a Bella Vista y desde ahí hasta Cangrejo que es una zona nueva, comercial. Vi de todo. Variado. Cosas que me gustaron y otras que me parecieron horribles. Lugares donde me sentí tranquila y lugares donde me sentí insegura
Ahora tengo muchos amigos en este hostal. No puedo hilar el blog. Vienen los viajeros. Quieren charlar. Ahora es Bruce, un señor mayor, gringo, pero se disculpoa. Pobre. Me da pena.
En fin. Más tarde saqué a los chicos a pasear porque Alí tenía antojo de shisha y Sandro necesitaba comprarse unos pantalones, así que como en un día me conocí buena parte de la ciudad y me muevo con autoridad en las calles les anduve haciendo de guía.
Tea, de la naviera, me escribió. Tengo un barco con disponibilidad para el día 15. Si no consigo nada para antes, buscaré cómo entretenerme en los alrededores mientras, con calma, saco fotocopias y hago el papeleo. Tengo información de otra naviera. Y hoy unos mexicanos me vinieron a buscar para que les cuente de cómo es mi viaje porque les gustaría hacer algo parecido. Me hice un poquitito popular.
Panamá está bien, pero no es tan, tan… El Casco Viejo es bonito, pero yendo más allá de la iglesia de La Merced se acaba el encanto. Esta zona, reducida, es como estar en un paquetito, custodiado por muchos pares de policías, en todas las esquinas. Hay una consigna que te exigen respetar y es no transitar de La Merced hacia el sudeste. El barrio de El Chorrillo es impenetrable. Está cerca. Parece que hay invitación a la pasta bolgnesa. Otro venezolano llegó a nuestro cuarto. En mi cucheta, arriba, duerme el siciliano. Buena onda.