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Pirenaica 9-Refugio de Belagua-Cabaña de Ansabere

Continuamos una etapa más de la alta ruta pirenaica desde Belagua. Dejamos el refugio caminando por el valle en dirección a la frontera. Como referencia, podemos tomar el pico Arlas con su destacada forma cónica. Los senderos que acceden a él son obvios, vamos subiendo poco a poco de manera considerable.

Una vez alcanzada la base del Arlas, lo faldeamos por el oeste hasta llegar al Collado de Pescamou. A partir de aquí hay un sendero balizado que atraviesa primero una vaguada ancha, pasa por la caseta que ocupan espeólogos durante sus investigaciones y, poco mas adelante, alcanzamos el Collado de Baticotxe. Junto a nosotros se presenta el Pic Murlong.

A medida que avanzamos la roca del macizo reemplaza a las colinas verdes. Una tormenta fría y precoz, ha pintado el final de octubre con algunos manchones de nieve que le aportan entusiasmo a la caminata. El escenario es perfecto. Los muros calizos se elevan verticalmente a más de 300 metros y el macizo de Larra, es tan espectacular como la mayoría de los kársticos.

Atravesamos toda esta amplia incertidumbre kárstica vigilando la dirección para no desviarnos y midiendo nuestros pasos sobre los manchones de nieve que suelen emparchar simas y huecos profundos entra las rocas. Por un lado llegaremos al Collado de Anies y, por el otro, la esbelta postal del valle de Lascun. Vamos a descender por este valle precioso, pero antes, decidimos subir el Pic d’Anie.

El Pic d’Anie es una montaña de 2507 metros de altitud. Está justo en la muga entre el Pirineo francés, País Vasco y Navarra. Se la llama también Auñamendi. En días sin niebla se puede subir sin preocupación desde Lascún, aquí, por el norte, evitando confundirnos con ante la monotonía kárstica de Larra. Otra ruta más fácil de seguir es por el flanco sudoeste por el que accederemos a un desfiladero no muy largo entre las cotas 2234 y 2228 metros.

Para llegar a la cima debemos superar un desnivel empinado de 320 metros. Al final se hace un zig-zag necesario. La cumbre en sí misma y las vistas desde allí son impresionantes.

Una vez saciado el ímpetu y el deseo, con un empacho de cadenas montañosas en la mirada, bajamos hacia Lescún. Vamos girando hacia el sur y atravesamos los farallones del impresionante Billare.

El tramo final de la etapa es ascendente y finaliza en la cabaña de Ansabere bajo las famosas agujas del mismo nombre.

Otras variantes interesantes que se ofrecen para disfrutar esta etapa son los picos de Añelarra, La Mesa de los Tres Reyes y el Pico Petrechema.

La Cabaña de Ansabere es un refugio libre con 10 plazas en literas para dormir, una fuente de agua, y todas las comodidades y calidez para acoger al caminante.

Pantanos de Barakaldo

Barakaldo, cuyo nombre derivaría de ‘baratz’ (huerta) y ‘alde’ (zona), es un municipio vasco del Gran Bilbao, que se extiende sobre la margen izquierda de la ría del Nervión. Cuatro ríos atraviesan la región y numerosos montes que ondulan el terreno con crestas de entre 400 a 600 metros de altura. Los primeros indicios de establecimiento humano por Barakaldo fueron encontrado en la Cueva de los Mosquitos en el barrio de El Regato, y datan de más de diez mil años de antigüedad. Barakaldo se pobló con la actividad industrial siderúrgica, actividad y poblamiento que obligó a la construcción de embalses o presas, llamados aquí ‘pantanos’, aprovechando las aguas de los cuatro ríos que discurren por la región.

Hoy día los distintos barrios de Barakaldo han sido parquizados, arbolados, y es el municipio desde donde arrancan los bidegorris, ciclovías, más largos de los alredores de Bilbao, además de existir senderos de trekking balizados y sin balizar, rincones con curiosidades históricas que merecen la pena, y barrios y caseríos encantadores que sólo a pie o en bici es factible descubrir.

Los caminos del agua de Barakaldo pueden recorrerse en buena parte en bicicleta. Desde donde uno se encuentre, ya sea en Bilbao o cerca, puede dirigirse en metro a Gurutzeta/Cruces y desde allí enfilar al polideportivo de Gorostiza, muy cerca de allí hay paneles informativos y comienza la balización del PR BI-210 con líneas amarilla y blanca.

En ese lugar veremos también el amplio parque Tellaetxea, una pradera verde, enorme, con parte de arboleda, merenderos, y parrillas. El bidegorri y sendero rodea ese espacio verde por ambos lados.

El recorrido es ameno, lindo, arbolado, con robles de formas caprichosas. Iremos bordeando el primer pantano, el de Gorostiza, muy grande y con algunas playas pequeñas donde se puede pescar o simplemente sentarse a contemplar la mansedumbre característica del agua. Llegamos al simpático pueblo del Regato, Errekato, a la izquierda de la iglesia veremos un puente que cruza el pantano de Gorostiza. Vamos a caminar hacia el final del barrio, sin despreciar las nueces caídas de nogales sobre nuestra derecha. Vamos camino a Etxebarria, el segundo pantano.

Pasadas las primeras curvas se llega al barrio de Tellitu y encontramos un sendero a la izquierda perfectamente señalizado con balizas del PR. Continuamos por este sendero profuso de eucaliptos hasta llegar a un cruce donde tomaremos la opción de la izquierda. El senderito es de tierra y con algo de pendiente, vale la pena. El pantano de Etxebarria se asoma tímidamente entre el ramerío. En primer lugar veremos la pared de la presa y poco después diferentes vistas entre preciosos y añejos robles.  Durante el trayecto iremos divisando las laderas del monte Argalario.

Una vez realizado el descenso hasta las orillas del río Castaños, tras haber remontado el pantano, cruzamos un puente por la zona más alta. También está la opción de seguir un estrechísimo sendero por la misma orilla del pantano, que alcanza la zona del muro de contención. Se desciende por las laderas de Arroletza, Sasiburu y Apuko, hasta el barrio de Urkulo, donde existieron varios molinos que aprovechaban la fuerza del agua.