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Día 36 (25 de abril) – de Río Dulce a Entre Ríos

La ruta es más plana que la del día anterior. Hay algunos desniveles y hay descensos que valen la pena. De salida de Río Dulce se cruza el puente que sale en subida y se sigue en dirección a Puerto Barrios. Es una ruta muy circulada y de calidad media. No es una autopista ni de lejos, el pavimento está bien aunque en algunas partes, rugoso, y sin demarcación. Hay gasolineras durante el trayecto y hay puestos variados para comer menús también variados.

El paisaje de este tramo sigue siendo bello. Colinas de vestido verde holgado que más adelante entallan los contornos de seda o terciopelo más brillante. El tráfico de camiones y contenedores hacia Puerto Barrios, entorpece la apreciación del espectáculo natural y llenan el aire de smog asqueroso. Cuando no pasan, se huele el dulzor de los cientos de puestecitos vendiendo ananás. En algunos tramos el aire se impregna de tilo, hay muchos tilos sembrados y campos de cacao y más dulzor. Pero cuando aparecen los camiones, son una fila compacta de toneladas de anhídrido carbónico. Pasan raudamente en su rumbo al puerto. Un nene que le hace los mandados a su mamá en bicicleta, fue conmigo hasta la entrada de Cayuga, a 45 kilómetros de Río Dulce. Tiene una bicicleta infantil, bajita. El nene no tiene miedo, yo voy bien adentro de la banquina y él casi al borde de la ruta donde pasan las ruedas de los camiones; su bicicleta no es estable, zigzaguea. Me da miedo verlo. Fuimos charlando y nos recomendamos mucho tener cuidado y buen viaje. 5 kilómetros después, en La Esperanza, paramos a comer y conversamos con dos camioneros.

Uno de los camioneros nos regaló una sandía. Qué manjar. El calor es sofocante. Esperamos en ese restaurante hasta que bajó un poco el sol pero el calor no aflojó.

Avanzamos hasta Entre Ríos para cruzar la frontera a Honduras el día siguiente. Entre Ríos es un pueblo a la vera de la ruta. Los ríos no se ven, tiene tres cuadras y hay un solo Hotel y Auto Hotel donde paramos. El aire acondicionado está encendido pero no funciona. En el cuarto hay una pequeña tv, dos camas y aunque es lindo, no es cómodo porque es cerrado, sin ventanas, y caluroso. Los encargados son muy amables, pero el hotel no da.

Fuimos a cenar a lo de ‘Los planes de Don Chente’, un señor muy ventajero que nos cobró 2 quetzales por cada tortilla extra y abusó todo lo que pudo de nosotros. Es el único lugar desde que salimos de México que suman a la cuenta cada tortilla que uno se come. No lo recomendamos.

En realidad no valía la pena hacer esta parada. La frontera y Honduras están ahí nomás. Hasta ese momento no lo sabíamos, pero del lado hondureño hay mejores lugares para pasar la noche. Recomendamos a otros viajeros, si tienen tiempo y energía, seguir unos kilómetros más.

Estuve tantas veces en Guatemala que perdí la cuenta. Antes de este viaje solía no pronunciar su nombre. Me resultaba inadmisible llamar a este país hermoso Guate-mala. Siempre la llamé Guate-bonita. Esta vez nos vamos con un sabor que sin ser amargo, es un poco agrio, sabor a que algo se está pasando. Sobre todo en el Petén, los que trabajan en relación al turismo se están pasando de vivos. No son todos y no es la gente común, absolutamente, no. La gente común, por el contrario, es un deshecho de amabilidad, generosos a más no poder. Hace dieciocho años cuando visitamos por primera vez esta zona, me fui con la misma sensación, pero tras sucesivos viajes a otras regiones de Guatemala, temí estar errada en esta apreciación que lamentablemente debo confirmar. Nunca me ha sucedido lo mismo en la región Quiché ni en la Alta Verapaz y como no creo que un grupo de guatemaltecos que lucran con el turismo sean la muestra fiel y real de un pueblo, seguiré llamando a Guatemala, Guatebonita. Alertamos a los viajeros que sigan nuestros pasos o transiten la región del Petén, para que den la espalda a aquellos que visiblemente son del tipo ‘take advantage’. Ellos no representan al pueblo guatemalteco.

Datos técnicos:

Río Dulce-Entre Ríos 73.6 km
5.15.54 hs
Total: 2558.15 km

Día 33 (22 de abril) – de El Remate a El Chal

El restaurante que hay al lado del camping Paraíso de Juan, es un restaurante caro y mal servido. Los platos son frugales, de dieta. Una cucharada y media de arroz, una cucharada de frijoles, un rebanadita de queso, y un chorrito de crema con un huevo revuelto, 20 quetzales, es lo más más barato que se puede conseguir. Guatemala está cara y abusa de nuestro bolsillo foráneo.

Para ir desde El Remate hacia El Chal, hay que tomar primero la ruta que va hacia Santa Elena, después el desvío que va a ciudad de Guatemala. Se siguen las indicaciones que señalan hacia Poptún. Es una ruta tranquila y hay pueblitos y caseríos donde descansar a la sombra o buscar agua. Pasamos por La Ponderosa, Santa Ana y por un caserío llamado Sardinas donde paramos a comer pollo frito con papas. No hay mucho tráfico y la superficie de la ruta sin demarcación, es un poco mejor que el empedrado beliceño. Por aquí, muy de vez en cuando, aparece un cartel.

Son 60 kilómetros hasta el Chal y no es llano, demás está dicho ya, Latinoamérica no es llana, pero se sube y se baja con gusto e piaccere. No es pesado hasta tanto no salga el sol, cuando el sol pega, todo esfuerzo vale doble y se chiva la gota gorda.

El Chal es un pueblo a ambos lados de la carretera. Tiendas, un par de pastelerías, refacciones para autos, casas de electrodomésticos, mercados. Paramos en el hotel Delivery. Cuesta 50 quetzales por cama, usamos una sola cama, así que 50 quetzales. Hay ventilador y corredor tipo balcón, buen aire, baño completo afuera del cuarto. Hay enchufes, y nos prestaron por un rato nada más, una red de internet. Tienen restaurante pero es caro, un plato preparado cuesta entre 35 y 60 quetzales. Comimos tacos, lo más barato que conseguimos, a 3 por 10 quetzales. Antes de quedarnos en Delivery preguntamos en otro hotel. Los cuartos eran más chicos, olían a humedad y costaba tres veces más.

Cerca de El Chal, en el valle del río San Juan, hay un sitio arqueológico donde se han descubierto casi trescientas estructuras. Muchas yacen debajo de la jungla y otras han sido saqueadas y sus piedras utilizadas, al igual que en Belice, para construcciones modernas. Esta ciudad maya tuvo su propio glifo emblema, fue una ciudad primaria. Se han descubierto plazas, acrópolis, y muchísimas piezas de cerámica idónea.

Datos técnicos:

El Remate-El Chal 63 km
4.04.04 hs
Total: 2319.25 km