Vélodyssée, una de las mejores rutas en bicicleta

Una odisea a lo largo de más de 1200 km de Costa Atlántica francesa

La Vélodyssée es una ruta ciclable que recorre toda la costa atlántica de Francia, desde Roscoff hasta Hendaya. En mi experiencia por el mundo, pedaleando, la considero una de las mejores rutas en bicicleta. Está diseñada y preparada esencialmente para los cicloviajeros. Es apta para todas las edades y cruza paisajes que van variando de norte a sur, siempre bonitos e interesantes y pueblos con encanto.

Son casi 1300 kilómetros que podemos distribuir en un mes o poco más de 30 días si queremos holgar las etapas. Está casi toda asfaltada exclusivamente para el ciclismo. No tiene prácticamente dificultad ni desniveles pronunciados. Si acaso, algunas dunas en la etapa conocida popularmente como «montaña rusa» que posee subidas y bajadas pronunciadas y muchas curvas.

Arranca en el Canal de la Mancha, en Rosscoff. La primera parte de la ruta que nos puede tomar como mucho unos 10 días hasta Nantes, va principalmente por el interior, a través de una naturaleza verde y exuberante, siguiendo después el canal Brest-Nantes y cruzando poblados pequeños con la arquitectura medieval congelada en la historia. 

Para arrancar la Vélodyssée podemos viajar a París y desde allí buscar las conexiones en tren hasta Morlaix, o bien , depende de donde nos encontremos, buscar los trenes regionales, RER, o Intercités franceses, que no tienen problemas en transportarnos con bicicleta y, en general, no requieren reserva de plaza previa. Los TGV de alta velocidad, sí. En los regionales se puede sacar el pasaje en el momento, en la estación y subir con la bici sin problemas. A no ser que estuviera extremadamente saturado pero esto no suele ocurrir. Salvo en ocasiones especiales como fechas festivas o eventos muy populares y que convoquen mucho público.

Otra opción es llegar en bus a Rennes o Brest y desde allí buscar las conexiones ferroviarias a Morlaix. Luego, de momento, sólo hay buses de Morlaix al puerto de arranque en Roscoff. Los buses, autocars, transportan las bicicletas gratuitamente en la parte trasera. De no haber capacidad suficiente, habrá que pedalear 30 km.

Ya en Rosscoff, nos lanzamos a la odisea de una de las mejores rutas en bicicleta del mundo: la Vélodyssée.

1-De Roscoff a Morlaix

Después de pasear un poco por este antiguo puerto de corsarios que ha sabido conservar los rasgos arquitectónicos del pasado nos despedimos del mar. El trayecto hasta Morlaix es de 30 km y discurre mayormente por el interior. 

Al salir del Puerto de Bloscon, debemos prestar atención a las pistas ciclables para no  confundirnos con la Vía Verde que va a Concarneau. 

Transitaremos por caminos agrícolas escasamente concurridos, respirando el aroma de las hortalizas frescas y las hierbas aromáticas de la región.  Al principio, dejando atrás las vistas de la bahía y luego siguiendo la línea férrea por el camino de Pen Ar Creac’h que da volteretas por los campos sembrados. 

La ciudad de Saint Pol de León merece detenernos para apreciarla. Sobre todo si es día de Mercado en Kerisnel. 

Más adelante, seguimos en dirección al pueblo de Penzé y cruzaremos el puente de la Corde para seguir con nuestro rumbo hacia Morlaix con sus  majestuosos viaductos y callejuelas medievales.  

2-De Morlaix a Carahix

La segunda etapa es una ruta sencilla de 48 km de bosque y soledad casi total. Es un paseo de inmersión en la naturaleza verde de Bretagna. Un andar sereno durante el que no encontraremos más que verde, árboles y quizás alguna caravana de jinetes. Tras el bosque, la Vía Verde nos traslada a través del páramo de los Monts d’Arrée.

No hay comercios en la ruta. Vale la pena tomar un pequeño desnivel para visitar el lago de Huelgoat con sus famosas piedras tambaleantes. Hacer una pausa allí y retomar el rumbo hasta Carahix. Pasando por delante de la estación de trenes de Carahix nos toparemos con el canal que va desde Brest a Nantes por donde continua la Vélodyssée, una de las mejores rutas en bicicleta.

3-De Carhaix-Plouguer a Rostrenen

Seguimos sumando una treintena más de kilómetros a través de la naturaleza y bordeando el canal que va desde Nantes hasta Brest. Aquí, las esclusas marcan el recorrido: ¡hasta 15 esclusas en 4 km entre La Pie y Saint-Péran!

A tan sólo 4 km del canal se encuentran los jardines acuáticos de Kervezennec en Maël-Carhaix . Allí existe una zona de acampada natural y hay una área protegida, la reserva de Lan Bern donde además de mamíferos existen atípicas plantas carnívoras. En el estanque Corong nos podemos dar un chapuzón.

4-De Rostrenen a Mûr de Bretagne

En esta etapa de 30 kilómetros más, seguimos rodeados de bosque desde Rostrenen hasta Gouarec. Un buen momento para parar es en la esclusa doble de Coat Natous. Sus desniveles y caídas de agua son espectaculares. Allí mismo aprovechamos para conocer y admirar la capilla de Notre Dame de la Pitié. Construida en piedra labrada a principios del siglo XVI y que no ha sufrido ninguna modificación desde entonces.

En Gouarec, tomamos el camino de sirga del canal Nantes-Brest hasta la abadía de Bon Repos, fundada en 1184, un sitio espléndido para hacer una nueva parada. Aprovechamos a tomar unos mates reparadores y que nos llenan de energía ya que, para rodear el lago de Guerlédan, que es un pequeño mar interior de más de 300 hectáreas, deberemos remontar algo de altura hasta alcanzar una antigua vía de ferrocarril que nos conducirá hasta nuestro destino de hoy: Mûr-de-Bretagne.

5-De Mûr de Bretagne a Pontivy

Desde Mûr-de-Bretagne, tendremos una bajada deliciosa de 2 km. Luego la etapa total según el itinerario oficial de Vélodyssée, concluye en Pontivy, a 23 km.

Además de poder fraccionarla de esta manera e ir hilando pueblos con encanto y bellezas naturales, la Vélodyssée es de las mejores rutas en bicicleta porque es maleable y podemos acomodar los tramos según nuestras posibilidades, gustos, necesidades.

Tras el descenso, por camino compartido, desembocamos a los pies de la presa del lago de Guerlédan. Durante este trayecto, habrá buenas oportunidad para encontrar lugares donde poder dar servicio a las bicis en caso de ser necesario ya que hay varios establecimientos que se dedican a esto.

Desde el embalse hasta Pontivy, el Blavet está repleto vegetación exuberante que nos envuelve en un escenario muy mágico. Ya en nuestro destino del día, visitamos el casco antiguo deambulando por sus callejuelas sinuosas, vemos el castillo de Rohan del siglo XII, y las mansiones y casas elegantes con entramados de madera. Por otro lado, Pontivy despliega calles comerciales y rectas en lo que se conoce como la ciudad nueva, herencia de los tiempos de Napoleón.

6-De Pontivy a Josselin

Un recorrido paradisíaco por el Rigole d’Hilvern. Durante 48 km que se nos pasarán volando mientras disfrutamos del paseo. Entre los árboles verdes e intercalando algunas paradas junto al canal o para visitar monumentos arquitectónicos como la Abadía de Timadeuc antes de converger en la encantadora Josselin.

Durante esta etapa de una de las mejores rutas en bicicleta, pasaremos por nada menos que 54 esclusas y seremos testigos de la impresionante obra de ingeniera que resulta este canal.

La llegada a Josselin nos sorprende con su fortaleza que se yergue sobre un espolón del Oust. Su fachada renacentista ricamente decorada nos encandila por la derecha mientras que, del lado opuesto, se nos presenta una fortaleza medieval que culmina en tres techos cónicos sobre sendas torres redondas.

7-De Josselin a Peillac

Otro paseíto de 45 km por el camino de sirga del canal Brest-Nantes, enmarcados por las sombras acogedoras del bosque y el murmullo de las aguas.

Toda la región constituye un camino que se disfruta a pleno pedaleando entre los pueblos que vamos visitando y en los cuales se destaca la arquitectura medieval y las casas con entramado de maderas de colores.

Es imprescindible internarse y darse una vuelta por las callecitas de Malestroit, “la perla de Oust”. Nos deleitarán las mansiones renacentistas rematadas con gárgolas esculpidas que descollan entre las viviendas góticas.

El canal nos vuelve a acompañar ahora con algunas ondulaciones y las estribaciones de las Landas de Lanvaux al fondo, entre tierras salvajes y bosques. Después nos encontraremos con la confluencia del Claie, Saint-Congard y la esclusa de Guélin que podemos parar a visitar.

8-De Peillac a Redon

Esta es una etapa muy breve según la organización oficial de la Vélodyssée, de sólo 17 km. No obstante posee algún tramo con un poquito de dificutad. Es además, una etapa completamente bella en la que nos deslumbrarán los paisajes de l’Île-aux-Pies, con pinares y rocas y un aire mediterráneo.

Cruzaremos los siete valles de la región de Redon, del río Vilaine y el Oust. Hasta el puente de Bilaire seguimos siempre el canal. A partir de allí, haremos 1 km por carretera y retomamos el camino ciclable hasta el muelle de Glénac.

Las indicaciones nos guiarán para cruzar el pueblo por caminos rurales asfaltados, compartidos con coches, a través de caseríos. Después de la aldea de Houssin, hay una fuerte pendiente. Al final de la bajada, se abandona la carretera asfaltada para tomar un camino pedregoso que bordea el Aff. Llegaremos al aparcamiento al final del puente, no lejos de la oficina de turismo.

Cerca de Redon, se encuentra el estanque de Aumée, donde se puede nadar.

9-De Redon a Blain

Redon nos ha ofrecido varios aspectos que destacar antes de seguir adelante por una de las mejores rutas en bici que conocemos.

Su puerto, por ejemplo, forma una isla dentro de la ciudad. En toda el área son dignas de admirar las antiguas casas de los armadores y el lugar de la Cruz de los Marineros. También pasamos por la Abadía de Saint-Sauveur, una de las más importantes de Bretaña en la Edad Media.

Arrancando nuestra etapa cotidiana, hoy de 44 km según el trazado oficial Vélodyssée, avanzamos hasta Bellion, buen lugar para hacer un pic-nic frente a la esclusa y subir al mirador Nicolas Polisski para estirar las piernas y disfrutar de un paisaje formidable en 360°.

Este trayecto transcurre al borde del agua dulce con la Brière cerca y la confluencia de los ríos Isac y Vilaine. Es una región con marismas y meandros donde convive abundante fauna. Incluye algunas laderas, leves, y oasis de bosques de pinos antes de la esclusa de Barel.

La pista ciclable nos deposita en nuestro destino: Blain, dominado por el Blain, castillo de Groulais

10-De Blain a Nort sur Erdre

Nuevamente una reducida propuesta en cuanto a kilometraje, sólo 23 km de pedaleada agradable que sigue bordeando el canal Brest-Nantes. Si deseamos hacer una parada para unos mates reconstituyentes, dos lugares atractivos son junto al estanque de Bout-de-Bois o en el bosque de Chevallerais.

Al llegar a Nort-sur-Erdre, podemos hacer un paseo por el puerto deportivo que conecta el Erdre navegable con el Erdre salvaje. Un poco más al sur descubriremos el castillo de «Port Mulon» del siglo XIX y su parque repleto de árboles centenarios.

11-De Nort sur Erdre a Nantes

Afrontamos una etapa un poco más larga. Sencilla. Son 35 km durante los que nos despedimos finalmente del canal Brest-Nantes tras pasar por la esclusa nº 2 de Quiheix.

Nuestro rumbo por una de las mejores rutas en bicicleta del mundo, alterna ahora caminos rurales, tramos de vía verde y el encantador cruce de Sucé-sur-Erdre, una parada acogedora e ideal para reponer fuerzas.

Nantes es una ciudad grande y atractiva. Podemos aprovechar a comprar cualquier cosa que nos haga falta para continuar la odisea y de paso, perdernos por las callejuelas del barrio de Bouffay.

En Nantes veremos el castillo de los duques de Bretaña y si pasamos por el barrio de Graslin, nos sorprenderá gratamente el Passage Pommeraye, uno de los más exquisitos de Europa. Luego podemos dar una vuelta por la Place Graslin y su ópera o la Place Royale y su majestuosa fuente.

En algunos puntos, Nantes ofrece una arquitectura atípica que contrasta con lo clásico y bonito. En la parte de la Isla, donde se encuentras las famosas Máquinas de la isla, hay un llamativo Elefante, de más de 12 metros de altura.

Nantes, por ser un buen nexo de transportes, con buses, trenes y aeropuerto, es un buen punto para sumarse a la travesía, comenzar la ruta desde aquí sin hacer los diez días precedentes o bien, retirarse.

12-De Nantes a Le Pellerin

Al ser una gran ciudad, Nantes, debemos prestar mucha atención al tráfico y la señalética de la Vélodyssée. Personalmente, me suelo perder en las entradas y salidas de las urbes y, en este caso, recomiendo, para tener mayor seguridad en cuanto a estar en la senda correcta, entrar al pueblo de Buguelain, de paso lo conocemos y es pintoresco. Desde allí está bien indicado hacia dónde proseguir.

El escenario cambia por completo. Dejamos la mansedumbre del canal y la sirga para tomar por unos cuantos kilómetros las vías ciclables del río Loire.

Hicimos nuestro pic-nic en los jardines del castillo du Pé y retomamos la ruta. En nuestro caso, pasando de largo por el fin de esta etapa oficial que termina en Le Pellerin. Las etapas son muy cortas en general y los días son largos en verano por lo que, esta travesía a pedal, de las mejores rutas en bicicleta del mundo, puede hacerse en casi la mita de días o apenas unos pocos más, que los propuestos por el diseño oficial.

13-De Le Pellerin a Saint Brevin les Pins

En nuestro recorrido particular de Vélodyssée, hicimos parte de esta etapa ayer. Dormimos en el camping le Manoir de l´ésperanza que nos encantó. Todo puesto con amor y una agradable piscina de aguas cálidas, cubierta.

Esta etapa total, hasta Saint Brevin, tiene poco más de 37 km según el diseño original. Saint Brevin es un pueblo de prácticamente una sola calle que desemboca en el mar. Hay muchos negocios y una iglesia con un jardín lleno de flores donde nosotros aprovechamos a desayunar unos pancitos.

El pedaleo es suave, cómodo, sencillo. Al principio vamos por la ruta del Loire en vélo, bordeando el río hasta su estuario final. Pasamos por marismas y el bocage, siguiendo el curso del canal Martinière y el Fil d’Ariane y apreciamos el largo puente de Saint Nazaire donde desemboca la Loire.

Un poco más adelante, alcanzamos el antiguo puerto de Paimboeuf, donde suelen relajarse e inspirarse los artistas. Al llegar a la ría la atmósfera se transforma en un ambiente netamente marino.

14-De Saint Brevin le Pins a Pornic

El paisaje es inmejorable. De Saint Brevin le Pins, pasamos a Saint Brevin Océan con sus playas de arena fina. Volvemos a la costa que habíamos dejado apenas iniciada una de las mejores rutas en bicicleta, allá por el puerto de Roscoff cuando nos adentramos en la exuberante Bretagna. Ahora, otra vez nos acompañan enormísimas extensiones de arena dorada que insisten en enmarcar nuestro camino y la tentación de parar a cada rato a ver el mar o darnos un chapuzón. Hay muchas playas y calas que lo ameritan como las calas de Saint-Michel-Chef-Chef, Préfailles, La Plaine-sur-Mer o mismo al llegar a Pornic.

La etapa tiene 40 km. Pornic es una ciudad jolgoriosa, con mucha gente paseando y música. Se puede hacer un paseo agradable entre el puerto de Gourmalon hasta el de Noëveillard, pasando por «Anse aux Lapins», con la orgullosa silueta del castillo del siglo XIV en la mira para luego perdernos en las callejuelas entre fachadas de la «belle époque» dominadas por el campanario de la iglesia St-Gilles del siglo XVII.

15-De Pornic a Bouin

La etapa oficial de Pornic a Bouin es de 33 km. Y la del día anterior hasta Pornic, de 40 km. Como además son trayectos con nada de desnivel, en las varias oportunidades que tuve de pedalear por la Vélodyssée, he hecho tipo una eta y media cada vez, y a veces, dos para encontrar un camping adecuado. La modalidad, las paradas, se pueden adaptar a cualquier ciclista, y a todas las edades. Siempre se encuentran lugares lindos, hacer más de una etapa no significa perderse nada, los días son largos y hay tiempo para todo.

En este caso, desde Pornic y tras caminar por la ciudad, elijo dormir en la Bernerie.

Toda la ruta es de un ambiente tranquilo y acogedor, sobre todo el paso por la bahía de Bourgneuf. La Bernerie, es un lugar agradable, tranquilo y con tradición pesquera. Desde allí, siguiendo una de las mejores rutas en bicicleta, nos acercamos a Moutiers-en-Retz, con un montón de playas tentadoras separadas por espigones de madera.

Después de las playas, se impone una nueva variante: la Vendée, rodeando la bahía de Bourgneuf. Aquí nos encontraremos en el país de las ostras. Todo el camino veremos numerosos puertos pequeños y claros donde se refina la famosa ostra copa.

Hay que tener en cuenta que, en invierno, algunos sectores de esta zona de marismas, suele inundarse. Nunca me tocó pero puede suceder dependiendo de la época en que vayamos.

16-De Bouin a La Barre de Monts – Fromentine

Una etapa de 34 km hasta La Barre de Monts. Es la última parte de la bahía de Bourgneuf y nos deposita en el Port du Bec à l?Epoids, conocido como Port Chinois por su semejanza con un puerto asiático.

Actualmente se está construyendo un carril bici sobre el puente. Presumiblemente estará listo para 2024. De momento se cruza por la carretera de coches y, como el ciclismo es muy popular y respetado, se puede circular tranquilamente con la debida precaución. Los vehículos motorizados no pueden circular a más de 50 km/hora. T

También debemos tener en cuenta el horario de las mareas para cruzar el pasaje de Gois, que une la isla de Noirmoutier con Beauvoir-sur-Mer, sólo 4 km, ya que este pasaje queda sumergido durante la marea alta durante todo el año. Su travesía sólo es posible durante la marea baja. Durante la marea alta, la ruta alternativa a través del pantano para llegar a La Barre de Monts desde Beauvoir-sur-Mer. Todos los caminos se pueden concretar para llegar a nuestro destino y, como solemos decir, nada es intransitable. Así que a seguir adelante una sección más.

En la isla de Noirmoutier podemos subir al Kulmino, el mirador de la torre de agua y las vistas la Côte de Lumière y las islas nos dejarán sin palabras.

17-De La Barre de Monts – Fromentine a Saint Gilles Croix de Vie

El recorrido de este día es fantástico. Son 35 km en total, de los cuales 18, atraviesan el bosque nacional del Pays de Monts por carriles exclusivos para bicicletas. Llegaremos a las dunas y la gran playa de de Saint-Jean-de-Monts.

Antes de llegar a la Corniche Vendée y sus famosas rocas en Sion-sur-l’Océan, la ruta ciclista de Louvoie entra en el antiguo pueblo de pescadores del municipio de Saint Hilaire de Riez al que debemos dar darle un vuelta. Es imperdible y se encuentra apenas al lado de Saint Gilles Croix de Vie que marca el fin de la etapa.

18-De Saint Gilles Croix de Vie a Les Sables d’Olonne

Saint Gilles es una parada imprescindible entre las mejores rutas de bicicleta. Aquí nos encontraremos con una riqueza muy variada y atractiva.

El balneario de Saint Gilles Croix de Vie es famoso por el pescado azul, la sardina y la caballa. Sin embargo, todos los alrededores de Saint Gilles que recorreremos en bici, nos llevarán a través de los viñedos de Brem sur Mer, hacia Brétignolles sur Mer. Allí podemos darnos un chapuzón en la bonita playa de Sauzaie.

Nos alejamos un poco de la costa por el largo camino de las Avocettes que cruza el bosque de Olonne por las marismas convertidas actualmente en zona protegida.

Antes de llegar a Les Sables d’Olonne se puede parar en Les Salines y hacer un paseo en barco por las marismas, por ruta histórica de la sal. Hasta el destino de la etapa, Les Sables d’Olonne son 37 km que, aunque paremos a visitar, observar, hacer pic-nic, tomar mates, relajarnos y disfrutar, se nos hace más placentero pedalear un poco más y por eso, en este mismo día, fuimos a La Tranche que corresponde al destino de la siguiente etapa de la Vélodyssée oficial. Nada obliga, sólo lo comento porque es muy factible y asequible hacerlo así, tanto en esta como en otros de los trayectos. Sólo para tener en cuenta.

19-De Les Sables d’Olonne a La Tranche sur Mer

El trayecto que continúa desde Les Sables d’Olonne hasta La Tranche sur Mer, es un ensueño de 44 km. Vamos cerca del mar buena parte del recorrido, por la vera de playas hermosas como Les Conches y calas tentadoras. Vale la pena parar, bañarse, disfrutar al sol.

Todo está rodeado de pinares que se respirar espléndidamente y, entre los árboles a veces, o bordeando la costa otras, avanza ininterrumpidamente la cómoda ciclovía. Una maravilla.

Después de pasar el poblado de Saint Vincent, la ciclovía se interna en el gran bosque nacional de Longeville. Nuestro andar se sumerge profundamente entre los árboles. Huele impresionantemente bien. Oxigeno puro y refrescante.

En La Tranche sur Mer acampamos en Le vieux moulin, un camping espectacular. Hasta con una casita para los ciclistas, con un buen techado y cocineta. Lo aprovechamos bien a la mañana siguiente ya que amaneció lloviendo y la casita nos salvó y nos ayudó mucho para poder levantar campamento, acomodar los bártulos y guarecernos.

El camping cuenta con muchas comodidades, lindas mesas rústicas para sentarse a comer algo. En el pueblo, también agradable, con una simpática calle peatonal, compramos embutidos locales con pimientas y hierbas y nos hicimos una deliciosa picada.

20-De La Tranche-sur-Mer a Marans

21-De Marans a La Rochelle

Empecé en Bilbao y en tren. Euskotren desde Bilbao a Hendaya. TGV de Hendaya a Bordeaux. Tren intercités entre Bordeaux y La Rochelle. Todos los trenes con la bici sin desmontar. Cargada con sus alforjas. Eso para mí es una gran ventaja. En el Euskotren siempre se puede hacer esto. En los trenes de Francia, por si acaso, he reservado con anticipación y dan una palza especial para la bici.

Llegué a La Rochelle, tras andar todo el día en trenes, a las 19 horas. Tenía tiempo hasta las 20 para llegar al Camping Le Verger que está a 8 kilómetros y pico hacia Marans, siguiendo un canal. Es la ruta Velodysée que viene bajando y yo hice este tramito subiendo para llegar al camping. El camino, lindo, agradable. Y el camping, encantador. Hecho con amor. Lleno de frutales y flores. Mesas coloridas. Gente con buena onda, desde los dueños a los acampantes. Allí conocí a Hugo, vasco de Elgoibar que también anda haciendo la ruta, en sentido contrario. Conversamos un buen rato.

22-De La Rochelle a Rochefort

Al día siguiente comencé a bajar. Primero repitiendo el canal de Marans, luego buscando la Vélodysée hacia Rochefort. Me costó bastante encontrar la ruta para salir de La Rochelle. Es una ciudad bastante grande. Di mil vueltas y fui para cualquier lado hasta que la encontré.

La Vélodysée pasa por el puerto viejo de La Rochelle, cerca de donde están las dos torres de la avenida ancha. Este tramo no está asfaltado pero iba bastante bien.

Pasé por las playas de La Rochelle, Aytré y Châtelaillon-Plage. En Châtelaillon-Plage se pedalea por un malecón sobre el mar y se comparte el camino con vehículos. Después es camino de tierra.

En Rochefort dormí en un camping espectacular como he visto pocas veces. El personal se ocupa de todo. Tuvieron un problema eléctrico y la mujer anduvo por todo el camping avisando que no teníamos wifi por ese tema. El wifi anda en todo el camping, gratis. Tienes unos lockers con conectores para cargar los artefactos electrónicos. Un salón con Tv, una cocina con nevera, microondas y tostador. Un montón de libros. Lavandería. Papel higiénico en el baño. Ducha buenísima. En fin, todo y demás.

23-De Rochefort a Marennes y de ahí a La Tremblade

La primer vez que pedaleé la Velodyssé, llegué por otros caminos aquí, por Hiers Brouages porque nunca encontré la Vélodysée para salir de Rochefort. Crucé el puente enorme, pero el que va por la ruta de coches y después del puente hay vías verdes a ambos lados, ninguna señal de la Velodysée. Al menos yo no la vi, así que seguí una de las vías verdes y el GPS y terminé en un camino cerrado que decía propiedad privada prohibido pasar.

Afortunadamente en la segunda tentativa de hacer una de las mejores rutas en bicicleta del mundo, con Martín y Stellete, sí encontramos la pista correcta que por supuesto es mucho más cómoda y muy agradable. por lo que he leído después, que la pista ciclable no atraviesa ese puente

Mi camino fue bastante tortuoso y por el campo. Fui por la pista ciclable que va a Porte de Barques y a Soubise. Doblé en un lugar a la izquierda. El camino era de piedras grandes y terminó en una tranquera de fierro sin salida. Propiedad privada, prohibido pasar. Tuve que volver hacia atrás. Busqué a través del GPS llegar a Hiers Brouages y luego sí, ya estaba a un paso de Marennes desde donde seguí hasta La Tremblade, cruzando otro puente sobre el estuario de la Seudre, para dormir en el camping Les Gênets.

24-De La Tremblade a Royan

La pista ciclable va entre el bosque de la Coubre y las playas de la Costa Salvaje. Vale la pena hacer algunas paradas, ir a la playa, darse un chapuzón de mar o descansar un rato sobre la arena y continuar. Es una costa muy bella.

El bosque también. Se pasa por un faro. Hay dunas, pinares, playa. Se cruza la ciudad de Saint Palais sur Mer donde se pierde un poco la pista que va sobre las aceras. Luego se continúa hacia Royan. Yo me quedé un poco antes de Royan en el camping le Val Vert.

25-De Royan a Maubuisson

Un día largo de pedalear y variado. Se comienza cruzando en un ferry el estuario de la Gironda, desde Royan a Verdon. Luego el camino es completamente desolado de poblaciones. Una línea de arena y dunas y bosque.

Luego de cruzar, la psta ciclable serpentea de Verdón a Soulac y desde allí vamos en dirección Montalivet les Bains. Muchos de los cruces me resultan confusos. Por ejemplo hay un cruce, llegando a Hurtin Plage donde no sabés qué camino tomar, si a Hourtin Plage, Bourg, Carcanss… quizás más direcciones y nombres desconocidos. Como no sabía a qué lugar ir y no tenía camping reservado, busqué un camping que me pareció más tranquilo. Maubuisson. Es regular y no ofrece mucho, pero para pasar una noche estuvo bien. Está sobre el lago Hourtin.

26- De Maubuisson a Le Porge Ocean

Por supuesto me costó salir de Maubuisson y encontrar la Vélodysée. Probé todas las direcciones posibles y llovía.

Pasé Lacanau donde estaba muy concurrido de gente y otra vez me costó encontrar la pista para ir a le Porge Ocean. Es fácil confundirse y tomar la pista que va por dentro y no por la playa, hacia Le Porge interior. Casi cometo el error.

Quería salir a la playa así que volví y retomé otra pista que va por la costa.

La pista sigue siendo en general linda, entre dunas y bosque. Hay muchos caminitos de arena que se adentran hacia las playas. Vale la pena meterse en alguno de ellos, a la playa lejos del mundanal ruido. El mar, la bicicleta y yo.

En Le Porge Ocean paré en la Grigne. Está bastante bien, al menos tiene mesas de camping para sentarse. No ofrece gran cosa de todas maneras. Pasable.

El lugar sí es lindo para ir a la playa, tomar sol, bañarse en el mar. El mercadito del camping tiene de todo y buenos precios. Accesible.

VIDEOS: https://www.youtube.com/watch?v=9R1BsShYSpw&t=8s

27-De Le Porge Ocean a Parentis en Born

Este fue el día que más pedalée para ir zafando de una zona de campings muy caros donde descansar. Un día largo de pedalear pero lleno de matices y placentero.

Hizo en general buen tiempo. Desde Le Porge Ocean salí hacia el interior. Se puede llegar a Le Cap Ferret y cruzar en un ferry en Arcachon. Como leí que era bastante caro, como un camping, decidí pedalear por el interior y cruzar por tierra. Es largo pero lindo. Discurre por pueblos diferentes, más rurales, y la vía cubre una antigua vía férrea por lo que se van cruzando las antiguas estaciones y sus caseríos.

La primera vez que pedaleé la Vélodyssée no entré en Arcachón. Fui directo a visitar la Duna de Pilatos. Luego fui a Biscarrose. Desde allí pensé que estaría más cerca del camping que buscaba, La Calède, casi desisto cuando vi que me faltaban aún 32 kilómetros. Ya había hecho más de 80, pero seguí.

Entramos a una región más alejada del mar pero de grandes lagos.

La Calède es un camping agradable y tranquilo, junto a un lago. El precio está bien también.

28-De Parentis en Born a Santa Eulalia

Día de lluvia y pocos kilómetros pedaleados. Camino llano entre foresta y bordeando lagos. Hay algunos cruces y rotondas que me confundieron un poco sin embargo se encuentra la senda. Se pasa por un gran supermercado donde quizás es buena idea comprar algo de comida a bien precio. Luego, sobre los lagos, sólo habrá algún restaurante junto al camping y un área comercial a 4 kilómetros, muy caro.

Me quedo junto a otro lago, en el Camping Municipal du Lac. No está muy bien… Quizás para hacer pocos kilómetros, luego de un día de gran pedaleada como el anterior, sería mejor descansar dos días en Calède.

29-De Santa Eulalia a Léon

Entre los lagos y el mar. Voy hacia la costa otra vez y hacia Mimizan. Hay un poco de confusión entre el lago l’Aurelien y Mimizan, otra vez carteles pero que no indican cuál de todas las direcciones es la dirección fundamental de la Vélodysée. Hay que adivinar un poco. Pruebo varias direcciones.

Salgo cerca de la playa de Mimizan y sigo rumbo a León que está al lado de un lago también. Antes paso por Contis. Mucha gente en esta villa playera. Otra vez pierdo un poco el rumbo para salir, como siempre en general cuando la pista ciclable nos sumerge en un pueblo, luego cuesta enganchar la salida y retomar.

Llego a Léon donde otra vez me cuesta encontrar el rumbo en un rotonda muy urbana. La pista ciclable se desvanece por completo.

Voy a dormir a lo de Beata y Peter, los alemanes que tiene el Chalet la Ville Souvenir, como no tienen lugar en el albergue me permiten acampar gratis debajo de una arboleda centenaria. Es un lugar magnífico.

30-De León a Labenne

Se pasa por varias ciudades donde la arquitectura cambia por la de las viviendas con frentes con marcos de madera. Es la tierra de Landas. Las ciudades y carreteras más pobladas. Las playas, menos salvajes y más concurridas de turismo.

El mar no pierde encanto, las grandes extensiones de arena y las playas extensas del Atlántico.

Cruzo Capbreton y continúo hacia Labenne siguiendo el curso de un canal. Duermo en un camping estupendo, les Pins Bleues, justo junto al canal. Camping más barato para quienes hacen Vélodysée, con recepcionistas super agradables y piscina con jacuzzi.

31-De Labenne a Hendaya

Luego de hacer lo que falta del canal hasta la carretera, se siguen las señales a Bayona. Hay una parte por el bosque sin asfaltar. Por un suelo firme con pinochas de pino y buena sombra.

La salida a las calles de Bayona es caótica y con poca señalización. Hay tres carteles en un inició que desaparecen por completo en una rotonda horrible. Hay que cruzar el puente rojo y seguir el Adour por su margen izquierda, alejándose del centro de la ciudad de Bayona.

Lamentablemente, tras haber encontrado la vía correcta, debo regresar sobre mis huellas porque la pista ciclable está bloqueada debido a un incendio. Esto ha sido ocasional. Es una pista fácil de seguir, pero esta vez no se puede.

Todos los ciclistas vienen en reversa. El tráfico, debido al incendio, es un caos. Muchos tomamos el tren a Biarritz para continuar desde allí hasta Hendaya.

La pista ciclable es mucho más urbana. La costa es bonita, entre las playas de arena y los desniveles que comienzan a provocar los acantilados pirenaicos. La custodia de la cordillera cada vez más cercana y el perfil de la Rhune.

El aire marino se mezcla con en el aire fresco montañez. La arquitectura ha cambiado por completo, las casas blancas enmarcadas de barandales de colores. Cambia el perfil de las laderas, más helechal y menos pino, aunque siempre verde. Y cambia el idioma.

VIDEOS: https://www.youtube.com/watch?v=KTgnegl-91k&t=400s

Hasta aquí…

Las etapas de la larga Vélodysée que surca la costa Atlántica de Francia.

Vale la pena. Es relativamente fácil. En general está muy bien el trazado y, aunque siempre me pierdo, reconozco que las señales están mucho mejor que en muchas otras pistas.

El paisaje es hermoso casi todo el tiempo. Se disfruta mucho. Los precios de la comida y los lugares para dormir no saldrán más caros que quedarnos en casa. Hay que buscar y rebuscarse un poco en las zonas más turísticas pero se encuentra.

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