Archivo de la etiqueta: museo de arte

Krasnoyarsck, estación 17, uno de los mejores lugares de Rusia

En la ruta de regreso del Transiberiano llegamos a esta ciudad sorprendente. Krasnoyarsck se convierte a primera vista en uno de los mejores lugares de Rusia, una ciudad entre ríos y montañas, con tanto bullicioso urbano como oasis de paz.

Llegar y moverse en Krasnoyarsck

Llegamos en tren desde Severobaikalsk, un viaje de más de 24 horas en el que tengo nuevas oportunidades de hablar con la gente y aprender más del pueblo ruso.

Viajamos con una pareja siberiana con quienes comparto historias de vida, hijos, nombres de plantas y flores y texto de Chejov.

A entrar en Krasnoyarsck el tren cruza un puente enorme. El río Yenicei es imponente, dueño y señor del paisaje. La luminosidad descollante de la ciudad se refleja en el agua. Antes de desembarcar del tren, Krasnoyarsck nos ha conquistado. No nos defraudará. Es indefectiblemente uno de los mejores lugares de Rusia.

Desde la estación podemos tomar los tranvías 5, 6 y 7 hasta el centro de la ciudad. Uno sube y luego la cobradora nis dará el boleto por 28 rublos.

Los tranvías van por la concurrida avenida Karla Marxa y regresan por una paralela. Es una ciudad fácil de interpretar y recorrer sin perderse.

Si necesitamos ir a la Terminal de buses, Avtovakzal, en la misma avenida Karla Marxa podemos tomar el autobús 63 entre otros. Estos cuestan 32 rublos y la gente no tiene problemas en ayudar con información.

Como llegamos en tren pero salimos en avión a falta de más días, tuvimos que ir al aeropuerto que está a unos 40 km del centro. También es sencillo. Desde la Terminal de ómnibus, avtovakzal, compramos en ventanilla un boleto para el 202. Cuesta 125 rublos, sale a cada hora en punto y tarda 50 minutos hasta el aeropuerto.

Qué visitar en Krasnoyarsck

El paseo por esta ciudad es variado y ameno. Para ver los edificios más emblemáticos, basta con caminar por la Avenida de la Paz, Ulitsa Mira. En esta avenida se concentran la mayoría de los edificios que no hay que dejar de ver.

Hay parques y conjuntos escultóricos prácticamente en cada esquina. El art nouveau y el art déco se despliegan en fascinantes frentes.

La catedral y en una intersección con Mira, la iglesia de Blagoveshchensk, aparecen de improviso y merecen ser visitadas. El misticismo del interior de la catedral de Krasnoyarsck es encantador. Más acogedor que el interior de otras catedrales.

En cuanto a arquitectura, Krasnoyarsck es uno de los mejores lugares para darse un empacho de estilos. Los edificios art déco y nouveau se codean con sólida arquitectura soviética y sus símbolos históricos perennes en la piedra.

Siempre aparecen memoriales de mármol y placas donde perviven los nombres de los héroes.

Krasnoyarsck es además profusa en cuanto museos y teatros. Hay dos Museos de Arte, un Museo Regional, otro de Literatura, otro de Geología. En cuanto a teatros, además de la Sala Filarmónica, nos encontraremos con un enorme Teatro de Ópera y Ballet y muchos teatros más de comedia y arte dramático sin descartar, en una esquina, la fantástica puerta de ensueño que conduce al escenario de los Muñecos, Teatr Kukol.

Krasnoyarsck, entre la montaña y el río

Más allá de todo este interés urbano, Krasnoyarsck se convierte en uno de los mejores lugares de Rusia porque conjuga la urbanidad con la naturaleza.

Crecer junto a las márgenes del Yenicei, una de las vías navegables con más historia de Rusia, y enmarcada por montañas donde se práctica esquí y otros deportes, engrandecen las posibilidades de esparcimiento, disfrute y de una ciudad como para quedarse a vivir.

Al mismo tiempo, en el medio literal de la metrópoli existe una isla conectada a la ciudad por un largo puente, la isla Taishchet.

En un agradable paseo desde el centro, cruzamos el puente, largo, desde el que hay hermosas vistas.

Todo el recorrido, incluida la isla, consta de senderos peatonales y ciclovías. La gente pasea calmadamente o sale a practicar deporte y respirar aire puro.

Alojarse en Krasnoyarsck

Al tratarse de una ciudad sencilla para recorrer, cualquier alojamiento que se enmarque desde la estación de ferrocarril, siguiendo el trazado de las avenidas Karla Marxa, Mira o Lenina y todas sus perpendiculares, estará bien.

Nosotros encontramos un departamento a través de Ostrovok, por 2250 rublos, y muy bien ubicado cerca de la calle Surikova. Desde allí recorrimos a pie todo aquello que no hay que dejar de ver en uno de los mejores lugares de Rusia, Krasnoyarsck.

San Petersburgo (Leningrado)-Día 6

Reservamos este día, íntegro, para recorrer el Museo Ermitage. Era viernes, día en que el Museo está abierto hasta las 21 horas así que podríamos tomar con más calma el recorrido y buscar e intentar encontrar las salas y obras que habíamos seleccionado. El Museo abre a las 10.30 así que a las 10.15 ya estábamos primeros en las filas de las máquinas para sacar las entradas. Hay 4 máquinas y se mete el dinero. Cuestan 700 rublos y las máquinas no aceptan billetes de 5000. El trámite es rápido y fácil.

El Museo Ermitage se extiende por seis edificios palaciegos, si bien el principal reducto de obras es el antiguo Palacio de Invierno. Ya de por sí recorrer las instalaciones es un espectáculo. Las escaleras de acceso llamadas de Jordán con sus amplios escalones de mármol blanco y las alfombras rojas; enseguida vemos aparecer ornamentación de oro puro y columnas de azurita.

Antes de entrar en el enorme patio, observamos la altísima columna de Alejandro parada ahí sostenida solamente por su propio peso y la fuerza de la gravedad.

Luego ya con la entrada y por las esclaresa del Jordán -si hay mucha cola podemos acceder por otra puerta y luego regresar de arriba hacia abajo aquí, y no es problema-. Si se llega a las 10.30 igual estamos a tiempo de evitar todos los tumultos. A las 11.30 ya es un descontrol, por suerte a esa hora, en nuestro caso, ya llevábamos avanzada la visita.

Durante nuestro recorrido nos dirigimos a las principales habitaciones y aposentos según el recorrido que habíamos programado y pegaré a continuación para ayuda de aquellos que quieran usarlo de guía. Fue muy útil, sin embargo es fácil perderse porque las salas a veces son como un laberinto, no están una enganchadita después de la otra sino que, a veces de una se mete en otra que se desgaja en dos y sale por otro pasillo y uno se pierde; pero calma, todas tienen número sobre la puerta, y en cada sala hay personas que son muy amables para ayudar a orientarnos. Y antes de entrar hay un mostrador de información -buscarlo- donde dan mapa y plano del museo.

A nosotros nos ayudaron sobremanera e increíblemente una de estas señoras que cuidaba una sala nos recordó a pesar de haber visto cientos de persona pasar delante de ella y nos llamó preferentemente para indicarnos dónde estaban los impresionistas y post-impresionistas, que dicho sea paso están en otro edificio afuera y en diagonal al Palacio de Invierno.

Importante no engolosinarse con las primeras salas con estanterías y cositas ya que se nos irán los minutos en piezas, no por desmerecer su importancia, que seguramente la tienen, pero estar en un monstruo de Museo que expone TRES MILLONES de obras, nos obliga a esta pequeña crueldad de pasar de largo por muchas vitrinas y salones, mirando sólo de reojo para no cansar la atención y concentración.

Estos tres millones de obras que se exponen actualmente en el Ermitage son solamente la quinta parte de la totalidad de obras de arte que alberga. Las obras empezaron a ser adquiridas, en cantidad y volumen por Catalina II, la Grande y luego por sus nieto Alejandro y por otros gobernantes posteriormente.

Durante la invasión nazi, miles de voluntarios trabajaron para embalar y trasladar dos trenes llenos de obras hacia el lejano este ruso. Un tercer tren no se llegó a tiempo, sin embargo pudieron mantenerse a buen resguardo. El Ermitage fue refugio para las víctimas de la guerra, miles de ciudadanos se asilaron allí. También sufrió un incendio en el que sí se perdieron obras y algunas habitaciones debieron ser reconstruidas y restauradas, tal el caso de la actual sala de malaquita que antes era de jaspe. Esta sala es una joyita! tan sólo para cubrir delicadamente las columnas imitando y puliendo tratando de conseguir la veta de la roca madre, se precisaron 2200 kilos de malaquita de los Urales, hay muchos más muebles elaborados y recubiertos con este precioso mineral.

En la época soviética, al igual que otros Museos y Centros Culturales, la entrada era gratis.

Hay salas con gobelinos, pisos con marquetería, mobiliario con incrustaciones de oro y piedras preciosas, instrumentos musicales de la época, la biblioteca, la sala del trono. Así que, además de albergar y desear ver una de las pinacotecas más espectaculares del mundo, la fastuosidad de cada uno de los salones llamará nuestra atención todo el tiempo.

Hay un reloj mecánico que perteneció Catalina, se encuentra justo sobre el que fue su jardín colgante. Se trata de un pavo real, a modo de Cucú gigante, de oro, que despliega todos sus encantos para dar la hora. Sólo lo activan en vivo y en directo para funcionar determinados días y horarios, pero allí, junto a la enorme figura dorada, exponen un video de todo su despliegue y esplendor.

Nuestro paseo por el interior del Museo fue intenso. Entramos a las 10.30 y salimos a las 19. Sin dejar de contemplar arte puro y belleza. Fue una visita maravillosa.

Este es el plan que seguimos, excepto la sala 100 de Egipto que decidimos descartar porque ya estuvimos en Egipto.

«Entrar desde la Plaza del Palacio y atravesar el patio del Palacio de invierno, puesto de información con plano gratuito.Escalera del Jordán, la que se ve delante cuando se atraviesa la entrada principal del palacio. 

Salas: Palacio de Invierno, 1era Planta: 100: Antiguo Egipto.

Palacio de Invierno, 2da Planta: 143 a 146: Monet, Degas, Renoir, Cézanne, Picasso, Matisse (decomisadas a nazis). 155 a 166 obras rusas tapices. Visitar (alrevés) de la 187 a la 175, ocupadas por última flia imperial, salón de malaquita:189. Salas de gala: 193 a 198. Si hay tiempo pasar a la sala 304 (indicaciones confusas) grabados en piedra.

Pequeño Ermitage, 2da planta:Sala 204 da al jardín Colgante de Catalina Grande y reloj del pavo real. 207-215:arte florentino, 213: 2 pequeños Botticelli y en 214: Leonardo Da Vinci (2 obras). 217-222: arte veneciano, Tiziano y Rafael. 228-238: arte italiano, Rafael y una estatua de Miguel Ángel en 230. 239 y 240: Goya, Murillo Velázquez, El Greco. 244-247: arte flamenco, 246: Van Dyck, 247: Rubens. 248 a 252: arte holandés, 254: 26 obras de Rembrandt.

Palacio de Invierno, 3era planta: por la escalera que hay en la 2da planta junto a la sala 269 subir a la 314. 316-320: impresionistas y postimpresionistas: 315: esculturas de Rodin; 316: Gaugin; 317: Van Gogh, Rousseau; 318: Cezanne, Pisarro; 319: Pisarro, Renoir, Degas. Escuela de Barbizon y romanticismo, Rousseau: 321 y 322; Delacroix y Vernet: 331. Arte ruso, Kandinsky: 333. 334: más de Van Gogh. Matisse: salas 343-345 (35 óleos). Picasso: 348 y 349. (Esto momentáneamente está cambiado y se expone en otro edificio del Museo, enfrente en diagonal.)

Arte de Oriente, China, Tibet, Mongol, Hindú: 351-371 y 381-397″