Barakaldo, cuyo nombre derivaría de ‘baratz’ (huerta) y ‘alde’ (zona), es un municipio vasco del Gran Bilbao, que se extiende sobre la margen izquierda de la ría del Nervión. Cuatro ríos atraviesan la región y numerosos montes que ondulan el terreno con crestas de entre 400 a 600 metros de altura. Los primeros indicios de establecimiento humano por Barakaldo fueron encontrado en la Cueva de los Mosquitos en el barrio de El Regato, y datan de más de diez mil años de antigüedad. Barakaldo se pobló con la actividad industrial siderúrgica, actividad y poblamiento que obligó a la construcción de embalses o presas, llamados aquí ‘pantanos’, aprovechando las aguas de los cuatro ríos que discurren por la región.
Hoy día los distintos barrios de Barakaldo han sido parquizados, arbolados, y es el municipio desde donde arrancan los bidegorris, ciclovías, más largos de los alredores de Bilbao, además de existir senderos de trekking balizados y sin balizar, rincones con curiosidades históricas que merecen la pena, y barrios y caseríos encantadores que sólo a pie o en bici es factible descubrir.
Los caminos del agua de Barakaldo pueden recorrerse en buena parte en bicicleta. Desde donde uno se encuentre, ya sea en Bilbao o cerca, puede dirigirse en metro a Gurutzeta/Cruces y desde allí enfilar al polideportivo de Gorostiza, muy cerca de allí hay paneles informativos y comienza la balización del PR BI-210 con líneas amarilla y blanca.
En ese lugar veremos también el amplio parque Tellaetxea, una pradera verde, enorme, con parte de arboleda, merenderos, y parrillas. El bidegorri y sendero rodea ese espacio verde por ambos lados.
El recorrido es ameno, lindo, arbolado, con robles de formas caprichosas. Iremos bordeando el primer pantano, el de Gorostiza, muy grande y con algunas playas pequeñas donde se puede pescar o simplemente sentarse a contemplar la mansedumbre característica del agua. Llegamos al simpático pueblo del Regato, Errekato, a la izquierda de la iglesia veremos un puente que cruza el pantano de Gorostiza. Vamos a caminar hacia el final del barrio, sin despreciar las nueces caídas de nogales sobre nuestra derecha. Vamos camino a Etxebarria, el segundo pantano.
Pasadas las primeras curvas se llega al barrio de Tellitu y encontramos un sendero a la izquierda perfectamente señalizado con balizas del PR. Continuamos por este sendero profuso de eucaliptos hasta llegar a un cruce donde tomaremos la opción de la izquierda. El senderito es de tierra y con algo de pendiente, vale la pena. El pantano de Etxebarria se asoma tímidamente entre el ramerío. En primer lugar veremos la pared de la presa y poco después diferentes vistas entre preciosos y añejos robles. Durante el trayecto iremos divisando las laderas del monte Argalario.
Una vez realizado el descenso hasta las orillas del río Castaños, tras haber remontado el pantano, cruzamos un puente por la zona más alta. También está la opción de seguir un estrechísimo sendero por la misma orilla del pantano, que alcanza la zona del muro de contención. Se desciende por las laderas de Arroletza, Sasiburu y Apuko, hasta el barrio de Urkulo, donde existieron varios molinos que aprovechaban la fuerza del agua.