Archivo de la etiqueta: viajar a Siberia

Vladivostok, estación número 14, etapa final del viaje de ida

Vladivostok es una gran ciudad y un ícono del viaje en Transiberiano. Llegar hasta aquí en tren significa haber transitado las vías del ferrocarril más largos del mundo. Algo épico y emocionante para cualquier viajero. Un sueño hecho realidad.

Llegada a Vladivostok, última estación del viaje en Transiberiano

Qué visitar en Vladivostok

En viaje en Transiberiano, cruzaremos infinitos ríos de distinto caudal, y ver y respirar cursos de agua siempre gratifica.

Vladivostok se destaca por estar rodeado de aguas y, llegar al océano tras más de nueve mil kilómetros de tren, es una bendición.

Estamos en las costas Pacíficas del Mar del Este y en una ciudad que se desparrama sobres las extensiones de tierra que liberan los golfos de Amursky y el Ussurisky. Ambos a su vez dan lugar a irregulares bahías, penínsulas y cabos.

En el sector céntrico de la costa, nos encontraremos con museos navales, fortalezas, Memoriales y depósitos históricos sobre todo de elementos de la tradición marina de Vladivostok. Pasaremos por monumentos, plazas y parques. Algunos, entre frondosas arboledas, resultan un oasis al ruidoso caos de las concurridas avenidas.
Sin embargo estas avenidas son también de paseo obligatorio. Flanqueadas de solemnes palacios. Art nouveau y art déco se dan cita y descollan entre edificios clásicos y sólidas construcciones soviéticas. Uno junto al otro. Un festival de arquitectura a lo largo de las avenidas Okeansky y Aleutskaya y todas las transversales.

A medida que avanzamos por la costa o una u otra avenida, aparecerá el gigante puente blanco llamado el Puente Dorado y que cruza hacia la zona del Cuerno de Oro.

Pasaremos dos imponentes catedrales ortodoxas, una de reciente construcción y pasaremos también por el arco de triunfo erigido en honor a Nicolás I. Además veremos la capilla de San Miguel Arcángel y sobre el otro lado de las avenidas, subiendo desde el mar, el contraste de una iglesia luterana de ladrillo con cúpula verde.

El terreno sobre el que se explaya la ciudad de Vladivostok no es plano. Es una ciudad trazada sobre barrancos con un montón de desniveles y calles que suben y bajan todo el tiempo. Una buena oportunidad para estirar las piernas tras innumerables horas de viaje en Transiberiano.

Cómo desandar el camino de regreso a Moscú

Para desandar el camino y enriquecer aún más nuestro viaje en Transiberiano, elegimos el BAM, Baikal Amur Magistral.

Este tren fue conocido como el proyecto de siglo. Su construcción fue un desafío a las leyes naturales y un verdadero milagro de la ingeniería soviética ya que el BAM transita terrenos que permanecen helados durante la mayor parte del año.

Si nuestro viaje en Transiberiano se jacta de ser un recorrido épico, lograr llegar a Moscú por el norte-norte del Baikal, será además de otro sueño, una hazaña.

Jabarovsk, una de las más bellas ciudades del Transiberiano, décimotercera parada

Llegamos a la anteúltima parada de nuestro tren, la parada número trece y resulta ser una de las más lindas ciudades de Siberia que hemos visitado.

Si bien esta zona se delimita dentro de lo que se llama el «Lejano Oriente Ruso», se considera dentro de Siberia y Jabarovsk es la metrópoli con muchos habitantes más fría del mundo. Aunque a nuestro paso otoñal, el clima aún está templado.

Qué ver en Jabarovsk

Llegamos en domingo y con sol. Las plazas, bulevares y el malecón, están repletos de gente paseando. Familias enteras salen en bicicleta o en patines. Otros caminan o toman sol en la playa de arena sobre el imponente río Amur.

Hay puestos de helados, alquiler de coches a batería para niños, muchas personas de todas las edades en patinete y muchos turistas rusos visitando las bellezas de las ciudades del Transiberiano, Jabarovsk en este caso.

Las vistas no dan tregua. Todo es precioso. Por un lado tenemos el río Amur con todo su enorme caudal y sus remansos lejanos entre islotes de juntos. Las naves y barcos se aprovechan de las ventajosas aguas y una hilera de pescadores espera su pique pacientemente contra los barandales del malecón.

Por el otro lado, las construcciones palaciegas de la parte alta de la ciudad, nos invitan a subir por escaleras señoriales a visitar las catedrales y los monumentos.

Hay dos catedrales, la de las cúpulas azules es la de la Asunción y más allá, la de las cúpulas doradas, la de la Transfiguración.

En cuanto subimos a ver una de ellas, no hay más remedio que zigzaguear y perderse entre calles y avenidas concurridas siguiendo otras torres.

Llegamos a los museos. Construcciones sublimes y una exposición de Magritte en el Museo de Arte del Lejano Oriente. La casa de los oficiales y las ciclópeas columnas que se multiplican en el Museo de Arqueología mientras se escapa una sinfonía para orquesta completa de la sala de conciertos que está enfrente.

Cerca de allí, subiendo sin propuesta definida, terminamos en un mirador desde donde nos conquista el panorama del Amur enmarcado por una de las ciudades del Transiberiano más atractiva.

Al volver a bajar hacia el río, nos encontramos con la Casa de los Pioneros rodeada de parques con significativas esculturas.

Dónde alojarse en Jabarovsk

Dos propuestas para quedarse en la anteúltima de las ciudades del Transiberiano. Una es cerca del malecón y la otra cerca del bulevar Amursky bajando desde la estación.

El bulevar Amursky corta la ciudad desde la estación de trenes hasta la costa. Es un bulevar ancho. Una seguidilla de parques llenos de árboles y flores. Caminar por allí hasta el río es un paseo.

Algunos vendedores de setas o pinturas artísticas flanquean los senderos. Llegando a la costa, son los músicos callejeros de merecida calidad, los que acompañan nuestros pasos.

Nosotros nos quedamos en un bonito departamento a más o menos un kilómetro de la estación y poco más del malecón.

Encontramos el alojamiento en Ostrovok donde se puede reservar sin tarjeta de crédito. Está bien ubicado, en Amursky 46, junto a un hotel, sobre un supermercado y enfrente de los parques del bulevar. La anfitriona Verónica es un encanto y en rl departamento, colorido y romántico, no falta nada.

Llegar a una de las ciudades del Transiberiano más sorprendentes

Llegamos en tren Rocciya con escala previa en Belogorsk. Desde Belogorsk son poco más de doce horas.

Al llegar a la estación de Jabarovsk, un hermoso edificio cuya salida está jalonada de fuentes y jardines, ya nos da una impagable primera impresión.

Agarramos el bulevar y bajamos hacia el 46. Los números están desordenados pero la recepcionista del hotel llama por teléfono gentilmente a nuestra anfitriona quien en diez minutos entra al hotel a recogernos.

Desde nuestra dirección podemos llegar caminando hacia todos los puntos importantes de la ciudad.

Parada octava: Tomsk, la más habitada de las ciudades de Siberia

Tomsk es una de las ciudades e Siberia más habitada. Esta ciudad no está sobre la vía principal del Transiberiano, sin embargo, vale la pena tomarse un día para pasar a visitarla.

Cómo llegar y salir de Tomsk

Las principales ciudades de Siberia se caracterizan por una amalgama de intenso crecimiento moderno y la conservación de lo tradicional y lo antiguo. Muchas de ellas como Tomsk, se ocupan de mantener y resaltar la arquitectura típica.

Para llegar a Tomsk, desde Novosibirsk, podemos tomar un tren hasta la estación Tomsk 1 (también hay Tomsk 2 pero es más fácil movilizarse al centro desde la 1) o un autobús. Se demoran casi 5 horas para llegar. Trenes en esta dirección no abundan, autobuses hay con mayor frecuencia. Lo mismo ocurrirá cuando queramos salir de Tomsk hacia Taiga para retomar la ruta Transiberiana. Como consejo para movilizarnos entre estas ciudades de Siberia digamos que, los autobuses y sus billetes se consiguen junto a las estaciones de trenes.

Vale la pena también averiguar los precios. Suele haber gran diferencia entre un tren de larga distancia y un elektrichka. Para salir de Tomsk, por ejemplo, el elektrichka cuesta 100 rublos hasta Taiga y el de larga distancia, 600.Una vez lleguemos a la estación de Tomsk, en el medio que sea, podemos tomar un autobús hasta el centro. Hay varios que van, entre ellos el 510 y el 26 pero hay que asegurarse el recorrido porque cada línea tiene trayectos alternativos.

Dónde alojarse en Tomsk

Tomsk es una de las ciudades de Siberia construida a la vera de un río, en este caso el río Tom, y sobre un terreno de barrancos suaves. Esto hace que la ciudad tenga algunos leves desniveles que le otorgan aún más encanto aunque a la hora de recorrer a pie, es conveniente disponer de un alojamiento en el centro.

Nosotros estuvimos en un departamento muy acogedor pegado al estanque, sobre la calle Pushkina número 22.El lugar lo regentea Ali, un joven georgiano azerbaiyaní y ruso. Una persona maravillosa.

Los departamentos que tiene están de punta en blanco y con puntillas de encaje. Limpio, cuidado, bien ubicado y barato.Alí habla varios idiomas y está atento a todo lo que el viajero pueda necesitar, incluso nos trasladó, gratuitamente, a la estación, en un auto tan confortable que contaba con calefacción en el espaldar del asiento. Cuando quisimos pagarle no quiso tomar el dinero.

Qué ver en Tomsk

Las casas de madera se ocultan en las callejuelas paralelas a la Avenida Lenina. Tan sólo al caminar y dejar que nuestros pasos nos lleven, en cuanto nos alejamos del mundanal ruido de las avenidas, estaremos rodeados de estas casas de cuentos.

De todas maneras caminaremos por Ulitsa Lenina. En el transcurso veremos la Catedral, el Teatro, la Filarmónica y los enormes edificios administrativos del estado.

Tomsk posee el edificio universitario más destacable de las ciudades de Siberia. Es un edificio llamativo de estilo clásico con monumentales columnas. En uno de sus extremos está el jardín botánico con numerosas especies siberianas.

Las flores abundan por doquier. Alrededor de la Iglesia Voznesenskaya es un verdadero vergel. Estamos promediando septiembre y el otoño de Tomsk no se da por aludido.

Al igual que en todas las ciudades de Siberia nos encontraremos con la Plaza Lenin y con su figura monumental alrededor de la cual gira la vida de los lugareños.

En Tomsk existen algunos museos para visitar, histórico, regional, de arte y de la Gran Guerra Patria.

Para relajarnos y terminar la tarde de la mejor forma, nos acompaña el río Tom. A lo largo de su malecón ver la caída del sol es una delicia.