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Viajar a pesar de los confinamientos

El derecho y la acción de viajar contra el abuso de las restricciones

En estos tiempos ando de viaje. Vivo en Bilbao con domicilio declarado allí y otro, en San Pedro, Argentina. Soy argentina e italiana con dos pasaportes que lo acreditan.
Durante el confinamiento no he dejado de viajar más lejos o más cerca. Moverme es mi vida y, aunque tengo dos domicilios legales declarados, mi elección es itinerante. Aunque no sea lo más común e inclusive difícil de entender para muchas personas. Es así. Así elijo vivir y tengo derecho a esta elección. Más allá de sentir que la libertad es un derecho inherente e inalienable del ser humano, este derecho es uno de los fundamentales de la declaración de derechos del hombre.
«Artículo 13:
1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.»
Fuente: https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights

Los gobiernos de la mayoría de los países y comunidades están cada vez más acostumbrados a implementar restricciones para intentar frenar los contagios del virus -y la gente está cada vez más amaestrada para obedecer. A pesar de controlar con las fuerzas de seguridad, obligar a la población mundial a andar de barbijo o mascarilla, a no juntarse, a irse a dormir más temprano, cerrar fronteras, exigir análisis y pruebas y llevar ya buena parte de la población vacunada con un centenar de vacunas diferentes, al parecer no lo han conseguido. Según de qué país uno escuche las noticias, pareciera como si en algunos lugares la epidemia fuera una catástrofe, mientras que en otros no está.
Como decía anteriormente, durante más de un año de «pandemia», he viajado desde Bilbao hasta Valencia en bicicleta. Luego la costa del Atlántico francés. Después la Route de deux mers. A continuación diversos trekkings por Euskadi, Iparralde y Hegoalde, Navarra, Burgos… luego un viaje de dos meses a Argentina a Patagonia y actualmente, México. En el medio, algunos otros treks y más salidas en bici. Tener dos pasaportes es una gran ventaja, aunque, de todas maneras, todos podemos hacerlo.


Tengo derecho a moverme y lo hago con el debido respeto a los demás porque entiendo que la gente está más asustada y resignada que vulnerable a una muerte por covid. Por respeto sigo las normas locales sólo hasta el momento en que me impiden cruzar el límite. A partir de ahí, si quiero cruzar el límite, me lavo las manos antes y después, pero lo cruzo. Y me hago y haré cargo.

¿Cómo moverse desde una comunidad con cierre perimetral?

Me referiré a Bilbao porque es donde hago base. Sin embargo se puede desde todas partes.
En el reino de España han dejado bien claro que:
«LOS VIAJEROS SE PUEDEN SALTAR LOS CIERRES PERIMETRALES PARA COGER UN AVIÓN»
Sanidad lo aclara: se permiten todos los viajes al extranjero
Los residentes en España pueden desplazarse libremente entre comunidades autónomas en tránsito hacia el país de destino.
El Ministerio de Sanidad pone fin a su silencio gracias a la insistencia de CEAV.
Fuente: https://www.preferente.com/noticias-de-agencias-de-viajes/sanidad-lo-aclara-se-permiten-todos-los-viajes-al-extranjero-308253.html
Estas noticias pueden ser contradictorias ya que, luego de la disposición del reino, cada comunidad autónoma hace sus propias normas y las cambia cada semana. Es todo un ejercicio de logística y prácticamente de espionaje estar enterado de las disposiciones de última hora y un control de las fuerzas de seguridad puede ser, aún así, sorprendente y novedoso. Hay que llegar preparado.
Entonces uno llega a una terminal o aeropuerto y se encuentra con un control. Para esto, todas las comunidades, creo que del mundo entero, disponen de unos permisos de circulación, formularios de responsabilidad personal donde uno debe escribir cuál es la causa de desplazamiento. Es fácil, se imprime, se completa y se firma. Yo lo he hecho en un par de oportunidades pero no me lo han pedido así que son hojas de papel que voy acumulando para reciclar con textos más edificantes, direcciones de viajeros, y anécdotas del camino. He visto informes de noticias donde las fuerzas se remiten a pedir el formulario, sin hostigar, y otros dónde piden además otro justificante de la causa de desplazamiento. Otro papel.
Ayuda quizás saber que, normalmente, uno no está solo en esa circunstancia del tránsito. Normalmente si están parando en la carretera, hay más coches, si uno va a tomar un bus, hay más personas esperando y viajando en el bus y así siempre. No estamos solos en la locura de viajar.
Entonces hacemos ese papel y si somos duchos y tenemos una mínima habilidad, hacemos, por las dudas, algún otro documento que avale la justificación.
Hay varios motivos en cada lugar del mundo para permitir el desplazamiento: trabajo, estudio, cuidar a una persona que necesita asistencia, ir al médico, alimentar animales, y fuerza mayor: concepto muy amplio.
Durante todos estos viajes que he hecho durante el último año, una sola vez me pidieron un justificante. En general se transita con tranquilidad, si bien dependiendo del nivel de ansiedad de cada uno la preocupación es mayor o menor y el alivio posterior, proporcional a ello.
Luego, en el mundo, hay muchos países que tienen sus fronteras abiertas y en los que somos bienvenidos en estos y en todos los tiempos. Otros están cerrados. Hay que ver eso antes de planificar la salida y ver qué piden. Por ejemplo, el año pasado Francia no pedía nada, ni siquiera mascarilla para andar al aire libre, Argentina comenzó a pedir PCR justo el día que yo viajaba y permisos de circulación por provincias, México aún no pide nada. En general todos piden llenar otros formularios. Los procedimientos son un trastorno y un embole pero al menos yo prefiero ponerme las pilas y hacer todos esos papeles y salir. Ya soy bastante mayor de edad y no estoy dispuesta a perder ni un solo día de mi vida sin hacer lo que más me gusta que es andar por ahí. Cerca o lejos, pero andar por ahí, explorando.
Mantengo la distancia social. Uso la mascarilla donde así me lo piden y me lavo las manos con o sin virus, me las lavo igual. No me cuido por mí ni para mi salud, así que por las dudas no se acerquen porque soy pasible de covid y de todas las pestes que pululan en el aire. Me cuido por respeto al otro cuando el otro así lo dispone y eso es claramente visible.

Viajar en estos tiempos acarrea algunas cuestiones fastidiosas, pero no es una misión imposible y al fin y al cabo se puede hacer. Además, en mi experiencia, es más lo que se habla y se pide en las normas que lo que después se hace o se exige. Al mismo tiempo, reitero, en cada estación del camino, no estaremos solos en una situación de desamparo ante un factible control.
Aquellos que anden cortos de ideas o se encuentren literalmente entre la espada y la pared, confinados, no duden en charlar conmigo. Seguramente se nos ocurrirá algo para que ninguna frontera se interponga a nuestras alas.