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San Petersburgo (Leningrado)-Día 8

Amaneció lloviendo. La temperatura ha bajado en pocos días. Cuando llegamos a Moscú andábamos de verano, luego en San Petersburgo ubicado en una latitud más polar la temperatura bajó, y esta mañana aún más. Las mochilas irán más livianas con los abrigos puestos.

Este día debemos dejar el departamento de la Avenida Kazanskaya y como llueve aprovecharemos a recorrer los interiores de algunos edificios.

Promediando el mediodía entramos en los interiores de la Casa Singer, la llamativa construcción Art Nouveau casi frente a la Catedral de Kazan. En lo que fue la Casa Singer funciona la Dom Knigi de San Petersburgo, la Casa del Libro, abierto hasta la medianoche.  Paso un buen rato hojeando libros que quiero comprar. Decido que como tenemos que andar con las mochilas todo el día, compraré luego en la Dom Knigi de Moscú. Los precios de los libros son llamativamente accesibles. Miro ejemplares de El Principito traducido al ruso, según la encuadernación varía de 160 a 280 rublos, vale decir, entre 2 y 4 euros.

Tras recorrer un buen rato la librería donde también hay venta de souvenirs y arriba una cafetería, vamos hasta la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada.

Esta iglesia es alucinante por dentro, toda recubierta en mosaicos de colores altisonantes. Son más de 7000 metros cuadrados de mosaiquitos. Está construida en estilo ecléctico, sobre el lugar donde el zar Alejandro II fue asesinado. Durante la Segunda Guerra Mundial y el bloqueo de la ciudad, una bomba cayó encima de la cúpula más alta de la iglesia. La bomba no explotó y estuvo dentro de la cúpula de la iglesia durante 19 años. Cuando los obreros subieron a la cúpula para remendar las goteras, la bomba fue encontrada y retirada. Entonces se decidió comenzar la restauración de la Iglesia de la sangre derramada. Tras 27 años de restauración, la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada fue inaugurada como museo estatal.

La estructura de la iglesia es compacta de cinco cúpulas chapadas en cobre y esmalte de diferentes colores, tres ábsides semicirculares y un enorme pilar como la torre de campana en el extremo oeste. El techo de carpa octogonal de la torre ocupa la posición central. Construida en ladrillo rojo y marrón, toda la superficie de sus paredes está cubierta de adornos elaborados y detallados. Bandas y cruces de ladrillo de color, azulejos policromados en los huecos de la pared, «shirinka», azulejos en los tejados de las torres y coberturas piramidales, pequeños arcos de calado, y columnas en miniatura y kokoshniki (arcos de ménsula) de mármol blanco. Los mosaicos desempeñan un papel importante en la creación de aspecto festivo de la Iglesia acentuando los elementos arquitectónicos principales: kokoshniki, puertas de dique, y frontones.

Los pilares del pórtico están hechos de granito gris de Ust-Kamenogorsk. Los artesanos hábilmente explotaron la belleza natural y las peculiaridades de la piedra para crear el interior que parece un museo de arte de cantería. El pabellón, que marca el lugar del asesinato del emperador fue ejecutado de piedras preciosas y decorativas de los Urales y la región de Altái. Se trata de una estructura arquitectónica compleja de cuatro columnas gris-violetas de jaspe que soportan un entablamento con jarrones estilizados de jaspe en las esquinas. El suelo de mármol está compuesto por 45 mosaicos que nunca se repiten. Las paredes con una altura de hasta 2.5 m, se alinean con serpentina verde italiana, que también fue utilizada para hacer la plataforma ante el iconostasio (solea) y los bancos tallados en las paredes. La piedra de color en el iconostasio fue realizada por artesanos. La paleta del mármol es única: rojo y marrón en el fondo, cada vez más claro hacia arriba, y es una reminiscencia del tallado de madera.

Los mosaicos constituyen una de las mayores colecciones de Europa. La firma que ganó la adjudicación fue la de Valdimir Frolov, sus maestros, expertos en el uso de la reversa o técnica veneciana, ensamblaron más de 600 mosaicos de iconos e imágenes con un área total de 7.056 metros cuadrados. Los mosaicos están ordenados en línea con la concepción teológica de la iglesia.

Hicimos mediodía en el Stolovaya 1. Son restaurantes típicos rusos. Se toma una bandeja, cubiertos, y luego se va escogiendo la comida, al final hay unos cajeros y se paga lo que se ha escogido. Son comedores populares con mucha variedad de comida y precios accesibles. Las ensaladas suelen costar menos de 20 rublos, las sopas, de 30 a 45 y las carnes unos 90 rublos. Hay postres, tartas, té, café. Los espacios son amplios, acogedores.

Más tarde, almorzados, todavía con lluvia, viento y aire muy fresco en San Petersburgo, fuimos a recorrer por dentro la Catedral de San Isaac, a riesgo de resultar reiterativa, la Catedral de San Isaac más grande del mundo. Tiene capacidad para 14 mil personas.

Por ser tan enorme y brillante era aprovechada por el invasor fascista para detectar y ubicar posición, por eso no la bombardearon si bien algunas bombas cayeron muy cerca y se ve aún una de las monstruosas columnas de mármol con un impacto de bomba.

La población se refugió en ella, y afuera sembraron un enorme huerto de repollos para ayudar a paliar la hambruna del sitio y la guerra.

Para su construcción debió hacerse un trabajo exhaustivo de consolidación del suelo ya que San Petersburgo se encuentra en terreno pantanoso. La operación fue muy larga y compleja: a los 11.000 pilotes de pino alquitranados de la cimentación de la iglesia que había antes allí, se añadieron 13.000 más, con un diámetro de 25 cm cada una. Las losas de granito se colocaron directamente sobre los pilotes y fueron cubiertas con losas de piedra caliza. Las cimentaciones tienen un grosor de 14,5 m (7,5 m de altura de los pilotes y otros 7 m de espesor de las losas de piedra). Fueron necesarios 10 años de sentar las bases y 125.000 trabajadores participaron en su instalación.

En la decoración de la catedral de San Isaac se emplearon 43 tipos de minerales. El zócalo fue revestido de granito, el interior de la catedral, paredes y suelos de mármoles, las columnas del retablo, revestidas de malaquita y lapislázuli. Para sobredorar la cúpula de 21,8 m de diámetro se emplearon cerca de 100 kilos de oro.

Con la caída de la tarde nos fuimos a la Estación Ladoszhki desde donde saldría e tren de regreso a Moscú. Viajamos en el tren Arktika, un tren que une Murmansk, en el Polo Norte y sigue más allá de Moscú. Escogimos la clase más económica, para conocerlo todo, se llama Platskart. Son cuchetas en un vagón comunitario con algunas divisiones, cada 4 cuchetas, pero sin puertas. No dan comida pero al final del vagón está siempre caliente el samovar con lo que es factible llevar sopas instantáneas, mate, té, café. Todo está limpio y al llegar nuevos pasajeros se nos provee de una bolsa cerrada con sábanas limpias. Este es un tren lento, ya que en invierno debe arremeter contra montañas de nieve y está preparado para eso. Nosotros aprovechamos a hacer en las cuchetas noche de hotel y viaje por el mismo precio.

San Petersburgo (Leningrado)-Día 6

Reservamos este día, íntegro, para recorrer el Museo Ermitage. Era viernes, día en que el Museo está abierto hasta las 21 horas así que podríamos tomar con más calma el recorrido y buscar e intentar encontrar las salas y obras que habíamos seleccionado. El Museo abre a las 10.30 así que a las 10.15 ya estábamos primeros en las filas de las máquinas para sacar las entradas. Hay 4 máquinas y se mete el dinero. Cuestan 700 rublos y las máquinas no aceptan billetes de 5000. El trámite es rápido y fácil.

El Museo Ermitage se extiende por seis edificios palaciegos, si bien el principal reducto de obras es el antiguo Palacio de Invierno. Ya de por sí recorrer las instalaciones es un espectáculo. Las escaleras de acceso llamadas de Jordán con sus amplios escalones de mármol blanco y las alfombras rojas; enseguida vemos aparecer ornamentación de oro puro y columnas de azurita.

Antes de entrar en el enorme patio, observamos la altísima columna de Alejandro parada ahí sostenida solamente por su propio peso y la fuerza de la gravedad.

Luego ya con la entrada y por las esclaresa del Jordán -si hay mucha cola podemos acceder por otra puerta y luego regresar de arriba hacia abajo aquí, y no es problema-. Si se llega a las 10.30 igual estamos a tiempo de evitar todos los tumultos. A las 11.30 ya es un descontrol, por suerte a esa hora, en nuestro caso, ya llevábamos avanzada la visita.

Durante nuestro recorrido nos dirigimos a las principales habitaciones y aposentos según el recorrido que habíamos programado y pegaré a continuación para ayuda de aquellos que quieran usarlo de guía. Fue muy útil, sin embargo es fácil perderse porque las salas a veces son como un laberinto, no están una enganchadita después de la otra sino que, a veces de una se mete en otra que se desgaja en dos y sale por otro pasillo y uno se pierde; pero calma, todas tienen número sobre la puerta, y en cada sala hay personas que son muy amables para ayudar a orientarnos. Y antes de entrar hay un mostrador de información -buscarlo- donde dan mapa y plano del museo.

A nosotros nos ayudaron sobremanera e increíblemente una de estas señoras que cuidaba una sala nos recordó a pesar de haber visto cientos de persona pasar delante de ella y nos llamó preferentemente para indicarnos dónde estaban los impresionistas y post-impresionistas, que dicho sea paso están en otro edificio afuera y en diagonal al Palacio de Invierno.

Importante no engolosinarse con las primeras salas con estanterías y cositas ya que se nos irán los minutos en piezas, no por desmerecer su importancia, que seguramente la tienen, pero estar en un monstruo de Museo que expone TRES MILLONES de obras, nos obliga a esta pequeña crueldad de pasar de largo por muchas vitrinas y salones, mirando sólo de reojo para no cansar la atención y concentración.

Estos tres millones de obras que se exponen actualmente en el Ermitage son solamente la quinta parte de la totalidad de obras de arte que alberga. Las obras empezaron a ser adquiridas, en cantidad y volumen por Catalina II, la Grande y luego por sus nieto Alejandro y por otros gobernantes posteriormente.

Durante la invasión nazi, miles de voluntarios trabajaron para embalar y trasladar dos trenes llenos de obras hacia el lejano este ruso. Un tercer tren no se llegó a tiempo, sin embargo pudieron mantenerse a buen resguardo. El Ermitage fue refugio para las víctimas de la guerra, miles de ciudadanos se asilaron allí. También sufrió un incendio en el que sí se perdieron obras y algunas habitaciones debieron ser reconstruidas y restauradas, tal el caso de la actual sala de malaquita que antes era de jaspe. Esta sala es una joyita! tan sólo para cubrir delicadamente las columnas imitando y puliendo tratando de conseguir la veta de la roca madre, se precisaron 2200 kilos de malaquita de los Urales, hay muchos más muebles elaborados y recubiertos con este precioso mineral.

En la época soviética, al igual que otros Museos y Centros Culturales, la entrada era gratis.

Hay salas con gobelinos, pisos con marquetería, mobiliario con incrustaciones de oro y piedras preciosas, instrumentos musicales de la época, la biblioteca, la sala del trono. Así que, además de albergar y desear ver una de las pinacotecas más espectaculares del mundo, la fastuosidad de cada uno de los salones llamará nuestra atención todo el tiempo.

Hay un reloj mecánico que perteneció Catalina, se encuentra justo sobre el que fue su jardín colgante. Se trata de un pavo real, a modo de Cucú gigante, de oro, que despliega todos sus encantos para dar la hora. Sólo lo activan en vivo y en directo para funcionar determinados días y horarios, pero allí, junto a la enorme figura dorada, exponen un video de todo su despliegue y esplendor.

Nuestro paseo por el interior del Museo fue intenso. Entramos a las 10.30 y salimos a las 19. Sin dejar de contemplar arte puro y belleza. Fue una visita maravillosa.

Este es el plan que seguimos, excepto la sala 100 de Egipto que decidimos descartar porque ya estuvimos en Egipto.

«Entrar desde la Plaza del Palacio y atravesar el patio del Palacio de invierno, puesto de información con plano gratuito.Escalera del Jordán, la que se ve delante cuando se atraviesa la entrada principal del palacio. 

Salas: Palacio de Invierno, 1era Planta: 100: Antiguo Egipto.

Palacio de Invierno, 2da Planta: 143 a 146: Monet, Degas, Renoir, Cézanne, Picasso, Matisse (decomisadas a nazis). 155 a 166 obras rusas tapices. Visitar (alrevés) de la 187 a la 175, ocupadas por última flia imperial, salón de malaquita:189. Salas de gala: 193 a 198. Si hay tiempo pasar a la sala 304 (indicaciones confusas) grabados en piedra.

Pequeño Ermitage, 2da planta:Sala 204 da al jardín Colgante de Catalina Grande y reloj del pavo real. 207-215:arte florentino, 213: 2 pequeños Botticelli y en 214: Leonardo Da Vinci (2 obras). 217-222: arte veneciano, Tiziano y Rafael. 228-238: arte italiano, Rafael y una estatua de Miguel Ángel en 230. 239 y 240: Goya, Murillo Velázquez, El Greco. 244-247: arte flamenco, 246: Van Dyck, 247: Rubens. 248 a 252: arte holandés, 254: 26 obras de Rembrandt.

Palacio de Invierno, 3era planta: por la escalera que hay en la 2da planta junto a la sala 269 subir a la 314. 316-320: impresionistas y postimpresionistas: 315: esculturas de Rodin; 316: Gaugin; 317: Van Gogh, Rousseau; 318: Cezanne, Pisarro; 319: Pisarro, Renoir, Degas. Escuela de Barbizon y romanticismo, Rousseau: 321 y 322; Delacroix y Vernet: 331. Arte ruso, Kandinsky: 333. 334: más de Van Gogh. Matisse: salas 343-345 (35 óleos). Picasso: 348 y 349. (Esto momentáneamente está cambiado y se expone en otro edificio del Museo, enfrente en diagonal.)

Arte de Oriente, China, Tibet, Mongol, Hindú: 351-371 y 381-397″