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Cascadas de Crimea, los 8 saltos de Golovinsky

La península de Crimea abunda en naturaleza exuberante de bosques, ríos, cañones, desfiladeros sinuosos, lagos salados y montañas, todo esto rodeado de mares. Una de las cascadas de Crimea que podemos visitar fácilmente desde Simferopol o cualquier otra ciudad central, es Golovinsky.

Golovinsky es en realidad una secuencia de saltos de agua que discurren por el desfiladero de Yaman Dere siguiendo el curso del río Uzen Baş.

Descubrir estas cascadas de Crimea a través de bosques de hayas, tejos y abedules, resulta una de las caminatas más agradables que se pueden realizar en cualquier época del año.

¿Cómo llegar hasta las cascadas de Golovinsky?

Para llegar a Golovinsky que es una de las cascadas de Crimea con más contrastes, podemos tomar cualquier transporte público hasta la aldea de Vinogradnoe. La parada la encontraremos sobre la carretera entre Yalta y Alushta. Desde allí, por el lado este de la carretera, tomamos un sendero forestal.

Otra opción es caminar desde Rosobie. Hasta allí podemos llegar en autobús desde Alushta, con los buses número 11A y 102 que se dirige al pueblo de Pink. Una vez en Rosobie hay que subir una cuesta en el sur del pueblo y caminar a lo largo del río Uzen Baş.

Ay Yori, la fuente Sagrada

Durante esta caminata, no importa cuál sea el inicio que elijamos, vamos a llegar a un parador rústico. Un merendero junto a la fuente Sagrada, Ay Yori. Allí hay una pérgola techada de madera con mesas largas y bancas. A pocos metros hay un sauna natural que se puede utilizar gratuitamente.

La fuente sagrada tiene un poder mineral único y equilibrado de vanadio, flúor, bario, zinc, lantano, plomo y estroncio. No es radiactiva ni peligrosa sino más bien, milagrosa. Aparentemente, en este lugar de vez en cuando se produce la liberación de energía radial a la superficie.

El manantial fluye por un amplio túnel subterráneo que se formó naturalmente en la ladera de la montaña y corre a lo largo de un canal de troncos, subiendo a una altura decente para caer después en forma de una cascada.

La roca de Ai Yori es una roca ígnea, compuesta de dioritas y diabasas del Monte Castel, así como de otras montañas circundantes. En los alrededores de la fuente, hay bloques de rocas dispersos por todas partes, redondeados naturalmente. La falla, a través de la cual fluye el agua de la montaña, salvó al macizo de la destrucción, liberándolo de las tensiones tectónicas durante los terremotos. Es posible bañarse allí y nutrirse de la perfecta naturaleza que combina además estos minerales con un suelo de esquisto arcilloso. Todo gratuito y al alcance de nuestros pasos.

Ay Yori y su pasado legendario

Antiguamente en Ay Yori, había fortificación romana, cuyos cuarteles estaban hechos de piedras que anteriormente formaban una sola unidad con un santuario a la virgen venerada por las Tavrias. En el manantial también existió un templo a San Jorge, en cuyo honor se nombran la fuente y la roca. La fuente fluía directamente desde debajo del altar, como en la mayoría de los templos colocados sobre ellos.

No muy lejos de la cima de la montaña, en la antigüedad había un santuario tavrino, que más tarde fue desmantelado por los legionarios romanos que estaban en este lugar en la guardia.

Durante la gran guerra Patriótica, se ubicó aquí el campamento del destacamento partisano. En la roca Ai Yori hay tres monumentos, una placa conmemorativa y un Libro de Memoria donde se puede dejar un registro. Desde la cumbre hay una magnífica vista de la costa este, Alushta y la montaña Chatyr-Dag.

Viajar a Siberia y visitar Chita, estación número 11 del Transiberiano

Chita es una antigua ciudad, fundada como tal a mediados del siglo XVII. Una ciudad con una historia particular que merece conocerse al viajar a Siberia. Este enclave no carece de cierto misterio.

Supo ser la capital de su propia república independiente, y más tarde fue también la capital de la República del Lejano Oriente. Sin embargo, al caminar por Chita, uno siente que pasea por un pueblo grande y bullicioso, con calles de tierra que cortan las largas avenidas asfaltadas y edificios sólidos que denotan un pasado importante.

Sobre todo, al viajar a Siberia y visitar Chita, nos percataremos de su evidente tradición y cultura militar.

Cómo llegar a Chita

Chita está en la ruta principal del Transiberiano. Se puede tomar un tren directamente desde Ulan Udé. Es un tramo de unas diez a doce horas que es mejor hacer de noche.

En la mañana llegamos a Chita y lo que impresiona primero es la enorme iglesia ortodoxa enfrente de la estación. De color celeste y con exuberantes cúpulas doradas.

La estación de Chita no es demasiado grande y el movimiento es fluido. Es importante sacar boletos para el próximo viaje ya que, a partir de este punto las distancias son muy amplias. Tramos de más de veinte horas y no hay trenes saliendo todo el tiempo para cubrir tal amplitud.

Dónde dormir en Chita

Escogimos un mini-hotel muy cómodo, tan cerca de la estación como del centro. Se llama Dekabrista, título que se va a reiterar en varios puntos al viajar a Siberia ya que fue el último baluarte de los renuentes «decembristas».

El mini-hotel está bien. Tiene una cocina equipada completa, las camas son cómodas y el personal es amable. También dispone de lavadora y secadora gratis.

Qué visitar en Chita

Dos huellas del pasado de Chita se imprimen en sus calles y edificios. La huella decembrista contrasta con la soviética. Por un lado nos encandilarán los enormes edificios soviéticos, las plazas amplias por las que los paseantes parecemos hormigas. Por otro lado descubriremos las casas de madera mimetizada con la corteza de los árboles que se explayan salvajemente en las veredas.

Además de la Catedral Kazansky ubicada frente a la estación, al viajar a Siberia nos tomaremos con iglesias más pequeñas, muchas de madera como la del Arcángel Miguel en Chita. Asimismo en esta localidad perduran todavía varias construcciones de madera, entre ellas el kiosco central de un parque de madera con tallado de ebanistería. Sobreviven mansiones decembristas y casas seculares aún habitadas.

En toda la ciudad resalta el espíritu militar. En la «Casa de Oficiales», enorme edificio amarillo y blanco con estatuas doradas, se exponen tanques de todas las épocas y,a menos de tres kilómetros de la ciudad hay un extenso predio memorial por la Gran Guerra Patria. Al mismo tiempo allí funciona una escuela militar.

Algo que nos llamó la atención gratamente en Chita es la presencia esporádica de bibliotecas callejeras y más aún, la constante afluencia de lectores intercambiando libros.

También tuvimos oportunidad de presenciar los ensayos de grupos de música y baile con participantes de todas las edades preparándose para una fiesta patria.