Día 12-De Colonia Suiza a Refugio Jakob
Primero hay que llegar a Colonia Suiza. La Huella Andina está presentada para tomar un barco desde el Puerto de Quetrihue, al final del Bosque de Arrayanes, hasta Puerto Pañuelo, cercano a Colonia Suiza, pero puesto que no existe dicho barco, o existe en raras ocasiones, y uno nunca sabe si hay lugar para otro pasajero, y además es carísimo; por todo esto yo decidí llegar a Colonia Suiza por vía terrestre. Hay ómnibus desde Villa la Angostura hacia Bariloche, cuestan 36 pesos. Cuando uno llega a la terminal de Bariloche, debe dirigirse a la empresa de colectivos 3 de mayo, boletería al final del pasillo, y comprar un boleto “eventual” hacia Colonia Suiza. El colectivo es el número 10. El boleto cuesta 11 pesos. Hay varios horarios, más o menos cada dos horas. Se espera en la garita que está enfrente de la Terminal, donde paran todos los autobuses urbanos.
Una vez en el colectivo número 10, hay que bajarse en la última parada. Hay un camping justo antes de esta parada, llamado S.A.C, pero es mejor parar en alguno más adelante para ahorrar tranco al momento de tener que enganchar la senda hacia el Refugio Jakob. Hay varios campings más adelante, Goye, donde yo paré está muy cerca, después está SER, y después hay otro más llamado Ruca (algo).
El Goye cuesta 25 pesos, tiene enchufes, luz, wifi, ducha hirviendo, fogones, mesitas. Hay un restaurante y hay más restaurantes, despensas, verdulerías a pocos metros del camping.
Para llegar al Goye o a cualquiera de los otros, de donde uno baja del 10, enfrente del restaurante Berlin, tiene que meterse hacia la izquierda, bajar hacia Colonia Suiza. Esa calle, más adelante, se une con la ruta por la que veníamos, y por ahí hay que caminar hasta encontrar la senda.
Y así empieza la caminata hacia el Refugio. Saliendo bien temprano y caminando por el camino de ripio, entre 6 y 7 km hasta encontrar la Huella que sale hacia la derecha. No hay forma de llegar de otra forma para tomar la huella, así que los 12 km y medio de este día hay que sumarle los 6 o 7 que nos lleva hasta encontrarla. Pasan algunos autos de pobladores, pero el camino está clausurado por derrumbes, así que prácticamente el tráfico es nulo. Pasan algunos ciclistas, por deporte.
Cerca de un arroyo llamado Casa de piedra, sale la senda. Sube. Primero pasa por una tranquera y después por la casa de un poblador. Ahí se divide para los que quieren ir al Cerro Bellavista y los que suben a Refugio Jakob.
Sube, baja, bordea el arroyo que es una hermosura, una sonoridad espeluznante, es turbulento, arrebatador, te envuelve con esa sensualidad de las aguas sacudiéndose entre las piedras. Una hermosura, realmente. Hice un video porque quería rescatar y preservar esa música única del agua.
Sigue, sube y baja. Es todo tranquilo al principio. Y se guarda la parte más dura para la última hora de caminata en la que empieza un ascenso pronunciado increíble y único, hasta ahora no me había tocado una subida tan brava. En mi caso, ir parando, sino el corazón parece que se va a salir. Para esto uno ya viene con las energías agotadas por un traqueteo normal que ya lleva varias horas.
Desde el camping al acceso, me tomó una hora y media de caminata firme, paso largo y sin descansar. Al llegar al inicio de la Huella, bajé bártulos y me pelé una naranja. Los mismo dos horas después junto a un arroyito. La Huella toma normalmente 6 horas. Yo descansé varias veces y no me tomó más que eso, más la hora y media desde el camping al inicio.
Hay que cruzar dos puentes colgantes. Un puente viejo, poco antes de comenzar el ascenso bravo. Y otro puente que han hecho nuevo, antes de la trepada por piedras. Sí, porque esta vez el trekking normal se acaba ahí. Hay piedras, y hay que trepar, y trepar por las piedras mientras a nuestra izquierda, discurre estrepitosamente una cascada que se viene debajo de las montañas, una catarata, justo sobre nuestra izquierda, suicidándose en el vacío de un precipicio. Esta parte me pareció tan alucinante. El viento en la piedra. Las montañas alrededor que son increíbles, con tantas cúpulas como una verdadera catedral, y nieva en las cumbres. Una belleza. Hoy fue un día verdaderamente excitante de caminata. A pesar de no haber dormido casi nada anoche porque había joda afuera y porque me quise levantar a las 6 para salir con toda la fresca, me siento fuerte por la adrenalina y la emoción.
Al llegar aquí uno puede dormir en el Refugio. Está muy lindo. También se puede acampar en los alrededores, gratis, por supuesto acampo. En el Refugio, Aisa, prepara cena completa por 100 pesos y unas tartas deliciosas. Hoy justo estaba mi favorita, con dulce de leche y coco, una porción, 15 pesos, y me fui con porción, de aceptable tamaño y mates, a la vera del lago Jakob. Esto es una belleza, quién pudiera ser refugiera de este refugio. Precioso lugar. Inmejorable. Todo el entorno. Bellísimo.
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Etapa 11-De Villa la Angostura a Bosque de Arrayanes
Este sendero que se inicia en el Puerto de Villa la Angostura, tiene 12 km y un poco más. La Huella Andina lo incluye como una etapa en el recorrido, y allá fuimos. El tema es que el proyecto Huella Andina sugiere que al llegar al Puerto de Arrayanes, luego de los 12 km y pico, tomar una lancha para ir a Puerto Pañuelo y retomar la Huella desde Colonia Suiza. El problema aquí son en realidad dos problemas: nadie conoce los horarios de un barco que pare en Arrayanes y vaya hasta Puerto Pañuelo, el pasaje es carísimo, y un tercer problema es que en temporada, no hay lugar.
Ante esta perspectiva lo que yo hice y que sugiero es una buena idea para cumplir con la Huella y poder continuar, es, dejar todo en el camping o lugar donde nos alojemos en Villa la Angostura, salir a hacer la caminata de 12 km y pico sin la mochila, la carga pesada; hacer un pic-nic en el Puerto de Arrayanes, y pegar la vuelta, por la misma senda en sentido inverso, 12 km y pico más.
Después de concretar esta etapa, podemos tomar un micro a Bariloche, Albus cuesta 36 pesos. La lancha para el cruce lacustre costaría lo menos 200 pesos. Lo menos. Con el micro de Albus, por 36 pesos, nos vamos a Bariloche y desde ahí, según me dijeron, hay micros urbanos todo el tiempo a Colonia Suiza, desde donde, cercanamente, por ahí, arrancaremos el ascenso al Refugio Jakob.
El sendero de hoy a Arrayanes es un camino turístico. La mayoría de la gente va en lancha y vuelve caminando, o viceversa. La lancha para este recorrido breve cuesta 120 pesos, una guasada. Yo me hice todo a pie, pero al no llevar los 15 kg de la mochila en la espalda, iba que volaba, una papa. Muchas personas lo hacen en bicicletas de cross, aunque en muchas partes tienen que llevarlas a la rastra porque las pendientes son bastante pesadas. De hacer el sendero con mochila de carga, una vuelta está bien. Yo creo que una vez lo hubiera hecho y zafaba, pero dos como lo hice, con toda la carga, no. El ascenso son unos 1000 metros, no es tanto, ya hemos hecho más.
A mí los caminos así, tan claros, que no se presentan escabrosos ni matices como aunque sea cruzar un riacho o trepar agarrándose del aire, a mí no me emocionan, les falta ese sabor de la aventura, les falta adrenalina. Este es un camino fácil. La huella tiene como dos metros de ancho en todo su recorrido, es muy evidente. Hay bosque todo a lo largo así que hay una linda sombra, y lo mejor que vi y que me pasó fue escuchar el toc toc de un pájaro carpintero, detenerme a buscarlo, y verlo. Le hice un video con el zoom a full. Una belleza.
Al final de la caminata que dura como tres horas, está el puerto, se puede descansar junto al Lago Nahuel Huapi, hacer un pic-nic por ahí, caminar y tomar sol en alguna playa cercana, y hay un sendero temático.
Antes de entrar a Arrayanes hay que pagar la entrada porque es Parque Nacional, para los locales cuesta 20 pesos, extranjeros 50.
No hay mucha agua durante el trayecto, por lo que hay que llevar. Si uno hace ida y vuelta, es conveniente llevar también algo para el morfi.
Etapa 10-De Tapera de Lagos a Villa la Angostura
Y aunque me hubiera advertido don Evaristo de la presencia de pumas en la zona, yo dormí como un lirón. Con un cuchillo Tramontina y el gas pimienta al lado. Y decidida a que si venía más de uno y me quería comer, me comería. Me dormí lo más bien, y en ese sueño bello y profundo, no escuché ni un ruido.
No salí muy temprano. Lo tomé con calma. Unos buenos mates, y encaré. Primero por el sendero equivocado. A saber: se cruza el Arroyito, a esa altura delgado, y se sube por un bosque de pinos, sólo unos metros. Yo seguí, y como no veía marcas y el sendero en pleno bosque era confuso, di marcha atrás. Volví cerca del río, me puse los anteojos y allá lo vi, del otro lado. Hay muchas marcas. Todo esta parte del sendero, por lo confusa, está marcada, así que si no hay marcas, error! Por ahí no es.
Hay un buen trepping, de un poco más de una hora, se sube hasta la divisoria de agua de los Arroyos Cataratas y Ujenco. La cagada es la cantidad de cenizas acumuladas. Son médanos de cenizas, y caminar sobre las cenizas es tanto o más fulero que caminar sobre la arena blanda. Además, llegando a esa parte alta, se acaba la sombra, y como salí tarde, en esa parte era al rayo del sol. Pero acá estamos. Sana y salva en camping de la UBA en Villa la Angostura.
En la parte alta, la vista de las montañas alrededor es espectacular. Había vacas que se iban arriando solas y mugiendo al sonido de mis pasos toscos. Después hay un descenso y uno cree que ya está pero no, muchas veces hay que subir y bajar, pocos metros, colinas breves y para sortear los lechos de los arroyos. No son profundos. No es necesario vadear ni una vez, a Dios gracias esta vez. Las botas anfibias, agradecen. Pero bueno, hay que subir y bajar, y volver a subir y así y así, hasta el cansancio. Al final se llega a un camino ancho, lamentablemente también de cenizas blandas, sin sombre. Por este camino, denso, se llega a la base del cerro Bayo donde está el centro de ski. De ahí hay que buscarse la vida para llegar hasta la ruta, 6 km, y luego a Angostura, 3 km más.
Desde el Bayo me trajeron unos pibes a los que les hice dedo. Me trajeron hasta la Villa y me bajaron en la oficina de Información Turística. De ahí caminé un pedazo hasta el camping que me indicaron. El camping está bueno. Es chico, pero está bueno. La ducha, impresionante. Hay enchufes para cargar los equipos y dicen cerca de la administración a wifi, así que ya voy a verificar si eso es cierto.
Etapa 9-De Traful a Tapera de Lagos
Dícese que son 26 km en total a recorrer en dos días, con una para en Tapera de Lagos donde no hay ni siquiera tal tapera. Se ve que la hubo alguna vez y se derrumbó ya que hay maderos amontonados que poco a poco, porque por acá se ve que no pasa mucha gente, van siendo maderos para sentarse, para servir de mesa, o bien para agregarle leño al fuego.
El sendero hasta acá son entre 11 y 12 km, pero se demora bastante ya que hay que vadear ríos infinidad de veces y eso significa, además de todo lo que ya detallé en un post anterior, arremangarse los pantalones. Había leído que eran 11 vados en tres horas, y sobre el final de la marcha, 4 vados más. Las primeras 7 veces me saqué las botas e hice todo el rito, para la octava vez, estaba tan podrida de perder tiempo bajando el bártulo, sacando, poniendo, secando, y vuelta poner y cargar, etc, que convertí a mis geniales botas búlgaras en anfibias. Me mandé derecho viejo a cruzar los ríos como venía, bota, medias, y los pantalones sí arremangados. Cómo pesaban después! Ahora se están secando al sol, y espero que se sequen porque son mi calzado exclusivo para esta ruta y también para seguir viaje, sino, ojotas.
Los vadeos no son profundos, pero no hay forma de sortear los ríos por puentes piedra o tronco, no la hay, hay que mojarse las patas.
El sendero arranca muy cerca del camping Cataratas, casi enfrente, y arranca subiendo. Estamos prácticamente a nivel 0 y hay que subir a más de 1500, hoy, primer día de esta etapa, es el día en que se suben la mayoría de esos metros hasta 1300. Pero no es todo el tiempo. Se nota al principio, durante casi una hora es trepping and trepping. Después uno queda muy cerca del Arroyo Cataratas, en una parte que se ve muy correntoso y bonito y luego, se acaban las marcas de la Huella Andina, celestes y blancas. El sendero sigue al lado de un alambrado largo. Las marcas son los círculos rojos solamente. Al final de este alambrado hay una tranquera cerrada y atada con alambre, hay que abrirla y volver a cerrarla. En la parte que continúa, la senda es confusa porque atraviesa un bosque de árboles secos y hay muchísimos troncos caídos que hay que ir sorteando y con la mochila puesta, trepas y bajar de esos troncos, es bastante engorroso e incómodo, pero es así. Además toda la región está tapada de cenizas volcánicas desde el año pasado (2011).
A continuación del bosque de espectros cenicientos, la huella cruza bosques y mucho cañaveral, y hay que vadear y vadear ríos ochocientas cincuenta mil veces.
En un momento el sendero se bifurca. Es un punto que se llama La Horqueta. Está señalizado. A la izquierda va hacia la naciente del Río Bonito, y hacia la derecha nos tenemos que dirigir nosotros para seguir la Huella Andina y llegar a Tapera de Lagos. Hay una subida, varias subidas, pero nada que mate, son accesibles, algunas empinadas pero no interminables, así que dan respiro. Cuando empiezan estas subidas, después de La Horquera, ya nos quedan pocos vados. Son solamente 4 o 5 más, y en breve y cuando uno menos lo espera, aparece el cartel que dice “regrese con sus residuos” y “Tapera de lagos”. Un páramo en el medio de la nada.
Hasta acá fueron 7 horas desde el camping Cataratas de Traful. Ya armé la carpa, me hice unos buenos mates, y una nutritiva, explosiva, llenadora polenta. Al río para sacar agua, se accede por donde continúa la Huella que hay que tomar mañana para seguir esta etapa. Los tábanos están a full, así que estoy adentro de mi casita azul, con el mosquitero. Son casi las 6 de la tarde, así que estimo que en breve, se irán a dormir. Y yo, cuando oscurezca, a eso de las 10.30.
Etapa 8-De Puerto Arturo a San Martín de los Andes y de San Martín de los Andes a Villa Traful
Al llegar a Puerto Arturo hay que buscarse la vida para llegar hasta San Martín de los Andes. No hay transporte público desde Puerto Arturo, pero sí desde Villa Lolog. Son 12 km desde Puerto Arturo a Villa Lolog, y 12 km más desde Villa Lolog a San Martín de los Andes. Desde Villa Lolog hay micros a San Martín, dos por día, uno a las 14.10 y el otro a eso de las 19. Se puede hacer dedo.
Como la Huella Andina aún no está completa, hoy por hoy el tramo siguiente, inicia en Villa Traful. Por lo tanto hay que ir desde San Martín de los Andes a Villa Traful. Hay dos micros por día, uno a las 9 de la mañana y otro a las 15.30. Cuesta 50 pesos hasta Villa Traful. Recomiendo avisar que uno va a bajar en el Arroyo Cataratas porque queda 8 km antes de llegar a la Villa.
En Arroyo Cataratas hay un camping agreste, a orillas del lago Traful. Un lugar muy bonito. Este camping, cuesta 30 pesos. La chica que atiende se llama Lucía, su hermano Fidel, y hay un señor muy simpático, muy gaucho, muy amable, que se llama Evaristo. Él me advirtió acerca de la presencia de pumas en la zona, y de jabalíes. Espero que se escondan de mí. También me recordó que hay que avisar al guardaparques, el de esta zona se llama Joaquín, yo ya le había dejado un papelito por la puerta de su casa.
Lo más probable es que debamos o deseemos perder un día y una noche en San Martín de los Andes. Para aquellos que les guste la urbe, estará bien. Yo me sentí como sapo de otro charco y no veía la hora de rajar. En San Martín se puede parar en hostel y también está el camping del ACA, al lado de la calle de acceso a San Martín, un poco ruidoso, pero es conveniente y no está lejos del centro, son unas 15 cuadras. Cuesta 65 pesos, hay duchas, baños, fogones, un tanque de agua caliente para sacar para el mate, proveduría, y reitero, no está lejos del centro. En el centro hay wifi en la Plaza, un poco lento, y si no recomiendo conectarse en la heladería Mamusia o en Abolengo donde hacen unas tortas deliciosas y unos sánguches también muy completos y originales. También se pueden acopiar algunos víveres en el supermercado La Anónima, o simplemente reponer algunas frutas y verduras al organismo.
Hay que avisar de alguna manera al guardaparque de Villa Traful que uno retomará la senda aquí en Arroyo Cataratas hacia Tapera de Lagos. Yo fui con el micro hasta allá, y después el chofer que iba hacia Villa la Angostura, me trajo hasta el camping.
Mi menú de esta noche estuvo espectacularísimo. Hice unas lentejas, hervidas un buen rato con un sobre de saborizador para carnes y un caldo de tuco. Le agregué algunos tallarines que me quedaban, requechos, y quedó sustancioso y riquísimo.
Etapa 7-De Rincón de Auquinco a Puerto Arturo
Hoy fue un día total de trepping, trepping and trepping. Una subida, subidass que mamma mia. Impresionante. No tenía nada de información de este tramo que son unos 12 km. Solamente sabía que hay que bordear el Lolog, pero no es así nomás, como caminar por la orilla bordeando el Lolog. Como la costa es acantilada hay que subir y bajar las colinas que bordean al Lolog, ellas lo bordean. Uno tiene que subir y subir, y bajar y bajar, para volver a subir. Duro. Empinado. Agotador y a su vez, HERMOSO. Me encantó, y el tiempo acompañó porque estuvo nublado, fresco, y lloviznoso. Menos mal porque así no mataba el calor. Hay senda, huella, pero no hay marcas, ni una. La senda arranca en una bifurcación de la vieja chimenea que se encuentra poco antes de llegar al Rincón de Auquinco. No está marcado, pero hay que investigar antes en un mapa, o hay que adivinar. Después de cruzar unas pampas hay que vadear un río bastante ancho y bastante profundo. Hay que vadearlo haciendo diagonal hacia la derecha que hacia donde se pone más playo. Se busca la senda para retomar, se camina por el bosque y se pasa otro tramo del bosque quemado. Al cabo de unas dos horas se llega a una playa muy hermoso que se llama Playa Bonita. Un lugar soñado. Y de ahí comienza la tortura de una pendiente muy pronunciada, primero por suelo de tierra, después por piedras, y después, más arriba, tiene escalones de troncos. Al final se desciende por un cajón de hojas secas hasta Puerto Arturo que es también un lugar muy lindo con un camping bastante equipado. No con internet pero sí con comidas, pizzas, milanesas, baños, lugar para lavar vajilla, un lugar muy acogedor.
Desde allí, para llegar a San Martín de los Andes y retomar la Huella Andina, hay que salir a dedo, o caminando, 12 km hasta Villa Lolog y desde Villa Lolog hay autobús u otra vez dedo hasta San Martín, otro 12 km.
Etapa 6-De Refugio de Pinos a Refugio Auquinco
Buena caminata, bastante monótona. Mucho valle, pampa extensa de matas de yuyos duros y pocos árboles en los valles. Son metros y metros de pampa. Parece que no se va a acabar, pero tranquilos, porque se acaba, y subimos a un bosquecito medio ralo pero florido. Hay que vadear tres veces, dos veces el Auquinco que es bastante ancho y profundo, y una vez un afluente. El Auquinco a mí, me daba arriba de las rodillas, llegando a la cola. Vadear el río significa que uno llega a una orilla y debe desenganchar y bajar la mochila, la cámara, sacarse el sombre. Buscar los zapatitos de vadeo -siempre a mano-, sacarse las botas, ponerse los zapatitos, cargar todo de nuevo, mochila y cámara, ponerse el sombrero, y sin olvidar las botas, cruzar haciendo equilibrio contra la corriente y entre las piedras y tratando de que el peso de la mochila no nos traicione y no se nos moje nada. Al llegar al otro lado hay que descargar todo, buscar el trapito para secarse los pies, ponerse las botas, guardar o colgar los zapatitos de vadeo. Cargar todo otro vez, ajustar la mochila, y retomar la ruta. Hoy no fue nada, solamente fueron tres. Hay un día, que vendrá próximamente que son más de doce, y los once primeros, a lo largo de tres horas. Durante todo el trayecto de hoy, me fui encontrando con los tres muchachos montañistas, Guillermo, Chacho, y Jorge. Acampamos en el mismo lugar, frente al refugio que está bastante roñoso, así que todos armamos carpa. Ellos pescaron una trucha enorme. Estamos junto a lago Lolog, a pocos pasos, en un lugar que es paradisíaco. Hay playas de piedra y lecho de arena en el lago, el agua está hermosa para bañarse. Aprovechamos a lavar ropa, aunque es algo de todos los días, y yo me busqué una playa un poco alejeidinha y topless a full. Es un lugar que vale la pena. Se puede venir en bote, hay gente que viene a playas cercanas en bote, los vemos pasar. Un día fantástico.
Volviendo a la caminata, además de las pampas duras y monótonas, se cruza un bosque quemado, tristísimo ver esos troncos y esa ramas desnudas y calcinadas, como esqueletos raquíticos. Triste. Después hay varios barriales, mallines, así que sin más remedio, metiendo la pata, y también hay cañaverales.
El lugar donde está el refugio, si bien el refugio está roñoso, el rincón está buenísimo, araucarias y pinos enormes, bancos de tronco, fogón, y abajo el lago. Qué más se puede pedir. Una barbaridad. Alucinante.
Etapa 5-De Laguna Verde a Refugio Rincón de Pinos
Hasta hace menos de tres minutos estaba en un lugar donde no había ni nada ni nadie a siete horas a la redonda. Ahora acaban de llegar los tres montañistas que había encontrado en Termas, Guillermo, Oscar, y Jorge. Son de un club de andinismo, trekking, algo por el estilo. No saben lo que es este lugar. Acá hay un cuchitril como Dios manda. Hermoso. No lo usé porque me gusta más armar la carpa, sobre todo porque en el cuchitril refugio, es el lugar donde duermen todos los que tienen que hacer noche acá. Este es un paso de parada obligada. No hay nada, pero hay todo. Todo lo necesario. Un río a pocos metros, y leña para el fogón. Es precioso. Hoy me sentí mejor durante el andar. El sendero es muy variado, muy interesante. Al comienzo bordeando la costa de la laguna donde estuve ayer, después sube una colina y pasa entre volcanes y escoria volcánica, y sube por la arena volcánica hasta una catarata enorme, el portezuelo del río Auquinco, y después otro poco de camino de arena, pesado, después baja, cruza arroyos, un montón, no sé cuántos, y después un bosque de pinos que huele tan delicioso. Tuve que cruzar un río bastante correntoso y profundo, además de todos los arroyitos, y metí las dos patas en el barro, y no sólo eso, sino que además terminé de culo en un pantano, uno nunca sabe hasta dónde se hundirán los pies en el barro, y cuando quise acordar la mochila me pudo, y me tiró, quedé colgada de una cañas, con medio culo en el barrial. Muchos barriales. Cañaverales, bosques, y después una pampa espinosa y confusa hasta el refugio.
Cuando llegué al refugio había dos guardaparques, Clemente y Claudio, y el hijo de Claudio. Se fueron y yo me quedé sola, con todo este paraje en medio de las montañas y a pocos metros de un río. Lavé la ropa, aproveché el topless en la soledad plena y la mansedumbre de esta tarde, mientras, se secaba la ropa; después preparé el fogón y me cociné una polenta. Cocí la mochila que no se si bancará toda esta travesía. Dos costuras venían hechas jirones. La llaga de la espalda está mucho mejor, la domino con las ancas, cargando la mochila con otra parte del cuerpo. Hay que arreglarse, y voy muy bien, muy entera, todavía con todas las uñas en los pies y sin dolores musculares.
Lo de hoy fueron 15,5 km. Son entre 7 y 8 horas. Yo me tomo los descansos que se me antojan, y si me tengo que sentar, me siento. Hubo vistas espectaculares del Lanín por las espaldas y el Achen Niyeu y otros volcanes por delante y a los costados. Genial este día. Me anima.
Nada de electricidad por acá, pero el refugio es lindo, aunque no lo use, está bueno.
La única parte más densa del camino es una pampa espinosa que hay sobre el final, después de los cañaverales y barriales, y antes del refugio. En esa pampa espinosa, además, no hay ni una marca, así que hay que ir a cuatro ojos, y yo sin los anteojos, pero hasta ahora, en la Huella Andina, no me he perdido.
Etapa 4-De Termas a Laguna Verde
Hoy no salí temprano. Había mucha humedad. Estaba más bien fresco aunque estaba dentro de mi super bolsa de dormir. Esperé a que se secara un poco todo y mientras tanto tomé mates con Emilio -un pesado pero con buena onda- que decidió quedarse porque después de ayer, no podía ni enderezarse. También estuvimos con Daniela que es alemana y Tomás, su pareja, que es cordobés. Ellos salieron, como yo, caminando hacia Laguna Verde. 12 km. Salí tranquila porque el sendero es inconfundible ya que coincide con la ruta de ripio 62. Normalmente no me gustan los caminos para autos, para caminar; pero este tiene varios puntos interesantes. Pasa por una cascada, después por un lugar llamado Puerto Encuentro, aunque no encontré a nadie, y me hoy me hubiera gustado mucho. Después pasa frente al Escorial y está toda la aglomeración de escoria volcánica, y después pasa por una laguna encantadora, o encantada, llamada Laguna del Toro. Finalmente, Laguna Verde, pegadita al Currué Grande, antes de llegar, 400 metros. Laguna Verde es muy lindo, hasta parece un lugar del Caribe. La arena es negra, por ser volcánica, como de piedritas, no se pega, y el agua del lago no está fría. Me metí, lavé la ropa, y aproveché a relajar las piernas y la espalda. La llaga que tengo en la espalda después de 5 días de trekking con el peso, es horrible. Tengo que empezar a morfar y acabarme los fideos y la polenta, para que pese menos. El tema es que hacer después. No hay muchas provedurías. No hay nada en el camino. A veces pan casero y tortas fritas. En este camping venden algunas cosas, me compré un litro de leche, 10 pesos, y me lo tomé con cereales. El cuerpo me pedía leche. Raro, porque nunca jamás tomo leche. El camping es caro, más que el de ayer, 45 pesos. Tiene baños, sencillos. La ducha está en Currué. No hay luz. Hay fogones.
Hace muchísimo calor ahora, realmente es como estar en el Caribe.
Una de las vistas más bellas de este camino, al menos para mí, fueron las del lago Carilafquen y, en la mañana, las montañas y el Lanín reflejados en sus aguas. Bello, muy bello. Inspirador. Pero el camino de autos, a mí, me cansa más que la senda. Puede ser porque en la senda corre más adrenalina, o uno va con la preocupación de no perderse o no caerse en río, o meter la pata en el barro, y entonces, sin querer, el camino se hace solo.
Mañana empiezo la senda que va desde aquí, por el curso del río Auquinco, hasta el lago Lolog, son tres días alejada de la civilización. Más alejada. Porque para que vayan teniendo una idea, desde el inicio de la travesía, no hay internet, tampoco señal de celulares en casi ningún lado. Escribo todo esto en Word, y pido por favor en algunos lugares donde tienen grupo electrógeno, que encienden sólo por las noches, que me carguen las baterías.
Este lugar me gusta. Y me siento cómoda. Ya hice el fueguito, ya me preparé unos mates.
Etapa 3-De Aila a Termas de Epulafquen
El camino arranca desde unos álamos que son muy visibles hacia arriba de la zona de acampe. El camino, de 12 km, es tranquilo. No tiene muchos desniveles pronunciados. Toda la primera parte puede llevarse a muy buen ritmo. Hay que cruzar varias tranqueras. Abrirlas y volver a cerrarlas. Transcurre por bosques, hay buena sombra, buen oxígeno. El sendero es claro. Hay que cruzar siempre muchos ríos, y hoy, muchos tramos encharcados, con mucho barro donde el pie se hunde completamente, y hay pocas maderas o piedras para hacer base. Metí la pata muchas veces. Hay dos pendientes, casi llegando al final de la senda. Son dos pendientes bastante largas. Ya ahí no hay tanto bosque, sino más cañaverales, y muchos cachos de caña en el suelo que hacen trastabillar un poco. Antes de llegar a la ruta 62, hay un río bastante ancho, que se puede cruzar por un tronco, pero ojo, el tronco está alto, y uno no siempre puede controlar su equilibrio con el peso de la mochila en la espalda. Yo lo vadeé. Lo crucé por el agua.
Llegamos a la ruta. El camping libre no está señalizado, así que todo el mundo, también yo, llegamos hasta el camping pago. Es el más caro hasta ahora, 40 pesos. Tiene baños y ducha caliente! Hay fogones, pero no hay luz y no está al lado del río o del lago, pero sí donde empieza un sendero temático, justamente inaugurado hoy y ese sendero va pasando por pozones de barro con agua termal natural que va desde los 30 hasta los 90 grados. Al final hay unos piletones construidos. Un baño reconstituyente.
Acá encontré un grupo de tres montañistas. El señor más mayor, que debe tener casi 60 años, hizo base dos veces en el Aconcagua. Estuve charlando con ellos. Llegó Emilio también, el señor mayor, 62, que estaba ayer en el otro camping. Llegó cansadísimo, lo invité con mis fideos ensopados.
Durante la inauguración del sendero, me llamaron, me invitaron con choripán, proteínas! Porque hasta ahora no hay nadie que se haya planteado hacer la Huella Andina completa. Había autoridades, gente de Parques Nacionales, y periodistas, y voy a salir en el diario Río Negro, con foto y todo. Además, Horacio Pelozo (el oso), uno de los diseñadores de la Huella Andina, me invitó a ir con ellos a pintar una de las partes que falta completar en el Lácar. De caminante, termino laburando en hacer el camino, como dice el poeta, caminante no hay caminos, se hace camino al andar.